3. DAMISELA EN APUROS I
En ese momento hice todo como me había ordenado mi jefe.
Llame a Thomas, dándole las indicaciones de todo lo que tenía pensando hacer Sebastián, este, como es lógico, quedo en shock con lo que le decía.
—Espera Antuan ¿estás seguro de que eso fue lo que te dijo Sebastián?
—Si Thomas, es que mi hermano atropello a una joven y la trajimos aquí al hospital, pero desde que la subí al carro y la deje con él en la parte de atrás, está actuando raro
—¿Raro? ¿Cómo qué raro? ¿quién es esa mujer?
—La verdad, no lo sabemos. Espera déjame buscar su identificación en la cartera, —le pedí un momento mientras rebuscaba entre los objetos —espera aquí dice… a ver… —enfoque mi vista y leí en voz alta— sí, se llama Sofía Andrea Clear
—¿Qué has dicho? Repítelo. —me pidió.
—Sí, Sofía Andrea Clear
—¡Maldita sea! ¿Es que han atropellado a mi asistente?
—¿Tu asistente?
—Ella es la nueva secretaria de Sebastián. —aclaro—¡Coño! Pero que mala suerte la de ella. Espera, ya estaré ahí
—¿Vienes al hospital?
—¡Si!
—Dale, acá te esperamos.
Después de terminar la llamada quede bastante desconcertado.
Ósea que la chica nueva era ella…
—¿Y ahora como le diré eso a Sebastián…?—murmure en voz alta
—¿Decirme que cosa? —me sobresalte cuando escuche su voz
Me gire hacia mi jefe y guarde silencio.
—¿Decime que cosa? —me repitió con una ceja enarcada. Claramente me estaba exigiendo una respuesta.
—Eh… bueno… Thomas me dijo que venía para acá
—¿Para qué viene? Te dije que te encargaras que el solo hiciera la gestión ¿Qué tiene que hacer aquí?
—Lo que pasa es que la joven que atropellamos… es tú…
Sebastián me mira escrutador esperando que continua
—Es tu…
—¿Es mi qué? ¡Habla ya!
— Es tu nueva secretaria. —el me miro sin comprender—es la asistente de Thomas, —confeso ya rindiéndome —es por eso que viene hacia aquí. Viene a ver como está.
—¿Qué has dicho? Ósea ¿Qué ella es Sofía Clear?
—Sí, Sofía Andrea Clear
—¿Cómo coño sabes su nombre completo? —el parecía estar a la defensiva
—Bueno, lo vi en sus credenciales personales…
Sebastián estaba de muy mal humor, se notaba, incluso parecía brotaba de su aura algo pesado y lúgubre ahora mismo.
¿Por qué se sulfuraba tanto?
Yo no entendía su cambio de carácter en este momento. Tampoco me atrevía a decirle o preguntarle algo, porque sentía que en cualquier momento agarraría un arma y me tiraría unos cuantos tiros sin ningún aviso, por ende, preferí mantenerme callado.
—Antuan, puedes retirarte.
—¿Qué?
—Ve a hacer lo que tienes pendiente con mi padre, dale el aviso completo, además necesito que vayas a la oficina y me traigas unos documentos que debo firmar.
—¿No vas a ir a la oficina hoy?
—Quizás más tarde, cuando la mujer despierte me retirare. Quiero dejar todo listo y avisarle que se puede tomar unos días de descanso libre antes de ir a la oficina. Después de todo, la hemos atropellado.
—Está bien, —dije —en ese caso, yo ya te traigo la documentación.
***
Cuando Antuan se fue, por fin pude botar todo el aire que tenía acumulado en el cuerpo, no quería que él se diera cuenta que me sentía nervioso con esa mujer, ese maldito olor todavía estaba en mis fosas nasales, dándome vueltas en la cabeza, volviéndome loco. No podía comprender que era, pero me hacía viajar entre el olor de rosas, jazmines y girasoles, a un verdadero olor florar.
Un poco perdido en mis pensamientos no me di cuenta cuando mi amigo Thomas se sentó a mi lado y me había empezado a hablar.
—¡Oye! Sebastián…. ¡Yujuu! Oye hombre, ¿me estas escuchando? ¿en qué estás pensando?
—¿Eh? —parpadee y lo mire —Thomas ¿Cuándo llegaste? ¿Por qué no me avisaste?
—Pero si estoy aquí hace 20 minutos llamándote, ¿Qué te tiene tan distraído?
—Disculpa, son cosas de la empresa. —me excuse rápidamente —oye, esa mujer es tu empleada y Donatello la atropello, así que estoy esperando hasta que se despierte para disculparme en nombre de él.
—Está bien, pero no debes preocuparte yo puedo quedarme aquí y decírselo.
—¡No!
Entonces el rostro desconcertado de Thomas me hizo darme cuenta de mi error, había actuado demasiado impulsivo. Casi desesperado.
Tosí para romper el ambiente tan tenso que yo mismo había formado
¿Cómo era posible que yo actuara tan preocupado por una mujer que ni conocía?
—¿Sebastián estas bien? Estas muy alterado… —murmuro extrañado —¿fue muy duro el choque?
—Ya te dije, son cosas de la empresa.
Estábamos hablando cuando una enfermera se acercó al micrófono del mostrador
—Familiares de la señorita Clear…. —llamo —Familiares de la señ…
—Somos nosotros enferma. —y la voz de ambos había sonado al unisonó.
Mire a Thomas y el a mí, ambos sin entender la reacción del otro.
Yo comencé preguntando -Enfermera, —la miré — ¿La joven se despertó?
—Sí, ahora esta despierta. Les venía a avisar por si desean pasar a verla
—Sí, gracias. ¿podemos pasar los dos? -preguntaba Thomas
—Claro, síganme por favor
Al abrir la puerta Sofía estaba sentada mirando por la ventana, tenía un golpe en la frente, su rodilla estaba con unas vendas por el golpe, no se dio cuenta cuando la enfermera entro.
—Sofía, ¿cómo te sientes?
Sofía se giró y se topó con los ojos de Thomas, no se dio cuenta de que en la sala estaba también yo, pues yo estaba justo detrás de la enfermera.
—Señor Thomas, disculpe por hacerlo venir hasta acá
—¿Pero qué dices mujer? si no tienes a nadie. Además, somos amigos—dijo — si me pasará algo igual, sé que estarías ahí para mí. —se acercó hasta ella de manera un tanto íntima y eso me enfureció—Dime, ¿te duele? —le pregunto en gesto cariñoso.
¿Cómo es posible que yo sintiera esto por una mujer? ¡Nunca he sentido ese tipo de cosas! Me molestaba mucho, y es sumamente frustrante.
—Sí, algo —admitió ella —pero fue culpa mía, iba muy distraída pensando en mi padre que no mire que ya estaba en rojo la luz, así que no vi el carro al cruzar.
—Bueno tranquila, lo importante es que no te haya pasado nada malo—dijo tratando de tranquilizarla— te quiero presentar a una persona que debías conocer el día de hoy…
Pero antes de poder hacerlo ella hablo rápidamente interrumpiéndolo—Disculpe señor Thomas, la cita en el corporativo Lucifer… no logre llegar a tiempo… creo que el señor Sebastián se molestara conmigo.
—No, no lo haré