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Capítulo 4

Maldito... tú también sufrirás mi ira.

Claiton me guiñó un ojo y sonrió. Cuando habló, su voz salió entrecortada: -Nosotros - disculpe Sr. Groner... O'Neil y yo sólo estábamos coqueteando... siempre nos burlamos el uno del otro... como dos jóvenes amantes, es un manera de mostrarnos nuestro amor mutuo!-

Ahora lo mato. Lo mato y arrojo el cuerpo a un precipicio.

Sentí que el fuego llegaba a mis oídos. O me había puesto rojo como un semáforo o estaba a punto de explotar como una olla de vapor. En ambos casos, a Claiton se le estaba acabando el tiempo.

Apreté los dientes reprimiendo el ardiente deseo de golpearlo frente al profesor y lo solté tras la última sacudida. Estalló en tos y se rió. -Eres tan apasionado como siempre- dijo lo suficientemente alto como para hacer que el Sr. Groner gruñera que tenía la emoción de un algoritmo.

Endurecí los brazos a los costados resistiendo el impulso de aplastarle la cara, para controlarme me vi obligado a morderme la lengua con suficiente fuerza para permanecer firme en los principios morales de la legalidad.

No puedes matarlo, es tu compañero de clase. No puedes matarlo, eres demasiado joven para ir a la cárcel.

Cuando me volví hacia Groner, su expresión furiosa fue un claro preludio de lo que estaba por venir. Avanzó señalando con el dedo índice y entrecerrando los ojos. -¡Estás castigado!- gritó con todas sus fuerzas, la vena de su cuello palpitaba como una serpiente bajo su piel. -Después de clase te quedarás dos horas extras para hacer tareas extra de matemáticas.-

Me volví automáticamente hacia Claiton con la expresión de Satán pintada en mi rostro. Todos mis pensamientos se leían tan fácilmente en mis ojos que aterrorizaban incluso al hombre más valiente. Estaba apretando los puños con tanta fuerza que temblaba. Sin embargo, el idiota parecía feliz y satisfecho.

Te mataré. Lo juro. Te mataré. Ahora. De inmediato.

Estás muerto. Ya estás muerto y no lo sabes. Estás caminando pero estás muerto. Eres un cadáver andante.

Comeré tu carne y tu sangre. Me daré un baño en tus tripas. Me hundiré en tus entrañas.

Entrecerré los ojos y él sonrió, levantando las manos en señal de rendición. -Pastel - ¡¿lástima?!-

-¡Dejen de jugar!- Nos filmó el Sr. Groner.

-Pero… pero señor Groner… trabajo después de clases.- Miré a medio camino entre un perro golpeado, el hijo del diablo y un cachorro de panda indefenso. La mirada suplicante era la misma… la del panda, claro.

-No es mi problema, O'Neil- Respiró fétidamente el Sr. Groner cerca de mi cara.

Me mordí la lengua de nuevo.

Rob, cálmate. Le prometiste a Adam que serías un estudiante modelo. Modelo, ¿recuerdas? Buena chica modelo. No es un modelo para un centro psiquiátrico o reformatorio...

Claiton se pasó una mano por el pelo castaño rojizo y volvió a sonreír. Parecía la expresión de felicidad. Aparentemente pasar tiempo detenido conmigo lo exaltaba como si acabáramos de acordar nuestro matrimonio.

Lo que te digo de inmediato nunca sucederá. No mientras respiro.

El señor Groner murmuró algo incomprensible antes de señalarnos la puerta de la escuela con el brazo extendido. -Y ahora apresuraos a volver a clase… ¡hooligans!-

Involuntariamente, una sonrisa divertida y burlona cruzó mis labios.

Ha pasado mucho tiempo desde que me llamaron gamberro.

Llevo mucho tiempo fingiendo ser una buena chica.

El señor Groner se estiró en la silla detrás del escritorio. En sus manos sostenía un diario académico que probablemente le enseñaría un nuevo método de tortura matemática. No parecía en absoluto interesado en nosotros, al contrario, con toda probabilidad el castigo también le molestaba. Continuó hojeando las páginas con enojo, entrecerrando los ojos y dibujando una línea dura y rígida en los labios.

Se las arregló para darme escalofríos sin hacer nada.

Estiré mis brazos frente a mí tratando de estirarme sin llamar demasiado la atención. Su mirada me fulminó peor que la de un francotirador y así, aunque con frustración, volví a las tareas adicionales que nos había asignado. De hecho, tuve que darme prisa. Cuanto antes los terminara, antes saldría de allí.

Además de no tener intención de pasar más tiempo con Claiton y el señor Groner, también tenía que ir a trabajar.

Como dije, mis padres no son gente rica. Enviarme al Missan College fue sólo una forma inteligente de deshacerse de mí. Y como su dinero no alcanzaba para cubrir todos los gastos, me invitaron, por cierto, incluso con crueldad, a buscar un trabajo adecuado que pudiera apoyarles económicamente en esta elección demasiado fuera del alcance de nuestro bolsillo. Y así, por error de cálculo o por ego si se quiere, comencé a trabajar de noche en Joily: un bonito restaurante, no lejos de mi apartamento, como camarera.

Fue un trabajo exigente pero agradable. Tuviste que tragar algunas pastillas amargas pero supongo que todo trabajo tiene sus desventajas. La paga era buena y eso era lo importante.

Me golpeé los labios con el bolígrafo y marqué otro paso en una operación. Ese bastardo de Groner nos había dado unos ejercicios realmente duros. Estaba seguro de que detrás de esa revista cerebral él se reía silenciosamente a nuestras espaldas. Meternos en problemas le divertía.

-O'Neil ¿Terminaste? Llevas diez minutos mirando la sábana… ¿estás encantada?- Sus ojitos se salieron de las órbitas, atravesándome con insistencia y una pizca de asco.

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