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Capítulo 5

-¿Y esas sonrisas?- Nos preguntó mi abuela sonriendo también- ¿Pasó algo?

-No, todo bien- Ambos nos miramos cuando ella bajo la mirada y nos sonreímos aún más, llevando un pedazo de carne a nuestra boca.

-¿Todo bien en el colegio?

-Si, mamá Graciela- Le dije mientras me metía otro pedazo de carne a la boca- Fui la segunda mejor de la clase

-No me extraña¿Y tú, Cristian?

-Perdí 3 materias.

-¿3?-  Le dijo exhaltada.

-Mamá Graciela, ya no me regañe.

-PERO NO PUEDE SER QUE PERDIERAS 3 MATERIAS. TUS PAPÁS SE SACAN EL OJO DE LA CARA PARA DARTE ESA EDUCACIÓN ¿PORQUÉ TE CUESTA?

-No me gusta estudiar- Confesó.

-Sus notas son las más bajas de su salón, puede que hasta de todo el colegio- Me burle un poco- Es un milagro que pasara de año

-Mijita, tú ayúdalo porque le va a dar un ataque a tus tíos.

-Ya mi mamá me dio una buena regañada, mi tía y mi papá igual.

Ya entendí.

-Pues no parece, porqué de milagro pasas las clases- Le dio un discurso largo que solo me limité a oír- Cuando tu abuelo fue a la escuela, él era el mejor de la clase. Y me obligaba a mí a lo mismo.

-¿Conociste a mí abuelo cuando eran niños?- Le preguntó curioso.

-No, yo lo conocí cuando éramos grandes. A diferencia de ustedes y de mis hijas no tuvimos la oportunidad de ir a la escuela hasta que fuimos adultos. No saber leer ni escribir hace que la vida sea muy díficil, que ganarse el pan sea lo más difícil del mundo y cualquiera te puede ver la cara. Pero él no se quedó con las ganas y me incito a mí también a aprender en su momento. Tal vez no te guste la escuela en este momento, pero aprovéchalo mijito. En el futuro se lo vas a agradecer.

-No sabía eso- Levantó la ceja sorprendido

-Voy a ir al cementerio hoy, es el cumpleaños de tu abuelito, Lorenita.

-Te acompaño.

-¿Tu abuelo?- Cristian preguntó extrañado-

-Es que antes de tu papá Juan, yo estuve casada y es el papá de tu tía Hortensia. Pero mi primer esposo murió cuando yo era muy joven.

Luego conocí a tu abuelo, él me aceptó con todo y mi criatura.

-Es por eso que nuestros apellidos son diferentes.

-Nunca lo había notado.

-Nuestras mamás son medias hermanas. Tienen la misma mamá, pero diferente papá.

-Quiero ir a visitarlo. Tu mamá me había dicho que iba a venir, pero todavía no regresa de su viaje.

-Vuelve mañana- Le informé.

-Las acompaño- Dijo Cristian.

Pusimos una corona de flores en la tumba y rezamos por su alma enfrente de la tumba. Él tomó mi mano con fuerza mientras rezabamos.

Mi abuelita se puso a llorar un momento y entre los 2 la abrazamos.

No supe porque yo también llore con ella y mi primo se limitó a poner nuestras cabezas en sus hombros y así estuvimos.

En algún momento nos pidió que la dejáramos sola, porque quería hablar con él. El cementerio era algo extenso y fuimos a caminar.

-No sabia que no éramos primos.

-Si, somos pero por la mitad.

-Lore ¿No te da curiosidad, saber quien es tu papá?

-¿Y Para que? Si se fue cuando mi mamá estaba embarazada, le sugirió que no me tuviera  y nunca regreso.  Sólo que se llama David Saldivar.

Sólo con eso sé que es malo.

-Yo nunca te voy a dejar sola, siempre quiero estar contigo- Tomó mi mano y me limité a sonreír.

-Gracias- Pese a ser un poco más chico que yo, le faltaba madurar. En ese momento él no entendía que la vida podía llevarnos por caminos diferentes  y que por tener la misma sangre estábamos condenados. Yo lo sabía y sin embargo, no quería que nuestro amor secreto acabará. Sólo le di un beso en la mejilla, regresamos con mi abuela y fuimos a la misa de la tarde.

Había un nuevo sacerdote, que se veía que era joven y atractivo.

Pelo negro, estatura promedio, guapo, piel blanca y ojos negros.

Era su primera misa, todos le prestaban atención y debido a que desde hacía tiempo me sentía tan cerca y lejana de Dios, a diferencia del cura anterior él me hizo sentir que Dios me amaba más allá de esos sentimientos.

El padre Andrés, un sacerdote recién enviado desde la capital a San Benito.

Desde el primer momento llamó mi atención, sentí que era de fiar como un buen presentimiento.

Hubo una fiesta y una comida en el pueblo para darle la bienvenida. Se ganó a todos desde el primer momento que llegó al pueblo; una persona bastante agradable y que traía un pasado pesandole sobre los hombros, que posteriormente nos uniría. Casi como si Dios cruzará nuestros caminos y eso nos ayudará a sanarnos mutuamente. Pero no lo descubriría hasta mucho después.

Solía ir casi todos los domingos con mi familia a la iglesia, escuchábamos la misa los domingos.

El padre estaba en el confesionario, quería contarle a alguien lo que pasaba y por un momento pensé en pasar; pero un miedo se adentro en mi interior y preferí contárselo a la única persona que confiaba mi más grande secreto: Jacinta.

-Oye, Lorena ¿No te has preguntado quién es tu papá?

-Que curioso. Cristian me preguntó lo mismo hace unos días, pero la verdad que a mí no me interesa conocer a ese señor, alguien que nunca me quiso.

Mi papá es mi mamá, mi papá Juan y mi tío han sido la figura paterna que necesite.

-Tuviste suerte. Al menos a tí siempre te quisieron- Dijo con un sentimiento contenido en su voz.

-Pensé que ya te llevabas bien con tus abuelos.

-Gracias a tu familia, hace mucho que si y también que ustedes han sido como mi familia. Pero me da mucha curiosidad saber quien es, como es.

Si me querría, si supo que mi mamá me estaba esperando un bebé .

-Si él mío nunca volvió y él tuyo menos, la respuesta es obvia, Jacinta.

Pero si te sirve de consuelo, yo siempre te he querido- Tomé su mano y sentí esa conexión rara, que siempre sentía con ella. Como si en serio fuera parte de mí, de alguna manera.

-Y yo a tí- Nos miramos un poco más y nos abrazamos- Eres como mi hermana.

-Lastima que no lo fuimos.

-La sangre no siempre es impedimento para que seas mi hermana del corazón- Ambas reímos y fuimos a la casa de Jacinta a comer.

-¿Cómo era tu mamá?- Le pregunté acostada en su cama.

-Tengo unas fotos ¿Las miramos?- Asentí y estuvimos haciendo eso toda la tarde- ¿Sabes, Lore? A veces me preguntó cómo hubiera sido mi vida si ella hubiera estado viva. Mis abuelos dicen que ella quería tenerme, que peleó con ellos porque querían que no me tuviera o me diera en adopción. Ya ves que la imagen y eso, antes era muy importante.

-¿Porqué se quedaron contigo?

-Porque era lo único que les quedaba de ella y ya todos lo sabían; si me tiraban a la calle iban a estar en boca de todos. Me confesaron que querían vengarse del que fue mi papá, y porque sentían que había matado a su hija. Pero ustedes los hicieron reflexionar, y ahora me adoran.

-Yo, yo sé que tus primeros años fueron duros, que estar sin amor y sin tu mamá debió ser muy duro. Pero valió la pena, porque estás aquí- Ambas sonreímos y nos abrazamos

-¿Te puedo decir algo?- Susurró a mí oído- Que nadie te descubra con Cristian. Deberías dejarlo.

-Jacinta...

-No, no te estoy juzgando. Pero van a sufrir mucho si esto continúa ¿No has escuchado lo que dicen de las familias con relaciones incestuosas?- Me miró preocupada con sus ojos grises, como los de su madre.

-¿Incestuosas?

-De la misma sangre. Sus familias no los aceptan, la gente habla y los tratan mal. Yo no quisiera verte sufrir, yo te aconsejo que te busques otro novio y le digas a Cristian que ya no pueden seguir así- Empecé a llorar- Yo no quiero verte sufrir, que toda tu familia te trate como mis abuelos me trataban a mí, porque duele. Además es pecado- Las 2 nos abrazamos y lloramos- Lo olvidarás con el tiempo

Era joven, pero sabía que yo era más madura y prudente que Cristian.

Pensar en que sufririamos mucho y ver cómo la gente señalaba a esa pareja de San Benito, sentí el peor de los miedos en ese momento.

Nuevamente por varios días llore y llore, que hasta deje de ir a la casa de mis tíos nuevamente. Tenía exámenes por esas fechas nuevamente y concentre en mis estudios, evitando verlo a él. Lo evitaba incluso en el colegio, hablaba con otros compañeros y amigos que tenía o me iba al baño.

Si nos acercábamos otra vez, yo no podría resistir.

El haber estudiado tanto para los exámenes, dio sus frutos y nuevamente fui la mejor de mi salón.

Para Cristian no fue lo mejor, porque termino repitiendo el año y toda la familia lo regaño por eso

-CRISTIAN, NO PUEDE SER QUE! REPETISTE EL AÑO- Mi tía estaba demasiado frustrada

-PAGAMOS DEMASIADO EN TU EDUCACIÓN, CHAVAL. ESE DINERO NOS CUESTA UN OJO DE LA CARA.

TU PRIMA SI LO SABE APROVECHAR Y ES LA MEJOR DE LA CLASE ¿TANTO TE INTERESA ESTAR PERDIENDO EL TIEMPO CON TUS AMIGOS, VIENDO TELEVISIÓN Y ESAS HISTORIETAS? ESTÁS LOCO- Mi tío con su particular acento también lo regaño.

-¿SABES CUÁNTOS QUISIERAN TENER LA OPORTUNIDAD TIENES DE ESTUDIAR? TAL VEZ DEBERÍAMOS INVERTIR SÓLO EN LORENA.

-Cristian ¿Cuál fue el problema?- Le preguntó mi mamá- ¿Porqué perdiste el año? ¿No hay una oportunidad de evitar que repitas el año?

-No, tía Hortensia. Perdí 2 materias más y para la recuperación no deben ser más de 3.

-Te vamos a llevar a la capital, allí vas a terminar tu educación escolar- Eso llamó rápidamente mi atención- Me dejaste en vergüenza, Cristian.

-¿Pero si él ha estado aquí toda su vida? Nosotros lo hemos cuidado y puede estudiar en el otro colegio o en la escuela pública.

-Nuestra categoría es otra ahora, mamá. Recuérdalo- Dijo mi tía- En la capital hay muchas escuelas especializadas, y tal vez allí se esfuerce más.

-Yo no me quiero ir- Me vio con desesperación, y yo evadi su mirada- Lore- Me suplicaba para que yo dijera algo y simplemente me calle.

-Además,  hay unos negocios que hacer, y yo me puedo hacer cargo.

Maximiliano, va a estar por aquí más seguido y yo me encargo en la capital- Todos sabíamos que mi tía Alma era más una mujer de ciudad, y cuando podía buscar una excusa para ausentarse de San Benito lo hacia.

Mi tío en cambio pasaba más tiempo aquí, disfrutaba de la compañía de la familia y parecía como si él fuera el hijo de mis abuelos- Como también tienes unos negocios que hacer, supongo que cuento contigo hermana

-Claro que si- Le dijo mi mamá.

-PERO YO NO ME QUIERO IR.

-Alma, pensemoslo mejor- Cambio de opinión mi tío.

-No, ya tomé una decisión. Y tú, eres mi orgullo- Me dio un beso en la frente y su rostro dio una sonrisa- Haces que cada centavo invertido en tu educación valga la pena. Tan inteligente como tu tía y tú, o tal vez más- Realmente estaba feliz- Te mereces esto- Me dio un sobre lleno de dinero- Úsalo en lo que tú quieras.

-Pero es mucho dinero- Estaba asombrada-

-Y te voy a dar más. Tú pide, que yo te doy lo que tú quieras. Pero ya no quiero que atiendas el negocio, todos saben que eres nuestra sobrina y tu lugar no esta detrás de un mostrador de la tienda.

-Pero, yo no tengo problemas en ayudar a mis abuelitos.

-ALMA. TRABAJAR NO ES DESHONRA- Le dijo mi papá Juan enojado.

-PERO EL DEBER DE LORENITA ES ESTUDIAR. ES MI SOBRINA Y YO QUIERO LO MEJOR PARA ELLA.

YO LA MANTENGO.

-Yo no tengo problema en que Lorena ayude en el negocio, yo solía hacerlo.

-Pero ahora tienes una carrera y eso quedó atrás. Les doy suficiente dinero para que le paguen a alguien que atienda, o yo pago el salario si quieren, pero que no lo haga ella.

-Nosotros le damos dinero.

-Es su nieta, no su empleada. Además, nuestra posición social es diferente ahora.

-Eso no es impedimento para trabajar.

-¿Y cuándo he dejado yo de trabajar?- Dijo mi tía en un tono feo.

-Son tus padres, respetalos.

-Tal vez nuestro hijo es así, porque ayuda en los cultivos.

-Mujer, deja de decir tonterías y respeta a tus padres- Los adultos empezaron a discutir. Yo me levanté y fui hacia el jardín. Se iban a llevar a Cristian, mi corazón dolía al pensar que ya no lo vería. Pero era la excusa perfecta para no verlo más, y olvidar rápido como dijo Jacinta.

-Lore, yo no me quiero ir- Me abrazó por detrás.

-Pero ya escuchaste a mi tía. Le tienes que hacer caso- Separé sus manos de mí- Además esto no estaría pasando si no fueras tan bruto- Le di una mirada de arriba para abajo, como si fuera poca cosa- No sabía que fueras tan idiota- La mirada de sorpresa y dolor que me dio aún lo recuerdo- Ya casi cumples 15 años y así no vas a tener futuro. Así no vas a poder ofrecerme nada.

-¿Porqué me hablas así?

-Porque no quiero estar con alguien, que es tan estúpido y no me va a ofrecer un buen futuro.

-Pero nos vamos a casar cuando yo sea grande.

-¿Casarnos?- El asintió y yo me reí en burla- ¿Cómo me voy a casar con un mocoso sin futuro, bueno para nada y burro?- Aún recuerdo su cara de dolor y como yo me estaba muriendo por dentro- Yo casi cumplo 17 y luego 18, necesito un hombre de verdad. No un niñito como tú. Ahora que te vayas voy a estar mejor, y ya no voy a tener que soportarte.

-Pero yo te amo.

-Pues yo no. Es más largate de una buena vez- Le dije indiferente, él se fue corriendo y al escuchar que se fue corriendo yo me quedé llorando.

Me quedé sola con el dolor en mi corazón ¿Conocen la frase de que si amas a alguien debes dejarlo ir? Con apenas 16 años yo hice eso y me dolió como no tienen idea.

Semanas después mi primo y mi tía se fueron. Fue un dolor tan grande, que fingí que estaba enferma para no ir a despedirme y me dediqué a llorar.

Luego de unos días no pude más, Jacinta me consolaba y me escuchaban.

Ana y Lucia preguntaban que me pasaba en nuestras vacaciones.

-Es que un chico me rompió el corazón. Pensé que le gustaba y no fue así- Lágrimas salían sin querer

-Hay, Lorena- Las 2 me abrazaron.

-Él se lo pierde- Dijo Lucía.

-Vas a encontrar a alguien mejor- Yo les agradecía, apreciaba sus palabras y una ligera culpa por mentirles.

Jacinta sabía la verdad, también lloró conmigo y me daba el aliento para seguir adelante. Pero cada día lo extrañaba más, me sentí mal por hablarle de esa manera y sentir que le mentía a todos; que le falle a Dios de alguna manera, a mí familia y a mí misma. Solía escuchar música triste en la radio, que lloraba en mi habitación y procuraba que no me escucharán

Iba caminando por la iglesia, estaba vacía y decidí ir al confesionario, pero al voltear la vista vi al padre Andrés.

-Buenas tardes ¿Te quieres confesar?- Me dio una gran sonrisa, y yo empecé a llorar- ¿Qué agobia tu corazón?- Se acercó para darme un abrazo y consolarme-

-Perdoneme padre porque he pecado- Dije apenas audible-

-¿Qué te parece si mejor hablamos? Puedo confesarte así; y todo quedará entre Dios, tú y yo. Dame un momento- Unos momentos después, apareció con un vaso de agua y lo bebí rápidamente.

-Gracias, padre- Estuve en silencio mucho tiempo- Perdón por el silencio, es que hace mucho tiempo que no me confieso, y la verdad es que tengo miedo.

-¿De que tienes miedo?

-Que Dios no me perdone. Qué si le cuento a alguien más mi pecado, me juzgue.

-Yo no soy Dios para juzgarte, te aseguró que el ya te perdono y no está decepcionado de tí. Todos cometemos errores, y nadie está libre de pecado.

-No se lo diga a nadie.

-Es secreto de confesión, hija. Sólo Dios, tú y yo lo sabremos. Te lo prometo.

-Padre, estoy enamorada de mi primo... Y ahora ya no está. Se fue y lo extraño mucho- Le conté absolutamente todo, mis sentimientos desde niña hasta ese momento, mis miedos y que de alguna manera estuvimos juntos.

-Aun eres muy joven. Tal vez tus sentimientos no son muy claros, todavía.

-Le prometí a Dios mil veces que me alejaría de él, y volvía a lo mismo- Le dije desesperada

-Es algo común, pero Dios te entiende y sabe que te dejaste llevar. Todos nos equivocamos, Lorena. Tal vez la distancia los ayude a superar esto, y cuando sean más grandes entenderán lo que pasó. Sigue tu vida, habla con Dios y dile tu sentir. Si quieres que alguien te escuché, el siempre está allí y yo también, cuando necesites.

El amor no es malo, pero a veces ponemos la vista en quien no debemos- Su mirada tenía cierta culpa y remordimiento en ese momento. Lo noté, pero no pregunte- No te sientas mal, ya superarás esto y pídele a Dios que te guíe por el camino correcto.

Dijiste mentiras a tus amigas y tu primo, pero lo hiciste con buena intención. Tus pecados te son perdonados- Hizo el símbolo de la cruz en el aire y yo recibí la bendición- Ve con Dios.

-Gracias, padre Andrés. Prometo venir a la iglesia más seguido y me gustaría seguir hablando con usted, si me lo permite.

-Eres bienvenida cuando quieras.

Sentía que me había quitado un peso de encima y salí con una paz y alegría en mi corazón.

Empecé a ir 3 veces a la semana con el padre Andrés, a pesar de ser joven y ser un sacerdote era muy comprensivo y abierto. Empecé a dar clases de religión a los niños los domingos y también tome la confesión como el tiempo para ir a hablar con él.

Lo sentía como un hermano mayor o figura paterna, luego de Jacinta él se convirtió en la persona en la que más confiaba. Nunca me juzgó por mis viejos sentimientos.

Un día mi tío estaba atendiendo el negocio de mis abuelitos, había renunciado la empleada que teníamos y él no tenía problemas en ayudar.

En serio que era como un papá para mí o quizás ya lo era, siempre me trató como tal

-Hola, Lore- Luego de tantos años, su acento aún me parecía gracioso.

-Hola, tío ¿No tenías que ir a hacer el negocio de exportación de las cosechas de mis abuelitos?

-Graciela se siente mal, Juan fue y quería cerrar, pero ha habido mucha clientela. Aunque debería ir.

-Yo me puedo hacer cargo. Mi mamá viene en un rato, y así vas.

-Te lo agradecería mucho.

-Entonces ve, tío- Salió corriendo a toda prisa.

-Una última cosa: Si llama tu tía que no se entere que estuvimos atendiendo el local.

-Si tú no le dices, yo menos- Pase mis dedos sobre mi boca, como si fuera una llave y ambos reímos.

Hubo mucho movimiento en la tienda ese día, lo recuerdo bien.

-Buenas tardes, ¿Me das una botella de agua, por favor?- Entró un hombre a la tienda.

-Buenas tardes- Le di la botella y el me dio el dinero

-Disculpa ¿De casualidad conoces a una mujer llamada Hortensia Agüero?

-De hecho ella y sus papás son los dueños de este local.

-¿Ella está aquí?

-En un ratito viene.

-Necesito hablar con ella, es urgente.

-¿Es por algo del trabajo?- Le pregunté curiosa- Ella acaba de regresar de la capital.

-¿Hortensia vive ahora en la capital?

-Ya vine- Escuché la voz de mi mamá.

-Te buscan- Dije en voz alta.

-¿QUÉ ESTÁS HACIENDO AQUÍ?- Cuando mi mamá lo vió se puso muy sería.

-Vine a buscarte.

-¿CON QUÉ CARA VIENES AQUÍ, LUEGO DE TANTO TIEMPO?

-Vine a pedirte perdón y quería saber si tuviste a nuestro hijo- Eso llamó mi atención y me le quede viendo.

-YO NO TENGO NINGÚN HIJO CONTIGO, DAVID.

-Hortensia, por favor... Yo sé que me equivoqué, pero...

-LÁRGATE! NO VUELVAS A PONER UN PIE, AQUÍ.

-QUIERO CONOCERLO. QUIERO REMEDIAR LAS COSAS.

-DEMASIADO TARDE.

-MAMÁ ¿ES ÉL, NO?- Ante esas palabras él tipo se me quedó viendo.

Y yo estaba en shock.

-Ve, adentro.

-¿Mamá? Ella es nuestra hija- Él sonreía y yo sólo lo miraba sería...

-PARA ADENTRO, LORENA- Observé con seriedad al hombre y entré.

Sólo alcance a oír gritos, insultos  y reclamos.

-¡ES MI HIJA! ¡MIA! TÚ NO TIENES NINGÚN DERECHO.

-Mira, yo sé lo que hice... Pero quiero remediar...

-LÁRGATE! VAMOS, FUERA. POLICÍA! AUXILIO!- Empezó a gritar mi madre y sus gritos captaron la atención de las personas que pasaban, que lo sacaron...

Ese hombre era... Era mi padre biológico...

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