Capítulo 2: Un error
Cuando Laura salió del hospital nos dirigimos directo hacia su casa donde más tarde me obligaron a quedarme, la casa es grande y acogedora, Laura se había encargado de decorarla de manera muy moderna, me gustaba quedarme en ella todo el tiempo que me fuera permitido, sin embargo, esta vez no estaríamos solos, ya que Erik también fue invitado, era para ayudar en la preparación del bautizo de la pequeña Emilia y como padrinos debíamos estar con ellos un par de días.
Eso lo llevaba bien, pero cuando me quedaba a solas con Erik se me era difícil no sentir deseo, en su mayoría me lo encontraba sin mucha ropa por esa razón me era más difícil, aunque lo seguía llevando bien hasta que cumplí una semana viviendo bajo el mismo techo que Erik, pero caí en una mañana donde Rick y Laura dormían.
Hasta ese momento solamente nos habíamos dado miradas provocativas, sabíamos lo que podíamos entregar en una cama por ello se nos dificultaba cuando ambos estábamos mostrando parte de nuestro cuerpo.
En ese mañana había bajado en busca de algo para comer, moría de hambre, pero cuando lo vi en bóxer tomando un vaso de agua mi hambre desapareció, lo único que deseaba comer luego de pasar mis ojos por su cuerpo fue a su cuerpo, era en lo único que pensaba y cuando vi su labio inferior siendo aprisionado con sus dientes al verme, comencé a perder el control, traté de decirme que estaba mal, pero me acerqué para cambiar nuestra relación, ahora teníamos algo en común y sin duda era hermosa esa razón que nos mantenía juntos, debía intentar cambiar la incomodidad que sentíamos junto al deseo, pero cuando comenzamos a hablar lentamente nos fuimos acercando hasta que sin darme cuenta lo tome en mis brazos sentándolo en el mesón de la cocina, abrí sus piernas y me metí entre ellas atrapando sus labios con el mayor deseo que podía sentir.
Nos tocamos un poco, nos estábamos dejando llevar hasta que escuchamos los llantos de la bebé gracias a la radio de la cocina, en ese momento nos separamos de inmediato alejándonos del cuerpo del otro, no sé qué me estaba pasando con ese chico, pero debía detenerlo.
Salí de fiesta en muchas ocasiones seguidas para no toparme con él por las noches, cuando la luna tocaba el cielo se me era más difícil contenerme, busqué ayuda en los cuerpos de otras personas, me gustaba el sexo, aunque algo estaba mal en mi debido a que recordaba a Erik cada vez que entraba en alguien, a veces hasta llegaba a pensar que lo estaba tocando a él cuando en realidad no era así.
Busqué ayuda, no podía estar sintiendo tales cosas por un chico de diecisiete años que además era hermano de mi mejor amigo, aunque la única ayuda que encontré fue en mis amigos, todos estaban en la misma habitación que yo escuchándome para saber qué tan malo era, incluso Rick estaba allí, o debería decir aquí, aproveché que Erik no estaba para hablar con todos mis amigos más confiables, Jeff se rio varias veces de mí por robarle su supuesta presa, pero se aliviaba de no ser él.
–Ha pasado un mes y aún me siento mal por lo que pasó esa noche– terminé de decir recibiendo sus atentas miradas.
–¿¡Por qué?!– gritó Laura antes de sentarse a mi lado junto a Rick.
–No te juzgo, mi hermano está bastante bueno– comentó Rick casi con orgullo.
–Pero sigue siendo ilegal– comentó Jeff.
–¿Seguro que te sientes mal? –levanté mi mirada para ver a Liam– quizás la leyenda se ha cumplido y ha sido amor a primer sexo.
–¡No! Claro que no es...
–¿Por qué no? –me interrumpió Rick– mi hermano es perfecto para ti, muchas veces lo pensé, pero antes tenía novio– lo mire de inmediato– no sé cuándo terminaron, pero supongo que tienes el camino libre.
–Sí... pero mi amor–habló Laura, por ello la miramos todos a la vez– olvidé decir que estaban haciendo las pases otra vez.
–Bueno galán– Liam se puso frente a mí– o te la juegas, o te lo quitan.
–Se suponía que esto no debía pasar...– me quejé levantándome del sofá más confundido que antes.
–¿Qué esperabas? No somos adultos normales– habló Jeff por última vez.
Me acerqué a la ventana sintiéndome confundido, no sabía que debía pensar, de hecho, no sentía mi conciencia limpia ahora que se los dije, supongo que mi conciencia no se sentía culpable por haberme acostado con él, sino más bien por haberlo dejado en mi cama ese día.
No quería creer en que me sentía mal por irme en aquella ocasión, pero era algo diferente todo lo que me estaba pasando con el hermano de mi mejor amigo, me sentía atraído, no podía detener mis pensamientos que giraban a su alrededor, sin embargo, pasé mucho tiempo a solas en mi habitación pensando en las palabras de mis amigos, ellos ya estaban descansando y yo no hacía más que pensar.
Erik no volvía, por lo cual mi mente viajaba por un sin fin de pensamientos acerca de lo que podía estar haciendo con otros chicos, no puedo explicar el alivio que sentí cuando escuché ruido en el primer piso, por supuesto bajé a investigar viendo a dos chicos, uno sobre el otro, me sentí fastidiado tras su linda boquita estar siendo besada por otro, por supuesto que no pude dejar que continuarán así que encendí la luz pidiéndole cortésmente al chico extra que se fuera, por supuesto que lo hizo al sentirse avergonzado mientras Erik observó cómo se marchaba con el ceño fruncido por mi acción.
–Estás en la casa de tu hermano, por favor ten más consideración con los que estamos aquí y no traigas a tipos como ese– dije apuntando la puerta.
–Bien, a la próxima me lo llevaré a un motel y me ahorraré esto ¿ok? –pasó por mi lado, me sentía molesto, por esa misma razón lo tomé del brazo empujándolo a una pared, sostuve sus brazos por encima de su cabeza viendo como sus ojos se posaban en mis labios antes de subir su mirada a mis ojos– ¿alguna otra queja?
–Te estás comportando como un niño– le aseguré con enfado.
–Quizás lo sea– respondió desafiándome.
–No, eres casi un adulto–apreté sus muñecas– comportarte como tal.
Me alejé de su cuerpo subiendo las escaleras corriendo antes de que Erik pudiera decir algo, me sentía molesto, la imagen de ese chico besándolo me molestaba, me sentía irritado, pero no quería creer que me encontraba celoso por la culpa de un adolescente, no sé qué es esto, hace días que no sé lo que me está pasando, no soy yo...
No me siento como si yo fuera Jace debido a que yo no soy de esta forma, a mí me gustan las fiestas, adoro mi libertad ¿por qué entonces no dejo de pensar en esto? No quiero sentirme como me estoy sintiendo, de verdad que no quiero tras no gustarme las inquietudes ni mucho menos los celos, ¿qué me pasa? Jeff no puede tener la razón, yo no puedo estar sintiendo algo más que sólo arrepentimiento, de veras que no puedo tras no ser propio de mí.
Quise dormir, quería acabar con mis pensamientos por esa misma razón le di la espalda a la puerta, donde más tarde fue abierta, sentí sigilosos pasos acercándose a mí por lo que cerré mis ojos haciéndome el dormido, sentí como alguien me observaba y más tarde sentí como ese alguien se metía a mi cama, debía ver de quién se trataba tras quizás no ser quién yo me esperaba, por esa misma razón cuando tocó mi espalda me giré tomando su brazo y dejándolo bajo mi cuerpo acorralado, mi sorpresa fue tremenda cuando vi a Erik sin ropa bajo mi cuerpo, lo solté enseguida viendo su sorpresa ante mi rápida maniobra, me bajé de su cuerpo recostándome en mi cama evitando todo contacto con su cuerpo.
–¿Qué haces aquí? Creí haber dejado claro que los niños no me interesan.
Se levantó de la cama mirándome con una sonrisa burlona, se acercó más a mí, sentándose sobre mi pene por encima de la sábana que nos separaba débilmente.
–¿Seguro?– movió sus caderas– este niño te ha hecho perder la cabeza en más de una ocasión–Suspiré al mover más rápido sus caderas por encima de mi pene, por supuesto que aquel movimiento lo estaba despertando, cualquiera lo haría al moverse de aquella forma tan erótica y placenteramente deliciosa.
Erik llevó sus manos a la sábana quitándolo mientras me atrapaba con sus hermosos ojos celestes, me sentía seducido, lo único que ahora nos dividía era mi ropa interior, pero para su mano no era obstáculo tras moverlo y sacar mi pene sin quitarme aquella estorbosa prenda, más bien simplemente bajó la tela.
Luego se sentó otra vez sobre mí frotándose de manera más complaciente, se apoyó en el respaldar de la cama pasando sus brazos por aún lado de mi cabeza como ayuda de sostener su cuerpo, se sentía deliciosamente bien, él dejó escapar muchos suspiros que hacían despertar mi pene.
–p–para...– dije débilmente.
–No...– me besó de manera corta– tú arruinaste mi noche, ahora te toca sufrir las consecuencias... nnngh...– se estaba mojando, yo me estaba mojando por su culpa, no sabía cómo detenerlo, no soy capaz de detener a mi propio cuerpo, aunque lo hice, le pedí sólo dormir inventando que estaba muy cansado, aún no entiendo como lo convencí tras mis palabras ser completamente contrarias a mis acciones, pero sí, dormimos abrazados en aquella cómoda cama de sábanas blancas, por supuesto que me costó hacerlo con un cuerpo como el suyo completamente desnudo apegado al mío, pero lo hice, logré dormir en la misma cama con él sin tocarlo haciéndome saber que podría hacerlo, podría ir más lento con él, si es cierto que me gusta quiero ir más lento por lo menos hasta que cumpla los dieciocho años...