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Capítulo 9 - Atención

JAMES

—Tendré turno en la farmacia esta noche — asiento en silencio mientras me apresuro en terminar mi desayuno —. Pero no tengas ideas erróneas — Padre me advierte, con ese tono de voz que siempre me hace temblar —. Volverás a casa apenas salgas de la universidad, sin desvíos. ¿Me entiendes?

—Sí, padre — el cereal que se desliza por mi garganta se siente como lija por el gran nudo que se rehúsa en desaparecer.

—Bien, traeré tu jodida medicina hoy — gruñe, apretando en su muñeca su reloj favorito —. Tu madre ni siquiera hizo un buen trabajo dándome un hijo sano — niega con decepción en su mirada —. ¿Al menos tu inhalador aún funciona?

—Sí.

—¿Sí, qué? — frunce el ceño y aprieta los puños a sus costados.

—Sí, señor.

—Que no se te vuelva a olvidar. No sé qué patrañas te enseñan en ese lugar, pero soy tu padre y me tratarás con el respeto que me merezco.

—Sí, padre.

—Espero tu mensaje cuando llegues, ya sabes lo que pasará si llegas tarde — asiento y suspiro de alivio cuando la puerta de la entrada se cierra finalmente y quedo completamente solo en la casa. En su casa.

No hay manera de que considere este lugar como mi hogar. Los únicos recuerdos que llegan a mi mente dentro de estas paredes son de dolor y sufrimiento. Nate me enseñó el verdadero significado de lo que una familia debería ser, a pesar de que él mismo no tiene una cercana relación con su papá y de que yo nunca he tenido el valor de contarle la verdadera causa de todos aquellos moretones que aparecen por "accidente" en mi cuerpo.

Siempre los descubre en un tonto descuido mío o porque padre no fue lo suficientemente cuidadoso para dejarlos en una zona que quede refugiada debajo de mi ropa. Por fortuna nunca logró fracturar ningún hueso porque eso sería más difícil de explicar. Pero una vez casi lo logra con mi tobillo cuando me empujó de los últimos dos eslabones de la escalera.

Agradecí que fuese mi tobillo y no mi cuello.

Siento el teléfono vibrar en el bolsillo de mi pantalón cuando termino de lavar mi plato. Seco mis manos con una servilleta y desbloqueo la pantalla, sonriendo cuando descubro de quién se trata.

—Nuevo Mensaje ✉ 'Jas'—

@Jas: [Espero no olvides llevar tus pompones a la práctica de hoy ?]

Una pequeña risita se me escapa y muevo mis dedos rápidamente para responder.

[¿Bromeas? No te animaré con pompones. (*ノωノ) Además, es una práctica, no un partido real.] ✔✔

@Jas: [Y yo que me estaba emocionando. La triste decepción. ノ( ゜—゜ノ) ]

Mi corazón está todo loco mientras corro escaleras arriba y preparo todo lo que necesito para hoy. Compruebo si queda medicina en mi inhalador y lo guardo cuidadosamente en un bolsillo especial que cosí dentro de mi mochila. Un par de libros por si acaso y sonrío cuando recuerdo la clase que compartiré hoy con Jas.

[No olvides tu diccionario para Español.] ✔✔

@Jas: [¿Para9 qué necesito un diccionario sig tendré tu ayuda? Eso para mi wes más que sufici7ente.

¿Por qué escribe así? ¿Tendrá problemas con su teclado?

[No creo que podamos sentarnos juntos. Ya los asientos están asignados, ¿recuerdas? ( ̄  ̄|||) ] ✔✔

@Jas: [Yo me5 encargaré de eso. ;) ]

[¿Qué se supone significa eso? :/ ] ✔✔

@Jas: [Tú tranquilo, yo nervioso. Te1 dejo ahora, estoy en' mi última vuelta 8eúe y. es jodinfjahif difícil giescribir así.]

[¿Estás corriendo? Con razón escribes así xD. De acuerdo, nos vemos en la universidad. ?] ✔✔

Bloqueo la pantalla y guardo mi teléfono de nuevo en el bolsillo de mi pantalón, me cuelgo la mochila del hombro y salgo de la casa, cerrando la puerta detrás de mí. Luego de caminar un par de cuadras hasta la parada del autobús, me siento en el largo banco a esperar.

Saco mi vieja copia de "El Conde de Montecristo" de Alejandro Dumas, pero solo llego a leer un par de párrafos cuando el transporte de gran tamaño se estaciona frente a mí. Hay bastantes personas hoy, pero por fortuna logro ocupar un asiento y ajusto mis lentes sobre mi nariz, preparándome para leer el resto del camino.

—¿Eres el hermano del número sesenta y dos? — una voz gruesa y profunda pregunta a mi lado y levanto la vista de golpe para observarlo.

Por todos los cielos, es enorme.

Ni siquiera me di cuenta cuando se sentó a mi lado, demasiado concentrado en mi libro de desgastadas páginas. Comienzo a sentir el hormigueo familiar de los nervios recorrerme, pero juraría que él parece observarme con cautela, como incluso temiendo mi respuesta.

—¿Disculpa? — me pateo mentalmente por el temblor en mi voz.

—Que si eres el hermano del número sesenta y dos — repite lentamente. Yo arqueo mis cejas, aún confundido y él se mueve incómodo en el asiento demasiado pequeño para su gran cuerpo —. Nathaniel — aclara finalmente.

—Ah... — cierto, ese es el número de la camiseta de equipo de mi hermano —. S—sí.

—Soy Sam Collins — extiende una gigante mano hacia mí y trago grueso cuando se la estrecho en un leve apretón. Mi mano se ve ridículamente pequeña en comparación.

—James Gibbs — susurro y lo suelto, un ceño se crea entre sus cejas.

—¿Gibbs? Pensé que Nathaniel era Gray.

—Sí, su apellido es Gray — él me mira fijamente y si es posible me pongo todavía más nervioso —. Diferentes padres...

—Ah, ya veo — asiente lentamente —. Siempre lo escucho hablar de ti con el mariscal.

Eso inevitablemente trae una sonrisa a mis labios. Adoro a Nate y él me adora a mí, sé que ante la mínima oportunidad me trae a flote en alguna de sus conversaciones. Yo hago lo mismo con él, no importa si nuestros padres son distintos o que nuestra madre haya muerto hace algunos años. Siempre hemos sido muy unidos.

—Sí... suele hacer eso — desvío mi mirada hacia el libro en mi regazo.

—Se nota que está muy orgulloso de ti, siempre alardea de lo inteligente que eres.

—¿En serio? — lo miro y él asiente, aunque no pierde su expresión seria.

—Me agrada el número sesenta y dos. Él y el mariscal son buenos chicos, me ayudan en mi entrenamiento — un ceño vuelve a crearse en su frente y estoy empezando a creer que es la única expresión que puede hacer —. Soy un poco lento y por eso a veces pierden la paciencia, pero son buenos.

—No hay nada malo con ser lento — intento animarlo.

—Trae problemas. En el juego hay que ser rápido y tener habilidad. Me falta de eso.

—¿Pero te gusta el fútbol?

—Sí — asiente con rapidez —. Me gusta mucho, descarga la energía que siempre tengo en exceso.

—Entonces debes esforzarte — sonrío, él permanece en silencio con su mirada fija en mi —. Puede ser difícil, pero no dejes que nadie te impida hacer lo que te gusta. Además, estoy seguro de que el mariscal solo quiere que mejores porque puede ver tu potencial, sino no se tomaría tantas molestias contigo. ¿No crees? — Su silencio se extiende un poco más, hasta que una pequeña sonrisita ilumina su rostro.

—Tal vez tengas razón, James Gibbs.

—La tengo — le aseguro —. Y puedes decirme Jimmy.

—Puedes decirme Sam, Jimmy — ambos estrechamos nuestras manos de nuevo —. Me agradas.

—Y tú me agradas a mí — un rubor aparece en sus mejillas y desvía la mirada hacia mis manos. Si no fuese tan enorme, podría verse adorable.

—Entonces es cierto que te gusta leer — señala hacia el libro que sostengo.

—Así es. Los libros son una extensión más de mi cuerpo — me río y su pequeña sonrisita se convierte en una grande —. ¿Qué especialidad estás cursando?

—Educación — suspira profundamente —. Eso es más difícil que el fútbol.

—¿Tienes problemas con las materias? — él asiente, de repente luciendo avergonzado —. Te propongo algo — eso llama su atención y clava su penetrante mirada en la mía otra vez —. Todas las tardes estoy en la biblioteca hasta las cinco, puedo ayudarte con las clases que son difíciles para ti si tú quieres.

—¿En serio? — yo afirmo y él achica los ojos —. ¿Por qué harías eso por mí?

—Porque me agradas y yo te agrado, ¿no es así? — mueve su cabeza de arriba a abajo y yo sonrío —. Ese es el primer paso para convertirnos en amigos.

—¿Tú quieres ser mi amigo? — su voz toma un deje de asombro y no puedo evitar sentirme mal por ello. ¿Acaso todos lo evitan de algún modo?

—Claro que sí, Sam.

—De acuerdo — su rubor se intensifica —. Me gustaría ser tu amigo, Jimmy. Y pasaré a verte todas las tardes en la biblioteca.

—¡Genial! — doy pequeñas palmaditas en su brazo mientras el autobús comienza a estacionarse frente a la universidad —. ¿Cuál es tu primera clase?

—Español — oh, vaya. El mundo es un pañuelo.

—¿En serio? — él asiente, poniéndose de pie —. ¿Con el profesor Jones?

—Sí — el repetitivo ceño hace de nuevo su aparición —. ¿Por qué?

—Porque también estoy en esa clase — me levanto y guardo el libro en mi mochila —. Podemos sentarnos juntos si quieres, pero en la parte de atrás — me acerco a él y susurro —. Me contaron que se tira pedos.

—Sí, es cierto — su profunda risa me hace sentir aún más pequeño, pero es agradable —. Yo lo descubrí a las malas.

—Oh, no quiero conocer los detalles al respecto — los dos nos bajamos del autobús y caminamos a través del atestado patio principal.

Si sentado Sam parecía grande, de pie es enorme. Apenas le llego a la mitad del pecho y mi cuerpo delgado calculo que constituye a una tercera parte del suyo fuertemente construido.

—¿En qué posición juegas, Sam?

—Soy el Offensive Tackle* del mariscal.

—Lo sospechaba — murmuro. No tengo muy claras las posiciones del juego como tal, pero nada más con la parte de 'Offensive' me puedo hacer una idea de su función —. ¿Cuál es tu número?

—El setenta y tres — varios de los estudiantes pasan a su lado y se le quedan viendo con asombro.

—Bien, lo recordaré para animarte en las prácticas.

—Me gustaría eso — sonríe.

Cuando llegamos al salón, los dos encontramos unos puestos perfectos, ni muy lejos ni muy cerca del profesor. Dudo que aquí podamos oler sus pedos apestosos. Acomodo todo lo que necesito sobre el mesón que ocupamos y rápidamente el salón termina de llenarse cuando suena el timbre.

Jas aparece casi de último, caminando con la confianza que lo caracteriza e ignorando prácticamente a todos a su alrededor. Su mirada se centra sobre mí y mi corazón comienza a latir con mayor velocidad. Luego ve a Sam a mi lado y sus cejas se arquean profundamente.

—Hola, Jimmy — saluda, dando miraditas furtivas hacia Sam.

—Hola, Jas — siento mis mejillas calientes y mi pulso acelerarse.

—Sam — su voz se endurece.

—Mariscal — le devuelve el seco saludo, abre su cuaderno y se pone a garabatear sobre él.

—Pensé que estaríamos juntos durante esta clase — coloca una mano en el respaldar de mi silla y se inclina sobre mí, su rostro muy cerca del mío —. ¿Cambiaste de planes sin consultarme?

¡Demonios! Olvidé completamente eso, ¿cómo pude ser tan estúpido? Hablamos de ello hace apenas media hora, pero me sentí tan mal por Sam que decidí ayudarlo. Espero que Jas no mal interprete todo esto.

—Lo siento, Jas — su masculino olor se desliza en mi nariz y a mi cerebro se le dificulta formular nuevas palabras —. Es que Sam necesita ayuda también y pensé que no habría problemas si se sentaba con nosotros.

—Ya veo — dice lentamente y suspira, su aliento huele a menta —. Supongo que está bien — su seria mirada dice lo contrario —. Pero quiero que...

—Joven Wright — el profesor llama su atención después de dejar el maletín sobre su escritorio —. La clase ha comenzado, le sugiero tome asiento — Jas gruñe bajito, pero le sonríe ampliamente.

—Claro, profesor — se gira y por un momento pensé que se sentaría en otra mesa. Pero en vez de eso, toma una silla y la arrastra a propósito por el suelo. Las patas hacen un horrible chirrido que resuena a través de todo el salón.

Algunas chicas se cubren los oídos y otros chicos se ríen hasta que coloca la silla a mi lado y prácticamente cae desplomado sobre ella.

—¿Ya terminó, joven Wright?

—Aún no — me murmura —. ¡Por supuesto, profesor! — le dice con ánimo y la sonrisa más falsa que le he visto jamás —. Ya puede comenzar.

—Gracias, su permiso era justo lo que necesitaba — ironiza y risas se escuchan por todo el salón. La clase comienza y los nervios no dejan de alterarme en ningún momento. Sobre todo, al sentir la intensa mirada de Jas sobre mí y los roces "accidentales" de su cuerpo contra el mío.

—Te ves bien hoy, Jimmy — susurra justo en mi oído y un escalofrío recorre mi cuerpo.

—G—gracias... — mis ojos no se despegan de la pizarra, pero el calor de su cuerpo se entrelaza con el mío.

—Hueles delicioso también — su nariz roza la piel de mi cuello y la respiración queda atorada en mi garganta —. ¿Lavanda? — asiento tan rápido que mis lentes casi de caen —. Me gusta.

—¿S—sí? — giro mi rostro para poder verlo, está mucho más cerca de lo que pensaba. Además, ¿cuándo puso su brazo en el respaldar de mi silla?

—Sí — sonríe y con un dedo de su otra mano sube lentamente los lentes sobre mi nariz —. ¿Hoy si admitirás lo increíblemente atractivo que soy?

«Respira, James. Inhala, exhala». Ignora el calor de su cuerpo, no te pierdas en sus hermosos y grandes ojos castaños, no caigas por su preciosa sonrisa, no te dejes llevar por sus dulces palabras...

—No necesitas que alimenten tu ego — odio el titubeo en mi voz, pero él parece disfrutarlo.

—Lo que digan los demás no me interesa, solo quiero escucharlo de tu boca — su mirada baja hacia mis labios y sus ojos se oscurecen.

—¿Por qué? — susurro, mi corazón late tan rápido que temo que explote. Abre la boca dispuesto a responder con algún otro comentario mordaz, pero la voz del profesor lo interrumpe.

—Joven Wright — Jas cierra los ojos y suspira profundamente. Lentamente se separa y estampa su increíblemente falsa sonrisa otra vez en su rostro.

—¿Si, profesor?

—¿Desea compartir algo con la clase? — aprieta la mandíbula después de hablar.

—No... Aunque, pensándolo bien — alza el rostro y comienza a olfatear el aire —. ¿No le parece que huele raro? — el profesor de repente parece nervioso y yo cubro mi boca, tratando con todas mis fuerzas de no romper a reír. Tarea demasiado difícil cuando todos los demás alumnos lo están haciendo a todo pulmón.

—¡Silencio! — poco a poco las voces se van apagando, cayendo en un silencio casi sepulcral de nuevo —. Preste atención a la clase, Wright.

—Por supuesto — sonríe. Los minutos pasan y dedico todas mis fuerzas a dedicar mi completa atención a la enseñanza impartida.

Jas no hace mayor movimiento después del regaño del profesor y Sam permanece en silencio, tomando tantas notas como puede en su cuaderno. A veces me lo pasa y yo corrijo los errores que tiene. Él sonríe y articula un 'gracias' con sus labios.

El ligero temblor dentro del bolsillo de mi pantalón indica que me ha llegado un nuevo mensaje. Lo ignoro, decidido a terminar los minutos que faltan de la clase concentrado en la enseñanza. Pero entonces Jas codea mi costado y volteo a verlo. Sostiene su teléfono debajo de la mesa y lo señala.

—Revisa el tuyo — susurra. Miro con el rabillo del ojo al profesor, pero está escribiendo algo en la pizarra, así que aprovecho la oportunidad para sacar mi teléfono rápidamente del bolsillo.

—Nuevo Mensaje ✉ 'Jas'—

@Jas: [¿Vendrás a la práctica?]

[Sí, pero solo durante un rato igual que ayer.] ✔✔

Presiono "enviar" y bloqueo la pantalla. Escucho el zumbido de su teléfono a mi lado y él se apresura en revisar mi mensaje. Poco después, mi teléfono vibra de nuevo.

@Jas: [¿Desde cuándo conoces a Sam?]

La pregunta me toma por sorpresa. Me muevo nervioso sobre mi asiento y echo una pequeña mirada hacia Sam antes de responder.

[Lo conocí hoy en el autobús. ¿Por qué?] ✔✔

@ Jas: [Ya veo. ¿Son muy amigos ahora?]

Antes de poder evitarlo estoy girando mi rostro en su dirección. Él me mira completamente serio y después empuja la lengua en su mejilla. ¿Acaso está celoso?

Guardo el pensamiento en lo profundo de mi mente. Lo último que quiero es crearme falsas esperanzas y después acabar con el corazón roto. Mis dedos se mueven nuevamente en la pantalla, escribiendo un nuevo mensaje.

['Muy amigos' es muy pronto. ¿No te parece? (・・ ) ?] ✔✔

@Jas: [Puede ser...]

[¿Te molesta?] ✔✔

@Jas: [¿Qué pensarías si te dijera que sí?]

El fuerte timbre anunciando el término del primer periodo me sobresalta. Todos rápidamente comienzan a recoger sus cosas para abandonar el salón, incluido el profesor Jones. Yo me quedo sentado observando hacia el frente, aún un poco sorprendido por el texto de Jas.

«No te ilusiones, James». Continúo repitiendo en mi mente como un disco rayado. Estoy tan sumido en mis pensamientos que la gran mano sobre mi hombro me hace gritar... de una manera poco masculina, debo admitir.

—Lo siento — Sam aleja su mano como si yo estuviese en llamas —. ¿Te lastimé? A veces no mido mi fuerza.

—No, no. Lo siento, yo... — miro alrededor del salón, pero solo estamos Sam y yo. Una puya de decepción se clava en mi pecho —. Estaba desconectado de la realidad — sonrío y guardo todas mis cosas dentro de la mochila, poniéndome de pie después —. ¿Vamos?

—Te invito un café — hace un gesto con su cabeza hacia la puerta.

—No tienes que hacerlo.

—Quiero, me ayudaste mucho y lo aprecio — abre la puerta y me deja pasar primero.

—Bien, pero sin mucha azúcar.

* Offensive tackle (OT) en español Tacle ofensivo — Los offensive tackles juegan en la zona más exterior de la línea ofensiva, por afuera de los offensive guards. Su rol principal es bloquear en jugadas de carrera o de pase. La zona que va desde un offensive tackle hasta el otro se conoce como "close line play" y algunos bloqueos prohibidos en otras partes del terreno de juego (bloqueos por la espalda por ejemplo) sí que están permitidos. Para un quarterback diestro, el tackle de la izquierda suele ser el más rápido y cubre la zona ciega del quarterback actuando contra la posición de defensive end y corredores rápidos.

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