CAPITULO 3. (parte 3)
—Oye, déjame explicarte —sse defendió apresuradamente—. No pasó nada, lo juro. Pero me acorraló en la piscina después de que salí del vestuario, retrocedí evitándola y me caí. No deberías pegarme, deberías premiarme por mi autocontrol.
—¿Autocontrol? ¿Tú que estuviste el primer día de clases encerrado con ella y fue solo gracias a mi mensaje que no recaíste?.
—Hoy estaba desnuda Meg, DES. NU. DA. Y aúnaun así logré retroceder. Me merezco una maldita medalla — se enfurruñó con su atención en la vía—. ¿Y quién de esas jovencitas será tu tutora? Espero que no haya sido la que parecía que no estaba respirando, no sé si siga viva a esta altura.
—Ninguna — respondí haciendo evidente mi preocupación—, no hay presidenta y hasta que eso no pase no habrán asignaciones de tutorías, y como si eso no fuese poco, soy la numero treinta en la lista de tutorías y el cupo máximo son 28veintiocho alumnos. Estoy jodida a falta de mejor definición.
Me recosté del asiento cruzando mis brazos sobre el pecho. No teníamos dinero como pagar tutorías privadas y si me quedaba la materia perdería la beca.
Las lágrimas comenzaron a picar en mis ojos mientras se acumulaban también en mi garganta. Limpié una que se deslizó por mi mejilla, sintiéndome molesta conmigo misma, no por estar llorando, sino por haber permitido que esto ocurriese.
—Hey, no te pongas así, si lo de las tutorías no funciona algo se nos ocurrirá, y si es por dinero también lo resolveremos, en serio Megs, no me gusta verte así. Si quieres puedo presentarme con la caballería cuando estén las tutorías, seguro que dejaré algunas vacantes.
Mi hermano me robó una sonrisa con su ocurrencia, pero mi mente seguía angustiada.
.
Al día siguiente disfrutaba del almuerzo con mi hermano, Nicole y Taylor cuando Andrea se acercó con timidez a la mesa.
—Meg, digo, Megan —saludó con nerviosismo.
—Hola Andrea —me alegraba de verla, esperaba que me tuviese buenas noticias de mi tutoría.
—Hoy a las dos de la tarde habrá una reunión para asignar las tutorías. En el mismo salón. El rector nos acaba de informar que ya designaron presidenta nueva.
Andrea miraba nerviosa a los 3 tres pares de ojos que la observaban.
—Muchas gracias por avisarme. Allí estaré. ¿Crees que logre conseguir una tutora? Sé que somos muchos alumnos apuntados y son pocas las tutorasy pocas de ustedesvosotras pocas, eso me tiene muy angustiada.
—Haremos todo lo posible, nunca hemos abandonado a nadie. Bueno… ehm —las miradas la colocaban nerviosa—, nos vemos en la tarde.
No bien me había despedido, ella se marchó.
Apenas Andrea estuvo fuera de nuestro rango de visión los buitres se lanzaron por ella, tuve que advertirles con mi mejor semblante serio que Andrea estaba fuera de la lista libidinosa de cada uno de ellos. Bufaron molestoenfadados, pero no me llevaron la contraria.
Cuando apenas faltaban cinco minutos para las dos de la tarde, entre al salón acompañada por mí hermano. Melissa seguía rondándolo y él como buen cobarde sin autocontrol que era, la estaba evitando. De hecho, agradecí su compañía, quizás si sí necesitaría que dejara algunas aspirantes sin aire para generar vacantes. Mi hermano, esta vez vestido, saludó con una sonrisa menos lujuriosa que la última vez, y aun así arrancó varios suspiros y creo, si mi oído no me fallaba, un gemido.
Saludé a Andrea y fue la única que saludó a mi hermano sin que su respiración fallara.
—Espero que no sea todo lo que he escuchado que es, porque de ser así—exclamó Nazareth, sin embargo no identifiqué lo que quería decir, porque sus palabras me hicieron temer de que la nueva presidenta fuese un ogro, pero su sonrisa me hizo dudar.
—¡Pues yo espero que sisí lo sea!—respondió otra emocionada.
—Hola a todas — una sexy voz ronca detrás de mí, interrumpió la pequeña conversación que teníamos y me envió escalofríos por toda la espalda.
Me volteé hacia la puerta para ver a Hottie, el chico de la fila en la oficina del rector, entrar por la puerta del salón. Colocó su mochila sobre el escritorio y se ajustó sobre su nariz los lenteslas gafas de pasta gruesa y negra. Llevaba un jeans azul un poco desgastado, unas vans negras, una camisa blanca simple y una pajarita roja con pintas amarillas anudada en su cuello.
Si yo fuese modelo aparecería en una Cosmopolitan o quizás Playboy si no hacían desnudos, pero el aparecería en la revista National Geografic por haber descubierto algún tipo de teoría física. Yo aparecería en Jersey Shore de MTV y él en The Big Bang Theory.
Me dedicó una simple mirada, como si yo no llevase una ajustada falda de cuadros, unos tacones altos y una camisa escotada. Se fijó más en Ryan sentado detrás de mí que en mis largas piernas descubiertas.
—Estamos fuera del horario así que seré rápido. La profesora García continúa enferma y no podrá reincorporarse a las clases. El Rector me pidió que asumiera en su ausencia el control del grupo. Como saben no es el único grupo que presido por lo que espero que sean puntuales en las actividades, presenten informes de avance de acuerdo al formato que les estaré enviando y cumplan con las fechas de entrega de los mismos; la organización es vital.
Todas guardaron silencio, algunas asistieron un poco intimidadas y quizás hasta maravilladas. Hottie les dedicó miradas a cada una, confirmando que le hubiesen entendido.
—Por norma —prosiguió—, el presidente no puede asumir a ningún alumno como tutor, pero como no soy profesor y tienen un excedente en sus solicitudes, asumiré dos tutorías, mis otras actividades no me permiten asumir más de eso.
Caminó con paso seguro por mi lado y pude sentir el suave aroma de su perfume Hugo Boss.
¿Pero qué coño?, ¿esEs en serio, ni una mirada?.
TomóCogió la lista de los inscritos para las tutorías que se encontraba en la pizarra de corcho al fondo del salón y regresó hasta el escritorio.
—Haremos esto fácil —tomócogiócon un lápiz y comenzó a rayar la hoja al tiempo que dictaba cuatro nombres para cada tutora—. Y eso me deja a mí a número 29 y 30: Valeria Mull y Megan Asper.
—Valeria Mull retiró su solicitud — agregó Nazaret dudando de como referirse al presidente interino—. Retiró su solicitud porque sus padres le pagaran una tutoría privada.
—Bien —asintió—, en ese caso Megan Asper queda solo para mí.
La forma como lo dijo, como si supiese con exactitud el doble sentido de sus palabras pero no le importara, hirió mi ego. Ya quisiera él tenerme solo para él. Mi corazón se detuvo pero por una razón distinta en cuanto la mínima idea cruzó mi cabeza.
Quería esa boca gimiendo mi nombre tanto como yo gemir el de él.
Sacudí mi cabeza para apartar ese pensamiento.
—No cuentes con mis encantos aquí hermanita, creo que funcionaran tanto como los tuyos — susurró divertido en mi oreja Ryan.