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Capítulo 33

La participación del grupo mexicano en ETECSA y por otra parte el desarrollo de la telefonía celular iniciado en 1991, por capital mexicano también, en la empresa CUBACEL, hacían que la participación de México en el desarrollo de las telecomunicaciones en Cuba fuera mayoritario.

—Y no es que quiera echarles a perder a ustedes señoras la velada, también en este mes de septiembre se han publicado en la Gaceta Oficial otros decretos sobre los que quisiera escuchar los comentarios de Pedro ya que tratan sobre temas que hemos discutido entre nosotros y que seguramente tendrán un impacto importante en los aspectos social y económico de Cuba —añadió Iván.

—El 19 de este mes, se publicó el Decreto Ley No. 154, del Divorcio Notarial, que establece una nueva forma para divorciarse que da aún más facilidades para hacerlo ya que permite que el divorcio se tramite ante el Notario Público sin necesidad de acudir ante tribunales, a menos que exista objeción del Fiscal.

Pedro, había, efectivamente, abordado el tema en varias ocasiones con sus amigos, ya que consideraba que uno de los factores principales en la desintegración familiar en Cuba era la facilidad que tenían los cubanos para divorciarse.

Si bien en su círculo de amistades él y Celia, convivían con matrimonios que tenían más de 7 años de casados y en ocasiones más de 20, lo cierto era que la mayoría de los cubanos que Pedro, conocía se habían casado tres o más veces.

La propia Celia, se había casado a los 18 años, para divorciarse dos años más tarde y después se unió con Fidel, con quien procreó a sus dos hijos, habiendo vivido con él cinco años, y ahora era prácticamente la esposa de Pedro, por lo que podía considerarse que había tenido al menos tres compañeros en una unión formal en su vida.

El propio Fidel, había tenido hijos con tres esposas distintas y ahora vivía una cuarta relación formal con otra muchacha que también podía darle otro hijo.

Pedro conocía innumerables casos de hogares en que un ex esposo o una ex esposa visitaba a sus hijos con cierta regularidad con aquiescencia de los nuevos esposos o esposas de sus ex parejas.

Y si bien era cierto que el trato entre ex compañeros o ex esposos era generalmente cordial y hasta cariñoso, cosa que prácticamente nunca se observaba en México, Pedro, encontraba que en los niños si se producía una sensación de pérdida de identidad familiar, pues llegó a conocer casos en que una mujer tenía viviendo con ella y su esposo actual, a tres hijos de tres diferentes padres.

El caso es que cada uno de los niños tenía muy claro quién era el padre que lo había engendrado a él y cuál era el de cada uno de sus hermanos, así como aquél con quien todos ellos vivían; sin embargo, tal diversidad de relaciones filiales hacía que el concepto de unidad familiar se perdiera en parte.

El desconcierto crecía cuando en una unión conyugal participan hijos del matrimonio e hijos de ambos matrimonios anteriores.

Carolina, la mamá de Celia, comentaba que la unión familiar que se acostumbraba en su época había prácticamente desaparecido, debido precisamente a la cantidad de veces que los jóvenes acostumbraban casarse en la actualidad, generalmente sin reflexión y en ocasiones por causas completamente superficiales.

La experiencia popular recogida en las canciones de moda expresada en una melodía que interpretaban los Van Van denominada “Un Socio”, decía en una de sus estrofas:

“La gente se está casando para vender la cerveza”

“Pobre de su sentimiento que sólo alberga tristeza”

De esta manera, aludía a la costumbre de algunas personas, según el decir en la calle, de contraer matrimonio para, entre otras cosas, vender la cerveza que tenían derecho les fuera proporcionada con motivo de tal acontecimiento.

Lo cierto era que el Divorcio Notarial haría más sencillo el divorciarse entre los cubanos con la consiguiente repercusión en el aspecto social de su desarrollo como comunidad.

Ya en el propio periódico Juventud Rebelde, se habían publicado artículos referentes al gran porcentaje de divorcios que existían entre los matrimonios jóvenes, pues antes de tres años del matrimonio, la mitad de ellos se disolvía por distintas causas, cuestionándose si esto significaba que había un nuevo concepto de la familia en Cuba.

—La otra noticia preponderante es que el Consejo de Ministros emitió el Decreto No. 191, publicado en la Gaceta Oficial el 20 de septiembre —añadió Iván— por medio del cual se crea el Mercado Agropecuario.

El Gobierno cubano consideró la necesidad de incrementar los niveles de producción agropecuaria con destino al consumo de la población, para lo cual debían utilizarse todas las vías posibles, entre ellas que los productores pudieran concurrir a un mercado más amplio, con precios liberados como un incentivo económico.

Al efecto, el consejo de ministros, decretó la creación del Mercado Agropecuario, como una red de mercados a los que pudieran acudir productores en forma organizada, a vender productos naturales o elaborados, a la población.

Tales productos serían los que excedieran la producción que tuvieran contratada con el estado, o los que fueran de producción no contratada, que son los que habitualmente no se suministran a las empresas de acopio.

En los Mercados Agropecuarios regiría el principio básico de que a mayor producción, más podrían vender los productores, una vez satisfechas sus necesidades básicas y sus deberes para con la sociedad; y sobre todo, los precios de venta de los productos serían acordados libremente entre vendedores y compradores. Podrían concurrir a los Mercados Agropecuarios las empresas y granjas estatales, las unidades básicas de producción no cañeras, las cooperativas de producción agropecuarias, las granjas del Ejército Juvenil del Trabajo, las cooperativas de créditos y servicios, los agricultores pequeños, empresas y unidades de auto abastecimiento, los productores en áreas entregadas para auto abastecimiento familiar y los productores en patios y parcelas pequeñas.

No podrían ser objeto de venta en tales mercados la carne de bovino, carne de équido, leche fresca, café, tabaco y cacao, así como el arroz de complejos arroceros.

Pedro comentó que la aparición de los agromercados, como se les conocería en el futuro, era una política muy acertada del Gobierno, pues era un incentivo poderoso para aumentar la producción agropecuaria en la isla y contribuiría a hacer llegar en forma más oportuna cierta producción al consumidor, pero además, sería complementaria del retiro de circulante que el propio gobierno estaba haciendo, pues al retirar el circulante se lograba que la moneda de Cuba fuera más escasa en el mercado, y como en los agromercados se iba a requerir moneda cubana para comprar los productos, los cubanos iban a tener que readquirir pesos cubanos vendiendo para tal efecto las divisas que circulaban entre ellos.

Siendo el peso cubano una mercancía demandada, su precio frente al dólar iba a subir con el consiguiente deterioro del valor de la divisa estadounidense.

Celia, Iván y Sara, no estaban muy convencidos de esto y expresaron que en su opinión la creación de los Mercados Agropecuarios sería muy positiva, aunque, manifestaron sus dudas acerca de la depreciación de la moneda norteamericana, pues aún no entendían como operaba la economía de mercado en los países capitalistas.

La aparición de los agromercados en Cuba, en efecto, fue un acontecimiento muy especial, pues al tratarse de los lugares en que los propios productores podían ofrecer productos agropecuarios al pueblo en condiciones libres con respecto a oportunidad y precio, inmediatamente se colmaron de clientes que temprano por la mañana llegaban a hacer las compras de frutas, vegetales , hortalizas, tubérculos, viandas, carne de puerco, pollo y otros productos, que en ocasiones para la hora del almuerzo se habían agotado por completo.

Este nuevo comercio dio un gran aliento a la economía, pues abrió un nuevo espacio al desarrollo del mercado interno de Cuba y al mismo tiempo fue una de las causas de que la cotización de la moneda estadounidense, el dólar, descendiera en forma contundente, ya que antes de la aparición de los agromercados llegó a cotizarse hasta en 130 pesos cubanos o más por un dólar.

Para fines de ese año, el dólar se cotizaba a 25 pesos cubanos.

Nuevamente se confirmaba la idea de Pedro en el sentido de que las políticas de cambio gradual implementadas por el Gobierno Cubano eran las más adecuadas para ir estableciendo condiciones favorables para la transición económica que vivía ese país.

Uno de los fenómenos que cambió la fisonomía de las ciudades, mas evidente en La Habana, fue la instalación por parte del Gobierno, de cafeterías que daban servicio en moneda convertible o divisas.

Dos cadenas de establecimientos eran las principales: “El Rápido” y “Rumbos”.

La primera, servía hamburguesas y perros calientes, refrescos, cervezas, helados y cigarrillos, principalmente.

La segunda, vendía además de hamburguesas y perros calientes, bocaditos y sándwiches de jamón y queso, pan con puerco, refrescos, jugos, cervezas y ron, galleticas y panecillos, pollo frito y otros platillos para almuerzo.

Pronto se extendieron por todos los repartos y se constituyeron en puntos de reunión de los vecinos, ya que contaban con mesas al aire libre, equipos de sonido y en ocasiones, televisores.

En el “Rumbos” frente al Zoológico, por ejemplo, los jóvenes se reunían a compartir y a bailar al son de la música que salía de las bocinas del equipo de sonido.

En octubre de ese año no hubo separación de la pareja integrada por Pedro y Celia. Esta vez aprovecharon para tomarse unos días de descanso y visitar la parte central de la isla.

Tomaron la Ochovía, carretera con cuatro carriles de circulación en cada sentido, que va desde Pinar del Río, en la parte occidental de Cuba hasta Majagua, en la provincia de Sancti Spíritus, en la parte central de la isla, pasando por La Habana.

Pasaron por San José de las Lajas, Güines, Madruga, San Nicolás y Jaguey Grande, hasta llegar a Aguada de Pasajeros en donde doblaron hacia la derecha para pasar por Rodas y finalmente arribar a una de las bahías más grandes que hay en Cuba y que es Cienfuegos, famosa además por la refinería que existe en la zona y que da vida industrial a esa región.

Se hospedaron en el Hotel Jawa y desde la ventana de la habitación que les proporcionaron tenían una vista completa de la bahía, cuya amplitud es verdaderamente impresionante; cenaron en un restaurante ubicado en una casa de arquitectura morisca, el Palacio del Valle, y que sirve platillos de la cocina italiana; y después buscaron un lugar en donde tomar un trago y escuchar música. Acostumbrados al ajetreo de La Habana, encontraron el lugar falto de interés para ambos. Como el viaje había sido largo se retiraron a descansar temprano.

—Mañana por la mañana, después del desayuno, será mejor si partimos hacía Ancón, nos ayudará mucho —propuso Celia.

—Recuerda que tú eres la guía de turistas. Ya es hora de que conozca lugares de interés en Cuba, pues todo el tiempo me llevas a la “shopping” -aclaró Pedro.

—Cualquiera que te escuche pensará que es verdad —reclamó su compañera.

—Es cierto y tu lo sabes bien, eres una “shoppimaníaca” como dice la canción que canta Pedrito con los Van Van.

—Pero si hace dos semanas te llevé a visitar el Museo de la Revolución y El Capitolio

—Si mi vida, después de tres años de conocerte me llevaste a un paseo cultural.

Así era, dos semanas atrás Celia había llevado a Pedro, a conocer el Museo de la Revolución, ubicado en Centro Habana en un edificio muy hermoso, de arquitectura colonial, que antes de la Revolución era conocido como el Palacio Presidencial, lugar en donde residían los presidentes cubanos.

El Museo de la Revolución, como su nombre lo indica, reúne un gran acervo de documentos escritos y gráficos y fotografías sobre el proceso revolucionario. Anexo al mismo se encuentra un espacio en donde se puede admirar la embarcación Granma en la que zarpó del Puerto de Tuxpan, en México, Fidel Castro junto con el grupo de cubanos que desde la Sierra Maestra iniciarían la lucha para hacer triunfar la Revolución en enero de 1959.

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