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3

KELSEY

Aproveché que Louis estaba dormido para tomar mi celular, me fui del cuarto caminando de puntillas, tenía un asunto muy importante que hacer.

—¿Kelsey? Hasta que por fin llamas, me quedé preocupado desde la última vez que me cortaste, habíamos quedado que me informarías de todo lo que está pasando allá.

—Lo sé, pero créeme que las cosas no han estado muy bien que digamos, por ejemplo ayer vino Harry, tenía que aparentar que no estaba pasando nada, tú sabes que ese sujeto es muy inteligente— volví a ver hacia atrás cerciorándome que Louis no estaba cerca.

—Eso no me importa, tú más que nadie me conoce como soy, por favor no intentes hablar conmigo o te irá muy mal.

—¡Ya sé, ya sé! no soy ninguna niña para que me trates de esa forma, te llamaré por la noche, vamos a ver qué pasa el día de hoy.

—¿Cariño?—Louis había llegado—¿con quien hablabas tan temprano?—me tomó de la cintura por detrás.

—Con mi hermana, creo que está un poco enferma—me di la vuelta abrazándolo—pero no te preocupes, no es nada grave—enrosqué mis hombros en su cuello—anoche estuviste hecho un salvaje, aunque me gustaría repetir lo mismo ahorita, ¿Qué dices?—traté de seducirlo.

—Por supuesto que me encantaría—me cargó entre sus brazos llevándome al cuarto. Tenía que mantenerlo entretenido, dentro de muy poco alguien muy importante vendría a la ciudad y ciertas cosas iban a cambiar, pero antes de todo se tenía que condicionar muy bien el terreno.

ISABELLA

Al día siguiente los rayos del sol iluminaba en toda la habitación, se podía escuchar las olas, el sonido de las gaviotas y de los demás pájaros, me gustaba escucharlos en cuanto me levantaba, me sentía muy relajada después de haber hecho el amor con Harry, él seguía dormido y se miraba tan tierno con su cabello despeinado. Me alegraba que él y yo nos habíamos reconciliado, espero que de ahora en adelante no haya mentiras en nuestra relación, a mí no me gusta estar discutiendo con él y mucho menos estar separada, desde que lo conozco creo que he desarrollado una gran dependencia emocional con él, al inicio me daba miedo demostrarle esto a un hombre, pero desde que Harry llegó a mi vida me he sentido completamente segura de lo que siento por él.

—Mi amor—dijo Harry recién despertando—¿a qué hora te levantaste que no te sentí?—se reincorporó encima de la cama, aún tenía la sábana de color blanco.

—Hace unos minutos—estaba recostada al marco de la puerta viendo la inmensidad del mar—esto es lo que me encanta de esta casa—le señalé—ver esto en cuanto me levanto me genera una paz muy grande, gracias por pensar siempre en mi, cariño.

—Siempre lo hago, para mi eres muy importante—se levantó de la cama acercándose a mi con un cálido abrazo—pronto seremos tres—acarició mi panza—esta casa tendrá mucho más vida cuando ande recorriendo toda la sala y el jardín—me lo imaginé y me gustaba. Me gustaba que fuera de Harry, me gustaba que el destino me unió a él de la mejor forma.

—Tanbien te quería pedir perdón por las veces que tengo ataques de celos, pero es que es inevitable—me di la vuelta quedando frente a él—sabes que toda la vida he sentido celos cada vez que estás cerca de una mujer, lo siento por ser querer algo tan exclusivo—llevó sus manos a mi cuello.

—Siempre he sido tuyo, cariño, desde que nos conocimos de una u otra forma siempre he sido tuyo, ahora no discutamos tanto, para mí es muy importante que estés estable y tranquila especialmente ahora que llevas a un Harry Jr en tu vientre—se escuchó bonito eso, de inmediato le di un beso azucarado.

—¿Cómo puedes estar tan seguro que va a ser varón?—le sonreí de lado.

—No sé, creo que mi intuición, además, ¿no te gustaría ver mi rostro reflejado en un niño? De esa forma me recordarías a cada instante, lo malo es que me vas a dejar de querer—hizo puchero.

—Loquito...—pinché su nariz— me gustaría hacer ciertas compras hoy, ¿ tienes tiempo para acompañarme?

—Por supuesto que sí, cariño, yo siempre voy a tener tiempo para acompañarte a hacer lo que quieras, por cierto—Esta vez su semblante cambió de expresión, parece un poco pensativo o mejor dicho serio— Han estado pasando ciertas cosas con mi cuenta bancaria, tú sabes que Louis es quien las administra, de hecho lo conociste hace mucho tiempo y has visto que es una persona confiable, pero también quería tener la opinión de otra persona.

—No me digas que...— lo primero que se me vino a la mente era Kelsey, quizás Harry tenía algo en contra de la relación que ellos tenían.

—No empieces, Isabella, no se trata nada de relaciones pasadas simplemente han habido dos transacciones que aún no conocemos a la persona que sustrajo el dinero, ayer lo fui a visitar y pude observar que en su casa hay ciertos cambios, no me gustaría sospechar de él así que quería escuchar tu opinión.

—Pues yo no conozco muy bien a tu amigo, pero lo poco que me ha demostrado en todo este tiempo que he tenido amistad con él creo que sería imposible que te robe dinero, Harry, pero tú podrías investigar mucho mejor, eres inteligente y abre bien los ojos con las personas que te rodean y quienes te quieren hacer daño— me preocupaba lo que me estaba contando, lo primero que pensé fue en Helena, pero a la vez me retracté ya que ella no tenía esos alcances, es decir ella no era tan inteligente como para manejar la cuenta de Harry.

LOUIS

Me encontraba desayunando, a pesar de todo seguía pensando en lo que estaba pasando con las cuentas de mi amigo, me pareció tan extraño que una persona pudiera sustraer dinero las veces que quisiera y ni siquiera darnos cuenta. Kelsey estaba en el baño, ella y yo hoy saldríamos a hacer compras de la nueva remodelación que estábamos haciendo en casa.

Llamada entrante: floristería

—¡Kelsey! te están llamando de la floristería, ¿hiciste algún pedido?— Al parecer no me había escuchado, tendría que contestar, espero que ya no se enoje por eso.

—Kelsey— la voz de un hombre se podía escuchar—disculpa que te llame pero necesitaba pedirte un favor—Fruncí el Ceño.

—¿Perdón? Soy Louis su prometido, hay algo que quieras decirle ella ahorita no se encuentra disponible, pero si me dices que necesitas yo podría decírselo.

—Cariño—ella llegó apurada— lo siento mucho, que despistada fui, se me había olvidado decirte que tenía encargos de flores para el jardín—tomó el celular retirándose de la mesa.

Qué raro, en ningún momento tuvimos una plática acerca del jardín, incluso yo lo miraba bien, tenía muchas flores y de todos colores, pero bueno así son las mujeres de hoy en día, Mientras tanto tengo que terminar de vestirme ya que hoy tenía que ir a la comisaría a poner una denuncia en contra de lo que estaba pasando con la cuenta de Harry. Tarde o temprano sabría la verdad y quién era la persona que le estaba robando.

ISABELLA

   En en centro comercial compramos muchas cosas, cierta ropa, cosas de la casa y, no pude contenerme, ropa de bebé. Aunque aún no sabía el sexo le había comprado ropa unisex, de colores como amarillos o verdes o azules. Creo que los colores no tienen sexo. Y Harry se ponía un poco melancólico cuando se imaginaba al pequeño Harry con la ropa puesta.

  —Ayer me comentó Jared que Noah te trajo —murmuró, viendo unos zapatitos de tela.

  —Sí, no pensé que fuera algo importante.

  —Bueno... no lo es. Solo quería saber si ustedes ya estaban, ya sabes, bien.

  —Pues Noah estuvo platicando conmigo y... se disculpó por las actitudes de Amanda. Luego de eso se ofreció a traerme. Me sentí bien el haber hablado con él. Desearía que fuéramos amigos. —mi mirada se cayó un poco. Apreciaba mucho a Noah, lo conocía desde que éramos unos niños y además de novios fuimos muy buenos amigos. No me gustaría dejar de tratarlo solo porque mi corazón le pertenece a otra persona ahora.

  —Dale tiempo, Noah entenderá que estás conmigo.

  —Es lo que más quiero.

  Harry me abrazó por detrás y me dio un beso en el cuello.

  —Tranquila, veras que todo se solucionará... —se quedó un momento en silencio, como si me quisiera decir algo más—... Isa, quiero hacerte una pregunta —me rodeó para ponerse frente a mi.

  —Dime —tomé varias camisitas chiquitas. Creo que estaba exagerando con la ropa. Apenas y se miraba mi panza. Faltaban meses para que naciera.

  —La vez que saliste y Álvaro te llevó a la casa, ¿donde fuiste?

  Sabía que Harry no se quedaría con esa duda.

  Suspiré profundo y me calmé. Ahora estábamos bien y no quería arruinarlo con mentiras o con cosas ocultas.

  —Bueno, quise saber qué se traía Amanda con Piper y Trisha, la otra vez las escuché hablar, creo que también mencionaron algo de Trevor. Ese día dijeron que estarían en una discoteca y como sé más o menos los lugares que frecuenta Noah pues llegué hasta allí.

  —¿Fuiste a una discoteca de noche, sola y embarazada?

  —Sí.

  —Isabella —Harry se llevó sus manos a la cara— No puede ser.

  —Pero no me pasó nada, además, quien estaba con ellos creo que era Trevor. Estoy segura.

  —Desearía que dejáramos de lado todo este asunto de Trevor y Noah. No lo sé. Quiero que solo pensemos en nosotros.

  —Harry, lo sé, pero no puedo estar tranquila con eso de que Trevor está por aquí —miré para todos lados— A veces sintiera como si alguien más me observara. No lo sé. Es una sensación extraña —giré mi cabeza hacia afuera de la tienda, mi mirada pasó a un chico a lo lejos, mirando para acá, donde nosotros.

  Era Álvaro.

  —Álvaro. —dije sin pensar.

  —¿Qué? Isabella, no empieces con el pobre de Álvaro—se rió.

  —Harry —lo miré— Está ahí observándonos —le hice saber, pero cuando los dos miramos a la misma dirección en la que se supone que estaba el chico ya no estaba. Parpadeé varias veces sin entender. ¿Qué?

  —Isabella, ¿estás bien? —Harry me miró con falsa preocupación.

  —Te juro que estaba ahí y no me gusta jurar, Harry —lo miré asustada. Estaba segura de que Alvaro estaba ahí. ¿Será que me estoy volviendo loca? No puede ser. Tengo que relajarme.

  —Tranquila —me tomó de la cara y me hizo verlo—Vamos a comer un poco y luego nos vamos al lugar que quieras, planeo pasar todo el día contigo.

  —Está bien. Tengo hambre.

  Tomamos todas las compras y fuimos a pagar a la caja. Jared se encargó de cargarnos las cosas mientras nos íbamos para un restaurante cerca. Yo pedí algo fuerte para comer porque no me gustaba solo comer poco, además, Harry me había dicho que iríamos a un lugar bonito y quería estar bien alimentada. El día estaba soleado, hacía mucho calor. Tenía ganas de pasar la tarde en el mar, quizás bañarme un poco etc.

  Pero veremos.

 

   Después de almorzar, Harry me llevó a una bahía.  Habían varias lanchas y yates cerca.

  —Ven —me dice Harry, acercándonos a una pequeña lancha en donde estaba un señor—Esta es la sorpresa... daremos un paseo en yate. ¿Ves aquel que está allá? El más grande con una banderita azul marino.

  —Sí. —ese yate estaba hermoso y se miraba lujoso.

  —Bueno, es tu regalo.

  Miré a Harry estupefacta.

  —¿Qué?

  —Claro, es tuyo. Se llama Isabella.

  —Harry... —casi me voy para atrás. ¿Escuché bien?

  —¿Qué? —me tomó de la mano—Vamos.

  —Harry, no entiendo nada.

  Me quité las sandalias para meternos al agua. Estaba helada. Pero el agua se miraba tan celestita y tan cristalina que me apetecía meterme. Llegamos a la lancha y el señor nos ayudó a subir. Me sentía emocionada. El señor encendió el motor y se dirigió al yate. Mientras mas nos acercábamos más grande se miraba.

  —Harry, pero me dijiste que tenías problemas con el dinero —le dije a lo bajo.

  —Claro, pero eso no significa que me quedaré sin nada. Isabella, es mi regalo para ti. Y no es el único, cuando lleguemos a casa te espera otro —me dio un beso en la frente. Al llegar al yate nos ayudaron a subir. No habían olas así que el movimiento no era mucho. Adentro habían sofás, arriba estaba el timón quien lo manejaba otro chico. Nos despedimos del señor de la lancha, luego el yate se empezó a mover en dirección a lo profundo.

  —¿Estas nerviosa? —me pregunta Harry.

  —Un poco —estábamos bajo el techo, Harry me dio una copa pero no con vino sino con juguito de manzana. Él sí tomó vino.

  —¿Hacia donde vamos?

  —A una isla pequeña que está aquí cerca. ¿Te gustó tu regalo?

  —Claro. Esta hermoso. —le miré—Gracias —le di un beso largo en los labios.

  —Acostúmbrate a este tipo de regalos.

  —Harry, tampoco a abuses.

  —Es la verdad, quiero que tengas lo mejor. Una mujer como tu merece lo mejor.

  Lo besé.

  Cuando llegamos a cerca de la isla me quedé deslumbrada. La arena se miraba blanca, el agua aún más cristalina. Harry me dio un traje de bajo y el también se quitó la ropa. No estaba tan hondo en esta parte de aquí. Así que nos pusimos unas gafas y una especia de manguera para respirar. Me tomó de la mano y los dos nos lanzamos al agua. Al principio me pareció helada pero luego mi cuerpo se acostumbró. Abajo se miraban los peces, algunas rallas entre otros. Cuando salí me dirigía a Harry y lo abracé.

  —Gracias por hacerme tan feliz —lo besé.

  La verdad es que Harry era el amor de mi vida.

ISABELLA

  La tarde había sido la mejor que había pasado con Harry, estar aquí, en este paraíso me hacía sentir viva. Nos habíamos acostado en la parte delantera del yate a ver el atardecer, que fue mágico, tanta calma que se sentía aquí, tanta paz hacía que no me quisiera ir, desearía quedarme así para siempre. El sol se había ocultado y ahora se miraba lo azul de la noche. Pero hubo algo que me llamó la atención, me senté y me acerqué al borde del yate. Mis ojos se deslumbraron ante lo que veía.

  —¿Qué pasa, cariño? —Harry se acercó— Oh, eso.

  Las olas, en la arena se veían... fosforosentes, brillantes. Jamás había visto algo así en mi vida, conocía eso pero no las había presenciado.

  —Es magia —sonreí.  

  —Son olas bioluminescentes, son comunes por aquí.

  —Harry, me encanta este lugar. Y estar aquí contigo. No quisiera irme.

  Harry me abrazó por detrás y llenó de besos el cuello.

  —Yo tampoco quisiera irme, te imaginas nuestra casa frente a este mar, con esas olas por la noche.

  —Me olvidaría de todo lo malo que hay en el mundo y solo me centraría en mi realidad —soñé despierta, ya me imaginaba viviendo ahí con Harry. Estando juntos los tres, con mi bebé.

  —Te amo tanto, Isabella, no quiero estar separado de ti. —sacó una cajita de su short y la abrió. Era un lindo y fino collar. Tenía un pequeño dije casi visible, era una mariposa. —Miré esto y pensé que te gustaría.

  —Está hermoso —lo toqué.

  —Ven, te lo pongo.

  Recogí mi cabello mientras Harry me ponía el collar. Cuando me lo puso me lo miré, me quedaba perfecto, me gustaban las cosas pequeñas, detalles pequeños pero sinceros.

  —Gracias —lo abracé.

  —Recuerda que tengo otro regalo para ti.

  —Está bien.

  Después de media hora regresamos a la misma bahía, estaba el mismo señor en una lancha que nos esperaba.

  —El yate siempre estará aquí para cuando quieras usarlo —me dice— Es tuyo.

  Llegamos a la arena, tomamos nuestras cosas y nos subimos al coche.

  —El ambiente se siente diferente aquí. Es como si hubiéramos estado en otro lugar lejos.

  —Lo se, pero tenemos que volver a la realidad. Vendremos seguido, no te preocupes.

  —Está bien.

  Cuando estábamos llegando a casa Harry me pidió que cerrara los ojos, que la sorpresa estaba justo en la entrada y no quería que la viera. Sentí que el auto se detuvo.

  —¿Puedo abrirlos ya?

  —No —sentí que se bajó— Yo te digo —abrió mi puerta y me tomó de las manos para ayudarme a bajar. Me bajé con cuidado, dando pasos pequeños porque no quería tropezarme o caerme. —Ya casi... listo, ábrelos ahora.

   Abrí los ojos.

  Miré el regalo y luego miré a Harry.

  —Harry, ¿en serio?

  —¿Qué? ¿No te gusta?

  —¡Qué dices! Claro que me gusta... es solo que... es mucho.

  —Te lo mereces, así tendrás algo en qué movilizarte.

  Harry me había regalado un carro, era color blanco, bajo. Y muy caro. Es decir, se notaba.

  —Harry, esto es demasiado... de verdad. No me gusta que gastes así.

  —¿Te gusta o no te gusta?

  —Me encanta —me acerqué— Es solo que...

  —Isabella, déjame consentirte. Me gusta darte cosas.

  —Me gusta que me des cosas pero ¿tan caras?

  —Te mereces lo mejor —sonrió— Déjame hacerte feliz, ¿quieres?

  Le sonreí.

  —Gracias —lo abracé. Harry me ha dado mucho hoy. Me siento rara. —Me ha gustado todo, desde el inicio del día.

  —¿Te sientes contenta?

  Asentí.

  —Mucho. Pero más porque estamos juntos, si estoy contigo no me falta nada, Harry.

  —Me haces muy feliz. Te lo digo de corazón.

  Me besó.

  El beso me hizo sentir en las nubes, o mejor dicho, en el mar.

   A eso de las doce de la noche desperté por el zumbido de un celular en la mesa de noche. Era el mío. Lo tomé y vi el número que llamaba. Era un número desconocido. Contesté de todas maneras, Harry dormía a mi lado:

   —¿Hola? —mi voz sonó ronca.

  Pero nadie hablaba, se escudaba más bien como interferencia.

  —¿Hola? —repetí, no quería despertar a Harry. Pero en eso la interferencia se aclaró un poco y escuché una respiración, agitada, como gemidos. Me asusté un poco porque se escuchaba escalofriante, pero a parte de eso, algo asqueroso.

  —¿Quién habla? Donde sea una broma...

  —Isabella... —dijo una voz entre gemido. Me asusté más. Qué asqueroso... ¿acaso se estaba... masturbando?—... Isabella... —seguía diciendo entre gemidos.

  Corté la llamada de inmediato porque no quería seguir escuchando esa asquerosidad.

  Dejé el celular en la mesita de noche apagada y me acosté a dormir, Harry se removió, pero fue para pegarme más a su cuerpo. Le besé la mano y me quise volver a dormir, sin embargo, esa llamada me había dejado un poco desconcertada.

   Al día siguiente nos despertamos tarde, teníamos que ir a la universidad pero no iría hoy. Me quería tomar unas vacaciones de todo el drama de ese lugar. Además estaba cerca la noche buena, necesitaba arreglar la casa y poner algo de espíritu aquí. Y no sabía dónde cenaríamos. Harry seguía durmiendo a mi lado, su pelo estaba despeinado, algunos rizos estaban en su frente, se miraba tan tranquilo así. Le acaricié el pelo y la cara, sintiéndome afortunadas de que Harry me ame. Tomé el celular de la mesita de noche y lo encendí. Esa llamada de anoche seguía siendo rara, aunque pudo ser cualquier pervertido. Tenía que cambiar de número lo más pronto posible porque ya la mayoría tenía este contacto. Y no me gustaba que todos pudieran dar conmigo. Me gustaba lo reservado.

   Cuando se encendió vi varias llamadas perdidas de el mismo número que me llamó anoche.

  Quise llamar para averiguar de quién se trataba pero no me atreví.

  No por ahora.

   —Estaba rico el desayuno, amor —Harry me ayudó con los platos después de desayunar. Doña Inés vendría un poco más tarde hoy. Estábamos en pijama aún. No teníamos prisa de salir a ningún lado. La tele estaba encendida, en fin, había buen ambiente. El timbre es tocado en ese momento. —Iré a abrir —me dice Harry, yendo hacia la puerta.

  Me sequé las manos después de lavar los platos y tomé mi celular. Bueno, nada perdía con intentar llamar a ese número y saber de quién se trata. Quien fue el pervertido. Quizás reconozca la voz. Y si sé quién es pues tendremos muchos problemas. Me armé de valor y le marqué, mientras me dirigía hacia la entrada para ver quien había venido.

  Cuando giré por la encimera me detuve en seco al ver a Álvaro, pero cuando el celular repicó en mi oreja y el celular de Álvaro sonó en una llamada me quedé estática.

ISABELLA

No puede ser, debo de estar soñando o algo por el estilo. De inmediato restregué mis ojos para cerciorarme que no eran ideas mías, Álvaro por un momento se detuvo y no contestó, pero el celular seguía repicando, no sabía si en realidad era de él o simplemente fue por pura coincidencia que recibió una llamada, pero de lo que si estaba segura es que ese tipo no era de fiar.

KELSEY

—¿Cómo estas? Espero que bien, te llamaba para decirte que no estoy preparada, si quieres hoy mismo puedo hacer el trabajo, sólo quiero respaldo de tu parte.

—Está bien, no te preocupes que los tendrás.

—¿Para cuando es que tienes pensado venir a la ciudad?

—No lo se, lo más probable es que llegue en cuanto tengamos todo listo, que por cierto, ¿Cómo van las cosas con mi querido amigo Lee?

—Van bien, hasta el momento no han sospechado nada de mi, mantengo al tonto de Louis embobado con mis trucos de seducción, pero hasta ahí. Los dos tontos deben de creer en este momento que debe de ser otra persona.

—Perfecto, sigue así, solo falta poco tiempo para que llegue a la ciudad y que me trates a como se debe, hace mucho tiempo que no te veo y no tienes idea de cuantas ganas tengo de verte, aunque sé que ese imbecil te lo está haciendo en este momento.

—Sabes que lo hago por nosotros, de lo contrario ni siquiera le pusiera un dedo a este tipo—observé a mi alrededor, Louis aún no venía a casa.

—Dentro de poco sabrán quien soy, especialmente mi querido abogado Lee, verás cómo le va a ir dentro de poco, no reconocerá ni a su propia sombra.

—Bueno, creo que te tengo que dejar, mañana vamos a hablar un poco más tarde por lo que tengo que ir al salón, pero te me cuidas mucho, cariño, sabes que no puedo vivir sin ti, un beso y un gran abrazo.

—Bye.

Parece que la suerte estaba de mi lado hasta el momento. Había escuchado el coche de Louis entrar, así que tenía que ir a la puerta a recibirlo como toda una mujer amorosa.

—Cariño... qué gusto verte acá, creí que estabas haciendo compras o algo así—bajó del coche con su maletín en mano.

—¿Qué tal te fue?—le di un pequeño beso en la mejilla—preparé tu comida preferida, espero que esta vez te guste más que la vez pasada.

—Por supuesto que me va a gustar—se acercó hacia mi tomándome de la cintura—a como tú. Me encantas, Kelsey, tan solo estoy llegando a casa y tu presencia, tu olor me vuelve loco, creo que antes de almorzar podríamos hacer algo, ¿no lo crees?—una vez más con lo mismo, no sé hasta cuando tendría que soportar las calenturas de este tipo, pero todo tenía que ser por un buen propósito.

—Sabes que también me encantaría eso, pero prefiero que comamos ahorita y después hagamos eso, mejor dicho cuando nos encontremos un poco mejor—tomé de su mano adentrándonos a la sala, ya estaba servido en cada plato de la mesa—como sé que vienes cansado quería tenerte listo todo.

—¿En serio? Pues que bien que pienses en mi desde antes, por eso es que te amo tanto, amor,—besos por toda la cara sentí—me siento el hombre más dichoso de esta vida al haberme traído contigo.

—Seguro con el pasar de los años se te va a quitar eso—puse mis labios en una sola línea.

NOAH

—Definitivamente yo no voy a trabajar para eso—últimamente me sentía presionado en el trabajo por Ricky y el jefe, ya estaba muy cansado de sus tratos y de lo que habíamos estado hacuendo desde hace mucho tiempo, sabía que era cuestión de tiempo para que me atraparan por todo lo que había hecho.

—No estás en condiciones de portarte así con el jefe, no después que él te brindó la mano cuando más la necesitabas—se acercó a mi con su pistola en mano.

—¿Acaso vas a matarme si me rehúso?—fruncí el ceño—si lo vas a hacer adelante, ya no le tengo miedo a la muerte, desde hace mucho tiempo que no le tengo miedo, creo que más bien sería ganancia para mi que acaben con esta miserable vida que llevo.

—No me gustaría hacerlo, sé que eres un buen sujeto y hasta el momento has demostrado ser alguien eficiente, pero por favor no rechaces lo que te está diciendo el jefe—insistió, pero no podría hacerlo, ya mis manos estaban manchadas de sangre y no quería seguir haciendo eso, hasta pesadillas estaba teniendo.

—Déjame pensarlo mejor, ¿te parece?—Salí del coche, tendría que buscar autobús, estaba pensando bien qué habría porque la verdad mi vida económica por el momento era pésima y de aire no iba a sobrevivir. Al menos ahora seguro Isa se la pasa mejor con alguien como Harry que es tan millonario, si se hubiera quedado conmigo estuviera pasando apuros como los que yo estoy pasando.

Al llegar a mi vieja cama y recostarme un poco recibí un mensaje de Trevor. Hace mucho tiempo quería entregarlo a la policía, pero según él iba a cambiar así que por eso no lo vi tan conveniente hacerlo y hasta el momento creo que se ha comportado a como lo había dicho.

—Neceisto que vengas al comedor que queda a dos cuadras, es uno nuevo que abrieron, por favor no tardes.

—Está bien—no sé qué era lo que tramaba este chico, pero no me gustan estar con el, siempre sentía que estaba actuando de forma cautelosa para su siguiente movimiento, pero quizás el juzgar no es bueno, creo que todos merecemos una segunda oportunidad.

Salí de la universidad, pero antes de salir me encontré por accidente con Amanda.

—Ven acá—me dijo tomando mi antebrazo—necesitamos hablar seriamente—nos sentamos en los asientos que estaban cerca de la salida.

—No empieces con tus cosas, Amanda, sabes que ya te dejé muy en claro todo y desde ahí pienso que nosotros no podemos estar juntos—debo de reconocer que esta chica me daba un poco de miedo.

—Sé que en el fondo  aún me quieres, Noah—Bajé la cabeza—por favor ¡mirame a la cara! ¿Dime si en realidad ya no te gusto?—llevó su manos a mi rostro y la verdad es que no podía ser un mentiroso, no quería más problemas con ella.

—Tengo un sentimiento hacia ti, pero no de amor, más que todo por amistad—fui lo más sincero posible, aunque no me dolía ver su rostro lastimado, su corazón se estaba desmoronando frente a mi.

—Noah...—achicó sus ojos—no me enfurezcas, sabes de lo que soy capaz y la primera victima será Isabella—rechinó sus dientes—ella es el principal problema entre nosotros dos.

—¡Basta, Amanda! Compórtate por favor—sacudí sus hombros poniéndome de pie—no hables de esa forma de ella y menos frente a mi.

—¿Y? No me interesa tu opinión, lo único que sé es que haré algo que ni la vas a reconocer—empuñó sus manos—acuérdate de esta pequeña conversación que tuvimos, señor Noah,—ella se levantó del asiento, yo sólo me había preguntado qué tendría en mente con Isabella y por qué dijo eso.

ISABELLA

—Cariño—Harry entró y detrás de él venía Álvaro, sentí una impotencia en cuanto él entró que me hizo soltar una taza—¿Pasa algo?—de inmediato Harry llegó y me tomó de los brazos.

—S...Si, cariño, estoy bien—mi mirada estaba puesta en Álvaro.

—Hola, Isabella,—levantó su mano para saludar—¿Cómo estas?—dio unos pasos hacia mí y tendió su mano, seguro con esas mismas manos estuvo haciendo las porquerías que escuché en el celular, no quería dársela, pero tampoco quería demostrarle muchas sospechas.

—Hola—también estreché su mano con mucho asco—Harry, subiré a la habitación, necesito hacer ciertas cosas, ¿no hay problema que te deje solo con Álvaro?

—No, para nada, cariño, ve tranquila que Álvaro y yo sólo íbamos a conversar un poco— justo lo que necesitaba, que el mismo pervertido venga a mi propia casa. Al llegar a la habitación comencé a buscar el spray de alcohol para desinfectar mis manos, luego busqué una crema corporal con olor a vainilla y la unté por todas mis manos al igual que mis brazos.

Aún seguía pensando en el momento que hice la llamada y el teléfono de Álvaro estaba sonando, hay algo dentro de mí que me alerta con ese sujeto, siento que él me ha estado siguiendo desde hace mucho tiempo, pero Harry ni siquiera sospecha de ayer, no sé que tendrá en la cabeza, pero de lo que estoy seguro es que yo misma voy a investigar qué trama ese sujeto.

Llamada entrante: Martha.

—Amiga, ¿cómo estás? te llamaba para preguntarte si hoy vas a estar libre.

—Pues la verdad creo que sí, hoy no pienso ir a la universidad y creo que tampoco tengo planes con Harry, ¿por qué?

—Es que hoy estamos cumpliendo un mes más Alberto y yo así que queríamos hacer algo, más que todo privado, sólo los amigos más allegados por lo cual quise que tú vinieras, si quieres puedes decirle también a Harry que venga, será a las siete de la noche.

—Está bien, ahí estaremos, un beso y un abrazo.

Bajé las escaleras para darle la noticia a Harry, creí que Álvaro ya se había ido, pero justamente cuando bajé los últimos escalones él estaba tan cómodo en el sillón de la sala, con su pierna cruzada y una cerveza en mano.

—Isa, has llegado justo a tiempo, Álvaro y yo estábamos platicando que hoy podríamos hacer una pequeña cena en nuestra casa, creo que nosotros aún no lo hemos invitado y pienso que sería bueno que te distraigas también— Harry estaba completamente loco, no sé cómo ha hecho este tipo para ganarse la confianza y cegarlo de esa forma.

—¿Podríamos hablar a solas, Harry?— Él y yo nos dirigimos a la cocina, tendría que hacerle ver lo mal que se estaba comportando y la demasiada confianza que le estaba dando a Álvaro.

—¿Qué pasa, Isabella? Te comportas un poco extraña cada vez que Álvaro está conmigo o viene a la casa, ¿hay algo que aún no lo sepa o me quieres comentar algo?

—No es nada, simplemente te quería informar que Martha hoy me llamó y me dijo que estábamos invitados a una cena que tenía en su casa, es en la noche y también pensé en ti, a mi me gustaría ir, pero necesitaba saber si tú querías acompañarme o te ibas a quedar en casa—nos tomamos de la mano como el gran equipo que somos.

—Cariño... Yo sé que tú tienes una gran amistad con esa chica y yo también la estimo desde el tiempo que trabajó para mí, pero también tenía un compromiso con Álvaro, tú sabes que él es un conocido y sería feo de mi parte dejarlo plantado, si quieres puedo irte a dejar y yo me regreso, cuando termine sólo me llamas y yo paso por ti, ¿te parece?—Me parecía increíble que mi propio novio prefiriera estar con un sujeto que ni siquiera conocía a estar conmigo, no sé dónde está el Harry que me cautivó, porque el que tenía en frente no era ni siquiera la sombra.

—Cómo quieras, en realidad creí que me ibas a acompañar, pero te daré un consejo abre muy bien los ojos con las personas que te rodean, no vaya ser que por medio de ellos pierdas en realidad a las personas que sí nos importas— le pasé a un lado, me sentía muy decepcionada por su actitud.

—Isabella, Isabella—intentó tomar mi brazo, pero era demasiado tarde ya había herido mi corazón y lo único que quería en este momento era estar muy lejos de acá.

Al llegar a la sala Álvaro me miró descaradamente de los pies a la cabeza, este tipo estaba empezando a cansarme tanto así que quería decirle unas cuantas verdades, pero no quería ser imprudente, necesitaba pruebas físicas para convencer a Harry del monstruo que tenía por amigo, quizás sólo así me crea porque por mi palabra no ha querido confiar.

—Isabella Fox...—me sonrío de forma sarcástica, tenía el comportamiento típico de un pervertido—¿cómo estuvo tu noche? Yo tuve cierto insomnio y tu ¿cómo le haces para conciliar el sueño?— empuñé mis manos en forma de descontento, tenía una rabia intensa dentro de mí al igual que una ira, quería romperle la cara a este sujeto.

—Quizás deberías de buscar una pareja, al menos eso podría funcionarte ¿no lo crees? Digo, todas las parejas cuando no tienen sueño hacen otras cosas, pero si estás solo creo que así vas a pasar por el resto de tu vida— le sonreí de la misma forma que lo hacía conmigo, si el quería jugar del acosador, pues conmigo se iba a joder, creo que mi paciencia había llegado a su límite y no estaba dispuesta a sentir temor por nadie.

6:30 de la noche, el reloj que estaba en el cuarto hacía ese pequeño Tic Tac, yo estaba aplicando labial, desgraciadamente Harry no reflexionó durante el día y prefirió quedarse con su amigo, no importa para el mismo así, lo único que está ganando es que yo me aleje poco a poco de él. O quizás no. Solo estoy hablando con enojo.

—¿Estás lista, cariño?—Había llegado al cuarto, yo llevaba vaqueros rasgados, zapatos blancos y una camisa a rayas de color negro y blanco, me gustaban los sencillo no como el señor Harry que prefería ir más decente.

—Sí, ya lo estoy— tomé el bolso pequeño que estaba encima de la cama, ni siquiera esperé que Harry tomara de mi mano para adentrarme en el coche, sólo quería salir de esta casa por un momento.

—Recuerda, me avisas por favor cuando quieras venirte, yo iré de inmediato a buscarte— Harry abrochaba el cinturón de seguridad, salimos de casa. Mientras el coche seguía avanzando nos acercamos un poco en donde se situaba la casa de Álvaro— Mira—señaló— es nuestro vecino—Era Álvaro, estaba afuera— compañero, dentro de poco regreso sólo iré a dejar a Isabella a casa de una amiga, mientras tanto puedes ir sacando las cosas que dejé en la nevera.

—Está bien, que te vaya muy bien, Isabella,—Me dijo adiós con su mano, no podía creer que este tipo tenía la libertad de entrar a casa, de inmediato me puse a pensar si él podría llegar al cuarto y tomar prendas mías. El coche siguió avanzando, volteé mi cabeza hacia atrás y el descaradamente me había lanzado un beso al aire guiñándome un ojo.

ISABELLA

En la cena estaba sumida en mis pensamientos, la había pasado bien con Alberto y Martha, me divertí mucho pero seguía pensando en Harry y en que Álvaro estaba en mi casa. No podía estar tranquila sabiendo eso. Quizás hasta se robe algunas cosas mías. Digo, los pervertidos son así.

—Gracias por invitarme —me despedí— Estuvo muy rico todo.

—Gracias por venir —Martha me acompañó afuera— Luego te veo, en la universidad.

—Sí, está bien.

Jared estaba esperándome. Me acerqué a él y me adentré en los asientos traseros.

—Vamos a casa, Jared.

Necesitaba llegar lo más antes posible.

Al llegar Jared se estacionó. Pero Harry y Alvaro estaban sentados afuera, en unas sillas. Tenían cervezas y cosas de comer. Creo que platicaban de algo. Harry se dio cuenta de que habíamos llegado así que se puso de pie para venir por mi.

—Volviste —me dijo cuando salí del auto— ¿La pasaste bien con Martha?

—Sí, muy bien —respondí seca— Estoy cansada, iré a la cama.

—¿No quieres quedarte con nosotros? Álvaro casi se va.

—No, estoy bien así.

Avancé hacia la puerta y me adentré a mi casa. Me fijé por todos lados para ver si faltaba algo, pero era mejor cerciorarse en el cuarto. Subí las escaleras y llegué a la habitación. Lo primero que hice fue revisar mis cajones en donde se encontraba la ropa interior. Tenía muchas bragas y brazieres, ni como darse cuenta de qué me faltaba. Me llevé una mano a la sien y cerré los cajones. Creo que me estaba volviendo demasiado loca. Me dejé caer en la cama, llevándome una mano al vientre. No debo de estresarme así, esto no le hace bien al bebé.

  —Isa —Harry apareció por la puerta. Ni siquiera lo miré—Álvaro se acaba de ir.

  —¿Y?

  —Que no estás bien, siento no haber ido contigo a la cena con Martha —se sentó en el borde de la cama.

  —Como sea, lo hecho ya está hecho.

  —¿Qué hacías? —miró para los cajones, estaban un poco desordenados.

  —Nada —respondí seca.   

  —¿Buscas algo?

  —Me cercioraba que mi ropa interior estuviera completa —respondí mirando el techo.

  —¿Y por qué no habría de estarlo? —sentí que se puso de pie y se dirigió a ellos—No entiendo.

  —No vaya a ser y Álvaro se me haya llevado alguna braga.

  —¿Qué? —se rió— Eso es absurdo, por favor.

  Sabía que no me creería.

  —Como sea, Harry, me bañaré —tomé la ropa de baño y me adentré, dejando solo a Harry en la habitación.

ÁLVARO

HORAS ANTES.

  —Isabella no vendrá?

  —No, ella tiene una cena con una amiga —Harry tomó un pequeño termo y lo llenó de hielo.

  —Entiendo —me fijé en cada esquina de su casa, tenía que cerciorarme bien de donde pondré esa pequeña cámara. Aunque sería mejor ponerla en la habitación... o en el baño. Sí, ahí sería perfecta.

  —¿Puedo usar tu baño? —quise saber, haciéndeme el inocente. Harry echó latas de cerveza en la heladera.

  —Claro, hay uno abajo y uno arriba. Usa el que quieras. Mientras llamaré a Louis a ver si se apunta.

  —Está bien. Ya vuelvo. —me giré sobre mis talones para subir las escaleras. Habían algunos cuadros con fotos de ellos, estaba tan emocionado por lo que iba a hacer. Las llamadas a media noche no estaban funcionando. Isabella tenía algo que me llamaba la atención, algo que me atraía como loco, desde el primer momento en que la vi me quedé deseoso por tenerla. Pero vi que tenía novio y que incluso está embarazada. Abrí la primera puerta... era la habitación de ellos. Era grande, espaciosa, había ropa de Isabella en la cama, era la que usaba para dormir.

   Revisé los cajones en busca de algo que me recordara a ella. Pero estaba todo ordenado y se daría cuenta que le falta algo. No podía arriesgarme. Cerré el cajón, cuidando de no hacer ruido. Ahora me dirigí al baño... estaba su cepillo de dientes, cremas para la cara, mascarillas, lociones y todos esos artefactos de baño que usan las mujeres. En la regadera había la ropa que recién se había quitado, cuando vine hace unas horas pude verla. Seguro se le había olvidado llevarla a la ropa sucia. La tomé, era la pijama pero también había una braguita muy pequeña. Me la imaginaba con esto pues... admito que esto es muy provocador. Me la llevé a mis fosas nasales y la olí. 

   Esto es increíble.

  Guardé la braga en la bolsa de mi pantalón y dejé la ropa en su lugar. Busqué un lugar oculto en donde pudiera meter la cámara. Dentro de la ducha encontré un lugar, cerca de donde ponían el shampoo y todo eso. La acomodé bien y luego la cubrí un poco para que no se viera. Creo que ahí está perfecto y está grabando desde ahora. Salí de inmediato del baño y de la habitación. No vaya a ser y Harry se de cuenta.

   A las horas después Isabella aparece con el chofer, necesitaba volver a casa lo antes posible. Harry la fue a encontrar pero parecía que Isabella estaba enojada con el. Perfecto, eso era lo que más quería: que se pelearan. Ella se bajó del coche y pasó directo a la casa. Ni siquiera me volteó a ver.

  —Discúlpala —me dice Harry— Está un poco enojada porque no la acompañé.

  —No hay problema... qué mal que Louis no pudo venir, quería conocerlo.

  —Ya lo conocerás... ¿en qué estábamos?

  —De hecho me tengo que ir —fingí mirar el reloj— Es tarde y tenía unas cosas que hacer de mi trabajo.

  —Claro, de todas formas tengo que hablar con Isabella.

  Me puse de pie y recogí algunas cosas.

  —Me iré por aquí —señalé la parte trasera—Hay un camino que llega a mi casa.

  Harry solo asintió para después seguir recogiendo las latas y eso. Caminé por la parte trasera de la casa hasta llegar a casa. Me dirigí directo a mi habitación a buscar la computadora. Ya había dejado vinculada la cámara que puse en la ducha de  Isabella.

  La encendí y de inmediato me metí al live. Ella justo entró y se empezó a quitar la ropa. Se miraba todo. Esta definitivamente será una buena noche. Isabella quedó completamente desnuda frente a mi. Podía ver todo su cuerpo. Sentía cómo mi maldita pupila se estaba dilatando.

  Isabella tenía que ser mía lo más antes posible.

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