05.- LA CRUDA VERDAD.
Arturo entro en la casa y empezó a escudriñar, como que se le hizo haber visto algo o alguien. Esther cuando vio que Arturo entraba en la casa, ella alcanzó a correr a esconderse debajo de la mesa de centro.
Arturo escudriño todo, movió las cortinas, se asomó por la ventana, pero al ver que no encontraba nada salió de la casa. Esther salió de su escondite, respiro profundo, se arregló la ropa y el pelo, y subió rápidamente a su habitación.
Después bajo para comer algo en la cocina, cuando estaba comiendo y viendo su celular llego Arturo, esta se sorprendió y le dijo:
—¿Qué hace usted aquí?
—No, no que hace usted a esta hora aquí.
—Que no ve, comiendo, me dio hambre y estoy comiendo, si entendió co-mi-en-do, y después de todo, que hace usted dentro de mi casa.
—Nada, solo revisando que no haya ninguna novedad.
—Ósea, que ya no puedo hacer nada en mi casa, ¿Tengo que pedirle permiso antes a usted?
—No, no señora, perdón.
Diciendo esto y se dio la vuelta para salir de la casa. Esther después de cenar se fue a la otra habitación.
Al siguiente día estaba ella saliendo del baño, cuando en eso entro Ismael.
—Hola, hola, mi amor ¿Dónde estás?
Ella salió y se lanzó a sus brazos, ya era una semana que no lo veía.
—Cariño, que sorpresa.
Se abrazaron y besaron con pasión, después de un rato salieron ambos de la habitación, almorzaron. Después Ismael se paró y dijo:
—Bueno, me voy a trabajar.
—Espera amor, quería platicar contigo.
—Más tarde amor, más tarde, hoy tengo mucho trabajo, tengo muchas cosas pendientes.
—Pero Ismael, dedícame un poco de tiempo, por fa.
—Sí, si amor, pero más tarde, de acuerdo.
Ella de mala gana le contesto:
—Sí, si está bien.
Ester se sentó en la sala para leer una revista, y empezó a ver que entraba y salía gente, pero esta vez era más de lo normal, y después vio con sorpresa, que las personas que según vivían en el departamento llegaron junto con la mujer, esta era una mujer muy bella, con un cuerpazo y pelo largo negro, su maquillaje era impecable, su ropa era muy ajustada, dejaba ver sus curvas.
Por unos segundos Esther se sintió celosa, ellos entraron rápidamente al despacho, pero parecía que había problemas en el despacho, se oía a Ismael gritando como regañando a los que estaba en el despacho, con eso realmente se oía enojado, ella nunca lo había oído tan enojado.
Esther por más que quería saber que era lo que decía, no se escuchaba muy bien, cuando se fue acercando más al despacho, para saber qué es lo que decía Ismael, y los que estaban con él, por un momento estos hablaban todos juntos, y no se alcanzaba a distinguir las voces.
Esther se acercaba sigilosamente y poco a poco, cuando de pronto se escuchó una detonación muy fuerte. Ester no sabía que era ese ruido tan seco y contundente.
En ese mismo instante, ella corrió y se sentó en el sillón con la revista en la mano. En eso salieron todos del despacho, ella disimulaba que no veía nada y que no había escuchado nada.
Cuando salió Ismael, estaba sudando y aun traía una pistola en la mano. Esther se paró con la revista aun en la mano, ella no supo que hacer, se quedó petrificada. Después él la vio y le grito:
—Que haces tú aquí.
Ella le contesto, con voz firme y fuerte.
—Nada, solo estoy aquí en mi casa, leyendo que está mal, o a dónde quieres que este yo.
Él no supo que contestar, Esther se dio la vuelta y subió corriendo las escaleras, mientras tanto el continuaba gritando y vociferando en contra de los demás, cuando Ester llego a su habitación cerró la puerta, se recargo en ella y soltó el aire que tenía contenido en el pecho.
—No, no es posible Ismael, no, no tengo que estar segura y mientras no esté segura, tengo que desechar estas conclusiones, si Ismael fuera sincero conmigo, sea lo que sea lo apoyare, porque es mi marido y lo amo, lo amo mucho y por el estaría dispuesta a todo, además no estoy dispuesta a dejar todo este lujo, y volver a ser la muerta de hambre que yo era.
Ese día Ismael salió y no regreso, hasta al siguiente día llego temprano como si nada hubiese pasado, llego hasta Esther y le dijo:
—Amor, amor ya estoy aquí, ven, ven vamos a hablar, siéntate.
Ella se le quedo viendo sorprendida.
—Que pasa Ismael, que pasa.
—Nada, nada cariño, solo siéntate.
Ella no quitaba la mirada de él, era algo extraño, nunca lo había visto así, esa actitud nunca la había visto, el continuo:
—Ven, ven, oye y desde cuando te paras a media noche a cenar.
—Ja, ja ya te dijo Arturo, y desde cuando tengo restricciones en mi casa, desde cuando no puedo hacer lo que yo quiera, desde cuando le tengo que pedir permiso a Arturo, dime, eso no me lo has dicho, tú me dijiste que esta era mi casa, y que en ella yo mandaba, ¿No es así?
—Sí, si amor, pero es que hay cosas muy delicadas, además Arturo esta para cuidar la casa y cuidarte.
—Entonces porque me lo reprochas, solo porque me pare a cenar a media noche, ¿Por qué tanto escándalo?
—Si amor, pero esa noche era muy especial.
—Ahora tú quieres, que todo lo que hago, te lo diga a ti, o te pida permiso en todo lo que quiero, pero tú no eres capaz de decirme nada de lo que haces, o de lo que dispones en esta casa.
—Eso no es cierto.
—Claro que si, a ver, porque no me dijiste que el departamento lo iban a ocupar esa mujer tan desagradable, porque no me lo informaste.
—Ja, ja si, si se me olvido, perdón, pero bueno, mira Esther mi trabajo no es muy agradable, en mi trabajo a veces tengo que tomar decisiones muy drásticas, además que es muy, pero muy peligroso, no sé si te has dado cuenta, y creo que no por lo ingenua que eres, y que a todo le pones una explicación, pero creo que ya es hora de que sepas a que me dedico, tanto yo, como mi familia, el día de ayer ocurrió algo muy desagradable, pero bueno, ya paso, de hoy en adelante será diferente y veras que todo tiene una explicación, así que de hoy en adelante, vas a estar conmigo siempre, para que te des cuenta del negocio y sepas a lo que me dedico, cuando tenga que viajar, vas a ir conmigo, siempre estarás conmigo, así te darás cuenta y aprenderás todo, pero todo Esther, ¿De acuerdo?.