Se me antoja una noche contigo.
- Dani, estoy enamorada. – le digo dejándome caer en la cama con los brazos extendidos.
- ¿Qué? – me dice sin despegar la vista de la computadora.
- Que estoy enamorada. – dando un audible suspiro pero al ver que no me decía nada me levanto para observar que hace. - ¿Qué estas haciendo? –
- El trabajo que deberíamos hacer juntas. Decime ¿Cuánto tiempo hay que esperar para que dejes de comportarte como una desquiciada obsesiva por el nabo ese del profesor? – ni bien escucho que dice aquello, me levanto y media ofendida es que le contesto.
- En primer lugar, no soy ninguna desquiciada y menos obsesiva. En segundo lugar Diego no es un nabo y el tercero, no te enojes conmigo se me pasó lo del trabajo. – le digo juntando las manos y haciendo puchero.
- ¿No estás grande para arreglar todo con pucheritos? – yo simplemente levanto mis hombros y ella sonríe. – Bueno, ponete las pilas así terminamos esto antes de las cinco y media así vamos juntas al profesorado.
El día de hoy había trabajado tanto que sentía como si un acoplado me hubiese pasado por encima. Con Dania habíamos quedado en encontrarnos en su casa para darle los últimos retoques al trabajo de Literatura el cual debíamos entregar el día de hoy y aunque para mí no le faltaba nada, para Dani siempre algo por agregar siempre había.
Toda la semana había estado pensando en cómo hacer para tratar de estar a solas con el profesor y hacer que note mi existencia y aunque los miércoles él está en la institución, yo tengo ciencias sociales por lo que es imposible escaparme de las clases, por lo que solo los viernes lo vería y eso me tenía bastante bajoneada.
Luego de un rato larguísimo al fin el trabajo había quedado como a Dani le gustaba y teníamos cuarenta minutos de ventaja para llegar bien al profesorado. Cómo vivía a dos cuadras del Normal y teníamos mucho tiempo de ventaja nos pusimos a escuchar algo de música y a dialogar un poco.
Entre charla y charla le había comentado que el deseo que sentía por Diego era tan grande que se me hacía muy difícil tenerlo cerca y tener que morderme la lengua para no gritarle lo que deseo hacerle, lo que sueño con que me haga.
Dani y yo éramos muy amigas por lo que no había nada que no supiera de mí, por lo que le conté lo sucedido la otra noche cuando mis manos exploraron mi cuerpo ante la ilusión de sus ojos mirándome y cómo era de costumbre, no se espero para dejarme en claro que lo que hice había sido una asquerosidad.
- Es que vos no entendés Dani, nunca desee nadie como a él. Cada vez que lo veo siento una corriente que me recorre pro completo y se intensifica acá abajo – tocándome el monte de Venus – es algo inexplicable, algo que nunca había sentido antes.
- Camí, yo creo que debería hacerte ver. Esa actitud tuya asusta y mucho. Por otro lado, no cometas una locura que te lleve arrepentirte después. – me dice preocupada.
- Es que vos no entendés. – intento hablar pero ella me interrumpe.
- No Camila, vos no entendés. No podes ponerte en la cabeza seducir a un docente porque pones en riesgo su carrera y por ende tu continuación en la institución como alma regular. Por favor, no compliques las cosas. – sin darle importancia a lo que me dice se me ocurre una idea.
- Yo necesito sacarme esto que siento de adentro, si no voy a explotar y ya sé cómo hacerlo. – Me digo a mi misma y me levanto de la cama para tomar su laptop.
- ¿No me estás escuchando no? – me dice ofendida.
- No. Ya sé cómo voy a sacarme todo esto que guardo dentro. – ella me miró extrañada y yo sonreí.
Había decidido escribirle al mail, contarle cuánto es que lo deseo y hacerle saber que sin importar que el sea docente y yo su alumna, haría lo que fuera por qué me viera.
Una vez que encendí la computadora, me asegure de hacer un mail en donde todos los datos fueran falsos, para no exponerme y para poder dar riendas sueltas a lo que mi cuerpo siente cuando está cerca suyo. Una vez que me asegure de no dejar ningún detalle librado al azar, me dispuse a escribirle un mensaje a mi sexi y ardiente profesor.
- ¿Qué vas hacer? – yo simplemente la mire, le sonreí y le dije que luego se enteraría, que por ahora me dejara inspirarse tranquila. – UMM ayá vos pero ojo, mucho cuidado. –
“De: Anónimo123@hotmail.com
Asunto: Importante.
Ante todo, buenas tardes profesor. Quisiera decirle que esto no se trata de un juego ni mucho menos sino de mis sentimientos hacia usted. Quiero que sepa que desde que lo ví no he dejado de pensar en usted y que hasta lo he explorado por completo en mi imaginación mientras ha dado clase. Que cada vez que está cerca de mí todo mi cuerpo comienza a temblar y tengo que apretar mis manos para no tocarlo, aunque muero por hacerlo. Usted está en mis fantasías, en mía sueños más húmedos y forma parte de todas mis noches dónde me he auto complacido y gritado su nombre al alcanzar el éxtasis.
Desearía poder decirle quién soy, poder expresarle frente a frente todo lo que necesito hacerle, lo que me urge que me haga. Desearía tanto una noche con usted, tan solo una para demostrarle lo que mis manos, mi boca y mi cuerpo pueden hacerle.
Se me antoja una noche contigo.
Una noche de esas que te dejan el cuerpo adolorido por la mañana.
Una de esas que al recordarla sientes arder tu intimidad.
Que al revivirla sientes como vuelves a mojarte.
Se me antoja una noche contigo.
Una noche de esas en la que pueda pasear mis manos por todo tu cuerpo sudado,
en la que pueda apretar con fuerza tus brazos y así marcarte la piel.
Se me antoja una noche contigo.
Una noche de esas en la que tu boca explore mis partes prohibidas,
descubriendo cada rincón de mi piel.
Necesito una noche de esas en la que tus labios sean veneno y antídoto a la vez
para matarme y revivirme de placer.
Se me antoja una noche contigo.
Una noche en la que pueda legar contigo hasta el final.
Una de esas en la que pueda sentirme libre entre tus brazos.
Una de esas noches locas en la que lo único entre tu y yo sea la nada misma
Y el ruido de nuestros cuerpos haciendo el amor.
Se me antoja una noche contigo.
Una de esas noches en la que pierdo hasta la razón,
en la que desbordas mis cinco sentidos,
y haces de mí una simple marioneta a la que disfrutas cuando a ti se te antoja.
Se me antoja una noche contigo.
Una de esas noches en la que los segundos se transforman en horas.
En la que el deseo y las ganas van en aumento a cada minuto.
Necesito una de esas noches contigo en la que tu cumples con mi cuerpo,
todas tus más oscuras y calientes fantasías.
Se me antoja una noche contigo.
Una de esas noches en la que la manera en la que penetras mi carne,
me haga recordarte aún sin tu miembro dentro mío.
Se me antoja una noche contigo.
Una noche de esas en la que me hagas explotar en gritos,
en la que convulsiones mi cuerpo
y me hagas perder hasta la noción del tiempo y espacio.
Necesito una noche contigo, para que tu manera de amar me haga sentir mujer.
Eternamente suya! "
Una vez que finalice de escribir, entusiasmada le muestro a mi amiga quien al segundo de leer el primer párrafo ya se podía ver lo horrorizada que estaba. Estuvo aproximadamente una hora, desde su casa hasta el colegio, tratando de convencerme que dejara lo que había empezado y que no complicará más las cosas, que hiciera de cuentas que jamás mandé ese mensaje porque me prohibía seguir haciéndolo.
Sinceramente entendía mi situación, sabía que esto ameritaba sanción seguido de expulsión, porque se llama acoso lo que hago, pero a inevitable lo que siento, lo que a mí cuerpo le pasa al estar cerca, lo que me tiemblan las manos por tocarlo, lo que mis labios se mueren por besarlo. Era imposible pensar en detenerme cuando me muero de ganas por avanzar.
Ni bien él ingreso al aula puedo jurar que casi todas las miradas de mis compañeras, incluyendo la mía, le hicieron un escáner a su cuerpo desnudándolo por completo. Es que no era la única que se derretía por él, pero sería la única que se animará a decírselo, aunque fuera mediante mensajes anónimos.
- Buenos días alumnas, el día de hoy me presentarán sus trabajos y trabajaremos con los diseños. Les enseñaré como se usa, dónde se ubican sus contenidos y de qué manera podremos trabajarlo en clase . . . –
No importa que dijera, porque era tan pero tan sexi que todas las palabras que diga se pierden en la nada ¿Quién es capaz de prestarle atención si mientras habla una se lo imagina desnudo montándome como toro salvaje? Yo sé la respuesta, nadie.
En la medida que la clase se iba desarrollando me era difícil no sentir nervios por el mensaje que le había mandado ¿Y si todavía no lo leyó? ¿Y si ya lo hizo? ¿Y si me contesta? Esto último me dejó pensativa ¿Qué pasa si me contesta? ¿Y si quería saber quién soy? Porque está bien, yo deseo tenerlo para mi haciéndonos de todo, pero ¿Qué pasa si se me da la oportunidad? ¿Realmente me animaría? Mientras mi mente divaga y me hago decenas de preguntas cuya respuestas son más y más preguntas Dani golpea mi brazo para traerme a Tierra.
- Ay, Daniela eso dolió! – le dije sobándome el brazo. -¿Qué pasa? – le pregunté frunciendo el entrecejo.
- No, a vos qué te pasa. Estás ida. – me dice preocupada.
- Es que pensaba ¿Y si se da cuenta que soy yo la del anónimo? – le digo espantada.
- ¿No se supone que es eso lo que querés? – responde sorprendida de mi actitud repentina.
- Ahora no sé. – le digo con miedo.
- Ah, dos una idiota nena. – responde ofendida para voltear para atender la clase. – y eso que r Elo advertí. –
- Si, pero… - digo pero me interrumpe.
- Pero siempre haces lo que se te canta el culo sin medir las consecuencias. ¿Qué puedo decirte? Joderme, pro boluda. – concluye en el mismo momento en el que Diego nos llama la atención
- ¿Qué cuchichean ayá en el fondo? Srta Ayala ¿Desea compartir algo? – docente no puedo evitar derretirse de amor al escuchar mi apellido en sus labios.
- No, discúlpeme. –
- Bueno, por favor en mi clase pido que estén atentos y predispuestos si no van a poder cubrir las expectativas les pido que no me hagan perder el tiempo y baje de d ella materia. –
El el momento que dijo eso, puedo jurar que más del cincuenta por ciento del grupo se había desencantado, sin embargo para mí esos no había pasado. ¿Qué puede hacer a un hombre más sexi que la formalidad en sus labios? Si existe otra cosa no me interesa saberlo.
Luego de que terminara de dar la explicación de la consigna, nos entregó los diseños para que trabajaremos con ellos por lo que de un instante a otro, el aula se envolvió en un sepulcro silencio dónde lo uni que era capaz de oír, era el sonido de la respiración.
Mientras nosotras trabajamos él profesor se encontraba con su tableta y su cuadernos de clases, evidentemente estaba preparándonos más trabajo, cuando de repente su teléfono sonó y antes de tomarlo pidió disculpas, para luego salir del salón. Minutos más tardes reingreso al aula e hizo algo que me llamo la atención y me hizo sospechar del motivo del sonido de su celular.