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Capitulo 2

-Con esto te alcanzará hasta que termines, el dolor que sientes es normal pero si es muy fuerte dile a tu madre que te dé una pastilla ¿de acuerdo?

-Muchas gracias.

-¿No está tu mamá en casa?

-No, ella trabaja y siempre está de mal humor.

-¿Te da miedo tu madre? – me preguntó y yo asentí – ¿te pega? – yo negué con la cabeza de nuevo - ¿entonces?

-Se enoja rápidamente y tiene poca paciencia conmigo.

-¿Y tu padre?

-Nos abandono.

Tras aquella breve charla mi madre fue llamada a la dirección de la escuela, yo ignoraba de que se trataba, lo supe después de llegar a casa, dónde mi madre me esperaba llena de enojo por lo que le había dicho a mi maestra, sumándole que le dijeron que debía prestarme más atención o le reportarían con gente del gobierno para que ella ya no me cuidara y por primera vez mi madre me golpeó con su cinturón y yo llore toda la tarde hasta que me quedé dormida, cuando desperté era de noche, aún seguía con el uniforme, tenía hambre y no había hecho la tarea, asustada me levanté de la cama para hacer mi tarea, era tarde porque las luces estaban apagadas y mi madre no estaba despierta, hice mi tarea y cuando termine fui a la cocina para comer cereal con leche.

Al día siguiente mi mamá fue a despertarme era la primera vez que lo hacía desde que entrara a la primaria, aún seguía molesta conmigo, salí de casa sin desayunar y antes de llegar a la escuela me advirtió que no volviera a abrir la boca con nadie, yo obedecí al ver con los ojos que me miraba y desde ese día dije a la maestra que todo iba bien en casa así fuera mentira, así yo me sintiera triste, sola o con miedo, no dije nada a nadie sobre lo que me pasará, mucho menos a mi madre quien comenzó a salir con un tipo el cuál no me caía bien, por eso en las vacaciones de verano conseguí un empleo de cerillera en una tienda de autoservicio, no quería estar en casa sola porque me aburría y cuándo mi madre llegaba siempre lo hacía en compañía de ese hombre que me daba mala espina, otra razón era que de que yo no tenía dinero, mi madre solo me daba dinero de vez en cuando para la hora del receso y otras veces no, así que no comía nada, por eso era flaca y pequeña, muchos creían que tenía menos edad por mi aspecto físico, era un acto de magia, “nada por aquí y nada por acá” era una tablita mientras que mis otras compañeras comenzaban a mostrar cambios físicos y yo nada, ni siquiera usaba sostén y yo quería comprarme algunos ya que mi madre se olvidaba de mi a menudo.

Me sentía otra persona estando fuera de casa, era callada pero no me sentía deprimida como cuando llegaba a casa, yo para mi madre no era nadie importante, no le dije cuánto había ganado ese día ni los siguientes que continuaron, estaba feliz, tenía dinero cómo el que nunca había visto en mi vida y lo atesore hasta que tuve que dejar mi empleo temporal para volver a clases, pero antes fui de compras yo sola y compre lo que necesitaba.

Cuando entré al último grado de primaria las letras que escribía la maestra en el pizarrón comenzaron a verse borrosas al igual que las letras en mis libros, que para modo de leerlas tenía que enfocar demasiado la vista hasta que un día la maestra nos puso a leer en voz alta y al percatarse de que no podía leer bien, me preguntó el motivo, yo les respondí que no podía ver bien la letras, que las miraba borrosas y tras esto me llevaron a realizar un examen de la vista allí mismo en la escuela, la cuál a las pocas semanas me dieron unos lentes por parte de la misma que recibía ayuda del gobierno y gracias a eso pude volver a ver, ya que si seguramente lo hubieran dejado a manos de mi madre, Dios sabe cuándo ella se hubiera dignado a comprármelos.

Tras aquello fui apodada cuatro ojos y algunas compañeras me arrebataban los lentes solo para fastidiarme y todos los días fue lo mismo, estaba harta de asistir a clases pero estaba a muy poco de graduarme de allí, para asistir a la secundaria, pensé que allí me libraría de todo aquello pero no fue así, solo tarde tres meses sin ser víctima de nuevas maldades de mis compañeros, luego opte por esconderme a la hora del recreo en la biblioteca, allí solía comer mi comida si es que tenía dinero para comprar algo, pero lo que más me gustaba de estar allí era leer, comencé a leer libros de fantasía, hadas, vampiros y romance, me gustaba más aquel mundo que mi mente y los autores de los libros creaban para todo lector, entonces yo preferí más lo surrealista que lo real, mi vida no me gustaba, me sentía tan insignificante y fuera de lugar hasta en mi casa que hice de los libros mi mundo, así mi vida se convirtió en un segundo plano, mis calificaciones eran promedio, deje de esforzarme en cuanto me di cuenta de que a mi madre le daba igual si era la mejor de la clase o no, de que nunca me daría un incentivo por algo que yo hiciera, tampoco recibí regalos de navidad, Santa Claus murió a los nueve años en que escribí una carta pidiendo regalos y me preocupe de que no hubiera un arbolito con adornos y luces.

-¿Dónde puedo poner la carta para Santa mamá? – le pregunté y ella me respondió.

-Amy, deja de perder tiempo con esas cosas. Santa no existe, los padres son los que hacen los regalos y yo no tengo dinero para darte regalos, no quiero ver un año más tu cara de decepción y llanto en tu rostro.

Aquello fue demasiado decepcionante y doloroso para mí, mi madre ya no podía hacerme más daño del que me había hecho aquel día, me convertí en alguien lejana y distante con las personas, a pesar de las burlas guarde silencio y no me quejé con nadie.

Mi madre siguió llevando hombres a casa y a mi me había ordenado no salir de la habitación mientras ella estuviera con compañía, sabía que mantenía sexo con ellos porque los ruidos y quejidos se podían oír a pesar de estar encerrada en mi habitación, me provocaban náuseas escuchar aquello, a veces prefería no llegar a casa pero no tenía dinero para comer algo y el hambre me obligaba a llegar a ese lugar que según era un hogar, pero después me di a la idea de llegar a casa para preparar algo rápido comer y salir de nuevo a algún lado, como por ejemplo conseguir un empleo de algunas horas y así lo hice, tenía trece años cuando obtuve un empleo más o menos serio en una tienda cerca de mi casa, allí pasaba mis horas libres hasta que termine la secundaria y entre al bachillerato, allí no sufrí acoso pero evite relacionarme con mis compañeros y chicas de mi edad, era huraña e insegura de mi misma y tampoco me sentía guapa o atractiva, tampoco tenía ropa a la moda y mis gafas me hacían lucir más teta de lo que era, pero no podía dejar de usarlas, era cegatona así que las usaba del diario y todo el día, hasta que llegaba la noche y era hora de dormir, era el momento en que me las quitaba.

Durante ese tiempo mi madre quedó embarazada del que en ese entonces era su amante y él a los pocos días fue a vivir con nosotros o más bien con ella, me dio la noticia durante la mañana en la que yo comía cereal para irme al bachillerato, me sorprendió la noticia pero no era algo que no esperara por parte de ella, sabía que ella era feliz con él, yo hacía mucho que no era parte de su vida y no me extraño que formará una nueva familia.

-Estoy embarazada – dijo mirándome.

-Felicidades – le dije sin emoción.

-¿Estás molesta?

-Hace mucho que no te importa lo que yo piense o sienta. Eres libre de hacer lo que te haga feliz.

-Él vendrá a vivir aquí, comenzaremos a construir una segunda planta para hacer dos cuartos y un baño, para que tú puedas seguir quedándote aquí abajo en tu cuarto de siempre.

-De acuerdo.

-Cuando estés en tu cuarto por favor mete seguro, siempre, no lo olvides.

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