Capítulo 2
Al despertar por la mañana, abro mis ojos y estos son cegados por el sol que se posa en mi ventana. Yo misma escuchó un ruido que no me deja continuar con mi siesta, así que tomo mi bata y me asomo por las escaleras, para ver porqué tanto escándalo.
El olor a café es extraño, ya que no teníamos dinero para costear el café fino que mi madre suele tomar, así que bajó las escaleras con mis pies descalzos, mientras la vieja escalera rechina.
Al estar en el comedor, me doy cuenta que estaba ese hombre pomposo en mi casa, y no lo podía negar, él era más guapo de cerca. Me quedo en la esquina de las escaleras, viendo su lamentable perfección y su increíble arrogancia al recibir café de mi madre. Mientras mi boca se abre lentamente, mi padre es el primero en darse cuento que estoy ahí pasmada.
-¡Alice!-Pronuncia mi nombre con firmeza, mientras el tal Volkova, se levanta de su asiento junto a mi padre. En la cultura de los ricos, es de buena educación que cuando una mujer llega, los hombres se levantan de sus asientos, demostrando que también somos relevantes en las conversaciones de los hombres cuando comen, aunque eso no sea así.
-Hola.-Le contesté algo extrañada, mientras me voy acercando cada vez más a la mesa, mientras mis piernas cortas se mueven.
-Él es Demian Volkóva, te comenté de él anoche. -Me comenta mi padre emocionado, mientras yo solo tomó un pan tostado en mis manos.
-Sí, hola.-Le respondí descuidada, mientras intento sentirme cómoda en mi propia casa.
-¿Y bien?-Preguntó mi madre rompiendo el hielo.-Demian es un valioso amigo de la familia.-Dijo sonando algo exagerada.
-¿Sí? No sabía qué eran cercanos.-Les contesté sin intereses mientras le pongo mantequilla a mi pan tostado.
Mis padres sientes un balde de agua fría pasando por sus cuerpos, ya que no estoy sincronizada con los halagos, para ese hombre extraño.
-No importa, tenemos mucho tiempo para conocernos.-Murmuró el hombre pomposo, envuelto en una burbuja de arrogancia.
-¿De qué habla?-Pregunté sorprendida, mientras mi garganta intenta no cerrarse.
-¿No se lo han dicho?-Respondió el señor Volkóva alzando una ceja, parecía estar divertido con esto.
-¿Qué no me han dicho?-Pregunté viendo a mis padres, mientras ellos solo agacharon la mirada. Yo no comprendía nada.- ¿Qué pasa?-Escupí enfadada.
-Apuesto que no.-Contestó el joven Demian, sonriendo arrogantemente.-Te llevaré a casa, o quiero decir…-Ahora posa una mano en su boca, para corregir.-A nuestra casa.-Dijo haciendo que mi piel se erizara.
-¿Cómo?-Escupí asustada.- ¿Cuál casa?-Pregunte aventando mi tostada en medio de la mesa, haciendo que el café salpicara por todas partes.- ¡Nunca viviría contigo!-Le contesté agresiva, mientras intento huir de esto, pero él joven se levantó de su asiento y azotó sus manos contra la mesa.
-¡Claro que lo harás!-Su voz es ronca y puede hacer que la gente se sienta amenazada, pero aun así, no bajo mi mirada.-Tus padres decidieron que serás mi esposa.-Dijo con nada de sutileza en sus palabras.
-¿Qué?-Pregunté herida mientras miro a mis padres, pero ellos parecen no ser lo suficientemente valientes como para decirme tal cosas. Mi padre incluso posa una mano en su boca, mientras pequeñas lágrimas salían de sus ojos.
-Hija...-Dijo mi madre tomándome del hombro, lo cual yo rechazó con firmeza.
-¿Tú también estás de acuerdo?-Pregunté viéndola con enojo y con pequeñas lagrimas saliendo de mí.
-Es lo mejor.-Me dice mientras intenta convencerme que esto sería lo mejor. En su mundo, ¿qué sería lo mejor para mí? ¿El bienestar económico de mi familia?
Así que salí corriendo rumbo a mi habitación. Al llegar a está, me encierro mientras mis lágrimas salen de mis ojos como un diluvio. No podía controlarme a mí misma en ese mismo momento, lo único que quería era desaparecer.
Mi madre no tardó en pararse a fuera de mi puerta, mientras me pide cínicamente que abra la puerta.
-¡Alice, escúchame!-Dijo fingiendo que está sollozando.-Tienes que salir.-Dijo tocando cada vez más fuerte la puerta.
-¿Para qué? ¿Para regalarme con ese hombre extraño? ¿Para cambiarme por dinero?-Ni siquiera podía mantenerme en pie.
Después de algunos minutos, solo escuché como la puerta se abre, y allí estaba la madre más mala del mundo, la que cambiaría a su hija por un futuro mejor. Mi madre se tiró al lado de mí cuando entro, tomando mi mano y empezando a llorar, pero sabía que sus lágrimas eran falsas y vacías, como el compromiso qué me harán tomar este día. Mi madre lograba convencer a todos con lágrimas, era como si dentro de ella, hubiera una descarada actriz que solo sabe mentir.
-Yo sé que es difícil, pero es lo mejor para ti.-Me dice en forma de consuelo.
-¿Para mí?-Mofe.-Para su estúpida economía, mejor dirán.-Yo era obstinada, así que no dejaría que cambiara mi parecer.
-No Alice, sé que ahora piensas eso, pero después me agradecerás.-Me dice con su dulce acento británico.-Él te hará una mujer de bien, no te va a faltar nada.-Después movió su boca para decir.-Una mujer debe hacer algunos sacrificios, para mantener a su familia en pie.
¿Entonces ser mujer, era la definición de ser infeliz? Buen consejo de vida madre.
¿En qué siglo estábamos? ¿Esto era legal? ¡Pero si solo soy una niña!
-Yo no quiero nada de eso, yo solo quiero...-Mis lágrimas cayeron de nuevo, de tan solo imaginarme la vida con alguien qué es un extraño.-Yo solo quiero quedarme con mis padres. Prometo ser buena, prometo hacer todo lo que ustedes me pidan, es más tomaré ballet como tu querías, pero no me dejes ir. Haré todo lo que me pidas.-No podía más, colapse.-Te lo ruego, no me dejes ir.-Las súplicas no parecieron funcionar. Yo misma prometí hacer lo que mamá quería que yo hiciera cuando era más joven, pensé que sería una buena táctica para evitar que me regalara con ese hombre, pero no funciono. Pero al mismo tiempo me pregunté : ¿Por qué tenía que convencer a mi madre? Se supone que su amor debe ser incondicional, pero para ella el amor no valía nada.
-Alice no sigas.-Dijo apartándose de mí, mientras yo la seguí arrodillada, suplicando que no me dejara ir.-No sigas, me haces daño.- ¿Yo le hacía daño?-Es lo mejor, prepara tus cosas, el señor Volkóva te espera.-Dijo cerrando la puerta, mientras yo caí arrodillada al suelo. No tuvo piedad de mis lágrimas.
Después de algunos minutos, comprendí que ellos no me querían aquí. Tendría que ir con ese hombre. Sabía que ese hombre no era bueno, así que tenía que tener mucho más cuidado con él.
*
Había terminado ya mis maletas y aún no podía controlar mi llanto, tenía que ocultarlo ya que no quería que el señor Volkova viera que estoy quebrada.
Baje lentamente las escaleras, viendo todo lo que no volvería a ver más, supongo que ese tipo me llevara tan lejos y no me dejara ver a mi familia, y para ser honesta, en este punto no creo que quiera verlos después de esto.
Baje hasta el último escalón y pude ver a ese hombre que sonreía como si fuera el comienzo de un romance. ¿Qué no entendía? Me hacía daño.
Observé a mis padres, pero decidí salir rápido de la casa. Si ellos ya no me quieren, ¿por qué me despediría de ellos?
*
Afuera de mi la casa, había una camioneta negra y un sirviente que subía mis maletas, y al lado de la camioneta un BMW negro.
El día era tan frío cómo las acciones que tomaron mis padres, así que solo fruncí el ceño, mientras el aire me despeinaba.
Al mirar los autos de este hombre, gruñí con odio, supongo que él es el dueño de medio país y dueño de todos los autos en Inglaterra, pero aún con ese hecho, no me importaba, no era mi dueño, lucharé contra él.
Después de pensar y maldecir en mi mente, sentí una mano detrás de mí, despertándome de mis pensamientos vengativos.
-Hermosa, sube al auto.-Dijo el hombre sonriéndome con delicadeza. No me hacía gracia lo que él hacía, así que solo lo fulmine y camine hacia el auto. Al estar adentro, pude ver por el retrovisor a Demian hablando con mis padres. Mi padre lloraba, suplicándole a Demian algo de lo que yo no sabía. Mi corazón palpitaba, mientras yo intento no llorar. ¿Él llora por mí? ¿Acaso me sigue amando?
Mi madre por su parte, conserva su sonrisa joven, combinada con sus ojos azules, mientras mira a Demian como si él fuera un dios. Quizá la frialdad que ella mostraba, no me sorprendía para nada, jamás fue apegada a mí puesto qué dejó que una institutriz cuidara de mi cuando yo era bebé.
Después Demian se dirigía al auto, así que desvié mi mirada hacia la ventana, para no encontrarme con su mirada tan potente.
Al subirse al auto, intentó charlar conmigo.
-Hermosa, te llevaré a casa.-Él puso su mano en la palanca de velocidades para empezar nuestro viaje, pero antes de que avanzara, puse mi mano también en la palanca.
-No quiero que pienses que eres mi novio o algo parecido.-Dije mirando el suelo, para después mirarlo a él.-No me llames hermosa, porque no lo soy.-Suspire profundo.-Eres un asco y jamás lograrás nada conmigo.-Mis lágrimas quieren salir, pero las retengo.- Si hago esto, es porque no tengo salida. Tú nunca vas a hacer algo mío.-Le escupí con rapidez con miedo a las represalias, pero inesperadamente él tomó mi barbilla con una de sus manos peligrosas.
-Eres rezongona por lo que veo.-Él está muy enojado, supongo que la amabilidad y la cortesía se termina aquí.- ¡Escúchame niña!-Respira algo inestable.-Pague millones por ti y ni siquiera creo que los vales, pero lo hice.-Sus dientes se aferran a su mandíbula, estaba más que enojado.-Quiero resultados a lo que pague. Serás mi esposa, aunque no te guste. Intente tratarte como una princesa, no quiero que actúes más como una estúpida niña. Te casaras conmigo y no voy a aguantar tus niñerías. ¡Madura o si no tendrás una vida miserable al lado mío!-Grita con fuerza, mientras yo entrecierro mis ojos del miedo.
Él era muy malo. ¿Cómo confiar en la gente otra vez? Realmente no sé si algún día podré tener fe en alguien más.