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Capítulo 3

Aunque es de piel oscura, su cara está roja, pero cuando escucho que la llaman niña, su expresión cambia rápidamente.

- Como no necesitas nada, me iré con permiso. Dice, preparándose para irse, lo agarro del brazo, llamando su atención.

- Espera, ¿cómo te llamas? Pregunto, ya que no sé su nombre.

- ¿Puedes soltar mi brazo? Dice cortésmente, pero con un poco de sarcasmo en su voz. - Mi nombre es Lía, tengo años, trabajo aquí y soy hija de María, pero algo.

Solté su brazo, un poco desconcertada, pero que chica tan petulante. Unas cuantas nalgadas estarían bien en este momento. Ésa es una idea ridícula mía.

- No, puedes irte pero... Se detiene a escuchar lo que tengo que decir. Lo paso hacia la salida. Donde me detengo y hablo.- No es apropiado andar vestido así. Antes de que se vaya, la paso y me dirijo a mi habitación.

Porque iba a decir eso, pero ella es muy común. El outfit es tan hortera, ¿dónde la has visto caminar así, pero mi hermano alguna vez la ha visto así? ¿Tienen algo? Darle una buena paliza es muy bueno, pero como estoy pensando en eso, no faltan mujeres que quieren ser folladas bien y yo aquí pensando en un niño, que apenas puede soportar un apretón.

Lo mejor es irse a dormir, porque por hoy es suficiente.

Me levanto temprano, el sol es fresco por la mañana pero templado. Hoy voy a estar de guardia en el hospital por la tarde, voy a ayudar a mi madre con las tareas del hogar, miro la hora, hago mi higiene, salgo de mi habitación.

Ordeno la casa, me ducho, me cambio de ropa y voy a tomar mi café, mamá siempre deja el café listo. Salgo hacia otra casa, a medio camino miro hacia arriba. Desde la ventana sus ojos de halcón me miran, no le presto atención, sigo mi camino. Es mejor para mí mantenerme alejado de él, él no es para mí. Sé que solo tengo años y por eso, soy una mujer que lucha por lo que quiere y cree... pero lamentablemente un hombre prepotente, prepotente, que se cree demasiado, no es para mí.

Cada quien va con sus asuntos, yo me uno a ellos sin pensarlo dos veces, cuando sabes lo que tienes que hacer no esperes a que alguien te lo diga.

- ¿Hija? Lleva este café a la mesa, por favor, hija. Y ven a buscar este frasco aquí. Dice mostrándome una jarra de jugo... Mi madre está más hermosa que nunca. Sospecho que ha estado hablando de pero, con João... tal vez.

Llevo las cosas del café a la mesa principal, recibiendo los buenos días de todos, excepto de la belleza que aún no ha bajado para unirse a la familia. Una vez hecho todo, me uní a los demás en una amena conversación, pero fui interrumpido por doña Ángela que me llamó.

_¿Lía? Ven a tomar un café con nosotros. Pregunta con mucha amabilidad y atención.

_ Gracias señora Ángela, pero me quedaré con los demás en la cocina. Te digo, no es porque nos traten como a una familia, que no sé diferenciar entre jefe y empleado, cuando pienso en discutir. Lo veo bajar las escaleras, caminando hacia mí. Su postura seria me intimida un poco, pero no retrocedo. Se acerca a su padre, le da un beso en la cabeza, se acerca a su madre, la besa en la mejilla, se sienta en una silla y saluda a todos.

_ Buen día. Dice pomposamente, su traje a medida le sienta muy bien. Incluso abrí la boca._ ¿Qué haces ahí parada? Pregunta con esa estúpida sonrisa en su rostro.

Antes de responder, su madre responde por mí, por Dios, no entiendo su irritación conmigo.

_ Lía, como hoy no voy a la universidad, Alberto te llevará. Dice Vitor tomándome desprevenido, y ahora qué hago. No le agrado, siempre se burla de mí y ahora esto.

_ No es necesario, puedo pedirle a Pedro que venga a recogerme... antes de terminar de formular una palabra, su voz autoritaria atraviesa la habitación.

_ No, te llevo, también tengo algunas cosas que arreglar en este momento. Habla de comer tranquilamente._ Papá, voy a la oficina, vuelvo a casa a almorzar y te llevo niña.

_ Su nombre es Lía, Alberto. Flávia habla, atenta a la situación. No respondo, me disculpo caminando hacia la cocina.

Mi mente es un desastre, porque Vitor le pidió que me llevara, bien podría ir en bus. Pero él no tenía por qué actuar como un hermano protector conmigo.

El resto del día pasa volando, voy al jardín y veo mis flores, me encantan las flores. Me encantan sus perfumes, la variedad de colores es increíble. Aquí con seis manos para hacer las cosas, podemos manejar todo rápidamente.

Después de un baño relajante, estoy aquí esperando que venga. Estoy ocupada mirando mi celular, cuando me sobresalto al verlo parado frente a mí, es tan alto que me siento pequeño a su lado.

_ Vamos, o se quedará ahí. Dice y camina delante de mí, como siempre poco educado.

_ Mira, lo siento, pero no te pedí que me llevaras. Hablo con un poco de dureza, pero él me toma en serio. _ Además, puedo ir en autobús.

Lo dejo y camino con mi mochila en las manos hasta el portón. Cuando sienta una mano gruesa, agarra mi brazo y mantenme en mi lugar. Miro su mano sobre mi piel y dejo escapar un suspiro.

_ Mira, lo siento si fui grosero contigo pero.... Tu respiración es un poco demasiado rápida._ Pero cada vez que nos encontramos, siempre llega a eso.

_ No es culpa mía si no fuiste como yo desde el principio. Mi tono suena un poco amargo. _ Veo que es mejor tener cierta distancia entre nosotros, así no habrá más peleas. Hablo mirándote directamente a los ojos.

Nos quedamos quietos, uno frente al otro, perdidos en nuestros pensamientos. Su mano deja mi brazo y baja hasta mi delgada cintura, su tacto es extraño. Ya que los únicos que me tocan son mis amigos. ¿Pero por qué permitir que me toque así?

Me retiré, hasta que sus manos estuvieron alejadas de mí. Cuanto más lejos estemos, mejor para nosotros.

_ Vamos, el tiempo pasa, tal vez llegues un poco tarde... vamos. Él dice.

Quizás sea suficiente, y todo gracias a él, que tiene el poder de desestabilizarme siempre.

_ Está bien, lo acepto porque el autobús tarda un poco a esta hora. Hablo.

Caminamos de regreso al auto, su auto es muy espacioso, muy cómodo. Me puse el cinturón,

_Es cómodo. pregunta, mirándome por el rabillo del ojo.

_ Gracias Sí. Hablo un poco nervioso, no debería sentirme así.

¿Pero quién nunca se ha sentido nervioso en presencia de un hombre cuya presencia rezuma poder? A diferencia de Vitor, que es más normal, este es literalmente un hombre al que las mujeres arrojan a sus pies. Pero yo no soy esas mujeres, no niego que él es todo eso y mucho más, pero no quiero ni puedo involucrarme con hombres así.

Las calles están muy tranquilas a esta hora, gente caminando por las aceras, gente y más gente mezclándose con los coches. Veo una pareja paseando con un bebé en el cochecito. ¿Encontraré algún día un hombre que me ame y quiera tener una familia conmigo? Compartiendo lo mismo que yo, tener una familia numerosa, pero estructurada económicamente, donde no les falta de nada. Pero sobre todo, tener doble amor para dar. Salgo de mis pensamientos con él diciendo algo que no puedo escuchar del todo.

_ Hola, yo no... presté atención. hablo

_Dije, quieres escuchar algo de música. Yo digo si. Una ligera melodía invade el ambiente.

_ Te gusta lo que haces. Me pregunta, debe tener curiosidad por la profesión que elegí.

_ Sí, amo lo que hago, cuidar de los demás es un regalo de mi profesión. Hablo con orgullo._ Y te gusta lo que haces. Te devuelvo la pregunta.

Me mira un poco y responde.

_ Sí, me encanta la seriedad y la rigidez, son parte de mi profesión.

Ya no lo cuestiono más, porque somos lo suficientemente amigos como para interferir en el espacio del otro.

Cuando llegamos al hospital, antes de que yo bajara del auto, él se bajó y me abrió la puerta.

_ Gracias. Le doy las gracias, recojo mi mochila mirando a mi alrededor.

Varias mujeres son como abejas mirándolo, no niego que es hermoso pero, sinceramente, donde está el amor propio de estas personas.

_ Ven, te acompaño. Dice extendiéndome la mano, demasiada solicitud para mi gusto.

_ Te lo agradezco, pero prefiero ir solo y… gracias por el paseo. Tropiezo un poco con mis palabras, pero sigo adelante, antes de que decida cuestionar algo.

_ Ya estaba preocupada por ti. Dice Pedro, poniendo su mano en mi hombro.

No sé por qué, pero no me gustó su toque. Miro hacia atrás y lo veo hablando con el director del hospital. Nos miramos un minuto hasta que me llamó Pedro.

_ Quién es él. Pregunta con una mirada extraña dirigida al hombre detrás de nosotros.

_ Hermano de Vítor, Alberto Tompus. Sigue mirando, no sé qué le pasa por la cabeza, pero no voy a profundizar en ello._ Y luego llega o no.

Nos dirigimos a nuestra habitación, hoy voy a compartir la sala de pediatría con él. Pero me intriga la mirada extraña que se miraron, como si estuvieran manteniendo una conversación silenciosa. Debe estar todo en mi cabeza, ya que ni siquiera se conocen.

Ahora es el momento de cuidar a mis hijos.

Después de dejarla en el hospital, fui directo a la oficina, donde pasé parte del día lleno de procesos por revisar. Al anochecer, los chicos se dirigieron a un pequeño bar cercano al trabajo, donde tomamos unos vasos de whisky, sin duda fue la mejor opción para aliviar un poco el cansancio del día.

_ ¿Qué onda Abierto? ¿Está rodeando algunos gatitos o ya está atrapando a varios? Pregunta Marco, como siempre queriendo saber sobre la vida íntima de otras personas.

_ ¿Mi vida privada? No es de dominio público. Hablo corto y grueso. No soy partidario de compartir mi intimidad con parejas. Porque eso no le pasa a una mujer.

_ Escuché que Frank se está cogiendo a una mujer casada..... Dice Roger hablando en voz baja, como si estuviera contando un secreto, medio edificio conoce esta historia, no sé por qué todavía hablan de esta mierda.

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