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Capítulo 3

Podía ver en él una paciencia que me desesperaba, ¿Es que no entiende que ambas situaciones son delicadas y él se lo toma con tranquilidad?

—Antes que hablemos de San Isidro, quiero que nos cuente lo que ha pasado ayer.

—Alex, yo nunca te había visto de esa forma, después de que Marisol te reclamó por la presencia de Valentina, fue como si hubieras explotado, le dijiste un sin número de cosas.

— ¿Cosas como qué?

—No recuerdo con exactitud, pero hasta expusiste que su matrimonio era una farsa, que tú y ella dormían separados, luego saliste de ese lugar jalando a Valentina del brazo.

Por un momento pensé que Gustavo estaba exagerando, pero no recordaba nada.

— ¿Por qué no recuerdo nada de eso? Juro que no sé cómo llegue hasta este hotel.

—Yo tampoco recuerdo nada. —dijo Valentina, quien se había quedado callada hasta este momento.

—Bueno, de eso no puedo dar explicaciones, pero yo me tuve que quedar a dar la cara, obviamente Marisol estaba furiosa y más porque te fuiste con Valentina.

—Que fastidio todo esto.

—Lo mejor es que te divorcies de ella, al final lo que ocurrió ya no lo puedes borrar.

—Perderé millones por ese divorcio. —Recordé inmediatamente el acuerdo prenupcial.

—Imagino porque se casaron con bienes mancomunados —dijo Valentina, no soy tonto para dar algo que me ha costado demasiado a Marisol

— ¡No! Olvida ese tema.—dije, haciendo énfasis en que no hiciera preguntas innecesarias.

Cuando yo realice los acuerdos prenupciales, les di al padre de Marisol Treinta millones de dólares, esto para que se salvara su empresa. Al plazo de cinco años pasaría a mi propiedad, él aceptó, no obstante, puso ciertas condiciones, una de esas era casarme con su hija y vivir con ella durante los cinco años.

Si nuestro matrimonio no llegaba hasta ese tiempo, perdería todo ese dinero más un 20 % de mis activos. La empresa de ellos estaba valorada en $80 millones de dólares; sin embargo, las deudas los estaba consumiendo, así que con mi dinero pudieron cancelarles a todos los acreedores y así tener efectivo para producir nuevamente.

—Valentina, él no puede darle el divorcio, si hace eso perderá una buena fortuna, ahora imagínate cuando se den cuenta de que ustedes estuvieron juntos. —Él se reía por nuestra situación.

—No era necesario mencionar eso, además ¿Cómo sabrán que estuvimos juntos?

Me molesto la poca discreción de Gustavo, se suponía que le conté lo del acuerdo prenupcial en confianza.

—Pasando de tema, quiero saber ¿Por qué permitiste que en este lugar hubiera explotación laboral?

— ¿A qué te refieres? —preguntó Gustavo sorprendido.

Le expliqué a Gustavo todas las incomodidades que me expresaron el sindicato, él hacía gesto de que estaba sorprendido, sin embargo, era muy actuado y sabía que no era cierto.

—Tu deber es velar por evitar eso, sabes muy bien que estamos en constante monitoreo de las autoridades.

—Lo sé, si estaba haciendo mi trabajo, pero nunca me percate algo así, siempre reportaban una jornada normal y la producción era algo buena.

—Quiero que revises en persona las demás filiales, lo harás antes de regresar a la oficina, no quiero que este problema se repita.

Nos retiramos de la filial y fuimos directo al hotel, lo que menos quería era tardar mucho en este viaje e ir a resolver mi problema con Marisol.

—Quiero que empaques las cosas lo más rápido posible, nos iremos enseguida. —ordene a Valentina, ella me quedo viendo con una mirada de que quería matarme.

—Solo para esto me ha hecho venir, su doméstica personal.

Alguien golpea la puerta y al ver por la mirilla es Marisol, abrí la puerta rápidamente, no sé qué hacía aquí.

— ¿Qué haces aquí?

Ella pasó directa a la habitación, encontrándose a Valentina, quien no le advertí de la presencia de Marisol.

—Tú sí que no tienes límites, me humillas en la fiesta de aniversario, sales de la mano con esta cualquiera y los encuentro en la misma habitación.

Valentina se aleja de ella antes de que la lastime, Marisol saco su teléfono y empezó a grabar todo.

—Valentina, espérame en el restaurante —le dije en el oído al oído.

Ella salió rápido de ahí, lo menos que quería era que le pasara algo por culpa mía.

— ¡Queee! —grito ella desde el baño.

Cuando llegue tenía los preservativos que al parecer usamos la noche anterior.

—Tuviste una mujer en tu casa, dispuesta a dormir a tu lado y entregarse, pero la pasaste rechazando dos años, ahora te vienes a este hotel de quinta y te metes con tu secretaria.

—Marisol, cálmate, todo esto es un malentendido.

—No, Alex, ya no seré la misma que se dejó humillar durante todo este tiempo, todo esto lo tengo en mi teléfono y ten por seguro que será el inicio de tu infierno.

—Sé que podemos llegar a un acuerdo, hablemos, entiendo que todo esto puede ser muy confuso, pero la verdad es que yo no entiendo que paso ayer y mucho menos sé cómo llegué hasta aquí.

—También me dirás que entre tu secretaria y tu no paso nada.

Eso era algo que no podía negarlo, había suficiente evidencia en mi contra.

—Sé que todo esto indica que así fue, sin embargo, algo paso en mí y no recuerdo nada.

—No seguiré escuchando más locuras tuyas, no seguiré aquí perdiendo mi tiempo, ya tengo suficiente evidencia para poder cancelar este matrimonio y dejar de recibir tantas humillaciones de tu parte.

—Si no tienes nada más que decir es mejor que te retires.

Pensé que ella saldría y fui abrirle la puerta principal, pero cuando volteo ella se encierra en el dormitorio. Ya nada me preocupaba, todo estaba hecho y no había nada más que ocultar. Diez minutos más tarde sale ella, no me dirige la palabra y se retira completamente de la habitación.

Baje hacia el restaurante, no obstante, mi sorpresa es que Marisol había pasado por ahí y le dio una cachetada a Valentina, antes de marcharse por completo del hotel.

— ¿Estás bien? —le pregunté a Valentina.

—Sí, estoy bien, me tomo por sorpresa, de lo contrario no me hubiera tocado.

—La verdad es que a ambos nos ha tomado por sorpresa, no quiero imaginarme todo el infierno que me espera en Canagua.

—Yo estaba considerando renunciar, al final si me quedo en la empresa podría traerle más problemas.

—No, definitivamente no, mientras yo me ausente de la empresa, tú serás mis ojos y oídos, necesito que te quedes en el momento más difícil para mí.

La veía a ella pensativa, esto no sería nada fácil para ambos, pero si permito que ella se vaya, únicamente le estaré dando más rumores a Marisol.

—Está bien, me quedaré, no obstante, por nada del mundo me pedirá que viaje nuevamente con usted, mientras no resuelva el problema con su mujer.

—No te preocupes, no lo haré.

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