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Capítulo 3

¿Quién podía ser tan malo? ¿Quién podría ser tan insensible y decirte que pagó por ti, como si fueras un objeto? El señor Volkova, él puede.

Viajar con él señor Volkova, fue más incómodo de lo que pensé. Realmente lo odiaba, aun cuando toda la gente lo miraban sorprendidos por su belleza al cargar gasolina para él auto, para mí era solo un dolor de culo.

Antes de volver al auto, compre algunas golosinas para distraerme de él mal humor de aquel hombre. Yo misma no puedo creer que estemos en medio de la nada, enfrente de una tienda que aún tiene una rocola y algunas bebidas descontinuadas hace más de diez años. Ruedo los ojos, al pensar que aquel hombre extraño tal vez puede importarme como carne fresca a cualquier lugar del mundo. No podía negar que tenía miedo de encontrarme con un asesino, como el de las películas.

Antes de conocer a Demian, yo vivía en Bibury que es un pueblo y parroquia civil en Gloucestershire, que está muy cerca del río Coln y a 134 kilómetros lejos de Londres. Sin duda to vivía en la nada, cualquier lugar sería muy grande para mí.

Salí de la tienda con gomas de mascar en forma de bola muy viejas, mientras él hombre rico y guapo, me espera en su auto lujoso. Guardo los centavos que me sobran en el bolsillo izquierdo de mi pantalón y empiezo a masticar la goma tan dura.

Abro una de las puertas traseras del auto y me subo, ya que no quiero estar al lado de él. Al entrar, él me mira por el retrovisor, mientras empiezo a mascar la goma de color rosa.

-¿Estás lista?-Me pregunta aun cuando era obvio que no estaba lista.

-No lo creo.-Saqué de mi boca la goma y la pegue en él bello techo de su auto.

-Qué linda.-Suspiro molesto, para luego arrancar el auto.- ¡Actúas como una estúpida niña!- Me grita mientras yo intento ignorarlo.-Lo único que causas, es que yo te haga las cosas más difíciles.-Yo solo intento quedarme callada, aun cuando mi cuerpo hervía del coraje.

*

Después de las enormes amenazas de aquel tipo, lo único que pude hacer para mantener mi mente ocupada, era ver la lluvia caer. No sabía a dónde íbamos, mientras que mi mente se llena de pensamientos algo confusos.

Las horas pasaron y ya era algo tarde. Mi cansancio era grande, no sé si era por el enojo o las continuas pelas, pero ya estaba agotada de todo esto. Intenté cerrar mis ojos después de aguantarme el sueño por mucho tiempo, pero unas luces deslumbraron mi cara e hicieron que despertara de mi trance. No me había dado cuenta, pero estábamos en Londres.

Las luces y los letreros hacían de este lugar más hermoso de lo que pensé que sería. Podía ver el Big Ben y también el palacio de Buckingham mientras el conducía, también pasamos por el gran puente de Londres, pero todo se arruinó cuando escuché de nuevo su voz.

-Viviremos cerca de todo esto.-Me comenta con algo de optimismo mientras yo guardó silencio. Odiaba tanto su voz, Demian realmente me hacía enojar.

Así que me recosté en el asiento y decidí cerrar los ojos, pero cuando intenté dormir, el carro se detuvo. Levante levemente mi cabeza y vi a Demian saliendo del auto, mientras mi mirada se fija en una enorme torre de cristales brillantes. Yo no sé si estoy dormida o despierta, ya que parecía estar en un sueño en donde todo es brillante y hermoso.

Un hombre de tez blanca de repente aparece enfrente de mi ventana. Él me abre la puerta y yo salgo mirando a mí alrededor. Lo que puedo notar es que la ciudad es tan bella y llena de luces.

-¿Vives aquí?-Pregunté viendo la imponente torre brillante, que estaba enfrente de nosotros.

-Soy dueño de la torre Volkova.-Dijo con mis maletas en sus manos, mientras yo miro hacia el cielo y puedo ver su apellido en la torre.

-No, no lo hacemos.-Remarque enojada, mientras intento no atragantarme con mi saliva.- Tú vives aquí y me obligas a vivir contigo.-Le respondí de mal modo mientras que intentaba ser dura con él.

Demian por otra parte, me mira muy enojado, ya que el hombre de tez blanca, que me abrió la puerta hace algunos segundos, nos está viendo. ¿Lo hago quedar mal enfrente de sus empleados?

-Mejor porque no te callas y entras.-Me ordenó mientras me mira con furia.

Así que, con la ayuda del hombre de tez blanca, entró a la recepción de la torre.

Al ver los sillones tapizados de cuero, el logo del apellido de Demian y todos los lujos del lugar, me di cuenta que ya no estábamos más en Bibury. El lugar por dentro era aún más hermoso y caro que su exterior. No podía respirar ya que todo era elegante.

-Buenas noches, señor Volkova.-Nos saluda una mujer de traje azul con medias negras.- Buenas noches, señorita.-Ahora me saluda con una sonrisa, mientras yo no sé qué está pasando.

Él hombre rico no contesta los saludos, a pesar de que es su personal y va directo al ascensor, donde nos subimos junto al hombre de tez blanca.

Yo me siento tan incómoda, al esperar llegar al piso en donde está el hogar de este idiota, mientras él me mira sin parpadear por los espejos del ascensor. Yo no sé qué hacer, ya que su mirada es tan penetrante, que me hace sudar.

Al llegar al piso doce, él hombre de tez blanca nos deja pasar primero a nosotros mientras detiene las puertas del ascensor con su cuerpo ancho. En el pasillo no había nada más que una puerta de color plateado, con un tipo de aparato con números.

Él hombre de tez blanca nos abre la puerta, después de apretar botones con rapidez. La puerta está abierta y puedo entrar a su departamento, qué es más grande de lo que parece.

-Son muy pocas cosas.-Me dice Volkova, dejando las maletas a un lado de un sillón. Yo no puedo respirar al ver tantas cosas en un lugar tan sofisticado. ¿Debería sacar mi juego de tazas de porcelana y jugar al té con él?

-En cambio del señor Volkova, yo estaba en bancarrota.-Respondí mientras puedo ver que tiene una piscina dentro de su departamento. ¡Los millonarios gastan tanto dinero en cosas estúpidas! ¿Tiene un león quizás?

-Esperaba a una mujer más vanidosa.-Me comenta mientras me mira tan curioso, como si fuera un animal de Discovery Channel.

-Pero esto es lo que tienes.-Le respondo de mala gana, mientras intento no mostrar mi sorpresa al ver una escultura del David, en medio del lugar.

-Puedo hacerte vanidosa.-Comentó mientras suspira.

-No lo harás.-Le respondí enojada mientras intento no caer en sus encantos de hombre guapo y rico.- ¿Usted solo piensa en cambiarme?-Resople enojada dejando caer mi mochila hecha de jeans viejos al suelo.

-Lo lamento.-Se disculpó mientras se mofa de mi honestidad.-Estoy acostumbrado a hacer las cosas a mi manera.-Dijo aventando su saco al sillón, he ignorado mis palabras.- Mañana te irás de compras.-Dijo con su voz gruesa.

-¿Qué?-Le pregunté enojada de que no escuchara mis reclamos. ¿Acaso solo oye sonidos de gallinas cuando hablo?

¿Él piensa cambiarme?-Me pregunté una vez más a mí misma, mientras lo miró con rabia.

-Sí, haré que todas mis secretarias y todo mi personal vayan contigo de compras.-Responde con su manera tan presumida, al decir que tiene tantas secretarias. -Tal vez puedan encontrar algo apropiado, para la esposa de él hombre más rico de la ciudad.-Dijo como si fuera más que importante, mientras que yo soy solo una mancha de estiércol entre los diamantes.-Supongo que tendrás que cambiar por mi granjera.-Comenta con una media sonrisa mientras se está sirviendo un trago de whisky, para después sentarse en su sillón de piel café.

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