La Cubana de mi Amor Segunda parte
Sinopsis
La relación amorosa entre Pedro y Celia, no son nada fáciles, con sus estados volubles y cambiantes, ella no duda un segundo en dejar a Pedro para ir en busca de lo que ella cree que es lo que necesita. Pedro, decide no seguir esperando a que Celia, se decida a formar una familia con él, así que comienza a explorar otras opciones y en esa búsqueda, se encuentra con Meche, Marina y Lucía, tres mujeres cubanas que se enamoran de él. Mercedes, “Meche”, una hermosa abogada cubana, que tiene grandes sueños para conseguir una maestría y un doctorado en el extranjero, conoce a Pedro y se enamora de su forma de ser y de tratarla, aunque cuando le otorgan la beca para estudiar en Italia, tiene que dejarlo, muy a su pesar. Marina, una joven mujer, alegre y despreocupada, casada con un mexicano que la abandonó con la promesa de arreglar sus papeles para que se reunieran en México, conoce a Pedro, por una casualidad y desde ese momento surge entre ellos una gran afinidad y viven un romance intenso y apasionado. Ella le pide que se casen para que se la lleve a vivir a México, él no se ciega, y aunque ella es muy hermosa, declina la oferta, sobre todo por la diferencia de edades ya que ella es casi 25 años menor que él, terminan como buenos amigos. Lucía, una mujer preparada, trabajadora, madre soltera, con un hijo, conoce a Pedro por motivos de trabajo y no tiene ningún problema en iniciar un romance tórrido y lleno de pasión con él. No obstante, para todas ellas, la sombra de Celia, esta presente, sobre todo por los inesperados regresos a la vida de Pedro, que siempre la recibe con el mismo cariño, con el mismo amor y con la misma pasión. Celia, no duda en reclamarle la vida disipada que Pedro, lleva, llena de celos lo enfrenta y en el reencuentro, viven la pasión que tanto disfrutan al estar juntos. ¿Será definitivo el regreso de ella a la vida de Pedro? ¿Por fin podrán formar una familia junto con los hijos de Celia, que adoran a Pedro? Entérese de los problemas que deben enfrentar antes de encontrar una solución a su complicada relación.
Capítulo 32
Después de tantas rupturas y reconciliaciones entre Pedro y Celia, de las muchas aventuras que el abogado vive de manera inesperada y de forma casual, ellos vuelven a estar juntos, aunque no hay nada seguro en su relación.
Pedro, está consciente de que Celia, en cualquier momento puede volver a marcharse sin siquiera decirle adiós, aunque la ama, sabe que jamás podrá atarla, por eso decide vivir los momentos hermosos y llenos de pasión que ella le hace vivir.
Aunque la sensación de no saber si esa será la última vez que estén juntos lo mantiene inquieto, trata de no preocuparse y espera que Celia, recapacite y decida sentar cabeza a su lado para que formen un hermoso hogar… ¿será así?
Reunidos en casa de Josefina, Jorge su yerno y Alfredo su hijo, escuchaban con toda atención, comentar a Pedro, su punto de vista sobre el anuncio sobre las medidas que se adoptarían en Cuba para bienestar de la economía, como la despenalización de la tenencia de divisas, el incremento de visitas familiares a ciudadanos cubanos residentes en el exterior.
La mayor apertura a la inversión de capitales extranjeros, el impulso a todas las actividades productivas y de servicios que generaran ingresos en divisas, y un mayor desarrollo de las actividades turísticas y la capacidad hotelera.
Así como que el Estado crearía redes de comercio interno para captar divisas.
El presidente Castro, se refirió al excedente de dinero circulante en el país, explicando que se había creado un desbalance entre el dinero circulante y los bienes de consumo disponibles, y que había personas que habían aprovechado tal situación, para especular con las divisas.
—La medida de retirar dinero circulante de seguro, es para contrarrestar el alto precio que ha alcanzado la divisa norteamericana, el dólar, en el mercado negro, que se cotiza en más de ciento treinta pesos cubanos por un dólar, cuando hace sólo tres años se cotizaba en sólo siete pesos cubanos por un dólar —decía Pedro
Sus interlocutores lo miraban y oían con cierto escepticismo, por lo que les explicó:
—El dinero es sólo un bien o una mercancía como cualquier otra, y al comprar algo con dinero se efectúa una especie de trueque.
Si hay demasiado dinero disponible en circulación, puede perder en momentos su valor como mercancía, es decir su valor de cambio; por lo que, al retirar dinero de la circulación, el gobierno reduce su disponibilidad y ello lo encarece frente a otros productos o mercancías, como puede ser la divisa norteamericana.
Sus amigos no parecían muy convencidos, aunque escucharon con interés la explicación, pues les constaba que Pedro, seguido acertaba en sus predicciones. Él mismo les decía que no es que fuera adivino o brujo, sino que en los países de economía de mercado esos fenómenos eran cotidianos y si se observaba con cuidado, algunos podían ser predecibles.
Ese año, fue pródigo en acontecimientos que propiciaron cambios profundos en la vida del pueblo cubano. Durante el mismo mes de julio, se dio el incidente de que una avioneta cruzó el Estrecho de Florida, seguramente al ras del mar para evitar ser localizada por los radares cubanos, y llegó hasta la isla; de hecho, sobrevoló el Malecón de La Habana tirando panfletos en los que invitaba a los cubanos a dejar la isla y dirigirse a Miami en busca de la libertad.
Dicho incidente provocó reclamaciones y notas de prensa auspiciadas por los grupos radicales residentes en los Estados Unidos, al grado de que el comandante Fidel Castro, apareció ante los medios de comunicación cubanos anunciando que su gobierno no obstaculizaría la salida de todo aquél cubano que quisiera hacerse a la mar con rumbo a los Estados Unidos de Norteamérica, siempre y cuando para hacerlo no utilizara embarcaciones o bienes del estado Cubano, pues ya se había dado el caso de grupos de personas que se apoderaron, en varias ocasiones, de la embarcación que hacía el servicio de traslado del Malecón a Regla, para dirigirse hacia Miami, casos que fueron muy comentados entre los cubanos.
La mañana siguiente al anuncio, Pedro, comentaba con un alto funcionario del Ministerio de la Industria Alimenticia, que la medida adoptada por el presidente de Cuba, era sumamente acertada, aunque había causado gran sorpresa en el medio oficial en Cuba, ya que en el corto plazo iba a demostrar la verdadera cara de la política migratoria del Gobierno Norteamericano.
—La realidad es que en los Estados Unidos no quieren una migración indiscriminada, cotidiana y permanente de cubanos, como tampoco la quieren de mexicanos, guatemaltecos, hondureños, salvadoreños, nicaragüenses, venezolanos, panameños, ni colombianos.
En el caso de Cuba, cuando un cubano o varios se aventuran y logran llegar a suelo norteamericano, sirve como propaganda de carácter político para el gobierno de Estados Unidos y para los grupos radicales de Miami el darle a su llegada el carácter de hazaña heroica, en búsqueda de la libertad.
En el momento en que comiencen a llegar a las costas de Florida miles de Cubanos en embarcaciones, dejará de ser interesante darle publicidad a tales hechos —decía Pedro, convencido por completo.
—Yo tengo la experiencia de mi propio país —continuó— en donde cada año medio millón de mexicanos cruzan subrepticiamente la frontera, de 3,120 kilómetros de longitud, ya sea nadando o vadeando el Río Bravo o internándose en el desierto de Nuevo México o Arizona, o cruzando y saltando la alambrada en California, buscando un mejor ingreso por la prestación de sus servicios y persiguiendo un mejor modo de vida que el que tienen en sus comunidades rurales en los Estados más pobres de la República Mexicana.
Esos mexicanos no sólo no son bienvenidos en los Estados Unidos, pues los miembros de la Border Patrol, se encargan de darles caza y en tal cometido matan a un gran número de ellos, en su intento de llegar a salvo a las ciudades en donde su mano de obra es requerida, o a los lugares en donde se les necesita para levantar cosechas que la mano de obra norteamericana se niega a levantar. Cuando la migración cubana sea de miles de personas, el gobierno norteamericano los va a detener.
El funcionario escuchaba con interés las explicaciones de Pedro, pues le abrían una perspectiva del problema que él nunca había considerado, ya que no había habido hasta entonces una migración masiva de cubanos hacia la Florida, con excepción de la sucedida en 1980 en que salieron de Mariel más de 100 000 cubanos, en embarcaciones llenas de migrantes gracias a un arreglo previo hecho con el Gobierno Cubano.
Durante las semanas siguientes, salieron de Cuba miles de personas que se hicieron a la mar en múltiples embarcaciones, algunas de ellas de manufactura casera, para dirigirse a las costas de Florida en el movimiento migratorio conocido popularmente como de “los balseros”.
Pedro, tenía razón, se encontraba en su cuarto de hotel en la ciudad de Houston, Texas, a donde tuvo que ir por razones de trabajo del Grupo, que le encomendó un asunto urgente en los Estados Unidos, esa semana del 18 al 25 de agosto de 1994, cuando en el televisor, CNN daba las noticias vespertinas sobre el arribo de balseros cubanos durante el día y anunciaba la nueva política expresada por el presidente Bill Clinton al respecto.
El Gobierno de los Estados Unidos a través de su servicio de guardacostas detendría a los balseros cubanos en alta mar y los llevaría a la Base Naval de Guantánamo en Cuba o a la Base en Panamá.
En cuanto el flujo de migrantes cubanos alcanzó cifras de miles, 38,000 aproximadamente, los Estados Unidos de Norteamérica aplicaban su política migratoria discriminatoria, y ya no estaban dispuestos a recibir con los brazos abiertos a todos los cubanos que llegaran a sus costas, rechazándolos al igual que lo hacían con todos los mexicanos, centroamericanos y sudamericanos que llegaban a su frontera Sur.
Posteriormente, a través de su Oficina de Negocios en La Habana y de la Oficina de Negocios de Cuba en Washington, se llevarían a cabo negociaciones que terminarían por fijar una cuota de migración de cubanos a los Estados Unidos que anualmente sería alrededor de 20,000 personas; un número igual al que se desplazó en cuatro semanas de ese verano del 94 de Cuba hacia Florida. Finalmente mostraba su rostro verdadero la política migratoria de los Estados Unidos de Norteamérica en relación con los cubanos, la política de cuotas por país de origen.
Entre los múltiples amigos que tenían Pedro y Celia, se encontraba un matrimonio, él era abogado, de nombre Iván y ella trabajaba en el Ministerio de la Industria Básica y su nombre era Sara.
De vez en cuando Pedro compraba una botella de ron y refrescos y Celia, compraba pizza y se iban a visitarlos y a conversar; en ocasiones salían a pasear o a bailar, o llevaban a los hijos a pasear, el matrimonio tenía dos hijas pequeñas.
—No sé si estás al tanto de los cambios propiciados por el Gobierno en el mes de agosto en que estuviste de viaje —le decía Iván mientras cenaban.
Pedro había regresado a La Habana después de su viaje a los Estados Unidos, la primera semana de septiembre.
—Para empezar, en la Gaceta Oficial del 5 de Agosto se publicó la Ley Número 73 del Sistema Tributario, que establece los impuestos, tasas y contribuciones, que integran el Sistema Tributario en Cuba -anunció Iván.
—Vaya, eso sí es un gran cambio —respondió Pedro— Hasta ahora, creo que los cubanos no tienen una idea precisa de lo que tiene que erogar el Gobierno para cubrir los gastos que implica la compra y distribución de alimentos, la prestación de los servicios educativos y también la de los servicios de salud, amén de otros que implican grandes subsidios.
—Efectivamente —siguió el abogado cubano— entre las premisas de la Ley se establece que es una necesidad crear paulatinamente una conciencia tributaria en la población, que permita comprender el pago de tributos al Estado como parte de un deber social para cubrir gastos en que incurre, con el fin de satisfacer los requerimientos de la sociedad.
—Los sujetos de los impuestos son las personas físicas y jurídicas o morales cubanas y también las extranjeras, que generen una obligación tributaria en la República de Cuba. Los principales impuestos son sobre utilidades, ingresos personales, ventas, especial a productos, sobre la prestación de servicios públicos, sobre la propiedad o posesión de determinados bienes, sobre transporte terrestre, transmisión de bienes y herencias, sobre documentos, por la utilización de fuerza de trabajo y por la utilización o explotación de los recursos naturales- terminó diciendo Iván.
—Por otra parte —continuó— en la Gaceta Oficial del 31 de Agosto el Banco Nacional de Cuba emitió una resolución para autorizar la acuñación y puesta en circulación de monedas o fichas de 5, 10 y 25 centavos que tendrán un valor equivalente a las monedas estadounidenses de igual denominación.
—Es claro que ante la liberación en la tenencia de divisas se requiere suficiente “menudo” o monedas de pequeña denominación, ante el cúmulo de operaciones que ahora se realizan sobre todo en dólares estadounidenses —terminó diciendo Pedro.
Las esposas intervinieron para reclamarles que dejaran de hablar de economía y política y salieran con los niños a pasear.
—Esperen —reclamó Iván— hay otro tema jurídico que también le interesará a Pedro y a ustedes mismas. Con fecha 17 de Agosto el consejo de Ministros publicó un Decreto en la Gaceta Oficial por medio del cual se otorga una Concesión Administrativa del Servicio Público de Telecomunicaciones a una empresa mixta de Capital Mexicano constituida a fines de 1993, que se denomina empresa de Telecomunicaciones de Cuba S.A. conocida como ETECSA, para la prestación del servicio público de telecomunicaciones en todo el país, por un término de 25 años, para instalar, explotar y comercializar el servicio telefónico básico nacional e internacional, el servicio de conducción de señales, de transmisión de datos, telex, servicio de cabinas telefónicas públicas, de telecomunicaciones y de radio comunicación móvil troncalizado.
Se dice que el grupo DOMOS de Monterrey invertirá en total 1 500 millones de dólares en estas actividades— terminó diciendo.
Lo anterior significaba que rendía frutos la política promovida por el gobierno mexicano, que tanto había procurado entre los hombres de negocios de México la inversión de capital en las actividades económicas de Cuba en esta nueva etapa de su desarrollo económico.