Cap. 2 ¿Cuál es tu nombre?
Tres horas después le avisaron que nuevamente estaba despierta y que su estómago rugía, así que solicitó que la alimentaran con sólidos. Esperó un tiempo prudencial y cuando fue a su habitación, la joven no se percató de su presencia y notó que sonreía mientras se daba palmaditas en el abdomen, aclaró la garganta para llamar su atención y ella giró su cabeza fijando sus ojos heterocromáticos en él.
–Necesito hablar contigo –le dijo mientras manipulaba la camilla para que quedara sentada.
La vio tomar aire inhalando profundamente por su pequeña y respingada nariz, para botarlo por su boca corazón de labios gruesos, despejó su mente sintiéndose sorprendido por detallarla tanto y colocándose a su lado comenzó a preguntarle:
–¿Cuál es tu nombre?
–Chica
–¿Cómo?
–Así me dicen todos –explicó encogiéndose de hombros.
–¿Qué edad tienes?
–No sé, creo que varios años, pero no he llevado la cuenta.
–¿Qué pasó con tus padres?
–Unos amigos dicen que me abandonaron.
–¿Quiénes son esos amigos?
–Los que me dan cartones para dormir.
A pesar de estar convencido de que la humanidad era una mierda. Sintió un poco, solo un poco de resquemor en el estómago por las respuestas de la chica.
–Te vas a quedar aquí unos días hasta que te recuperes de tus heridas, tienes que portarte bien, tomar las medicinas y comer lo que te sirvan, ¿de acuerdo?
–Ajá
–No se dice “ajá”, debes expresar claramente si estás de acuerdo o no.
–Sí, estoy de acuerdo, me comeré todo y me tomaré la cosa amarga que me dan –respondió confirmando con movimientos de su cabeza de arriba hacia abajo.
–Bien –dijo secamente Darlan.
–Bien.
La miró seriamente, porque sintió que se estaba burlando de él, pero sus inocentes ojos se quedaron fijos en los suyos y tuvo que ser él, el primero en desviar la vista.
–Doctor –llamó su atención la enfermera cuando salía de la habitación.
–Dígame.
–La paciente no tiene ropa interior ni nada que ponerse aparte de la bata clínica.
–Manda a buscar lo que necesites para ella, se quedará aquí hasta que su pierna esté curada, pero no puede andar deambulando por la casa sola.
–No se preocupe doctor, estaré al pendiente de ella.
–Eso espero.
Se volvió a su despacho, aún tenía muchas tareas por hacer, apenas tomo asiento repicó él teléfono y atendió con pesadez al ver de quien se trataba, porque Lorena no entendía que debía esperar a que él la llame, le fastidia que cuente las horas que está lejos de ella.
–Aló
–Cariño, hace ya tres días que no sé de ti.
–Estoy bien Lorena, gracias y adiós.
Entró otra llamada y con furia pensó que era Lorena insistiendo, pero parecía que se habían puesto de acuerdo porque era Diana la que llamaba ahora.
–Aló –atendió secamente.
–Cielito, ¿vendrás hoy a visitarme?
–No lo sé Diana, posiblemente, adiós.
Darlan tenía dos novias, cada una sabía de la existencia de la otra y les había prohibido terminantemente hacer alguna mención al respecto, aprendieron a tolerarse cuando él no pudo decidirse por una sola; con ambas se sentía bien y así no andaba metiendo el pito en cavidades desconocidas, aunque no siempre cumplía con ese propósito.
Los obsequios para ambas eran iguales, el tiempo que les dedicaba también era el mismo, así que se consideraba bastante equitativo en cuanto a la atención que les brindaba.
Para viajar si era un poco más complicado porque algunas veces las llevaba a las dos y debía dividirse entre sus habitaciones, jamás se le ha ocurrido juntarlas y siempre ocupaba una solo para él, especialmente cuando quería descansar de ellas.
Al fin pudo dedicarse al trabajo, aunque de vez en cuando unos ojos muy particulares venían a su mente, entonces llamó a la única persona a quien podía confiarle una investigación sin que preguntara ni comentara absolutamente nada:
–Buen día “gata” –saludó cuando le respondió–, ayer, a unos 5 minutos de la oficina principal mi auto atropelló a una chica, y ese precisamente es el nombre que ella dice que tiene “chica”, es indigente, pero particular, con amigos que le dan cartones para dormir, quiero saber de ella.
–Buen día señor, ¿puede enviarme sus huellas dactilares?
–Dame 5 minutos.
Unos cuantos años antes…
Tendría unas 3 horas de nacida cuando la amante de su padre la robó para provocar una crisis en el matrimonio y quedarse con él al lograr la separación de la pareja.
Ella, después de colocar a la niña en una caja, la abandonó cerca de unos vagabundos, se retiró velozmente del lugar, pero perdió el control del vehículo y se estrelló contra una defensa falleciendo en consecuencia, por lo que se llevó su mal acto a la tumba.
Pocos días después, los vagabundos fueron desalojados por un constructor y se subieron a un camión que los trasladaría desde Chicago hasta Detroit, el grupo llevaba con ellos una caja con una bebita rosada cuyo color de ojos era muy particular, ella fue alimentada durante sus primeras semanas con leche robada y migajas de pizza.
En el hogar de la recién nacida pasaban las semanas y los meses durante los cuales la niña no apareció y la depresión acabó con su madre.
***
Ahora…
Sin embargo, su padre nunca ha perdido la esperanza de encontrarla, aunque ya han pasado 19 años, durante el último año ha hecho uso de la tecnología para recrear y actualizar su rostro con el fin de facilitar su búsqueda.
Solo ha imaginado cómo serían sus facciones considerando las características de ambos padres ya que no alcanzaron a fotografiarla, por lo que tampoco se supo de la particularidad especial en su color de ojos.
El padre de “chica” resultaba ser un magnate de la tecnología sin descuidar sus empresas transportistas, poseedor de una inmensa fortuna y con un gran nombre en todo el Estado de Illinois, el señor Patrick Moore cada día renovaba sus ilusiones de encontrar a su hija Zarela Moore.
Siempre se ha centrado en la zona de Chicago comprendida entre la clínica donde nació la niña y el lugar donde se estrelló la mujer sospechosa de haberla raptado y que fue captada por las cámaras de seguridad cerca del retén de recién nacidos, aunque nunca se le vio salir con la niña ni llegó a la habitación de su prima y esposa de su amante.