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capítulo 5

Adantis caminó de un lado a otro por la habitación, el aire dentro le ahogó, como si debiera salir de ese lugar,pero ahora sabía que podía hacerlo. Aunque no quería intentarlo,¿para qué?....

El camino de vuelta estaba prohibido para él. Lucían se había movido muy rápido encerrándolo en ese lugar por demasiado tiempo,tanto que Adantis creyó que todo estaba perdido.

¡Adantis!....

El demonio escuchó su nombre resonar entre las cuatro paredes por una voz que le llegó como aguas rompiéndose.

¡Adantis!...

Apretó los dientes con fuerza al reconocer la voz.

Se dirigió a la puerta con desconfianza,tomó la perilla y la hizo girar. La corriente le llegó al rostro al momento de hacerlo,la neblina estaba tan espesa que no podía ver a través de ella.

- Nahama....

dijo al cabo de un minuto que fue lo que le costó el reaccionar.

Tenía los dientes apretados y las manos en un puño.

-¡Adantis!.

Él la miró por fin. La piel de Nahama se veía blanca como el papel y el velo que cubría su cuerpo apenas si cubría sus perfectas formas, sus ojos seguían tan oscuros y vacíos como siempre y su cabello de un rubio brillante que le hizo recordar que había cambiado de nuevo.

- ¿Qué haces aquí?.

Respondió él sin ganas.

Ella sonrió, su rostro no era inocente. Pero seguía siendo hermosa,maravillosa... Su enemiga.

-Ya no eres débil,puedo sentir tu presencia aunque estas aquí confinado.

Él volvió a apretar los labios.

-Quizá.

Nahama mostró los dientes en clara advertencia,estaba allí arriesgando mucho.

-Algo está cambiando en ti,no sé lo que es,y...-La demonio caminó por la habitación clavando los ojos en cada rincón - Siento que volverás muy pronto.

Adantis la miró fijamente entendiendo por primera vez que era lo que hacía ella ahí. Tenía miedo de él, por eso lo había traicionado,aun siendo tan joven le temía.

-Quizá...a eso también.

Nahama le dio otra mirada cargada. Adantis no era el mismo, ya no era ese joven que que la ambición lo cegaba,ahora era un demonio fuerte,podía sentirlo por toda esa habitación.

-Estás alimentándote.

La obviedad le dijo que era así. ¿Pero cómo?.

-¿No debería?.

-Sí,claro. Pero...

-De una humana.

Nahama abrió los ojos un momento, después soltó una carcajada animosa.

-¿Una humana? Jamás pensé que te alimentaras de una humana,no veo que beneficio te traería eso.

Adantis clavó los ojos en ella una vez mas,después le dio la espalda unos segundos y volvió a responder.

-Ni yo,pero ¿qué mas da?.

*

Cristina miró para todos lados y no lograba ver a Gabriel por ningún lado,la habitación estaba vacía, él ya no estaba.

-¿Ga..Gabriel?.

Sus labios temblaron al igual que su cuerpo al darse cuenta de que él no se encontraba. Empezó a sentir miedo dentro de su cabeza ¿si ya no volvía? ¿si no volvía a verlo?.

La habitación se sentía helada sin su presencia, no lograba ver a través de la neblina que sorprendentemente se había instalado en la habitación de él como si siempre hubiera estado ahí.

-¡Gabriel!-. Lo llamó de nuevo con mas insistencia,pero él no respondió.

Llegó a la cama donde él no dormía, donde le había visto tantas veces dibujar en silencio y ella se había perdido en el compás de las manos del demonio al trazar finas líneas sobre el papel.

Tocó la superficie de las sábanas con mucho cuidado,con temor. Sentía que estaba invandiendo un espacio al que no había sido invitada aún. Su cuerpo seguía cansado al igual que su mente,estaba agotada en pensar porqué Roger mostraba interés en su persona tan repentinamente.

Sin darse cuenta se quedó dormida de nuevo,en la cama de él.

No escuchó siquiera cuando el demonio entró de nuevo en la habitación, no estaba solo,y ella no despertaba aun.

-¿Es ella?-. Preguntó su Nahama con interés. Adantis se fue a sentar a su sofá y sacó de nuevo hojas de papel para dibujar. Podía claramente hacerla volver a su antojo tanto como quisiera,pero lo único que quería era salir él y no podía.

-Sí,lo es.

Nahama se acercó a Cristina con cuidado de no despertarla. La humana se miraba tranquila durmiendo en medio de demonios,no era lo que esperaba,pero su hermano ya no era la débil como había sido algún tiempo,no creía que esta humana tuviera mucho que ver,pero algo extraño era también porque su hermano seguía permitiendo que la humana se quedara a su lado,no era exactamente algo que Adantis haría.

-Es simpática.

Él gruñó.

-¿Cómo sabes eso? No puedes saberlo con verla dormir,además -agregó- Es ruidosa la mayor parte del tiempo, sarcástica y bastante irritante -. Terminó de decir eso y notó que Nahama seguía mirándola.

-Te gusta.

-¿¡Qué!?.

¿Cómo podía gustarle una humana? Y sobre todo una humana como Cristina,que no dejaba de quejarse todo el tiempo por lo duro de su trabajo y no faltaba un día a el,por no encontrar una pareja y no hacia nada por ella misma,por el poco tiempo que tenía para hacer sus cosas y jamás hacía nada. ¿qué podía gustarle de ella?.

-Me agrada,puedo cuidarla por ti.

-No te he pedido tal cosa.

Que su hermana pensara que le gustaba era algo insultante.

-Pero puedo hacerlo,sé que no lo pedirás,así que cuidaré de tu humana hasta que su alma venga a ti.

Adantis hizo una mueca de molestia al escuchar sus palabras. No quería quedarse con su alma,lo único que podía admitir que le gustaba de la humana era el poco problema que se hacia con su presencia. Sentía una especie de simpatía de la que no estaba dispuesto a hablar con Nahama.

-Como quieras,pero no te quejes si te fastidia la humana,tiene el don de sacar de quicio a cualquiera.

-Me arriesgaré.

Nahama siempre fue como algo que estuvo ahí, y nunca estuvo. Jamás había sentido tanto por nada y ahora sentirse tan vacío a la vez.

Su hermana podía hacer lo que había dicho, solía vagar por la tierra de diferentes formas,cambiar de cuerpo,caminar entre humanos y mezclarse con ellos e irse como si sólo hubiera sido un sueño para los involucrados.

Sabía que en la tierra se corrían historias acerca de Nahama,pero nunca volvía para prestar atención de ninguna de ellas. Nahama sí se mezclaba con los humanos y no tenía reparo en hablar de ello.

-¿Volverás?-. Preguntó ella,sacándolo de sus pensamientos egoístas.

Él solo se encogió de hombros sin poner mucho interés en ella.

-Vaya,la humana te está contagiando con su don, deja de alimentarte de ella,eres mas irritante que de costumbre.

Adantis volvió el rostro para mirar a Cristina dormida. Se notaba cansada y frágil. Pero quería alimentarse de ella una vez mas,pero no delante de Nahama.

-Eso también pudiera ser.

-Debo irme, ya me aleje demasiado de mis humanos...

puedes tocarla si quieres,pero acaba rápido con esto,la humana ya luce deplorable. Él le lanzó una mirada cargada de odio a su hermana antes de irse.

El demonio gruñó de nuevo. ¿porqué su hermana estaba interesada en que estuviera cerca de esa la humana?

Para que se mantuviera alejado...

¿ahora podía acercarse sin dañarla?. Al parecer su hermana tenía la intención de divertirse mucho a su costa. Sabía que no había modo de convencerla de lo contrario, pero ahora era algo que no le preocupaba.

Con cuidado de no despertar a Cristina volvió a acercarse a ella. Sus respiración era suave y compensada, se notaba agotada y tenía el semblante distinto a cuando la había conocido. Podía notar sus ojos hundidos,y los huesos de rostro marcarse mas,estaba perdiendo peso.

De esa forma se veía mucho mejor,mucho mas relajada, tranquila y no como siempre que lanzaba varias palabras por segundo.

Tenía el cabello caído hacia un lado,cubriendo ligeramente su rostro,alargó su mano para retirar el mechón de cabello que le tapaba la vista de su cara. Acercó el rostro a ella y aspiró el aroma de su piel.

Con enojo volvió a apartarse de ella,de nuevo venía a su encuentro cargada de emociones ajenas,llena de la esencia de otro humano. ¿Porqué no hacía caso? Le había dicho que su alma le pertenecía, pero ella seguía estando cerca del humano. Pero finalmente también le había dicho que podía caminar por la tierra con quien le diera la gana, pero realmente imaginó que no lo haría. Rió irónico, lo estaba contradiciendo y la idea no le desagradaba tanto.

La vio removerse en su lugar y despertar agitada.

-¡Gabriel!-. Lo llamó. Adantis se acercó a ella con paso lento,no podía estar cerca de la humana mientras tuviera la esencia de otro humano estancada en su cuerpo. Era un olor nauseabundo para él, detestable y estar rodeado de ese aroma lo asfixiaba. Apretó los dientes conteniendo la respiración un momento, pero clavando la mirada en ella.

-¿Qué haces aquí? -. Respondió enérgico.

-No lo sé, creo que tu me llamaste,sentí que deseabas verme.

Dijo la verdad,él mismo había abierto el portal a su mente para que ella pudiera sentir su presencia, para que lo escuchara cuando la llamara para alimentarse.

-No,no deseo verte,puedes irte.

Cristina abrió los ojos sorprendida. Su mente no podía estar engañándola de esa forma,cómo podía ser posible que su mente se descontrolara de esa forma.

-No quiero irme,quiero quedarme un momento más contigo.

Él la miró de nuevo intensamente, su olor no cambiaba,pero quería sacarle esa esencia de igual forma.

-Ven- Extendió la pálida mano y Cristina se levantó de su lugar para acercarse a él y poder tomarla,sus ojos se encontraron en el camino y ella decidió bajar la mirada. Jamás podría sentir la confianza de verlo directo a los ojos sin sentirse aturdida por ello. Alcanzó la mano y él la atrajo a su pecho, acunandola en el hueco de su cuello,dejando que ella resposara su cabeza sobre su cuerpo. Cristina cerró los ojos un momento perdiéndose en la sensación de estar rodeada por los brazos de Gabriel. Tenía el rostro hermoso,y su cuerpo era sumamente perfecto, pero su corazón latía con tanta fuerza que para ella misma era extraño sentir tanta emoción por estar abrazada de un sueño. Mucha mas emoción que estar rodeada por los brazos de Roger.

-¡Gabriel-. Lo llamó de nuevo.

-¿¡Hm!?-. Respondió él. Algo que la hizo pensar que quizá también estuviera cómodo de esa forma.

-¿Qué edad tienes? -. No quería estar sintiendo eso en esos momento por alguien tan joven. Adantis sonrió lacónico.

Estaba en los brazos de un demonio y lo que le preocupaba era su edad.

-No tengo edad,Cristina. Y aunque así fuera,dudo mucho te importara eso.

¡Rayos!... Tenía razón, a pesar de saber y verlo como un chico, no podía evitar sentir un vuelco en el corazón cada que estaba cerca suyo. Pero ahora había dado un avance con él, le había hablado de su edad y la había abrazado,ahora se sentía mas feliz que cualquier día de su vida.

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