capítulo 4
-¡Hoy Roger está excesivamente hermoso!-. Emma suspiró exagerada,y Cristina trató de no ver a ese hombre de nuevo. Él iba entrando, traía un traje gris plomo,su corbata oscura le hacía realzar la mirada. Sólo echó un vistazo de refilón tratando de ignorar las palabras de su amiga. ¡Dios santo! ¿Qué hacía ese hombre para estar más antojable cada día?. Simuló estar concentrada en sus asuntos mientras él entrara en su oficina,hizo como que estaba muy concentrada viendo unos papeles cuando Roger pasó por su lado. Pero fue inevitablemente ver por el rabillo del ojo cuando él pasó clavando los ojos en ella. Emma,que tenía el rostro recargando en un puño para tener la mejor de las vistas le dio un codazo cuando miró que Roger volteaba a verla.
-¡Cristy,mira,te está viendo a ti!...
El corazón de ella dio un vuelco dentro del pecho, también se había dado cuenta de que él la estaba observando,pero su dura cabeza le pedía no hacerse ilusiones por un error que él había cometido.
Giró la cabeza para encontrarse con que en efecto,Roger la estaba mirando. Él se quedó un momento con la mirada fija en ella,pero de pronto su gesto cambió, como si hubiera recordado algo y volvió a quitar la mirada de Cristina.
-Estas loca,no me ve a mí.
Emma exhaló y asintió con la cabeza.
-Sí,quizá tengas razón ¿porqué un tipo así nos miraría a nosotras?...
Cristina podía notar la desilusión en las palabras de su amiga. Emma era de ese tipo de chicas que vivían ilusionadas con amores imposibles, como su último romance platónico,uno de los dueños de la compañía.
-Exacto,¿porqué? Así que deja de estar soñando y ayudame a terminar este trabajo.
Pero si alguien vivía atada a sus sueños era ella. No negaba que el beso que Roger le había dado era algo que jamás creyó le sucedería en toda la vida,pero eso se veía aun mas imposible de repetirse,casi como el que Gabriel la tratara de mejor forma.
¡Gabriel!....
le había dicho que su alma le pertenecía, esa idea le había gustado demasiado. Un sueño que reclamaba un tipo de propiedad sobre ella,aunque debía sentirse ofendida de que la tratara como a una propiedad,no lo estaba. Le había tomado la muñeca y había dejado en ella un beso ardiente. Sintió que los labios de él quemaban sobre su piel y había sacado un alarido de dolor de su boca,pero ese acto le hizo pensar que era un castigo por haber besado a otro hombre.
-¡Bah!...,¿un castigo?. Eso no era ni remotamente posible.
-¿¡Hm!? ¿Me hablas a mi?-. Preguntó Emma mirándola.
-No,hablaba conmigo.
La rubia le lanzó una mirada cargada de curiosidad,buscando en el rostro de Cristina alguna pista de lo que pensaba,al notar que ella no diría mas volvió la vista de vuelta a los papeles en sus manos.
¿Se podía ser mas patética? Lo dudaba mucho. Abrumada con un sueño producto de su imaginación y ahora interesada en un imposible. Como la vida siguiera caminando en esa dirección y tendría que comprar más gatos para llenar los vacíos que ella misma se provocaba.
Dio un bostezo enorme, estaba tan agotada que podría dormir dos días seguidos y aun así no recargaría pilas.
Dio un rápido pestañeo,cuando de pronto la habitación dio un giro repentinamente,el suelo tambaleo bajo sus pies,y su cuerpo perdió el equilibrio.
Tuvo la visión de Gabriel,parado junto a la puerta. Él extendía su mano y la llamaba con un gesto de dolor que logró descomponerla.
Sacudió el rostro saliendo del trance para de nuevo encontrarse en su oficina, rodeada de papales,el ruido de tecleos y los murmuros de los empleados.
-Cristy,¿te sientes bien?-. Emma entornó los ojos y ella giró en rostro sonrojada.
-Sí,estoy bien-dudó un segundo, pero volvió a recuperar el hilo de sus pensamientos-Creo que debo irme.
Arrastró la silla que chilló al mismo tiempo que se levantó.
La rubia no alcanzó a preguntar más. Cristina tomó sus cosas y se dirigió a la salida. Al parecer de nuevo volvía a sentir la misma sensación de ansiedad por volver a ver a Gabriel.
Esta vez fue distinto, sus manos estaban en el panel del elevador a punto de presionar el botón que la llevaría a la planta baja,cuando sus piernas fallaron. Sus ojos se volvieron a cerrar en un pestañeo y el piso se hundió bajo sus pies.
-¡Cristina!....
Gabriel habló a lo lejos,extendiendo su mano para que ella la tocara. O es lo que ella deseaba pensar.
Ella extendió su mano lentamente, pero el rostro pálido de él se alejaba con mucha rapidez.
-¡No,no te vayas!...
De pronto la imagen de él se perdió de nuevo en la nada. Jadeó agotada,como si pusiera mucho esfuerzo en entrar de nuevo en la habitación de Gabriel.
El piso del elevador retomó su estabilidad,pero no su cuerpo, su pecho se veía subir y bajar con dificultad.
Oprimió el último botón y las puertas estaban por cerrarse cuando una mano detuvo su partida.
¡Roger!...
-Espera.
Él la llamó de pronto con voz ronca y Cristina se estremeció. Los ojos de Roger chispearon al encontrar su mirada y ella supo que estaba en una situación en desventaja,él era demasiado atrayente para ignorarlo.
Él dio un paso dentro de la caja de metal. Logrando sorprender a Cristina con aquella mirada astuta y ardiente.
-¡Ahh,yo!.
Estaba a punto de decir algo,pero él no la dejó. En dos pasos estaba parado frente a ella con el rostro duro y la mirada enturbiada en deseo. Él era demasiado alto,y olía muy bien. No estaba segura de lo que pretendía hacer al detenerla,pero su presencia no la dejaba razonar con claridad.
Podía imaginar que los latidos de su pecho se escuchaban por fuera del cuerpo y mas consciente de eso estuvo al ver la sonrisa ladina de Roger.
-¿Porqué estas evadiéndome?.
Los ojos de él marcaron un paso difícil de seguir,su mirada era tan intensa y ardiente que a Cristina le costaba guardar la lucidez.
-No estoy evadiendote.
Sus palabras no sonaban con firmeza,algo que Roger aprovechó para acercarse mas a ella.
-No mientas,sé que lo haces.
Cristina hubiera deseado que su pecho dejara de brincar de esa forma tan intensa. O que él fuera menos deseable y así podría salir corriendo sin mirar atrás.
¡Menta y cigarrillo!...
Era lo que el aliento de Roger le decía, una mezcla que resultaba embriagadora para ella.
Un sonido parecido a un gruñido salió de la garganta de Roger y Cristina parpadeó en busca de lucidez.
Y pensó haber conseguido un poco de ella,pero al cabo de unos segundos volvió a perderla. Él había avanzado lo poco que le faltaba para alcanzar los labios de Cristina,su aliento y lengua se abrieron paso dentro de su boca,obligándola a ceder el paso ante la intromisión. Trató de resistirse,pero él sujetó sus manos a los costados y empujo más la lengua dentro de su boca. Ella dio un nuevo jadeo tratando de apartarlo,pero le tomó las manos a los costados con mas fuerza y se pegó mas a su cuerpo. No era ella en esos momentos, él lograba nublarle los sentidos al grado de olvidar su propio nombre.
-¡No,suéltame!-. Exigió. Se negaba a ser el nuevo juguete de esa persona. Ni por un momento se hizo la ilusión de que él estuviera interesado realmente en ella.
Lo empujó a un lado y aplastó el panel para que las puertas se abrieran de vuelta.
-No hagas eso,no vuelvas a tocarme.
Escupió las primeras palabras que pensó. ¿Porqué Roger se sentía con el derecho de jugar en esa forma?. Claramente sentía un tipo de simpatía por ella,sino fuera así simplemente la ignoraría pero era mas claro que ella le estaba dando pie,puesto que no lograba resistirse a él con mucha convicción.