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4. DAMISELA EN APUROS II

Una voz sensual pero fuerte sonaba en la habitación como un eco, él estaba detrás de la enfermera y de Thomas así que ella no presto atención a su alrededor; cuando se hizo a un lado logro ver a ese hombre, era como un monumento de los dioses nórdicos, griegos y romanos; ese hombre era un monumento increible; ella no pudo evitar mirar esos ojos hermosos y curiosos, algo que a ella le fascino, sus miradas se cruzaron y el tiempo se detuvo solo para ellos dos y su sonrisa como un mismo dios pero con un demonio adentro.

—Buen día señor- Salió la voz entrecortada de Sofía este hombre sí que la impresiono.

—Buen Día, señorita Sofía, mi nombre es Sebastián Dominic y le pido disculpas porqué fui yo quien la atropello, venia distraído y no la vi a tiempo.

—¿Usted me atropello? Perdón señor Dominic fui yo quien estaba distraída así que fue culpa mía.

—Si es cierto, es culpa tuya. –Que acabo de decirle, le acabo de echar la culpa, ¿Soy idiota o qué me pasa?

—¿Sebastián no crees que eres un poco grosero con ella?

—No se preocupe señor Thomas, el señor Dominic tiene razón, fue culpa mía…

—Me alegro que lo entiendas, ahora dime ¿Cuánto necesitas?

—¿Cómo que cuánto necesito?

—Si claro para indemnizarte, mejor pagaré todos tus gastos para estar en paz y salvo.

—Disculpe señor Dominic no necesito de su caridad, yo puedo pagar el hospital con mis propio dinero y si no tiene nada más que decir puede retirarse, se lo agradecería

La sangre se me estaba calentando, pensé que era una buena persona pero este tipo era cruel, como se le ocurre tratarme de esa forma, lo miraba tan fuerte que sentía que en cualquier momento se me iba a reventar una vena.

Sebastián creo que es mejor que nos retiremos, dejemos que Sofía descanse por favor retirémonos - Sofía no te preocupes por el gasto del hospital mi empresa te tiene asegurada por ende no debes pagar nada-

—Señor Thomas se lo agradezco

—¿Cuánto tiempo necesita la señorita para salir? Preguntaba arrogantemente Sebastián a la enfermera.

—Puede irse el día de mañana, todavía le haremos unos exámenes neurológicos para descartar cualquier traumatismo encefalocraneano.

—¡Bien! Te quiero puntual en mi oficina este lunes, tienes hoy viernes y el resto del fin de semana para descansar.

Ja… ¿Quién se ha creído este cretino? A mí me va a tratar de esa forma, bueno no sabe con quién piensa trabajar, le haré la vida imposible, deseara no haberme conocido nunca.

—Sí Señor Dominic. –le conteste con una sonrisa suave, pero por dentro lo estaba maldiciendo-

Los dos salieron de la sala, Thomas regañaba a Sebastián por tratarla tan feo

—¿Sebastián porque actuaste así con ella? –me intrigaba su estado emocional- ¿Qué te tiene tan irritado el día de hoy

—Dime, ¿Acaso te gusta esa mujer?

—Sí, siempre me ha gustado su personalidad, pero en ese caso ¿Qué te importa Sebastián? –ahora sí que está actuando raro-

—Ja, como te puede gustar una mujer tan fea

—¿Fea? ¿Estás ciego?, Esa mujer es hermosa carismática, y ese cuerpazo que tiene, de seguro es virgen todavía.

Sebastián pensaba para él mismo -cómo es posible que sus palabras me irriten tanto-

La mirada de Sebastián era horrorosa,

—Sebastián –le preguntaba- ¿Por qué me miras así?

Ha Thomas le dio un escalofrió por la espalda, Sebastián agarraba el puño fuertemente con ganas de pegarle a su mejor amigo, antes de hacer algo escucharon una fuerte explosión y mucho humo –ambos giraron para mirar por el pasillo descubrieron que era la habitación de Sofía.

—¿Pero qué fue eso? –mis ojos no creían lo que veían, la habitación estaba en llamas y las 4 más del pasillo estaban iguales —Sebastián a dónde vas, no vez que todo está en llamas –gritaba- ¿Estás loco? ¿Acaso quieres morir?

Antes de terminar de decirle algo, vi como él entraba a la sala con su saco arriba de la cabeza.

Corrí buscando ayuda al personal de mantenimiento —llamen a los bomberos, denme un extintor –negaron con la cabeza- ¿Por qué razón en este piso no tienen uno? –nadie respondía- no piensan hacer algo, apúrense –ya estaba molesto.

30 minutos antes

È tutto pronto, signore, è come lei ha detto, è nella stanza 405 –Perfetto, non voglio che lasci prove di niente, tutto deve essere un incidente –Sì, signore.

Está todo listo señor es como usted dijo, ella está en la habitación 405 –Perfecto no quiero que dejes pruebas de nada, todo debe ser un accidente –Sí, señor.

—Armando il boss ha già dato l'ordine di farlo esplodere

Armando el jefe ya ha dado órdenes de detonarlo

—Catturato

captado.

Antes de la Explosión, Habitación 405

—¿Cómo puede existir un hombre tan arrogante? –pensaba- y se supone que debo trabajar con un hombre cruel como él, ¿Cómo se le ocurre al señor Thomas hacerme eso?

—Enfermera Diana, cree que pueda traerme los papeles del costo del Hospital por favor.

—Sí claro señorita Sofía, le pediré a un auxiliar que se los suba –sonreía amablemente-

—Gracias de nuevo –le respondí con otra sonrisa mientras bajaba mi cabeza a la almohada-

¡Aquí uno se siente solo! –pensaba- mientras me perdía en mis propios pensamientos estando sola en la sala, me levante con cuidado de no lastimar mi pierna, quería ir al baño hacer mis necesidades fisiológicas, al abrir la puerta me asombre de que un baño fuera tan grande, hasta una bañera hay aquí –decía en voz alta-

Antes de salir del cuarto, estaba lavándome las manos cuando un fuerte ¡Boom! estremeció la sala completa, la puerta del baño se hizo pedazos y yo salí volando fuerte hacia la esquina de la bañera.

—¿Pero qué fue todo esto? –el dolor era insoportable en mi cuerpo –gritaba por ayuda

Ayuda…. AYUDA… que alguien me ayude –mis lágrimas salían de mis ojos sin parar

El fuego se volvía cada vez más intenso, necesitaba reaccionar sino esta sería la última vez en este mundo, trate de levantarme pero mi pierna estaba muy lastimada, tenía un corte en el brazo derecho –maldición ¿Cómo es posible que todo esto me pase a mí? –preguntaba-

Cof, Cof… el humo se volvía cada vez más insoportable, llene la tina con agua lo más rápido que podía, -analizando toda la situación- la bata no me cubría el trasero, pero por suerte tenía mi ropa interior baja, me moje todo el cuerpo con el agua, dentro del baño había algunas toallas y baldes; con eso podía por lo menos tirar agua para disipar un poco el fuego –eso pensaba- pero el fuego era más fuerte en cada segundo, poco a poco iba perdiendo el conocimiento, ya mi cuerpo no reaccionaba se me hacía muy difícil respirar

¬—ayuda por favor, ayu.. ayuda -no logre emitir otra palabra más, el humo me estaba afectando-

Ahora

Thomas me gritaba pero mi mente no estaba escuchando sus palabras, mi cuerpo reacciono sin mi consentimiento, solo me metí adentro de la habitación para buscar a esa mujer.

—Maldita sea no hay ningún extintor en esta habitación –seguía maldiciendo

—Sofía, Sofía donde estás –gritaba su nombre sin parar- verifique en la sala y no estaba, la cama de ella estaba carbonizada, al ver esta escena mi pecho por una extraña razón se empezó apretar –respira, respira- me decía mentalmente, vislumbre dos puertas, la primera adentro estaba llena de fuego, la segunda estaba sin puerta y el fuego salía por la parte de arriba del techo. –¿Estará ahí?

Cruce corriendo porque el fuego era cada vez más intenso, con un pañuelo me tapaba la nariz y ahí estaba ella tirada en el piso cerca de la bañera

—Mujer tonta, ¿Por qué demonios no estas adentro de la bañera? –estaba molesto

—Ayúdame por favor –me sorprendí- con su voz entrecortada me pedía con una mirada triste que la ayudará, no lo dude ningún segundo, agarre varias toallas mojadas para envolverla y envolverme a mí y poder salir, justo cuando estábamos saliendo, entraron los bomberos para apagar el fuego intenso

—Caballero venga por aquí, Carl necesitamos dos mascarillas con oxígeno ahora mismo –gritaba el bombero a las enfermeras-

—Demonios Sebastián ¿Cómo se te ocurre tirarte así al fuego?

—Cállate Thomas y verifica que atiendan a mi secretaria –palabras fuertes, pero que estoy diciendo- ¿Qué haces parado aquí mirándome? Te di una orden.

—Sí enseguida voy –pero qué demonios le estaba pasando a Sebastián como se le ocurre entrar a ese fuego por una mujer, él nunca había actuado así, pero nunca.

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