Capítulo 5
Mientras comíamos algo en la cocina, le comencé a contar la razón por la que me despidieron del bar de la familia Matthews.
– Le dije al Sr. Rivas que era mejor que dejara el Whisky para mañana, pero se puso a gritarme y sabes como soy de impulsivo, por lo que también comencé a gritarle.
– Creo que puedo deducir como continuó eso.
– No lo creo – le contradije y seguí –. El Sr. Rivas por la discusión se alteró mucho más y saltó la barra como un ninja para agarrar otra botella de whisky y para evitarlo le lancé un golpe, pero creo que me pase un poco – May ya tenía cara de saber que paso.
– Lo noqueaste ¿no?
– Si…
–¿Y qué sucedió después?
– El Sr. Matthews, mientras yo noqueaba al Sr. Rivas sacó la escopeta que guardaba para estos casos y me apuntó… – dije alargando la última palabra a la vez que la cara de la tía May reflejaba horror.
– ¿Te apuntó? – yo asentí –. Okey, okey – no me gusta el tono que estaba usando – quédate aquí un segundo, ya vuelvo.
– Pero tía May no te he terminado de contar …– me ignoró y desapareció por el pasillo.
Escuche que abrió la puerta que llevaba al sótano, donde guardábamos diversas cosas, como sábanas, viejos libros, las armas de caza de mi padre, los libros de cocina que eran de mamá, etc. – lo sabía porque cada vez que la abríamos chirriaba horrible, pero nunca lo arreglamos –. Esperen, abajo están las armas de mi padre…ohhh shit. Salí corriendo al inicio pasillo, pero vi que mi tía ya estaba cruzando el umbral de la entrada de la casa.
–¡Tía May! – le grite mientras salía corriendo tras ella.
Cuando iba saliendo de la casa, ella estaba cruzando la calle a la acera de al frente para encaminarse a la casa de la familia Matthews. Estaba impresionado, tenía toda mi vida conociéndola y nunca la había visto caminar a una velocidad como esa.
Una vez la alcancé, la detuve.
–¡¿Qué se supone que haces?! – le grite
– Si ese viejo verde cree que le va a apuntar a mi sobrino, así como así, está muy equivocado – alegó molesta –. Por lo que, si quiere apuntarle a alguien, que lo haga cuando el otro también tenga un arma.
– Tía, tranquila
–¡¿Tranquila?! – gritó como loca. Okey, estoy sin palabras –. Tranquila voy a estar cuando ese viejo, que tiene un pie ya en la tumba, aprenda que no le puede estar apuntando a cualquiera – tras eso me rodeó y siguió con su camino. Yo me le interpuse.
– Oye, déjalo así. Solo es un viejo loco – dije para calmarla –. Lo importante es que estoy bien ¿sí?
Después de mis palabras vi cómo se relajó un poco y bajó la escopeta de caza.
–¿No quieres que haga nada al respecto? Mira que soy muy buena con las armas y asustando a las personas y no tengo problema de ponerlo en su lugar, porque lo que hizo contigo, lo pudo haber hecho con otra persona.
– No tía May. Ya no soy un niño. No hace falta que apuntes a un hombre insignificante en nuestras vidas, para hacer entender que harías lo inimaginable por protegerme.
– Si, Locke haría lo inimaginable por protegerte, asi tuviera que dar mi vida, la daría.
– Lo sé, May. Eso es algo que nunca he dudado y nunca lo haré.
– Bueno, vámonos a casa. Pero la próxima que te apunte, le disparo – dijo decidida. Le rodee los hombros con mi brazo y nos encaminamos a casa.
Al llegar, dejó la escopeta en el sótano y después se dirigió a su habitación, antes deseándome buenas noches.
Sucedieron muchas cosas este día, pero definitivamente la que más me dejó impactado fue la reacción de mi tía. Sacó sus garras protectoras.
Una vez en mi habitación se me salió una pequeña risa tras lo sucedido hace unos momentos – eso fue muy random – dije en mi cabeza. Ni siquiera le terminé de contar todo.
Me tiré en mi cama y cerré los ojos, sumiéndome en mis pensamientos, tratando de recordar a la hermosa chica con la que me había reencontrado hoy y que me había salvado de cometer una locura. Al recordar su sonrisa y el abrazo que me había dado al enterarse quien era yo, no pude evitar que mis labios sonrieran.
Ella había regresado.
– Espero que esto no sea un sueño – dije en un tono casi inaudible antes de quedarme dormido completamente.