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Capítulos 1

Mi vida realmente no era tan interesante antes de él, supongo que era una más de los millones que hay en el mundo. Incluso cuando nací fui un bebé normal, mi altura y mi peso fueron normales, como muchos niños. En ese punto de mi vida, todos sabían que era ordinaria y que no era especial, pero aun así él me eligió.

Así que empecemos desde el principio, cuando mi padre y mi madre se casaron, aun cuando mi madre era más joven y más bella que mi padre. Incluso hay gente que cuenta que ella sólo se casó por conveniencia. Yo no era nadie para negarlo ni afirmarlo, puesto que yo ni siquiera existía en aquellos tiempos, en donde mi madre aún era aún una mujer "inocente", así que dejaré pasar esos chismes por alto. Mientras fui creciendo, mi padre aún intentaba que su fábrica de textiles creciera, mientras mi madre cada vez se sentía más cómoda teniendo dinero, y supongo que se acostumbró a él.

Mi padre realmente quería lo mejor para mí, así que contrató a gente para que cuidaran a su pequeña hija, mientras él trabajaba y mi madre compraba. Supongo que jamás sentí él vació o algún resentimiento por el abandono de mi madre, aun cuando ella me ofreció miles de veces que entrara a la academia de ballet y compartir su única pasión después de las compras.

Nunca acepte, porque me sentía herida.

¡Oh! Supongo que si sentía el vacío y una pizca de rencor contra ella.

El nombre de mi madre es Ross Jefferson, ella era mucho más bella que una flor de loto recién nacida, incluso tenía una mirada azul tan penetrante, mientras que su cabello siempre brillaba por lo negro que era. Mamá creyó que nacería rubia como mi padre, y por eso me puso Alice por el libro de ” Las aventuras de Alicia en el país de las maravillas “

Esa fue una de las muchas razones por las que no le guste, ya que nací siendo una niña de ojos azules y cabellera negra, siendo el completo reflejo de sus maravillosos genes, pero aun así no teníamos una relación muy buena entre hija y madre.

Mi padre era un viejo hombre llamado Bill Jefferson, él era tan brillante y siempre veía lo positivo de todo, diciendo que todo lo que nos ocurre en esta vida, tiene una razón y una respuesta. Él era la persona más perseverante de este mundo, mientras que nunca se daba por vencido. Y por mi parte yo era la niña de sus ojos.

Pero después de tratar por mucho tiempo con el negocio de textiles, un día la suerte le sonrío a papá. Él se enteró que le iba a surtir telas a los mejores centros comerciales de Londres. Él ni siquiera podía contener su felicidad al saber que nuestra vida como ricos pobres por fin se terminaría. Así que cuando recibió su primer cheque y al saber la cantidad, compró una casa y nuestra vida fue mejorando cada vez más. Jamás había ido a Londres, pero papá me traía cosas de cuando iba a reuniones de negocios; siempre las mismas postales de los centros comerciales Volkóva, una empresa rica en todos los sentidos. Supongo que, en ese punto, jamás creí que nadie me dañaría y ni menos que algo malo me pasaría. Creía que el amor que mis padres me demostraban, iba a ser suficiente para siempre estar en un hogar segura.

Algunos años después, me enteré de que estábamos en bancarrota, y no es que me haya acostumbrado a ser rica, para nada.  Jamás me importo el dinero, pero supongo que a mis padres sí. En realidad, nunca pensé que ese problema de no tener dinero, me cambiaría la vida para siempre. Yo jamás lo vi venir, nadie me dio un aviso y ni menos alguien me preparo para ese gran paso en la vida de cualquier mujer.

Demian Volkóva, era un hombre como de esos que te muestran en las revistas, completamente perfecto. Él era un completo extraño para mí y aunque sabía que mi padre había trabajado con él, no me interesaba saber nada más que no fuera, que era socio de él.

Pero después su presencia se hizo notoria en mi casa, tanto que incluso el sol iluminaba la casa sin muebles, cómo si un dios griego estuviera iluminando la belleza del joven hombre de apenas veinticinco años. No podía negarlo, era él joven más apuesto que había visto en mi vida, con enormes ojos cafés llenos de pestañas, pelo castaño y piel bronceada, con una silueta fornida y grande. Y tampoco podía entender porque a veces mi corazón se tambaleaba más de una vez al ver sus ojos cafés bien fijos en mí. Creo que es porque aún tengo quince años y en realidad no sé nada sobre el amor o la atracción a otra persona.

Mientras el hombre venía más a casa, más papá hablaba de él.

Mi padre decía que era un hombre ejemplar, como si fuera un héroe que salvó a la nación o algo parecido, pero solo era nada más y nada menos, que uno de los mejores empresarios de Inglaterra y que tenía mucho dinero, pero necesitaba una esposa. Bueno, si tiene tanto dinero, ¿por qué no se compra una?

Las pláticas con mi padre eran inútiles, nada era nuevo, puesto que todo el mundo sabía que el hombre era exitoso, y solo tenías que prender el televisor, para darte cuenta que las empresas Volkóva estaban invadiendo el mundo con sus centros comerciales, sus automotrices, sus líneas de ropa, sus parques de diversiones, su empresa de publicidad y su fama entre todos los empresarios más grandes del mundo. 

 Un día sin más, después de las charlar con mi padre, decidí subir a mi habitación a esconderme de sus pláticas tan terribles sobre ese hombre. Y cuando por fin estuve sola, me dejé caer lentamente al suelo, mientras me recargaba en la puerta de mi habitación. Al levantarme del suelo puedo ver que mi habitación era diferente posguerra, era más grande ahora, ya que todos los muebles también fueron embargados, pero supongo que siempre he sido tan sencilla, que no me importaba dormir en una cama envuelta en plástico.

A pesar de todo lo que hemos pasado, como ser embargados y también dejar nuestras vidas tan cómodas, no echo de menos los lujos, solo necesitaba sentirme segura y protegida.

Después de un rato, decidí descansar, ya que estaba agotada de las continuas peleas de mis padres sobre el dinero, y ahora tendría que soportar los gritos aún más, ya que estoy en mes de vacaciones del colegio.

No puedo negar que es muy genial descansar de los gorros y faldas largas, que usamos en el colegio. Y no puedo evitar estar feliz, al pensar que no veré a los prefectos corriendo tras nosotros, por tener goma de mascar en la boca y las faldas un poco enrolladas.

Antes de irme a dormir, busque el nombre de ese tipo en Internet, y lo que salió me dejó aún más agobiada sobre el hombre de trajes finos. Diez mil respuestas sobre el hombre, que era dueño de medio banco de Inglaterra y con una empresa cada vez más grande e importante.

Mis ojos lentamente se fueron cerrando, mientras caigo completamente exhausta sobre una almohada pequeña y algo desgastado. Lo único que necesitaba era desconectarme y caer en mi almohada, mientras me hundo en un mundo donde no importa que clase social seas.

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