Librería
Español
Capítulos
Ajuste

2

ISABELLA

    Harry y yo nos sentamos en la mesa a desayunar, estaba mis padres y Kara con su celular.

  —Kara, deja ese celular y desayuna.

  Ella estaba lista para su primer día de clases.

  Kara retorció los ojos pero lo dejó y se puso a comer.

  —Entonces... ¿qué harán después de la universidad? —inquirió mi madre. Yo empecé a comer el desayuno. Estaba rico. Ya me hacía falta la comida de mamá.

  —Iremos a la casa —respondió Harry.

  Yo no dije nada.

  —Perfecto, Isabella no tendrá que salir sola de nuevo.

  La miré mal. No puedo creer que haya dicho eso. Pude notar como Harry se desconcertó totalmente y miró a mamá.

  —¿Salir? —cuestionó— ¿Como?

  —Así es, ¿no le comentaste que anoche saliste? —mamá tomó de su jugo. Se estaba portando muy mal.

  Tomé el jugo y bebí un sorbo. Papá solo le daba miradas de advertencia a mi madre. Y es que mi madre podía llegar a ser muy inoportuna. Demasiado diría yo.

  —No era necesario—respondí. 

  —No sabía nada —respondió Harry.

  —¿Quién fue el chico que te trajo? —volvió a decir mamá.

  —Mamá... —sentencié.

  Dios, cualquiera diría que me vi con alguien más anoche.

  —¿Chico? —Harry se estaba conteniendo para no gritarme y pedirme explicaciones. Lo conocía bien y sabía que sí.

  —No era... es decir, sí era un chico —miré a Harry— Era Alvaro. Se ofreció a traerme.

  Él solo asintió. Pero sabía que esto no quedaría así como así, Harry luego de estar fuera de esta casa me pedirá explicaciones. Y todo por quien, por mi madre.

  El resto del desayuno estuvo incómodo, cuando terminamos y nos despedimos de mis padres nos dirigimos al coche. Harry arrancó, me pareció raro que estuviera callado.

  —Anda, dime lo que sea que me vayas a decir —rompí el silencio.

  —No tengo nada que decirte —su tono fue frío.

  —Estás enojado, lo sé.

  —¿Por qué lo estaría? ¿Por qué saliste anoche quien sabe a donde?

  —No sabes lo que pasó.

  —Claro, no lo sé porque no me cuentas.

  —Al menos ahora sabes lo que se siente que hagas cosas sin decirle a tu pareja —touché. Sabía que le dolería. Y justo era lo que quería. Que se diera cuenta de lo que sentí, que sintiera exactamente lo mismo. O quizá peor.

  —¿Por eso lo hiciste? ¿Para vengarte? —me miró rápido. Y aceleró el coche.

  —No, simplemente surgió la oportunidad y la tomé.

  Se rió.

  —Sí, claro.

  Noté que apretaba el volante, sus nudillos estaban blancos de tanto hacerlo.

  —Harry, ve más despacio.

  —¡Soy un estupido! Mientras yo estaba en casa esperándote tú estabas quien sabe donde.

  —No estaba divirtiéndome si es lo que crees.

  —Olvídalo, Isabella. Puedes hacer lo que quieras.

  —¿En serio? Claro, me liberas para que te pueda decir lo mismo, ¿no? ¿Que también puedas hacer lo que quieras? Para ti mejor, así puedes salir con la idiota de Helena todas las veces que quieras.

  —¿Por que metes a Helena en esto?

  —Porque fue la principal causante de que estemos así.

  —No te dije porque sabía que te pondrías así, por eso no lo hice, pero parece que todo lo que hago o digo es para mal.

  —¿Qué pensarías si me voy a ver con Noah y no te digo nada? ¿No pensarías cosas acaso?

  —No, porque confío en ti.

  Bufé y miré por la ventana. Estábamos llegando a la universidad, Harry se estacionó en frente. No lo pensé dos veces, simplemente me bajé del coche y me dirigí dentro. No quería verlo ni hablarle. Me tenía muy enojada, cuando giré me encontré a Noah, el notó que estaba mal porque pude ver su semblante de preocupación. Pero no me dijo nada y yo tampoco, simplemente me dirigí a los baños y allí me quebré.

  Me limpié las lágrimas y me eché un poco de agua en la cara. No quería llegar a lo aula así, con los ojos rojos. Miré mi reloj, ya más bien estaban en clases. Salí del baño, pero me encontré a alguien afuera. Y me sorprendí por eso. Era Noah, creo que me estaba esperando.

  —¿Buscas a alguien? —me cercioré de que no había nadie más que yo en los baños. Incluso pensé que podría estar Amanda y que no me di cuenta. Pero no había nadie más que yo.

  —Estaba esperándote —se acercó. Se notaba un poco tenso, la situación de hablarme le incomodaba. Se podía notar.

  —¿Para qué?

  —Te vi entrar y pensé que tendrías problemas, Isabella ¿estás bien?

  —Sí, lo estoy.

  —No parece. Estuviste llorando.

  Sorbí mi nariz.

  —No es nada, es solo que...

  —¿Qué te hizo Harry?

  —Harry... no me ha hecho nada. Te lo aseguro.

  —Si no es el, ¿quien más pudo hacerte llorar?

  —Lo que pasa es que... —iba a contarle, pero alguien más nos interrumpió.

  —Aquí estas —Amanda apareció y tomó del brazo a Noah— Estaba buscándote... oh, hola, Isabella.

  Rodé los ojos, no quería lidiar con Amanda ahorita.

  —Me voy.

  Busqué el aula de clases, Harry estaba ahí. Toqué la puerta para llamar su atención.

  —¿Puedo pasar?

  —Llegas media hora tarde, ¿qué se supone que hacía, señorita Fox?

  —Estaba en el baño.

  —Bien, puede pasar pero que no se vuelva a repetir.

  Pasé y me senté a la par de Alberto.

  No entendía en qué momento mi vida se volvió tan problemática.

  

   Después de la primera clase con Harry nos tomamos un descanso mientras venía la otra.

  —Alberto, tus llaves —le di las llaves— El coche me dejó tirada en medio de la carretera —lo molesté.

  —No te preocupes, también me lo ha hecho a mi. Discúlpame por no advertirte.

  —Se quedó cerca de la casa de mis padres.

  —Está bien, luego me pasas la dirección —me examinó— Ahora dime qué te pasa, estuviste llorando.

  Y aquí iba mi psicólogo.

  —Mejor vamos a otro lado —miré a Harry de reojo— Aquí no podemos hablar tranquilos.

  —Está bien.

  Nos pusimos de pie tomando nuestras cosas y salimos del aula. En el pasillo habían muchos estudiantes más, incluso me encontré a Amanda. Ella en cuando me vio vino hacía mi, pero no para hablar, no supe en qué momento pasó, ella llegó, elevó su mano y me dio una bofetada en la mejilla.

ISABELLA

No sé por qué esta chica actuaba de esta manera, pero de donde vengo no me enseñaron a pelear con bofetadas, empuñé mi mano con mucha ira dejándoselo impregnado en su rostro, ella cayó de espaldas.

—¡Conmigo no te metas!—intenté abalanzarme sobre ella, pero Alberto me detuvo.

—No intentes hacer una locura, Isa—apretó mi mano—piensa en tu hijo, no puedes arriesgarte de esa forma.

—¡Dejame, déjame!—Amanda forcejaba con Noah—me las vas a pagar mosca muerta, no me interesa si estás embarazada o no, si tuviste el valor de levantarme la mano también la tendrás para soportar la golpiza que te daré.

—¡Silencio, Amanda!—Noah se llevó a Amanda. Había mucho escándalo en ese momento que muchos estudiantes empezaron a llegar, había un círculo bastante grande, por supuesto Harry había aparecido en medio de los demás estudiantes, mi corazón latía aceleradamente de la rabia contenida que tenía, si no ha sido por Alberto le hubiera ido demasiado mal a Amanda.

—¿Qué ha pasado acá?—preguntó Harry—no me digas que tú acabas de hacer un escándalo— me quedó viendo mi mejilla— Isabella... Yo sé que tú eres una de las personas a las cuales no le gustan los consejos, pero deberías de tener un poco de precaución a la hora de actuar y lo digo por el bebé que llevas en tu vientre, por mí no hay problema que discutas o vayas a pelear con cualquier mujer, pero piensa muy bien antes de actuar. Ahora acompáñame— tomó mi antebrazo.

—Por supuesto que no me voy a ir de acá— me zafé de su agarre —Alberto, por favor acompáñame—esta vez fui yo quien dio un giro para irme de lugar, me conocía a la perfección y no quería discutir con Harry.

—Así no vas a ganar nada, Isabella,— fue lo último que escuché por medio de Harry en cuanto me fui del círculo de estudiantes.

—Isabella, yo sé que no tengo derecho a meterme a tu vida privada, pero creo que Harry tiene razón, lo mejor era que tu hablaras con él, yo soy tu amigo y siempre estaré contigo, pero él es tu futuro esposo y el padre de tu hijo, te he venido conociendo a lo largo de este tiempo y se puede notar claramente que tú lo amas, deberías mejor de arreglar los problemas con él, además el estrés no es bueno en tu etapa— ambos nos sentamos en una banca que estaba cerca de un pequeño jardín, al menos acá nadie me iba a molestar.

—Alberto, créeme que soy la persona menos adecuada para los problemas, a mi me gusta estar bien con Harry, pero él me mintió— Alberto frunció el ceño.

—¿Te mintió o te fue infiel?

—Me mintió, lo que pasa es que los problemas surgieron a través de una visita que le hizo a su querida ex, el me lo dijo hasta que había regresado a casa y desde ahí realmente me tiene muy enojada, pero aunque esté separada de él desgraciadamente sigo pensando en él y en todo lo que siento— llevé mis manos a mis sienes, me sentía muy estresada aparte que no había dormido lo suficiente.

—Entiendo muy bien, pero deberías de hablar con él, tú lo conoces más que nadie y sabes que quizás fue por algo importante que la visitó, deberías de escucharlo primero a él y después puedes sacar tus conclusiones, al menos yo he pasado cosas semejantes con Martha, pero gracias a ella también he sabido controlar mis celos, ahora por favor hazme caso—brotó mi espalda tratando de tranquilizarme, que irónico que es una chica como yo tenga de mejor amigo a un hombre.

LOUIS

Mientras seguía revisando el estado de cuenta de Harry en mi computadora me había llegado un correo, no un correo cualquiera sino un correo del banco. Abrí el mensaje y por poco me atraganto con mi saliva. Se trataba de una enorme transacción de dinero, pero lo más raro es que no era Harry quien había sacado el dinero, lo primero que se me vino a la mente fue la persona quien había sacado el dinero la primera vez. No tenía más opción que llamar a mi amigo aunque sé que esta noticia le caería como balde de agua fría.

—Harry, espero estés bien, amigo, pero necesito hablar contigo urgentemente, ¿crees que tienes tiempo para venir a casa?

—Claro que sí, de hecho te iba a llamar para que pudiéramos conversar un poco, tengo muchos problemas con Isabella y la verdad no tengo con quien hablar, llegaré como a mediodía que salga de la universidad.

—Vale.

No sé cómo empezar una conversación de esta magnitud, no quiero que él piense mal de mí, todo este tiempo yo he tratado de hacer el mejor trabajo posible y tampoco quería parecer una persona mediocre, no sé cómo lo tomaría, pero seguro que me iba a despedir.

—¿Por qué estás tan estresado, cariño?—Kelsey llegaba con una taza de café. Por supuesto que esta vez no le contaría de mis problemas, no la quería preocupar.

—No es nada, cariño, tú sabes... Trabajo y más trabajo, creo que debería tomar un pequeño relax en mi vida, ¿como te caerían unas vacaciones?— traté de desviar su atención.

—Me caerían de maravilla, amor, pero tú llevas las cuentas de Harry y él creo que no te ha dado vacaciones o ¿sí?—se sentó a mi lado.

—No, pero podría hablar con él, tú sabes que él es mi mejor amigo y ambos nos comprendemos mutuamente, además hace mucho tiempo que no tomo algo de descanso— le di un pequeño beso acompañado de un mordisco a su labio inferior.

HARRY

Al final del día empecé a buscar a Isabella, no lo había visto por ningún lado y me preocupaba que anduviera por ahí después de lo que había pasado, tampoco había visto a Alberto por lo que supuse que todavía seguía con el.

—¿Has visto a Isabella?— le pregunté a una chica que venía sobre un pasillo.

—Me parece que la vi en la salida con Alberto, creo que ambos estaban esperando el autobús o no se, pero esa fue la impresión que me dieron—asentí para pasarle de lado.

Llegué a la salida, pero aún así no la podía ver, seguro se fue y después dice que yo no le comunico nada, creo que tendré que pasar por ella después de que vaya a casa de Louis.

Entré al coche, me preocupaba mucho la situación que estaba atravesando en mi relación con Isabella, ya no existían los fantasmas de ex's o Noah, pero aún así siempre estábamos mal, no entiendo si se supone que es cuando deberíamos de estar mucho mejor. Puse un poco de música para relajarme mientras conducía camino a la casa de Louis.

Al llegar pude ver que Kelsey estaba en el jardín, creo que mi amigo por fin se había enamorado de verdad, pero también se me hacía un poco incómodo que la chica a quien él quería era mi ex, no sentía nada por ella, simplemente coincidencia de la vida que se llegó a fijar en una chica que anteriormente tuvo algo conmigo.

—¡Harry!—Louis estaba afuera esperándome, al menos a él se le mira un semblante mejor que el mío.

HARRY

—Muchas gracias por tu recibimiento, amigo, sin ti creo que mi vida fuera un poco más desastrosa—empezamos a reír como los viejos tiempos.

—No es para tanto—palmeó mi hombro—No sé si ya comiste, pero Kelsey había visto una receta en la televisión y quería probarla.

—Sería muy bueno— llevé mis manos a mi estómago, Kelsey se acercó hacia nosotros.

—Los veo bastante contentos a ustedes dos, seguro algo están tramando yo estoy pasando por inocente— llevó su mano a las cintura del Louis.

—Para nada, cariño, simplemente le estaba comentando a Harry que tú ibas a hacer una receta muy deliciosa que se miraba en la TV, además déjame presumirte un poco, soy muy afortunado de tenerte— ambos se dieron un pequeño beso.

—Así es, pueden pasar adelante entonces— los tres nos dirigimos a la sala, Kelsey se dirigió a la cocina y por fin habíamos quedado solos.

—Harry... Antes de todo me gustaría tocar un tema especial, me gustaría que fuéramos al kiosco que queda cerca de la oficina, ahí tenemos más privacidad para hablar de estas cosas— esperaba que no fuera malas noticias porque la verdad era lo único que me estaba siguiendo en los últimos momentos. Louis y yo nos sentamos frente a la piscina, un viento fresco nos pegaba en la cara.

—Bien, habla por favor— coloqué una pierna encima de la otra balanceándome un poco en la silla.

—Tú sabes muy bien que no me gustan los rodeos, además te quería aclarar esto antes de que pensaras mal de mí, pero desgraciadamente hoy me llegó una notificación del banco que han extraído una fuerte suma de dinero— perfecto, tal y como lo pensé las malas noticias me estaban siguiendo donde sea que fuera.

—No me digas que es la misma persona que nos sustrajo la primera cantidad— detuve el movimiento de la silla.

—En realidad no sé muy bien quién es la persona, pero lo que sí sé es la cantidad que sustrajo— de pronto se pudo sentir un ambiente tenso entre nosotros, era cierto que yo era millonario, pero tampoco quería estar regalando el dinero a una persona desconocida.

—Muy bien, entonces dime ¿cuál fue la cantidad que sustrajeron de la cuenta?— negué con la cabeza esperando la mala noticia.

—Medio millón de dólares, lo siento mucho pero la verdad es que no sé cómo le está haciendo esta persona para estar sacando dinero cuando él quiera, sólo existen dos métodos posibles uno es por medio de tus cuentas o sea tu persona, dos, es por medio de mi cuenta, ya que yo soy quien te administro todo— bajo su cabeza de forma humillante.

—Oye, tranquilo—palmeé su hombro— por supuesto que yo no desconfío de ti, ni se te ocurra creer eso, tú me conoces perfectamente y sabes que yo no podría desconfiar de todo lo que tú has hecho por mí, amigo, alguna explicación debe de haber ante todo esto, lo que hay que hacer es comunicar esto a las autoridades, creo que este caso va más allá de nuestras capacidades—Louis había cambiado su semblante, esta vez se miraba un poco más tranquilo.

—Muchas gracias, Harry, por un momento pensé que tú ibas a creer que yo soy quien te está robando, pero tú sabes muy bien que yo sería incapaz de tocarte un centavo—asentí— pero tienes razón, no te preocupes yo voy a a notificar a la policía lo que está pasando con tu cuenta, creo que ellos puedan dar un mejor seguimiento a la persona que esté haciendo esto.

—Así es, pero dejemos de hablar de este asunto, realmente tengo problemas más importantes que el dinero como por ejemplo Isabella— nos quedamos viendo.

—No me digas... ¿Ustedes todavía siguen discutiendo?— volteó sus manos.

—Así es— negué con la cabeza llevando mis manos a mis cabellos— Isabella es una chica tan dulce y tan tierna, es una mujer que no encontraré dos veces en la vida, pero como tiene su encanto también tiene su carácter, es de las personas que al menor fallo que tú cometas va a destrozarte y eso es lo que pasó conmigo, amigo, se enojó porque le comenté que había visto a Helena.

—¿Y por qué no le dijistes? Si sabes muy bien como ella se comporta cada vez que tú estás cerca de otra mujer, al menos eso es lo que yo he podido ver cada vez que veo a Isabella, es bien celosa—Louis se acomodaba en la silla.

—Porque sabía que se iba a poner enojada, además no era nada malo simplemente ella me llamó para que le pudiera dar cierta cantidad de dinero, es cierto que ella se portó mal conmigo e incluso intentó engañarme con lo del bebé, pero debo decirte que tocó mi corazón su condición, me explicó que la estaba pasando muy mal y ni siquiera tenía para el alquiler del apartamento, le habían dado una semana para que desalojara y realmente lo hice porque pensé en ese bebé que no tiene la culpa, pero si le he dicho este tipo de cosas a Isabella ella no me hubiera creído—Me sentía muy tenso estar en esta situación.

—Bueno, ¿qué les pareció mi platillo? por favor quiero comentarios positivos— Kelsey, Louis y yo habíamos terminado de almorzar.

—Sinceramente te doy una puntuación de nueve— le dije mientras todos nos echamos a reír— no te doy el diez por el simple hecho de que quedé con muchas ganas de probar más y ya no hay. Ahora por favor si me permiten creo que tengo que ir al baño, regreso dentro de poco—caminé en dirección al baño, aún miraba ciertas remodelaciones en la casa de mi amigo, con el dinero que yo le pagaba creo que no le daba lo suficiente para hacer este tipo de trabajos, pero una vez más espanté todos esos malos pensamientos, jamás creería que el... No, nada.

—Te dije que no me llamaras en este momento, siempre tienes que esperar hasta que yo te marque— escuché claramente la voz de Kelsey, no sabía con quien hablaba, pero definitivamente me parecía un poco extraño— si lo vuelves a hacer créeme que vamos a tener serios problemas, no me gustaría llamar la atención—Caminé lentamente hacia la dirección en donde escuchaba su voz, necesitaba escuchar con quién estaba hablando— ahora no puedo, mañana a primera hora mejor te llamaré.

—¿Con quién hablabas, Kelsey?— coloqué mi mano encima de su hombro con lo cual por poco y pega un salto.

—¡Me has asustado, Harry! Por poco y me da un infarto cuando sentí tu mano, estaba hablando con mi hermana, ella está estudiando y necesita un poco de dinero, es muy insistente así que es mejor mantenerla un poco alejada— sonrío de lado— deberíamos de regresar al kiosco, tengo un postre que te puede gustar, aún no se me olvidan ciertos gustos tuyos— ambos nos regresamos hacia la piscina, pero no sé, como que su explicación no me quedó muy claro, pero bueno seguro son asuntos de mujeres.

—Deberíamos de bañarnos un poco—Dijo Louis, el estaba de short playero— está haciendo mucho calor, si quieres te puedo prestar ropa.

—La verdad creo que en otro momento podríamos bañarnos, tengo que regresarme a casa aún no sé dónde está Isabella y necesito resolver algunos problemas, muchas gracias por todo, especialmente a ti, Kelsey, me gustó demasiado tu comida y espero volver a verlos pronto, quizás la otra vez venga con Isabella—giré sobre mis talones yéndome hacia el coche, la persona más importante me esperaba y hasta que resolviera los problemas con ella yo tendría la paz en mi cabeza.

NOAH

   —¿Me puedes decir qué demonios te pasa? —le cuestioné a Amanda por haber golpeado así a Isabella. No sé quién se cree que es esta chica.

  —Noah, no es lo que parece... —intentó hacerse la víctima.

  —Olvídalo, miré perfectamente cómo llegaste donde ella y la golpeaste.

  —Ella también me golpeó.

  —Solo se defendió.

  —¿La vas a defender?

  —No la estoy defendiendo, solo estoy viendo la situación y lo que me parece justo. Ella está embarazada, te lo he dicho muchas veces. No sé qué te traes contra ella.

  —Te lo diré —ahora se puso seria—: Me da mucha rabia verla tan solo cerca de ti, no puedo evitarlo —se acercó y me quiso tomar la cara, pero retuve sus brazos. Ni siquiera quería que me tocara. Amanda y yo estamos solo por diversión, lo siento si le di a entender otra cosa.

  —Isabella fue mi novia desde hace muchos años y el amor que le tengo siempre estará presente. Creo que jamás se podrá borrar. Y nadie podrá hacerlo —le dejé en claro— Que ella esté con otro chico no significa que yo la dejé de amar. Simplemente acepté que no puedo tenerla.

  Noté cómo algo de dolor reflejado en la expresión de Amanda, parece que le había dolido que le haya dicho esto. Pero no pensé que ella se fuera a enamorar de mi, no ha pasado tanto tiempo desde que estamos juntos.

  —Pero la olvidarás —se intentó convencer a ella misma más bien—Yo te ayudaré con eso.

  Esta chica estaba mal.

  —En primer lugar sabías que lo de nosotros no era en serio, lo siento si te di a entender otra cosa.

  —¿Qué quieres decir?

  —Que lo que sea que tuviéramos se acabó, deja en paz a Isabella y déjame en paz a mi —la solté, yéndome lejos de ella. Al menos esperaba que lo pudiera entender. No quería seguir lidiando con ella. Era más que suficiente.

ISABELLA

  No sabía a donde se fue Harry.

  —Isabella —Noah apareció junto a mi—¿Podemos hablas un poco?

  —Claro, está bien.

  Noah me llevó cerca de un jardín en la universidad, estábamos nada más el y yo.

  —¿Pasó algo? —quise saber, se notaba serio o avergonzado.    

  —Quiero disculparme por lo que te hizo Amanda, no sabía que ella podía llegar a actuar de esa forma. Lo siento.

  —No te preocupes, está bien. Creo que estoy acostumbrada a lidiar con ese tipo de chicas.

  —Enseña... —elevó mi barbilla, tenía un pequeño morete bajo el labio pero con maquillaje se cubría perfectamente. —Se mira un poco rojo.

  —En mi defensa sabes que mi piel es muy sensible, con cualquier cosa se enrojece.

  Noah carraspeó. No sabía qué cosas se había imaginado, creo que le dije algo que podría pasarse como doble sentido.

  —En fin, terminé con Amanda. Es decir, solo era por diversión y ella se lo llevó por otro lado.

  Elevé una ceja.

  —Bueno, creo que le diste más motivos para odiarme —reí un poco.

  —Tranquila, estaré pendiente de que no se acerque a ti. Solo quiero pedirte que no caigas en sus provocaciones, es por el bien de tu bebe. Mantente lo más alejada posible.

  —Lo sé—bajé la mirada— Lo siento, es solo que aún no me acostumbro.

  —Está bien. —se puso de pie entonces lo miré—Me tengo que ir, tengo que trabajar.

  —¿Te está yendo bien en el trabajo?

  —Sí, bien.

  —Noah...

  —Está bien, Isabella, lo superaré poco a poco—me sonrió. Sabía que se refería a lo nuestro. Y me encantaría que Noah y yo quedáramos como buenos amigos, que el encontrara a alguien que lo hiciera muy feliz. —¿Quieres que te lleve a casa?

  —Hmm...

  —Digo, si aún vives en la misma casa...

  —Pues nos mudamos... —lo pensé mejor—... Y si, sería bueno que me lleves.

  —Está bien.

  Noah y yo salimos al parqueadero, como cosa del destino Amanda hablaba con su hermano y ellos se percataron de nuestra presencia. Amanda me miró con malos ojos mientras me subía al coche de Noah. No pude evitar sentir algo de satisfacción mientras la veía muriendose de la rabia. Noah me llevó hasta mi casa, le fui diciendo la dirección porque no la conocía. Cuando llegamos se detuvo en frente. Jared se cercioró de que la del auto era yo.

  —Gracias por traerme—me quité el cinturón, pero en eso sentí un pequeño pinchazo en mi vientre— Auch... —me llevé la mano ahí.   

  —¿Qué te pasa? —Noah se alarmó.

  —No es nada —lo tranquilicé— Es solo que sentí un pequeño pinchazo. Pero ya se me quitó.

  —Isabella, tienes que cuidarte. Los bebés también sienten.

  —Tienes razón, he estado muy estresada. Te confieso que a veces me da miedo ser una mala madre.

  —Serás una excelente madre.

  —Gracias. Y me gustó que hayamos tenido esta conversación hoy, espero que se vuelva a repetir. En realidad espero que seamos buenos amigos. Sin ningún problema.

  Noah pareció quedarse pensativo.

  —Lo intentaré, Isabella, pero no prometo nada.

  —Claro —abrí mi puerta y me bajé— Cuídate mucho —cerré. Noah retrocedió para después irse. Suspiré melancólica porque me había sentido bien haber platicado con Noah. Y volver a mi casa. A pesar de que Harry y yo no estábamos en los mejores términos.

  Me giré y me dirigí a la puerta. Dentro, puse el bolso en el sofá y me dirigí a la cocina. Inés no estaba, de seguro se había ido ya. Pero había una nota en la nevera que decía:

 

Señorita Isabella, dejé la cena hecha, disculpe por no quedarme a esperarlos pero tenía que ir a la preparatoria de mi hijo. Nos vemos mañana, y por favor, haga las pases con Harry, el pobre no se ve bien desde que no está en casa.

Con mucho cariño,

Inés.

  Sonreí ante su nota. Inés me caía muy bien. Busqué la cena y la calenté, luego serví un poco de refresco de fresas en un vaso y me senté a comer. El reloj daba las cinco de la tarde. Quería apurarme un poco porque quería ver el atardecer. Terminé de comer, subí a mi habitación y me cambié de ropa. Me puse un vestido largo y volado, solté mi cabello y me puse unas sandalias. Lo mejor de vivir aquí es que tenía el mar a unos pasos.

ISABELLA

   El mar me daba paz. Amaba caminar descalza y sentir la arena bajo mis pies. Esta playa, la que teníamos frente era sola, no habían más personas aquí, solo teníamos acceso los que vivíamos en esas lomas. Cuando había bajado a la playa me había quitado las sandalias y andaba descalza recogiendo conchas de mar, caracoles, piedras de colores y haciendo una casita con ramas. Tomé muchas fotos que después subiría a la red social. No sabía cuánto tiempo había pasado aquí, pero el sol empezaba a ocultarse. Me senté en la arena y me quedé viendo fijamente como se ocultaba, no me quería perder ni un momento. Hasta que se oculto del todo.

HARRY

   Cuando llegué a casa estacioné el coche, pensé en buscar a Isabella donde sus padres pero no quería armar un escándalo frente a ellos. Además de que sabía que no quería volver conmigo. Esta situación me pone mal, no puedo estar así con ella. A veces me gustaría ir y traerla en contra de su voluntad.

  —Buenas tardes, señor —saludó Jared.

  —¿Qué ha pasado, Jared? ¿No has visto nada raro?

  —No, la señora Isabella llegó hace unas horas.

  Eso me hizo detenerme en seco y mirarlo.

  —¿Cómo? ¿Está aquí?

  —Bueno, sí y no.

  Fruncí el ceño.

  —Explícate.

  —Llegó con Noah pero al rato salió hacia la playa y aún no regresa.

  —¿Llegó con Noah? —eso sí me había sorprendido.

  —Así es, señor.

  —¿Está en la playa sola? —si me decía que sí tendríamos un problema porque para eso les pago, para que no la dejen sola.

  —Claro que no, uno de nuestros hombres la siguió.

  Eso me dejaba más tranquilo.

  —Está bien, iré.

  Me volví sobre mis talones en dirección a las pequeñas escaleras que daban a la playa. Las bajé, escuchando las olas del mar más claras, pero se escuchaban tranquilas. Cuando llegué a la arena el sol se había ocultado ya, pero el mar estaba muy calmo que provocaba bañarse y relajarse un poco. Noté a Isabella a lo lejos sentada en la arena mirando el mar.

  —¿No has visto nada raro? —le pregunté al que la cuidaba.

  —No, señor, no ha pasado nada.

  —Está bien —me quité los zapatos y me acerqué a ella.

  —¿Puedo sentarme contigo?

  Se sorprendió de verme ahí, lo pude notar.

  —Siéntate —respondió normal. Me senté junto a ella, noté que tenía varias conchas en una bolsita. Verla así con ese vestido playero, con una flor detrás de su oreja, con ese aroma a mar me derretía de amor. Solo me provocaba abrazarla y llenarla de besos, besarle cada uno de sus lunares que tenía en el cuello.

  —Es muy tranquilo aquí —admití.

  —Así es, es como si los problemas no vinieran aquí, como si estuviera fuera de la realidad.

  —Sí.

  Quería besarla, quería que me perdonara, pero no quería arruinarle la paz que tenía aquí. Además estaba anocheciendo ya.

  —Isabella... perdóname.

  Noté que cerró los ojos, se notaba que estaba muy tranquila.

  —Harry, fue muy feo lo que hiciste, salir así... sabiendo como soy de malpensada.

  —Confía en mi por favor —le pedí.

  —Confiaría si no me mintieras, si fueras sincero y honesto. Si me hubieras dicho que irías me hubiera puesto celosa sí, pero no te hubiera retenido y no hubiera pensado todas las cosas que pensé. Además, no tienes nada que ver con ella ya. No sé por qué te busca.

  —Está pasando una mala situación económica, quería pedirme algo de dinero.

  —Y claro que se lo diste.

  —Sí, no podía dejarla así.

  —Claro, el santo Harry, regalando el dinero a cualesquiera.

  —Esta fue la última vez, Isabella, créeme.

  —Prefiero creer en tus acciones y no en tus palabras —me puse de pie frente a ella, estaba mal con esta situación. La tomé de las manos y la hice ponerse de pie también. Dios, era tan hermosa.

  —¿Prefieres creer en mis acciones? Entonces cree en esto —la tomé de la cara y la besé, la besé con tanta pasión, con tanto deseo, con tanto amor. La besé para que se diera cuenta de que en mi vida no había nadie más que ella, que no amaba a nadie más a como la amaba a ella y que no deseaba a nadie más como a ella. Era la única mujer un mi vida, era preocupante la forma en que la pensaba, en que la deseaba, en que la amaba. Isabella me correspondió el beso con la misma intensidad. Mis labios estuvieron esperándola todo este tiempo, sentí que mi alma había vuelto a mi cuerpo ahora que volvimos a unirnos. No quiero estar lejos de ella y menos separado. Es como si me quitaran una parte muy importante de mi, como si me quitaran el corazón.

  Cuando nos separamos estábamos jadeantes.

  —Harry, te extrañé tanto. —susurró.

  —Yo más —pegamos nuestras frentes, nos necesitábamos y se podía notar. —No quiero que vuelvas a separarte de mi por favor.

  —Entonces no me decepciones —se separó un poco y me miró.

  —No lo haré —asentí—Te lo prometo.

  —Está bien, creo en tus problemas —se puso en puntillas para darme un beso rápido.

  —¿Nos vamos? —sugerí.

  —Claro —Isabella tomó la bolsita con las conchas y sus sandalias—¿Tienes hambre? Calentaré la comida para ti.

  No podía evitarlo, cargué a Isabella haciendo que ella chillara del susto, para llevarla a la casa.

ISABELLA

  Calenté la comida de Harry y lo acompañé mientras cenaba, la televisión estaba encendida, la casa se miraba con más vida ahora que habíamos vuelto a estar bien. La verdad es que no puedo estar separada de Harry, por más que lo intento no puedo, creo que ese el verdadero amor.

  —¿Estas satisfecho? —le pregunté cuando terminó de comer.

  —Sí, me siento mejor.

  Tomé su plato y lo llevé al fregadero para lavarlo.

  —¿Qué quieres hacer hoy? —me preguntó—¿Ver una película?

  —Podría ser —terminé de lavar el plato y me giré a él—O podríamos hacer otra cosa —me senté enganchada a él, la verdad es que me hacía mucha falta sentirlo dentro, hace días que no lo sentía y lo necesitaba. Harry sonrió pícaro.

  —¿Como que?

  Me acerqué a su oído y susurré:

  —Esta noche puedes hacerme lo que quieras.

DESCONOCIDO

   Me acerqué a la ventana de la cocina de la casa de Isabella, los guardaespaldas aún no me habían visto, solo estaban en la puerta principal, de suerte la ventana de la cocina estaba entreabierta. Ellos no se habían dado cuenta. Los observé todo el rato, observé cuando Harry terminó de comer, cuando Isabella lavó su plato y cuando se puso encima del.

  —Esta noche puedes hacerme lo que quieras —la escuché susurrar.

  Yo debería estar en el lugar de Harry, era yo quien le tenía que hacer lo que quiera.

  Y no el.

ISABELLA

   El mar me daba paz. Amaba caminar descalza y sentir la arena bajo mis pies. Esta playa, la que teníamos frente era sola, no habían más personas aquí, solo teníamos acceso los que vivíamos en esas lomas. Cuando había bajado a la playa me había quitado las sandalias y andaba descalza recogiendo conchas de mar, caracoles, piedras de colores y haciendo una casita con ramas. Tomé muchas fotos que después subiría a la red social. No sabía cuánto tiempo había pasado aquí, pero el sol empezaba a ocultarse. Me senté en la arena y me quedé viendo fijamente como se ocultaba, no me quería perder ni un momento. Hasta que se oculto del todo.

HARRY

   Cuando llegué a casa estacioné el coche, pensé en buscar a Isabella donde sus padres pero no quería armar un escándalo frente a ellos. Además de que sabía que no quería volver conmigo. Esta situación me pone mal, no puedo estar así con ella. A veces me gustaría ir y traerla en contra de su voluntad.

  —Buenas tardes, señor —saludó Jared.

  —¿Qué ha pasado, Jared? ¿No has visto nada raro?

  —No, la señora Isabella llegó hace unas horas.

  Eso me hizo detenerme en seco y mirarlo.

  —¿Cómo? ¿Está aquí?

  —Bueno, sí y no.

  Fruncí el ceño.

  —Explícate.

  —Llegó con Noah pero al rato salió hacia la playa y aún no regresa.

  —¿Llegó con Noah? —eso sí me había sorprendido.

  —Así es, señor.

  —¿Está en la playa sola? —si me decía que sí tendríamos un problema porque para eso les pago, para que no la dejen sola.

  —Claro que no, uno de nuestros hombres la siguió.

  Eso me dejaba más tranquilo.

  —Está bien, iré.

  Me volví sobre mis talones en dirección a las pequeñas escaleras que daban a la playa. Las bajé, escuchando las olas del mar más claras, pero se escuchaban tranquilas. Cuando llegué a la arena el sol se había ocultado ya, pero el mar estaba muy calmo que provocaba bañarse y relajarse un poco. Noté a Isabella a lo lejos sentada en la arena mirando el mar.

  —¿No has visto nada raro? —le pregunté al que la cuidaba.

  —No, señor, no ha pasado nada.

  —Está bien —me quité los zapatos y me acerqué a ella.

  —¿Puedo sentarme contigo?

  Se sorprendió de verme ahí, lo pude notar.

  —Siéntate —respondió normal. Me senté junto a ella, noté que tenía varias conchas en una bolsita. Verla así con ese vestido playero, con una flor detrás de su oreja, con ese aroma a mar me derretía de amor. Solo me provocaba abrazarla y llenarla de besos, besarle cada uno de sus lunares que tenía en el cuello.

  —Es muy tranquilo aquí —admití.

  —Así es, es como si los problemas no vinieran aquí, como si estuviera fuera de la realidad.

  —Sí.

  Quería besarla, quería que me perdonara, pero no quería arruinarle la paz que tenía aquí. Además estaba anocheciendo ya.

  —Isabella... perdóname.

  Noté que cerró los ojos, se notaba que estaba muy tranquila.

  —Harry, fue muy feo lo que hiciste, salir así... sabiendo como soy de malpensada.

  —Confía en mi por favor —le pedí.

  —Confiaría si no me mintieras, si fueras sincero y honesto. Si me hubieras dicho que irías me hubiera puesto celosa sí, pero no te hubiera retenido y no hubiera pensado todas las cosas que pensé. Además, no tienes nada que ver con ella ya. No sé por qué te busca.

  —Está pasando una mala situación económica, quería pedirme algo de dinero.

  —Y claro que se lo diste.

  —Sí, no podía dejarla así.

  —Claro, el santo Harry, regalando el dinero a cualesquiera.

  —Esta fue la última vez, Isabella, créeme.

  —Prefiero creer en tus acciones y no en tus palabras —me puse de pie frente a ella, estaba mal con esta situación. La tomé de las manos y la hice ponerse de pie también. Dios, era tan hermosa.

  —¿Prefieres creer en mis acciones? Entonces cree en esto —la tomé de la cara y la besé, la besé con tanta pasión, con tanto deseo, con tanto amor. La besé para que se diera cuenta de que en mi vida no había nadie más que ella, que no amaba a nadie más a como la amaba a ella y que no deseaba a nadie más como a ella. Era la única mujer un mi vida, era preocupante la forma en que la pensaba, en que la deseaba, en que la amaba. Isabella me correspondió el beso con la misma intensidad. Mis labios estuvieron esperándola todo este tiempo, sentí que mi alma había vuelto a mi cuerpo ahora que volvimos a unirnos. No quiero estar lejos de ella y menos separado. Es como si me quitaran una parte muy importante de mi, como si me quitaran el corazón.

  Cuando nos separamos estábamos jadeantes.

  —Harry, te extrañé tanto. —susurró.

  —Yo más —pegamos nuestras frentes, nos necesitábamos y se podía notar. —No quiero que vuelvas a separarte de mi por favor.

  —Entonces no me decepciones —se separó un poco y me miró.

  —No lo haré —asentí—Te lo prometo.

  —Está bien, creo en tus problemas —se puso en puntillas para darme un beso rápido.

  —¿Nos vamos? —sugerí.

  —Claro —Isabella tomó la bolsita con las conchas y sus sandalias—¿Tienes hambre? Calentaré la comida para ti.

  No podía evitarlo, cargué a Isabella haciendo que ella chillara del susto, para llevarla a la casa.

ISABELLA

  Calenté la comida de Harry y lo acompañé mientras cenaba, la televisión estaba encendida, la casa se miraba con más vida ahora que habíamos vuelto a estar bien. La verdad es que no puedo estar separada de Harry, por más que lo intento no puedo, creo que ese el verdadero amor.

  —¿Estas satisfecho? —le pregunté cuando terminó de comer.

  —Sí, me siento mejor.

  Tomé su plato y lo llevé al fregadero para lavarlo.

  —¿Qué quieres hacer hoy? —me preguntó—¿Ver una película?

  —Podría ser —terminé de lavar el plato y me giré a él—O podríamos hacer otra cosa —me senté enganchada a él, la verdad es que me hacía mucha falta sentirlo dentro, hace días que no lo sentía y lo necesitaba. Harry sonrió pícaro.

  —¿Como que?

  Me acerqué a su oído y susurré:

  —Esta noche puedes hacerme lo que quieras.

DESCONOCIDO

   Me acerqué a la ventana de la cocina de la casa de Isabella, los guardaespaldas aún no me habían visto, solo estaban en la puerta principal, de suerte la ventana de la cocina estaba entreabierta. Ellos no se habían dado cuenta. Los observé todo el rato, observé cuando Harry terminó de comer, cuando Isabella lavó su plato y cuando se puso encima del.

  —Esta noche puedes hacerme lo que quieras —la escuché susurrar.

  Yo debería estar en el lugar de Harry, era yo quien le tenía que hacer lo que quiera.

  Y no el.

Descarga la aplicación ahora para recibir recompensas
Escanea el código QR para descargar la aplicación Hinovel.