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PENSÉ QUE ERAS DIFERENTE CLOE ¡BAILA!.

-Bueno mamacita, hoy es tu debut, no hagas que te pase lo mismo que a María, cinco días en el hospital por no hacer lo que le pedí, aquí se hace lo que yo digo y punto, solo es un cliente, creo que te irá bien, dijo Petra riendo.

-Mientras las chicas le ponían a Cloe la ropa, ella no hacía más que llorar, “es denigrante chicas, perdónenme porque es su trabajo, pero no todas podemos hacerlo”.

-Ya tranquila, te irá bien, te irás pronto de aquí, no lo pienses mucho; vamos animo Cloe, debes hacerlo, porque Petra te mata si te niegas, aparte es solamente un cliente, no pasará nada, solo harás un baile.

Por más que las chicas le daban su apoyo a Cloe, ella no podía sentirse bien exhibiendo su cuerpo frente a hombres, así fuera uno solamente.

-Bueno señorita, llegó el momento, vamos a ver qué puedes dar. Dijo Petra riendo, te esperan en el privado ocho, con eso te digo el nivel de cliente que te conseguí.

-Toma Cloe, ponte esto, cuando estés en el privado te lo quitas, así no te exhibes por todo el salón semi desnuda.

-Gracias María por la bata, no sé que voy a hacer, de verdad no sé.

Al entrar al salón, había un hombre de espaldas, ella se quitó la bata que la cubría, dejando a una Cloe en dos piezas nada mas, un top diminuto y una tanga, las mas tapada que pudo encontrar, el color negro, hacía que su piel se viera mas blanca y tersa.

Al darse vuelta el hombre, miró a Cloe directamente a los ojos, aunque ella tenía un antifaz negro, él pudo ver claramente que era ella, esos ojos eran inconfundibles.

-Hola señorita, para que me mintió, porqué me dijo que no bailaba, que no divertía a los hombres, no tiene sentido, la verdad no me importa lo que haga con su vida, si está acá es porque le gusta, así que baile, como cualquier puta barata, trate de excitarme a ver si lo logra, las mujeres como usted, no me provocan absolutamente nada, pero intente ganarse su dinero, no sé porque se las dio de digna la ultima vez, si es igual a todas, baile, le pagaré bien.

-Señor, le juro que es la primera vez que hago esto, no sé ni por donde comenzar, las lágrimas de Cloe rodaban por sus mejillas, pero el hombre la miraba con desprecio.

-Quiero ver lo que tiene para mi esta noche Cloe, vamos, baila, haz lo que sabes hacer, ya deje de llorar, eso me está poniendo de mal humor, no te imaginas cuanto, usted haga su trabajo que si me gusta, porque ese es su trabajo, aunque lo niegue señorita (ese señorita, lo dijo con el mayor sarcasmo posible), le daré una buena propina, al final, es lo que todas ustedes busca, ¿o no?, Petra me invitó hoy, prometió un show bueno y diferente, no soy de venir seguido a estos lugares, pero la propuesta me pareció interesante, dijo amargamente Sebástian y sabes por qué, porque Sofi estaría conmigo sirviéndome tragos, ella me regaló tu baile privado, no vales ni para la dueña de un lugar como estos, que me regala tu baile, ahora imagínate lo que podrías valer para mi, si te diste de digna la primera vez que me serviste, recuerdas, así que no te preocupes, te pagaré bastante bien, ¿para qué te cambiaste el nombre Cloe?, que, no quieres que sepan que eres una mujerzuela que baila a los hombres por dinero, que asco me dan las mujeres como tú, de verdad, no crees que es más digno buscar trabajo en otras cosas, claaaaaro, es más fácil estar con un hombre diferente todos los días y sacarle su dinero a ir y limpiar una casa, vender en una tienda o cuidar niños.

¡Ni modo ya estoy aquí, así que vamos, baila! Por un momento pensé que podías ser diferente Cloe, pero eres igual a todas, bailan y se van con hombres por dinero, te pagaré bien, no te preocupes, te daré todo lo que tengo en mi cartera, y ¿sabes por qué? Simple, porque yo de iluso te creí diferente, mientras le decía eso tratando de verla a la cara, él reía, pero no de ella, sino de él por creer que una mujer podría decir la verdad en algún momento, lo habían engañado tanto, le habían sido desleales que él ya no confiaba en ninguna mujer, menos si la conocía en un lugar como el club Orquídea.

Era tan humillante para ella, no podía decir nada mas, estaba semi desnuda frente a un hombre que le pedía que bailara para él y que le pagaría mucho dinero por un baile, no sabía el porqué, pero lo que aquel hombre le decía, le afectaba y mucho, al punto de hacerla sentir verdaderamente mal y querer morir en aquel momento.

Cloe tomó el vaso que había sobre la mesa con un trago de wisky, era el trago que la mesera le había servido a Sebástian, era bastante fuerte y se lo tomó sin pensarlo, ella nunca había tomado, pero necesitaba valor para hacer lo que el hombre le pedía y según había escuchado a sus amigas, el licor muchas veces les ayudaba a hacer lo que tenían que hacer.

Se sirvió otro trago de la botella y otro más, después de tres tragos bastante fuertes, Cloe estaba mareada, intentaba subirse al tubo para complacer a Sebástian con su baile, pero sus reflejos no se lo permitían, daba pasos en falso tropezando a cada instante y cayendo frente a las miradas de aquel hombre que por momentos sentía lastima por la chica del night club.

-Estás loca mujer, pensé que estabas acostumbrada a tomar así, evidentemente no, ya ven, siéntate acá, no te muevas mas, le dijo él tapándola con la bata que ella se había quitado antes.

-Lo siento señor, como le dije, este no es mi mundo, si estoy acá es porque mi padre le debe dinero a la dueña y yo lo estoy pagando, solamente limpiaba el lugar, pero hoy Petra ha querido que lo distraiga con un baile que no tengo idea como hacerlo, es mi cumpleaños, así que este ha sido el regalo que me dio, ser mayor de edad para entretener a hombres como usted que pagan por vernos y no sé que mas, nunca me he subido a un tubo a entretener a nadie, de hecho, me parece denigrante, discúlpeme, pero si Petra se entera que no bailé, me matará, me golpeará y me mandará al hospital.

Los ojos de aquel hombre estaban fijos en la cara de la mujer, le quitó el antifaz y los grandes ojos café de ella lo sacaron de su estado de tranquilidad, era realmente bella.

-¿Cuánto le debe tu padre a Petra?

-No lo sé, no lo sé, decía Cloe intentando no vomitar, “lo siento, lo siento” dijo ella quedándose prácticamente dormida.

-Bien Sebástian, bien, pagaste por un baile por una mujer que querías ver y terminaste sirviendo de confidente y con los zapatos vomitados.

-Oscar, necesito que vayas a la mansión, abras la caja fuerte y llenes uno de los portafolios, te vienes para el Club Orquídea de inmediato con el dinero.

-Si señor inmediatamente.

El señor en Club Orquídea nuevamente, de verdad que la mujer lo logró impresionar, nunca va a esos lugares y ahora es el lugar de su preferencia, ¿que tendrá que pagar con esta cantidad de dinero tan grande?

En menos de veinte minutos, ya Sebástian tenía el dinero en sus manos.

Dos horas después, cuando Sebástian salió del privado, esperando a que Cloe se recuperara, cosa que no sucedió, le dio a Petra una gran suma de dinero en un maletín, la mujer abrió los ojos asombrada.

-Tan buena estuvo Cloe en el baile que me está dando esto señor, la mujer le brillaba su mirada con los rollos de dinero que tenía en la mano, eran varios millones nunca había tenido esa cantidad de dinero junta.

-No, no estuvo tan buena, te estoy pagando lo que su padre te debe, me llevo a la mujer de aquí, si pones alguna objeción, esta será la última vez que este Club estará abierto.

La mujer se sorprendió con las palabras de Sebástian y lo único que se le ocurrió decir fue “llévese a esa buena para nada, con esto la deuda está saldada señor Ward, ya Peter de la O no me debe nada” mientras sus ojos brillaban al ver la generosa cantidad de dinero.

-No quiero una palabra sobre esto a nadie, no quiero que diga que esta mujer trabajó aquí, si eso llega a suceder, créame Petra, me encargaré de usted, usted no conoce a Cloe.

Una amenaza de Sebástian Ward, era algo para temer, así fuera Petra Orlich, le temblaban las piernas con solo pensarlo.

Sebástian tomó a la chica le puso el antifaz, la envolvió en la bata, la tomó en sus brazos y la sacó de aquel lugar por la puerta trasera, sin que nadie los viera.

Llevó a Cloe hasta su auto, condujo a la mansión mientras miraba algunas veces por el retrovisor aquel rostro lleno de dolor de la chica en el asiento trasero, por momentos sentía que la chica era muy infeliz, después pensaba que podría estar mintiendo y que si acostumbraba a bailarle a hombre e irse a la cama con ellos también con tal de obtener un poco de dinero extra.

-Señor, quien es ella, que le pasó, porqué la trae a casa, dijo la señora Sánchez.

Sebástian la miró de mala manera y le respondió, “usted no cree que se está metiendo en lo que no le incumbe señora Sánchez, ella es una amiga que tuvo un accidente, así que haga algo para que cene, que le funcione para la resaca, ella estará en mi habitación, yo trabajaré en el estudio, está claro, a partir de mañana, tómese unos días de vacaciones, no quiero verla aquí.

Por más que la señora Sánchez intentó despertar a Cloe, ella no se despertó, así que la dejó en la cama tal y como Sebástian la había dejado, cobijada con una manta.

-Un accidente, el señor Ward cree que soy estúpida, esta vieja está borracha y él de seguro se aprovechó de ella, como si no conociera lo que son los hombres de basura.

Cuando Cloe despertó al día siguiente, se sintió con un fuerte dolor de cabeza, se miró en un lugar completamente desconocido, asustada, se levantó mirando como estaba aun con la ropa vulgar de baile, sintiéndose como una cualquiera.

Aquella habitación era algo que solamente en las películas había visto antes, con extremo lujo absolutamente todo lo que había, una cama suave tendida con sabanas que parecía le daban un cálido toque a su piel, las lámparas, los muebles, todo parecía sacado e una revista de decoración de interiores para personas adineradas.

-Toc toc, señorita Cloe, el señor Ward me ha pedido que le deje este paquete, puede abrir la puerta por favor; decía una vos masculina desde el otro lado de la puerta.

-“Hola señor” dijo ella asomando solamente el rostro por la abertura de la puerta, para que nadie la viera en las prendas que se encontraba “muchas gracias”, dese una buena ducha, el señor Ward la está esperando en el estudio, apresúrese para que no tenga problemas, no lo haga esperar señorita.

-Muchas gracias señor por la recomendación.

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