Librería
Español
Capítulos
Ajuste

capítulo 3

Días después....

—¿Cristina? Ey,hola,te estoy hablando.

—¿Hm?-respondió distraídamente. Su mente había divagado una vez más en su constante sueño. Y para no mentirse a si misma,ella lo buscaba desesperadamente.

La forma tan oscura en que él la miraba siempre le permitía dejar atrás una estresante vida rutinaria. Ya le estaba tomando gusto a sus constantes gruñidos. Pero tan sólo era un sueño,uno que lograba sacarla de la rutina que hasta el momento había en su desgastante vida. Una semana,ese era el tiempo que Cristina llevaba soñando lo mismo cada noche,y sin embargo ahí estaba,ignorando las palabras de su amiga por un simple sueño. Cada noche sin demora corría a su casa y echaba a Max de su propia habitación para poder soñar con él, con Gabriel. Y aunque ninguna de las veces había sido amable,algo le decía que tenían un vinculo importante. Porque no estaba loca,él era frío, indiferente y en algunas ocaciones cruel. Jamas se media en sus palabras y la hacia sentir incómoda consigo misma como nadie había logrado hacerlo nunca. Sin embargo,estaba esa forma en que la miraba,como si quisiera descifrar cada parte de su cuerpo. También las preguntas sin sentido que algunas veces le hacia.

—¿Tienes alguna especie de pareja,mujer? ¿te estas apareando con alguien?.

¿Quién demonios usaba esas palabras? Y claro que ella no estaba...apareándose con nadie, pero la simple pregunta había hecho que sus mejillas se encendieran y su corazón latiera a un ritmo peligroso.

—¡Claro que no!. Se había apresurado a responder y él, como siempre, había torcido una sonrisa perversa.

—¡Cristina! Ya te volviste a perder...

Emma la miró tan intensamente que Cristina creyó por un momento que quizá había hablado dormida y su amiga se había enterado de su locura.

—¿Dónde andas mujer? Te estas perdiendo la pelea entre Jason y Marvin,ambos pelean por hacer la campaña de bloqueador solar—. Ella miró a Emma con el ceño muy fruncido al oírla hablar en sususrros,no le importaba absolutamente nada que esos dos idiotas pelearan por una campaña que sabia sólo la querían por el viaje que seguramente equivalía.

—Creeme si te digo que me importa un rábano por lo que esos dos peleen.

Se esforzó por esconder de nuevo su rostro y volver a perderse en sus ideas,pero justo en ese momento el señor Mongomery se percató de su presencia.

—Esperen—señaló—Creo que Avery sería perfecta para esta campaña.

Todos los rostros se pusieron expectantes en ella y para la desgracia de Cristina eso la convirtió en el foco de atención de todos sus resentidos compañeros.

—Espere señor,no creo que Avery pueda llevar esta campaña—Roger—su jefe,acababa de dar otra de sus muestras gratuitas de "odio a Cristina y no sé porqué"-Que para esas alturas ella ya estaba acostumbrada.

Pero la ceja alzada del señor Mongomery le hizo callar un momento.

—¿Y me puedes decir porqué no,Roger?.

—¿Sí,porqué no?—Puestos en eso,ella también quería saber el porqué su jefe sentía esa terrible aberración por ella.

—No..no digo que no.

¡Imbécil!...

Esa faceta cobarde no se la sabía, pero era bueno para ella darse cuenta de que había alguien a quien Roger temía.

—En ese caso,me gustaría que Cristina llevara esta campaña lo antes posible.

Como esperaba,vio que sus compañeros la miraron como si realmente no entendieran como alguien como ella podía llevar una campaña tan,pero tan importante.

Y pasado el jubilo de la noticia,vino con su verdadera condición.

¡Miedo!...

Siempre había asistido a todas y cada una de las campañas exitosas de sus compañeros, pero evitando dar su opinión en todas y cada una de ellas,se aseguraba que todo estuviera en orden y reemplazaba aquello que le parecía estar mal,pero de ahí a ser la cabeza creativa era algo que realmente no había imaginado en muchísimo tiempo,ya hasta había perdido la capacidad de razonar correctamente, se sabía capaz hacia muchos años atrás,pero ahora se veía como un enorme reto para una mujer de mediana edad que había fracasado en cada una de sus metas. Y ahora se le presentaba algo que realmente ya no sabía si estaba interesada.

La junta terminó y todos habían salido de la oficina,Cristina seguía petrificada de salir de aquel pequeño espacio y sentirse bombardeada por las miles de miradas escrutadoras que seguramente la estarían esperando para lanzarle las mas fustigadoras miradas de recriminación. Todos creían que ella no estaba capacitada para algo así pero ¿Cómo diablos sabían eso? Nunca le habían dado la oportunidad de mostrar lo contrario,entonces ¿Porqué la maldita duda?...

Cuando salió,efectivamente se encontró con muchos ojos azorados a su alrededor,algo que ya suponía. Así que con paso acelerado y la cabeza al alzada salió del edificio,no quería que eso se volviera una nueva tormenta de chismes a su alrededor, no se sentía con la fuerza capaz de seguir ahí un momento mas.

Al llegar a su apartamento se dirigió directo al baño y tiró sobre el retrete toda la amarga bilis que venía tragando desde que salió. Hasta Max estaba renuente de estar cerca—¡Caray!—Era el maldito día de todos rechacemos a Cristina—.Pensó con amargura.

Sacó su Lap y empezó lo que podría ser su campaña. Le venían ideas de todo tipo,pero ninguna le parecía apropiada y qué decir del eslogan, le parecía ridículo e infantil. Tras estar mas de tres horas seguidas en el monitor,se quedó dormida. Los músculos del cuerpo le dolían y los sentía agarrotados.

—Llegas tarde.

Esa voz la sacó de pronto de su ensoñación.

—¿Hm? ¿Tarde? No sabía que teníamos una cita.

Tan pronto como dijo eso se arrepintió. Lo único que le faltaba era que su sueño creyera que lo estaba acosando.

—Deberías tenerlo presente mujer,el que vengas aquí a diario ya es algo de esperarse.

El tono que usaba con ella empezaba a perder su mordacidad y eso la puso a pensar ¿Acaso era que su sueño ya no la detestaba? Dio un bingo mental,eso quería decir que ella misma se estaba empezando a querer un poco más.

—Ok,eso es verdad. Lo miró un poco más,su cabello que cubría casi medio rostro se miraba muy oscuro pero la dejó ver parte de su cara. ¡Ugh! Era precioso,casi como una marioneta que solía tener de niña.

—¿Qué tanto miras?.

De nuevo escuchaba ese tono amargado en su fuerte voz,su voz que tanto le gustaba.

—Nada,sólo que me gusta tu cara,es...preciosa.

Adantis tensó el cuerpo al escuchar sus palabras.

—Para mujer,no estoy interesado en halagos humanos poco creativos.

¡Maldición! ¿de que iba? ¿Porqué le hablaba de esa forma?. Era tan frustrante reñir de esa manera con su propia mente,¿acaso nadie podía sólo quererla? Aunque fuera ella misma en su inconsciente.

—Vale,lo capto. Nada de halagos y cariñitos para miss simpatía. No vaya a ser que tu lado negro se vuelva rosa con tanta palabrería bonita.

Adantis sonrió complacido.

—Esa si eres tú,ahora dime porqué has venido.

Ella alzó la ceja con completa molestia! ¿Acaso no se daba cuenta de que ella no lo hacia consciente? Simplemente se quedaba dormida y llegaba ahí.

—Gabriel. No estoy aquí porque quiera ¿Sabes? Caigo rendida y este es el primer lugar al que llego. Lamento no ser todo lo creativa que esperas,pero mi trabajo exprime mi cerebro,si quieres creatividad, comprate un libro.

De los labios de Adantis colgó una maliciosa sonrisa. Se notaba que sabía provocar con ella,algo que hizo que se formara un nudo en la garganta ¿Cómo había logrado crear a un tipo tan atractivo?

—Creí que dijiste que soy un producto de tu imaginación, deberías mejorarme mujer. Él se dejó caer en un sofá, su cuerpo cayó pesado sin ningún orden y ella lo miró ceñuda.

¡Claro que lo había dicho! Pero también recordaba que él era un producto de su imaginación cansada. Así que no podía exigirle mas. De pronto se quedó quieta. ¿De dónde había salido ese sofá? ¿ella lo había llevado ahí para él? ¿con desearlo? Pero no lograba recordar que hubiera hecho tal cosa.

—¿Cómo llegó ese sofá aquí? No estaba la última vez que vine.

Él la contempló. Pero ella no podía deducir nada a través de sus ojos,era como si no le fuera permitido el acceso a su alma,o mas allá de eso,no veía nada.

—Eres talentosa mujer, supongo.

¡Se estaba burlando! Maldita imaginación la suya que siempre trataba de dejarla como tonta. Quizá lo era y no quería entenderlo,tal vez fuera una fehaciente muestra de que no estaba preparada para ese reto y se estaba aferrando a él. Su propio inconsciente le mandaba señales para que recharaza la campaña, pero era tan terca que ni en sueños lo haría.

—Vale,no tengo humor para tus sarcasmos,Gabriel.

—¿Y para que sí tienes humor?.

No era la pregunta en sí, era la forma en que había salido de sus labios,la forma en que esas palabras se adhirieran a su piel y le provocaron un escalofrío de placer.

—No creo que te haya inventado para ser mi gigólo,eres un tipo bastante arrogante...pero podrías sorprenderme.

Adantis apretó los labios en una fina línea que podía evidenciar su molestia,sin embargo ella no se dejó amedrentar,comenzaba a conocer a esa criatura y sus gruñidos y miradas aterradoras ya no surtían el mismo efecto en ella.

—¿Gigólo? Esa palabra suena interesante.

Cristina nunca lograba descifrar las miradas que Gabriel le daba. Algunas veces creía que le tomaba el pelo, pero otras,como esta, sentía que la provocaba para algo mas,aunque dudaba que algo de lo que saliera de esos labios fuera cierto.

—Lo es. Una mezcla de amante,bailarín y...hombrezuelo.

La mirada que volvió a darle esta vez logró mostrar un poco mas,y no le gustaba precisamente. Lo reconocía,daba miedo,pero ¿cómo era posible que no tuviera nada de sentido del humor?.

—Necesitas un amante,un bailarín y un hombrezuelo.

Dijo él mientras se levantaba de su lugar. Se paseó por detrás del cuerpo de ella. Podía sentir su aliento derramarse en su oído y parte de su cuello—.Entiendo el significado de la palabra "Amante"—.dijo, y ella se estremeció al sentir la mano ardiente entrar dentro de su bata y tocar parte de su piel,la que estaba muy cerca de sus pechos—Bailarín—dijo—No creo,dada tu condición patosa y...hombrezuelo.

Le iba a dar un infarto teniéndolo de esa forma. Su corazón estaba acelerado y Adantis podía sentir como la energía vital de ella entraba en su cuerpo. El torrente de emociones que ella sentía cuando él estaba cerca se disparaba y podía sentirlo en la atmósfera. Que frágiles eran los humanos,y tan dados a sus necesidades corporales que no veían el peligro cuando estaban abrumados. Su frágil condición los hacia una presa fácil para su especie. Todo la debilidad que sentía por décadas se esfumó al sentir la energía de Cristina entrar en él.

¡Sexo! ¿Podía darle la última noche de placer a esa insignificante humana?, dejarla llenarse de su esencia y robar de sus labios el último de sus alientos,pero eso equivalía a no volver a verla, a seguir atrapado en esa cárcel de agotamiento físico y mental.

Algo dentro de él sucumbió a esa tonta humana. ¿De verdad estaba planteándose dejarla con vida? ¿Para qué? Su vida humana era insignificante,sencilla y tediosa ¿Para que quería una humana vivir así?.

Pero muy a pesar de su cansado espíritu podía sentir su hambre,su pasión y las ansias desmedidas de gritar y seguir luchando...

¿Cómo un humano podía seguir tan aferrado a tanto? Y la humana era divertida de una forma en que la encontraba aceptable, mientras no sintiera adoración de su parte podía convivir con ella un tiempo mas. Seguía teniéndola abrumada,tomó su mano con lentitud mientras se dejaba hacer,en su muñeca clavó la uña y ella salió de su trance con un alarido de dolor.

La vio esfumarse como las otras veces,pero esta vez sería distinto para ella,había dejado su marca,volvería cada noche para alimentarlo,pero poco a poco,si sentía que esa humana ya no le servía....la dejaría morir,pero tranquila. Porque ella le producía un efecto que no reconocía de nada,ni siquiera sabía si lo que sentía tenía un nombre,pero era algo que le daba la fuerza para no acabar con su frágil vida de humana.

(...)

Ella despertó de golpe. Le dolía la cabeza y partes de su cuerpo que no había usado en años, se sonrojó sólo de pensarlo ¿Había tenido sexo con su sueño? ¡Noo! Lo recordaría, pero le dolía ...como si hubiera tenido una dura sesión de sexo,mas no recordaba tal hecho. Se dirigió a su habitación y miró el reloj en números neón que estaba en su repisa.

¡Mierda! 7:40 a.m....

Tenía que correr sino quería llegar tarde el primer día como directora de esa campaña.

Descarga la aplicación ahora para recibir recompensas
Escanea el código QR para descargar la aplicación Hinovel.