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Capítulo 2

Llegada la noche fui con Marisol hacia la fiesta, ella vestía un vestido azul oscuro, se miraba elegante, podía cautivar a cualquier hombre, aun así, su belleza no era relevante para mí, solo he tenido ojos para una mujer.

El salón ya se encontraba algo lleno, los invitados nos estaban esperando. Saludamos a todos los presentes como una pareja normal y luego cada uno separado por su cuenta.

No veía a Valentina, quería irme pronto de ese lugar, muchas personas hipócritas juntas no era nada bueno, hasta que la vi llegar con Gustavo.

¡Ella…! No había palabra para describirlo, ella se miraba diferente, no podía reconocer que era mi secretaria, es una mujer distinta, tanta belleza oculta en un uniforme.

—Pensé que ya no vendrían.

—Para que le vayas a tirar la puerta a Valentina por dejarte plantado, mejor evitamos eso, además, mírala, esta hermosa. —Contesto Gustavo, Valentina únicamente se sonrojó.

—Sí que lo está. —No pude ocultar que me cautivo. Ella se sonrojó.

Un camarero nos trajo bebidas y los tres brindamos por los negocios.

—No imagine que bajaras tus estándares, Gustavo —dijo Marisol, quien se acercó.

—La verdad es que Valentina supera cualquier estándar,

—Por suerte has sido tú y no Alex quien le echara el ojo a una simple secretaria, la ropa cara no te cambia de estatus.

—Te vas calmando, Marisol, ella no te ha hecho nada para que la trates así. —Sentía que la cabeza me daba vuelta.

Valentina simplemente agachó la cabeza.

—Como la defiendes, Alex, en todo caso tu esposa soy yo, no ella.

El mareo se puso intenso, ya no pensaba con claridad, sentía que no era yo quien estaba ahí, hasta que perdí el conocimiento.

Al despertar me encontraba en una habitación, acompañado de una dama, por un momento creí que era Marisol y me había excedido en bebidas, hasta que esta mujer se despierta, giro hacia mí y pude ver parte de sus pechos, me dio algo de vergüenza.

— ¡Mi cabeza! Me duele mucho. —Ella seguía sin percatarse de mi presencia

— ¿¡Valentina!? ¿Qué haces aquí? ¿Dónde estamos? —Tenía preguntas y quizás ella pueda ayudarme.

Ella se percató de mi presencia y se cubrió con las sabanas.

—Yo... No sé dónde estamos, ¿Por qué estamos en la misma habitación? ¿Qué ha sucedido?

No recuerdo nada de anoche, pero estaba desnudo con Valentina a mi lado, eso no es nada bueno. Busqué mi ropa, pero no la veía dentro del dormitorio, con una toalla me cubrí y fui en búsqueda de la ropa en la otra habitación. Era una suite y nuestra ropa había quedado en el salón.

Tome el teléfono, había veinte llamadas perdida de Gustavo y quince llamadas de Marisol. Inmediatamente llamé a Gustavo.

— ¡Hasta que por fin contestas!

—No sé qué paso ayer, no recuerdo cómo vine hasta este sitio, ni sé dónde estoy.

— ¿Cómo que no recuerdas? Fue un buen Espectáculo lo que hiciste ayer, ten por seguro que después de esto, Marisol te pedirá el divorcio.

— ¿Qué hice? —por más que trataba de recordar no podía.

—Que has hecho tú, ayer soltaste todo lo que sentías por Amelia, trate de detenerte, pero tenías una fuerza tremenda. Te explicaré cuando llegue a San Isidro.

— ¿San Isidro?

—Valentina está contigo, ¿Cierto?

—Desperté con ella, desnudos, ¡Desnudos! —dije en voz baja, para que ella no pudiera escucharme.

—Hermano, estás en graves aprietos, vístete y nos vemos en la filial, yo voy de camino.

Valentina me había dejado afuera del dormitorio, escuchaba caer el agua de la ducha, así que decidí esperar a que saliera, mientras, revisé los mensajes de Marisol, la mayoría me amenazaba por lo sucedido anoche y una de esas menciona el divorcio.

Tras 30 minutos de espera, sale Valentina y entre yo al dormitorio. Por más que yo trataba de recordar lo sucedido, no podía, parecía que alguien había bloqueado mi mente.

Tras vestirme, Salí y fuimos hacia el restaurante del hotel.

—Dime lo que recuerdas.

—La verdad no recuerdo nada, por más que trato, lo último que recuerdo es usted discutiendo con la Sra. Marisol sobre mi presencia, de ahí mi mente dio tantas vueltas y desperté con usted… desnuda…

—Dime que no tuvimos intimidad.

—Si… si hubo… las sábanas estaban manchadas, además…

— ¿Qué sucede?

—Había algunos preservativos cerca de la cama.

No entiendo por qué estarían manchadas, al menos que ella fuese virgen.

—Qué pena contigo, realmente no entiendo qué está sucediendo, pero al menos dime que no era tu primera vez.

Ella agachó la cabeza y lo afirmo. Que he hecho, estuve con esta muchacha y no recuerdo nada, no es que lo deseara, sin embargo, era una mujer de 23 años, aun virgen, bueno de que me sorprendo, si yo también lo era y eso que tengo 27 años.

—Lo siento, la verdad no recuerdo nada, mi intención nunca fue esa, sabes que en el tiempo trabajando conmigo siempre te he tratado con respeto.

—No le reclamo eso, lo que yo sigo sin entender es, ¿Qué nos ocurrió? ¿Cómo fue que llegamos hasta San Isidro?

—No lo sé, pero Gustavo me dijo que prácticamente humille a Marisol y ella me está pidiendo el divorcio.

— ¿Por qué no intenta hablar con ella? Quizás puedan recuperar su relación.

—Valentina, algo que tú no sabes es que mi relación con Marisol es una farsa, solo somos esposos de papel, no obstante, yo nunca he estado con ella.

—Entonces, ¿Por qué estuvo con ella estos años?

El teléfono de ella empieza a sonar.

—Debemos de apresurarnos, los sindicalistas nos están esperando.

Salvado por la campana, explicar el acuerdo de la familia García conmigo es algo complicado y el único que al momento lo sabe es Gustavo, pero ahora con Valentina en medio de todo esto, me encuentro en un aprieto muy grande.

Salimos rumbo hacia la filial, todos los empleados se encontraban afuera de la empresa, al menos estaban de manera pacífica y las instalaciones no estaban dañadas. Adentro me esperaban los sindicalistas.

—Sr. Davis, qué bueno se haya tomado la molestia de venir hasta acá.

—Quiero que resolvamos esto de una manera rápida, tengo otros asuntos más importantes que resolver.

—Si usted está de acuerdo con nuestras peticiones, tenga por seguro que esto será rápido.

Entre con Marisol, fuimos directo a la sala de conferencia. La situación de la filial era un tema de explotación laboral, el gerente lo que hacía era exigirles a sus empleados que laboraran horas extras sin pago, esto para poder cumplir la demanda y no aumentar los costos.

Estuvimos un par de horas revisando la situación más a detalle y pudimos llegar a un acuerdo, se le daría un bono correspondiente al doble de su salario y este a su vez aumentará un 15 %. De esta forma se logró que todos volvieran a sus labores y sacar la producción que se tenía pendiente.

Gustavo aún no llegaba, ya me estaba desesperando saber que paso anoche, me encontraba con Valentina en la oficina del gerente, cada uno haciendo lo posible para tratar de recordar lo que había pasado.

—Esto es inútil, por más que trato no puedo.

Gustavo por fin llega a la oficina.

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