Capítulo 4
-¿Qué no escuchaste nada de lo que dije?-Le pregunté colmada, mientras intentaba mantener mis puños en mí. No quería ser la granjera que le rompiera su cara perfecta.
-No, solo escuche un ruido molesto en mis oídos, mientras hablabas.-Él ahora se hace el graciosos conmigo.
-No iré de compras, mejor ponlos a trabajar en la empresa de mis padres.-Escupí enfadada.-Fue eso lo que les prometiste a mis padres por su querida hija, ¿no?-Pregunte molesta.
-¡Eso no es de tu interés, mocosa insolente!-Gritó peligrosamente, mientras se sirve otro trago de whisky.-Mejor vete a dormir.-Dijo con la quijada endurecida.-Tu cuarto está en el tercer piso, la segunda puerta.-Dijo luciendo cansado de pelear conmigo, pero para ser sincera, yo no quería parar, mi boca parecía un arma llena de veneno.
-¿Y tú te ahogaras de borracho hoy?-El joven Volkova no se veía más viejo que yo, puesto que su apariencia es tan joven y fresca, pero no puedo evitar lucir como su madre, mientras le hablo con toda la seguridad del mundo.
Él solo mofó molesto, mientras parece sorprendido por mi gran boca.-No es de tu interés.- Dijo con frialdad, mientras se desacomoda su corbata con desdén.
*
Después de esa discusión con el señor Volkova, subí al tercer piso, en donde estaban las habitaciones. No podía entender porque un departamento que parecía pequeño desde afuera, fuera tan grande por dentro, pero trato de hacerme entender que los ricos son así. Solo compran cosas para llenar el vacío que hay dentro de sus seres. ¿Madre me escuchas?
Al llegar al tercer piso, noté que había cinco puertas de madera fina. El señor Volkova me dijo que mi habitación se localizaba en la segunda puerta, pero mi curiosidad de saber más sobre el hombre me gano. Así que abrí la primera puerta. Mientras está se va abriendo, empiezo a tener mucho frío, incluso se podía ver una clase de humo en el aire, era como un congelador. Prendí la luz del cuarto y me encontré con un lugar lleno de pinturas que se guardaban en cajas de cristales, para que nadie las tocará. De inmediato cierro la puerta algo sorprendida, aun pensando que es demasiado extraño, pero creo que solo es un hobby de niños ricos.
Quizás me pueda asesinar y guardarme ahí, para venderme por kilo en el extranjero.
Así que algo preocupada, me dispuse a tomar la siguiente habitación, mientras un escalofrío pasaba por mi cuerpo.
Al abrir la siguiente puerta, me di cuenta que esa sería mi habitación. El lugar era grande y lujoso, con una cama King size de madera, mientras que el color de las sábanas eran de color menta. Al lado de la cama había un pequeño buró de perlas blancas, mientras que también había un tocador de madera con una pequeña silla enfrente. El tapiz de las paredes era de color rosado claro, mientras que las ventanas estaban adornadas con grandes cortinas rosadas y un candelabro de diamantes en el techo.
El lugar era precioso así que sale de mí una gran sonrisa, mientras que al mismo tiempo me siento algo asustada. Cuando entro al baño, me doy cuenta que esté era más grande que mi vieja habitación. La bañera era en forma concha y estaba en medio del lugar, pero lo malo es que tenía puertas de vidrio y todo se veía cuando uno tomaba una ducha.
Pero en mi mente solo pasaba: ¿Y si ese depravado entraba? Todo iba en su contra, tenía mucho miedo de saber qué es lo que me deparaba en el futuro con alguien qué es tan diferente a mí.
Cerré la puerta principal con seguro y después me senté en esa enorme cama, completamente vacía de ilusiones y deseos de vivir. Después me recosté en esa cama que se sentía extraña, llorando hasta que me quedé sin lágrimas y sin fuerzas.
Me dolía el corazón, estaba tan herida qué mí mismo cansancio me hace caer rendida.
*A la mañana siguiente.
Cuando desperté por la mañana, esperaba que todo fuera un mal sueño de mi creativa cabeza, pero no era así. Yo estaba en medio de la cama con la misma ropa de ayer y con una jaqueca del tamaño del mundo. Yo misma aún me siento una desconocida en esta nueva casa, así que no dudó en mirar cada centímetro de la habitación, que pareciera ser de una princesa. Intento familiarizarme con todo, pero es demasiado absurdo, que lo único que sale de mi boca es un gran suspiro.
Pero antes de gritar como una loca y despeinarme por estar lejos de mi hogar, la puerta se empezó a abrir, así que tuve que hacerme la dormida. No quería hablar con Demian, ni tampoco ver su agradable cuerpo enfrente de mi descuidada apariencia en las mañanas.
Escuche como unos pasos caminaban hacía la cama y eso me ponía más nerviosa. Después empecé a sentir golpecitos en mi cuerpo, así que tuve que abrir los ojos. Gracias a dios no era Demian, sino una señora de edad avanzada, que llevaba un traje de sirvienta tan antiguo como sus dientes.
-Buenos días, señorita Alice.-Me dice con mucho respeto, mientras sus ojos lucen tan serenos.
-Buenos días, ¿conoce mi nombre?-Pregunté sentándome en la cama, mientras ella abría mis maletas y guarda mis pertenencias en un armario.
-Sí, el joven Volkova nos ha dicho su nombre, sé qué será pronto la señora Volkova.-Yo misma no estoy contenta de llevar ese apellido muy pronto, así que paso mis manos por mi cara algo fastidiada.
-Ni lo menciones.-Le dije asqueada, mientras intento despertarme aún de un sueño loco, pero pareciera que solo estoy fantaseando que esto sea un sueño, pero claramente no era uno.
-El joven Volkova es un buen hombre.-Me contesta como si lo conociera bien.-No lo juzgue, se lo pido señorita Alice.
-¿Acaso usted sabe lo que me ha hecho?-Pregunté mientras ella asiente con la cabeza.- ¿Usted cree que está bien?-Ella niega con la cabeza, mientras yo la miro amenazadoramente.- ¿Y usted me está pidiendo que no lo juzgue? ¿Qué hay de mis sentimientos? ¿Acaso yo no cuento?-Ella se sienta al lado de mí, mientras toma mi mano con fuerza.
-Sus sentimientos son lo más preciado que usted tiene, pero a veces un cambio está bien. Él joven Volkova no es malo, ni siquiera lo he visto dañar a alguien más, que no sea el mismo.-Ella se escuchaba algo triste por eso, pero sin duda mi cabeza egoísta solo podía sentir lástima por mí misma.
-No es muy bueno conmigo que digamos.-Dije mirando mis manos.- ¿Cómo te llamas?-Le pregunté un poco más amable mientras qué puedo notar que es dulce, al menos me da respuestas y no me intimida como lo hace el señor Volkova.
-Laura.-Dijo con su voz tan clara como el agua.
-Laura.-Ahora la miró con los ojos bien abiertos.-No quiero estar con él.-Le digo asustada.
-Señorita Alice, usted verá que el señor Volkova es una de las personas más buenas y al mismo tiempo incomprendidas de este planeta.-Parecía conocerlo bien.-Yo lo cuide desde que era pequeño, sufrió demasiado, porque siempre lo presionaban para que heredará la empresa de su padre.-Ella luce afligida, así que mira al suelo.-Lo ha hecho mejor que su padre.-Me dice orgullosa de él.
-Quisiera creerte, en serio.-Parpadee cansada.-Pero no puedo.-Dije negando con mi cabeza y pensando que quizás podría entenderlo.
-Lo entenderás mi pequeña.-Se levanta de la cama y sigue guardando mis zapatos.-Y ahora ve a desayunar, el señor Volkova quiere verla abajo.-Me mira un poco.-Te ves demasiado delgada.-Me dijo abriéndome la puerta de madera fina.
-No quiero desayunar con él, lo haré cuando él se vaya.-Le dije enredándome entre en las sabanas de seda.
-¡Por favor señorita Alice, baje!-Dijo preocupada y algo asustada de que me negara a bajar. ¿Acaso Demian era un asesino serial? ¿Por qué le tiene tanto miedo?-Él señor Volkova se enojara.-Me pide con nerviosismo qué baje.
-Ese idiota quiere que todo se haga a su manera.-No lo haría, no sería parte de su estricto control.-Le diré al señor Volkova qué está cansada.-Me dijo nerviosa, mientras trata de hacerme sentir más tranquila. Ella le tenía tanto miedo, así que supe de inmediato que ella lo estaba haciendo, porque quería ayudarme.
-Gracias.-Le dije realmente agradecida, mientras deja la habitación.
Yo trataba de escuchar a Laura y también trate de creerle sobre Demian, pero a veces es tan difícil creer en algo, que no se puede ver a simple vista.
Quizás jamás lo entenderé.