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Capítulo 10 - Sentimientos En Tregua

—Amigo, juro que, si la temperatura aumenta más, me voy a derretir.

Los tres estamos sentados con nuestras espaldas apoyadas en la malla de la cancha de tenis, esperando a que pasen los últimos minutos que faltan para que comience nuestra práctica. Uno de los profesores que nos tocaba en la siguiente hora se ausentó debido a una infección estomacal, así que tuvimos dos largas horas sin hacer prácticamente nada.

Lo cual estaría muy bien, si el jodido clima no arruinara todo el asunto.

—Voy a pedirle permiso a los de natación para usar la piscina por el resto del día — Nate gruñe, sacando un cuaderno de su mochila para abanicarse.

—¿Lo tomas como excusa para poder ver algunos culos de forma gratuita? — me burlo y él rueda los ojos.

—¿Qué acaso no veo suficiente en los vestuarios?

—Oye, pero tal vez no te gustan grandes o fornidos, sino delgados y flexibles — Steve se encoge de hombros. Dos nuevos jugadores han entrado en la cancha y practican con sus raquetas antes de empezar.

—Si tu descripción incluye pechos y vaginas, entonces estás en lo correcto — Nate bufa, sonriendo de lado. Mientras tanto el partido de tenis comienza con un fuerte y hábil saque de uno de los jugadores.

—No puedo con esto — gruño y comienzo a abrir los botones de mi camisa —. Hace demasiado jodido calor.

—Apoyo el exhibicionismo — Steve asiente con una sonrisa y comienza a quitarse su camisa también.

—Si ustedes van, entonces yo también — Nate dice despreocupadamente, imitando nuestra acción.

—Es mejor que el entrenador se apure o para cuando llegue seré un enorme charco de baba — no me quito por completo mi camisa para evitar una insolación ya que mi piel se irrita con bastante facilidad. Solo lo necesario para aliviar un poco la sensación de ahogo.

—¡Viento, ven a mí! — Steve grita con dramatismo, extendiendo sus brazos y suspirando de alivio cuando una brisa fresca nos consuela.

—Si tenemos problemas por andar semidesnudos, diré que fue idea de ustedes — Nate cuelga su camisa de la pretina del pantalón y se cruza de brazos.

—El único problema que tendremos es sino hacemos algo con respecto a unas lindas conejitas sentadas en una banca a mis tres en punto — Steve señala casi de manera imperceptible con su cabeza y Nate y yo echamos un discreto vistazo.

Y en efecto, hay tres chicas sentadas con sus piernas expuestas debido a las diminutas faldas que llevan colgando de sus cinturas y nos miran con obvio interés. Son preciosas, debo admitir. Pero ni mi mente ni mi polla parecen estar con ánimos en este momento.

Sobre todo, si en lo único que parezco ser capaz de pensar es en James sentado muy cerca (demasiado para mi gusto) de Sam Collins. No fue una sorpresa agradable... Para nada.

—Oye, bonita vista — Nate dice cantarín, guiñando un ojo hacia una de las chicas que comienza a reír y a murmurarle algo a sus amigas.

—Tu gran amigo Steve siempre tiene un buen ojo, ¿eh? — codea el costado de Nate y sonríe de lado —. ¿Cuál te gusta, Jas? — con evidente emoción —. Decide antes de que te la robe.

—No estoy de humor, puedes ligar con cualquiera — suspiro e inclino mi cabeza hacia atrás, cerrando los ojos.

—Creo que anotaré este día en el calendario — escucho a Nate burlarse a mi lado.

—¿Tienes problemas en el estómago? — la voz de Steve no oculta su asombro, niego con la cabeza aún con los ojos cerrados —. ¿Dolor de cabeza? — niego de nuevo —. ¿Se te acabaron los condones?

—Joder, no es nada de eso — gruño, estoy comenzando a molestarme cada vez más.

—¿Entonces qué sucede contigo? — abro los ojos y descubro que me mira con sospecha —. Es la primera vez que te veo desaprovechar una oportunidad así.

—Solo no tengo ganas, eso es todo.

—A otro perro con ese hueso, amigo — se pone en cuclillas frente a mí y coloca sus manos sobre mis hombros —. ¿Sucedió algo con tus padres? — su mirada completamente seria.

—Maldición, Jas — Nate se queja, quitando el sudor de su frente con el dorso de su mano —. Sabes que puedes hablar con nosotros si algo sucede, especialmente si el holograma de tus padres al fin se materializa.

Los tres nos reímos por la estúpida broma por unos segundos. Mi humor no tiene nada que ver con mis padres, pero es increíble la preocupación que este par de chicos demuestran por mí al respecto. No estoy equivocado al considerarlos mis mejores y únicos amigos. Por eso me siento un poco mal por ocultarles mis nuevos sentimientos por un dulce chico de ojos bicolor.

Pero teniendo en cuenta lo sobreprotector de Nate, lo difícil de convencer que es Steve y que aún no tengo idea de qué siente James por mí, aún no puedo hacerlo. Es decir, sé que lo pongo nervioso, pero el chico es así todo el tiempo. Eso no me afirma realmente nada y, por cómo van las cosas, tal vez me tome un poco más de tiempo en descubrirlo.

—No, no sucede nada con mis padres — afirmo cuando dejamos de reír —. Pero como ya sabrán, eso es normal.

—Bueno, es un alivio. Pero entonces por qué estás tan... — Steve hace una pausa con el ceño fruncido, intentando encontrar la palabra.

—¿Constipado? — golpeo el brazo de Nate y él se ríe.

—No estoy constipado, idiota. Pero si no tengo ganas, no las voy a obligar a aparecer en mi organismo — me encojo de hombros —. Por muy bonita que sea la chica o muy atractivo el chico.

—Bueno, en ese caso — Nate se levanta y sacude su pantalón —. Yo sí que no voy a dejar pasar la evidente oferta — sonríe de medio lado y cuelga la mochila de su hombro, ni siquiera se molesta en ponerse la camisa —. Así que, si me disculpan, señoritas.

—No te molesta, ¿verdad? — Steve pregunta con un poco de cautela.

—No, amigo. Ve — palmeo varias veces su brazo y él se levanta de un brinco —. Tal vez tengas suerte y consigas el número de las otras dos.

—Que tus palabras sean escuchadas por todas las deidades habidas y por haber — sacude su pantalón y me guiña un ojo antes de girarse en dirección a Nate y las tres chicas sentadas en la banca.

Sonrío al ver a Steve prácticamente bailando una vez llega y las chicas reír por sus tonterías. Aunque toda expresión se borra de mi rostro para ser reemplazada con molestia cuando imágenes de James junto a Sam vuelven a invadir mi cerebro. «Maldita sea». Saco el teléfono del bolsillo de mi pantalón y desbloqueo la pantalla. Busco rápidamente el chat y comienzo a escribir.

[Tu mochila no parece lo suficientemente grande para llevar dos pompones. ¿Acaso los guardaste en algún otro lugar?] ✔✔

Pasan algunos minutos sin respuesta y la molesta sensación en mi pecho comienza a crecer. Luego la vibración me anuncia de un nuevo mensaje y me apresuro a verificarlo.

@Jimmy: [Ya te dije que no te voy a animar con pompones. ლ(¯ロ¯"ლ)]

[¿Era en serio? (ノ ಥ ウಥ) ノ. Pensé que bromeabas. ] ✔✔

@Jimmy: [Sí, es en serio. Me vería ridículo. ( ̄_ ̄)・・・ ]

[No lo creo, pienso que te verías adorable.] ✔✔

@Jimmy: ['Adorable' no es exactamente como un hombre debería lucir. (¯ . ¯٥)]

[No hay nada de malo en ello.] ✔✔

@Jimmy: [Si conocieras a mi padre, opinarías lo contrario.]

[¿Tu padre es de la vieja escuela?]✔✔

@Jimmy: [Algo así. ¿Qué haces?]

Ok, ese fue un cambio radical en la conversación. Pero decido no empujar, tal vez en otro momento pueda obtener más información al respecto.

[Viendo un interesante partido de tenis mientras esperamos al entrenador. ¿Y tú?] ✔✔

El partido de tenis terminó hace varios minutos y ni siquiera recuerdo quién ganó.

@Jimmy: [Disfrutando de un café:

IMG_ 20190922_359625.jpg]

Presiono para abrirla y descubro que el ángulo apunta en dirección a una taza de café humeante sobre una mesa de madera pulida y... Espera un segundo: ¿Por qué hay otro vaso en la foto?

¿Acaso está acompañado? Solamente pensar en la posibilidad y mis dedos están apretando con fuerza mi teléfono hasta que lo escucho crujir. Antes de poder detenerme empiezo a escribir, empujando inconscientemente la lengua en mi mejilla.

[No estás solo.] ✔✔

@Jimmy: [No, ¿cómo lo supiste? :0]

[Hay otro vaso sobre la mesa en la foto que me mandaste.] ✔✔

@Jimmy: [Ah, claro. Que tonto Σ( ̄。 ̄ノ) ]

[¿Quién es tu compañía?] ✔✔

@Jimmy: [Sam, él me invitó.]

«¿Pero qué jodida mierda?». ¿Sam Collins? Maldición.

[Ya veo.] ✔✔

@ Jimmy: [Um, ¿Estás bien? ¿Dije algo que te haya molestado?]

[No, para nada. Disfruta tu café.] ✔✔

Bloqueo la pantalla vuelto una furia y vuelvo a guardar el teléfono en mi pantalón. Lo siento vibrar de nuevo, pero no me molesto en ver el mensaje. Aunque las ansias por saber cuál fue su respuesta estén retorciendo mis entrañas.

Pero por fortuna, la aparición del entrenador poco después irrumpe en mis pensamientos turbulentos, mientras les ordena a todos los jugadores reunirse para empezar la práctica. Me pongo de pie, me sacudo y agarro mi bolso.

—¿A que no adivinas quién tuvo suerte? — alegría desbordando del cuerpo de Steve, luego pasa uno de sus brazos sobre mis hombros —. Tienes una boca bendita, pude conseguir el teléfono de las dos.

—Qué bueno — murmuro. Si antes no estaba de humor, ahora mucho menos.

—Una de ellas estaba muy decepcionada de que no te nos unieras — Nate agrega, entramos en los vestidores y por fin Steve se descuelga de mi —. ¿Seguro que todo está bien contigo? — frunce el ceño cuando ve que prácticamente arranco mi ropa.

—Sí, todo bien — Steve y Nate intercambian una mirada, obviamente planeando sacarme la verdad después, pero por ahora se limitan a cambiarse en silencio, lo cual agradezco. Estoy casi listo cuando la puerta se abre y entra Sam. Aprieto con fuerza la mandíbula y lo miro caminar con su enorme figura a través de los casilleros.

Pienso que se dirige al suyo, pero en cambio gira en mi dirección y cuando está finalmente frente a mí, se cruza de brazos y me observa fijamente. Todo mi cuerpo se tensa y me pongo automáticamente a la defensiva.

—¿Tienes algo que decir? — imito su postura, cruzándome de brazos. El silencio repentinamente se propaga y todos nos observan con los nervios a flor de piel.

—Sí, mariscal — su voz grave y profunda cuadra a la perfección con las dimensiones de su cuerpo.

—Bien, dilo de una vez — gruño y me acerco hacia él, demostrándole que no me intimida en absoluto.

—Solo quería decirle que jugaré mucho mejor que antes.

Espera... ¿Qué?

—¿Eh? — la tensión sale huyendo de mi cuerpo hacia las montañas y ahora estoy de pie con una expresión de completa estupefacción en mi rostro.

—Que jugaré mejor — asiente varias veces, como si hubiese llegado a la misma conclusión en su cabeza —. Me esforzaré para no decepcionarlo. Soy un poco lento, pero no dejaré que eso le cause problemas.

Abro y cierro la boca varias veces como un jodido pez mientras mi cerebro trata de procesar lo que está sucediendo. Ante mi falta de palabras, Nate se acerca y coloca una mano en mi hombro, sonriendo en grande lo que resalta todavía más sus hoyuelos.

—Eso es genial, Sam. Puedes ir a cambiarte ahora — Nate le dice, tan aturdido como yo.

—Gracias, sesenta y dos — Sam se gira hacia su casillero y comienza a hacer lo que se le dijo.

—Amigo, eso fue raro como el infierno — Steve chilla, aunque en voz baja para que Sam no nos escuche —. ¿Qué diablos le hiciste?

—Joder si lo sé — todavía estoy un poco aturdido por lo sucedido mientras termino de colocar mi uniforme.

—¿Debería decirle que mi nombre es Nathaniel? — se burla, agarrando su casco cuando termina de arreglarse —. Siempre me llama por mi número.

—¡¿Por qué demonios tardan tanto?! — el Entrenador sopla su silbato y hago una mueca, le encanta castigar a nuestros tímpanos con esa jodida cosa —. ¿Están colocando sus pestañas postizas? ¡Muévanse ya!

Todos nos apresuramos en terminar y tuve que devolverme cuando me olvidé de mi protector bucal. Abro mi casillero y mi teléfono está alumbrando por un nuevo mensaje. Estoy tentado en verlo, pero desde afuera puedo escuchar los gritos furiosos del entrenador, así que desisto.

Cierro la puerta y salgo, colocando mi protector y mi casco después. La práctica, al igual que las otras de los últimos días es completamente brutal y despiadada. El espeso clima y el fuerte sol lo hacen todo aún peor, y apenas a la mitad ya todos estamos jadeando y pidiendo misericordia.

—¡¿Le pedirán tregua a los de Luisiana la próxima semana cuando estén pateando sus traseros?! — grita, pero su estado es casi igual al nuestro. Su camisa está húmeda por el sudor y el sol ha logrado que partes de su piel se irriten —. Pueden tomar un descanso, pero es mejor que se preparen para dejar su alma en el campo.

Muchos chillidos y gruñidos de agradecimiento salen de los jugadores mientras prácticamente caen desplomados sobre el césped. Yo arrastro mis pies hasta la banca de espera y tomo un sorbo de la bebida energética del enorme termo. Está fría y es un elixir para mi exhausto cuerpo, Nate y Steve se me unen poco después.

—Necesito una hoja y un lápiz para escribir mi testamento — Steve se acuesta frente a mis pies, toma una botella de agua y se la echa en la cara —. Pero les aviso que a ninguno le dejaré mi auto.

—Siempre hay métodos para falsificar un documento — Nate se bufa a duras penas a través de los pesados jadeos y se sienta a mi lado.

—Mi letra es lo suficientemente fea para evitar ser copiada, así que lamento decepcionarte — los tres reímos, aunque incluso eso representa un esfuerzo en nuestro miserable estado. Mis piernas tiemblan y mis brazos se sienten pesados.

—Sam está cumpliendo su palabra — Nate señala con la barbilla en su dirección. El tipo no parece estar agotado, pero su cabello húmedo por el sudor y su respiración acelerada rompen su fachada —. Ha jugado muy bien hoy.

—Sí — suspiro profundamente —. Lo está haciendo bien.

Soy un hombre y por mucho que no me guste su repentina cercanía con James, no tengo problemas en admitir que realmente está haciendo un buen trabajo. En ninguna de las jugadas lograron derribarme mientras sostenía el balón gracias a su efectiva defensa y derribó a Parker cuando intentó pasársela de listo y hacerme comer césped cuando pedí tiempo fuera.

Su velocidad ha incrementado también, no tiene problemas en alcanzarme y mantenerse a mi lado en una carrera.

—¿Crees que esté enamorado de ti?

—No seas pendejo — me río y pateo en juego a Steve en su pierna.

—Oye, es una posibilidad. ¿No te parece que su confesión en los vestuarios fue intensa y además con un mensaje oculto? — se apoya sobre un codo —. No sé tú, pero yo vi algo en su mirada que me hizo darme cuenta que espera por algo más que amistad contigo.

—¡Ha! ¿Te imaginas? — Nate se carcajea —. En esa relación obviamente tú serías el que recibe, hermano — Steve lo acompaña ahora, riéndose a todo pulmón.

—Son unos hijos de puta — gruño y ellos solo se ríen con más fuerza —. Déjense de estupideces, el tipo no tiene un flechazo conmigo.

—Eso dices ahora — Steve parece estar de ánimos para alterar mis nervios —. Pero te acordarás de nosotros cuando de repente se aparezca frente a ti con un ramo de rosas y una confesión mucho más detallada y explícita.

—¿Tal vez un anillo de pareja? — Nate sugiere, burlón —. Eso siempre es un buen comienzo en una relación.

—Por lo que más quieran, solo cállense ya — estaban a punto de seguir torturándome con visiones de Sam y yo enredados bajo las sábanas cuando fui salvado por el silbato del entrenador.

Esta es la primera vez en la que en realidad estoy aliviado de escuchar ese chirriante sonido. La práctica comienza de nuevo y, a pesar de que estamos agotados, jugamos como si no hubiese un mañana. Todos siguen a la perfección mis indicaciones y el único percance hasta ahora es cuando a Charles se le resbala el balón en uno de los pases largos que le arrojé.

El entrenador por supuesto perdió su mierda y largos minutos con un nuevo sermón nos mantuvo ocupados. Me quito el casco y me concentro en regular mi agitada respiración mientras la boca del entrenador se mueve sin parar. Mis ojos hacen un rápido evalúo de los estudiantes en las gradas y mi corazón se salta un latido cuando lo veo a él.

James está sentado en posición india con un libro abierto sobre sus piernas. Está debajo de una suave sombra, pero a mis ojos brilla más que cualquier joya. Sonríe cuando nuestras miradas se encuentran y agita una de sus pequeñas manos en mi dirección, justo como la primera vez que vino.

Le sonrío de vuelta y desearía poder estar lo suficientemente cerca para poder ver sus ojos. Ya no lo puedo negar más... me gusta.

Me gusta jodidamente mucho. Aún creo que es un poco rápido para pensar que estoy enamorado de él, pero hay una inevitable atracción que no puedo ignorar y tampoco quiero hacerlo. Doy unos pasos en su dirección, pero el entrenador escoge ese momento para terminar su muy elaborado discurso y retoma la práctica. Vuelvo a poner mi casco en su posición, pero ahora no me siento tan pesado como antes.

¿Es por James? No lo sé, pero lo más seguro es que sí lo sea. Estoy sintiendo un placentero calor en mi pecho cuando una nueva jugada se inicia y el center* me pasa el balón. Corro, observando detenidamente por una apertura o un jugador disponible. Estoy preparado para lanzar, cuando lo escucho.

—¡Vamos, Sam!

«Pero, ¿qué...?». Doy vueltas en el aire y de repente lo único que puedo ver es césped y tierra a través de las protecciones de mi casco. Mi costado izquierdo duele bastante y me cuesta respirar.

Joder, me han derribado.

—¡¿Pero qué demonios fue eso, Wright?! — el Entrenador grita y ya veo mi funeral cerca. Estoy empezando a levantarme cuando una mano es extendida frente a mí.

Es Sam. La vida es una perra, ¿no?

Estoy tentado a gruñirle como un perro rabioso y apartar su gigante mano de un empujón, pero aún estoy un poco desorientado por el tacleo*, así que tomo su oferta y aguantando el dolor, sostengo su mano hasta que logro ponerme de pie.

Lo suelto de inmediato, pero inclino mi cabeza en su dirección en una gratitud silenciosa. Él solo me mira de arriba a abajo, evaluando mi estado.

—¡¿Por qué demonios no le pasaste el balón a Robert?! — Smith se detiene frente a mí, rojo por la frustración —. ¡Estaba libre y listo para recibirlo, Wright!

—Lo siento, entrenador. Me distraje.

—Por un demonio... — murmura —. ¡Descanso! — me quedo de pie en la misma posición sin saber qué hacer, observando el césped debajo de mis zapatos como si fuese la cosa más interesante del mundo.

—¿Está bien, mariscal? — me sorprendo al descubrir que Sam sigue a mi lado, la preocupación en su rostro y voz son palpables.

—Sí — desvío la mirada —. Perfecto.

—¿Seguro? — se acerca un poco —. Puedo traerle agua si quiere — maldición, quiero estar enojado con él, pero lo hace muy difícil.

Su interés por mi bienestar termina por extinguir mi furia y suspiro. El tipo es muy atento y a pesar de todo no fue por su culpa que me derribaron. Fue su nombre saliendo de los labios de James lo que me distrajo.

—Sí, Sam — doy unas palmadas en su espalda —. Estoy bien, gracias.

—De acuerdo, mariscal — asiente y parece un poco aliviado. «¿Por qué demonios no me dejas odiarte en paz?», pienso impotente.

—Descansemos antes de que el entrenador nos grite para que lo hagamos — una diminuta sonrisa en sus labios es el único gesto que hace antes de que los dos caminemos hacia el área de espera.

—El jodido Parker te dejó... — Nate hace una pausa y la sonrisa burlona en su rostro desaparece cuando un alboroto en las gradas llama nuestra atención —. ¡¿Pero qué jodidos?! — me giro y la furia hierve en mis venas, pero esta vez por razones completamente diferentes.

Esta vez es por ver a varias personas alrededor de James, burlándose de él. Esta vez es por ver su cabello mojado, sus lentes empañados y la tela de su camisa completamente húmeda de jugo de naranja.

Esta vez es debido a que Leyla está sosteniendo el envase ahora vacío de jugo sobre la cabeza de James, riendo descontroladamente junto con el resto de su secta.

Bueno, ahora estoy realmente, jodidamente furioso.

*Center (C) en español Centro — El center es el encargado de poner el balón en juego con el snap. Sus funciones son las principales de bloqueo, generales de los jugadores de la línea ofensiva o linemen.

* El tacleo es un anglicismo, tomado de los deportes de contacto, consiste en realizar un movimiento reglado para impedir que su rival lleve a cabo lo que pretende hacer, derribándolo con empujes potentes cuerpo a cuerpo.

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