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Capítulo 3: ¿Por qué la prisa? No muerdo

Fay.-

Estaba adornando un pastel a solicitud de una las huéspedes para su hija de diez años, la celebración sería al final de la tarde y el pedido era muy explícito y exigente.

Todos los días era igual, la algarabía en la cocina, los platos rechinado, el sonido de los ingredientes sobre las sartenes, sin embargo todo ese ruido hacía que mi concentración fuera mejor, con la manga estaba haciendo las flores, cuando sentí que todo el mundo quedó en silencio de repente, giré mi cabeza y vi caminar a una de las meseras rápidamente.

— ¿Qué les pasa a todos? –Le pregunté susurrando.

— Acaba de llegar el dueño del hotel y trae cara de perro bulldog –Solté una risita cuando la vi caminar apresurada, no me importó quien hubiera llegado y seguí con lo mío, hasta que mi jefa Camila llegó emocionada, giré para presentarme al jefe y quedé paralizada, ¡era él! me dije mentalmente, podía escuchar los latidos acelerados de mi corazón, por fin pude descubrir el color de sus ojos, grises, hermosos y definitivamente con ese traje se ve aún más guapo, aunque desnudo es mucho mejor, pongo mis pensamientos en orden y extiendo mi mano para presentarme.

— Es un gusto señor, mi nombre es Fay Makris –Por unos segundos dejó mi mano extendida solo me observaba fijamente hasta que extendió la suya.

— Encantado de conocerla señorita Makris, Oliver Stone.- Asentí desviando la mirada, Camila se acercó a mi hablando con él, mi centro palpitaba de deseo nuevamente y su mirada, sentía como si volviera a desnudarme.

— Fay es una de las lugareñas que trabaja aquí y decorando postres y platillos es la mejor –Expresó Camila emocionada, yo escuchaba pero mis ojos estaban fijos en la hermosa mujer que tenía frente a mi.- Fay, mi amigo Oliver quiere comer uno de nuestros platillos así y quiere que lo sorprendamos así que ¡Manos a la obra!

— Por supuesto ¿Qué… que desea degustar señor? –Él sonrió con su mirada fija en mí.

— Ya le dije a Camila, que me sorprendiera –Trague grueso y asentí.

— Bueno Olí déjame hacer mi magia, puedes esperar en la sala VIP y en unos minutos te llevaré tu platillo

— Me parece excelente, comeré solo, esperaré ansioso –Dijo sin dejar de mirarme hasta que se alejó, fue que pude exhalar el aire que se había contenido en mis pulmones.

— Ya tengo una idea de lo que vamos a preparar.

(…)

Observé a Camila cocinar los platos, veo la lista que me dio mientras voy imaginando la manera en como adornarlos patatas trufadas, tortitas de canela horneadas con caramelo de manzana y una crema de queso mascarpone, yogur griego con miel de flores silvestres, sándwich de huevo con salchicha de pavo, queso gruyère y alioli de pimientos de Calabria.

— ¿Camila no crees que es mucho? –Pregunté señalando la hoja con los platos a servir.

— Conozco a Oliver –Dice sonriendo- es de muy buen comer, recuerdo cuando le cocine por primera vez para demostrarle mis aptitudes como chef no se deja llevar por títulos y cursos le gusta el resultado, hice quince platillos distribuidos en desayunos, almuerzos, meriendas y cenas, se los comió casi todos –Sonreí me gusta un hombre que le gusta degustar la comida.

— ¿De dónde se conocen? –Pregunté sin demostrar mucho interés.

— En una galería, ¿Recuerdas que te dije que mi hermana es artista? –Asentí, sin mirarla.- bueno él asistió, Oliver también es pintor –Giré mi cabeza mirándola con sorpresa.- Sí, es artista, pero su padre lo obligó a hacerse cargo del negocio familiar, no le gusta hablar mucho de ese tema, ¡Bueno ya los platillos están listo es tu turno de sorprenderlo.

Con las mariposas revoloteando en mi estómago, comencé a emplatar cada uno de los platillos, siempre me esfuerzo en mis decoraciones, pero esta vez sin lugar a duda quería sorprenderlo.

(…)

Oliver.-

¿Cómo no lo pensé? Una lugareña era obvio que trabajara aquí, aún sigo sin poder creerlo, es más hermosa a la luz del día y cocina, sonrío de medio lado, recordando sus labios sobre los míos y esa mirada, que me está volviendo loco.

— Oliver –Ruedo mis ojos al ser interrumpido nuevamente por Amara.- por favor hablemos

— No sé de quieres hablar y espero que no me amargues la comida –Dije sin prestarle atención.

— Comeré en silencio

— No sé qué comerás, porque le dije a Camila que comería solo y ese sigue siendo mi plan

— Oliver, no sé en qué momento me convertí en tu enemiga, nos amábamos –Toma mi mano y de inmediato me alejo de su agarre.

— Eso fue antes de darme cuenta que junto a mi padre buscas manipular mi vida, tu solo eres un títere, él dice salta y tú solo preguntas cuanto no quiero a una mujer así en mi vida, además ¿Crees que no sé qué mantiene los lujos de las sanguijuelas de tus padres? –Sus ojos se agrandan de la sorpresa.- tal vez no quiera ser un empresario, pero me sé manejar muy bien y conozco cada movimiento de mi dinero, así que no me molestes más ¡No te amo! Y no deseo estar más contigo ¿Cómo te lo hago entender? –Pregunté exasperado.

— Si no me amaras, no te habrías acostado conmigo hace una semana –Dice con los ojos llenos de lágrimas.

— Solo lo hice porque necesitaba sexo y te recuerdo que te metiste a mi apartamento y a mi cama desnuda, repito solo fue sexo y ya vete que quiero comer tranquilo.

— No me iré –Me encogí de hombros.

— Pasaras hambre entonces, porque no te daré nada de lo que traigan –Se levantó furiosa tirando la copa de agua sobre el mantel, un mesero llegó rápidamente a limpiarlo todo, como lo dije antes Amara solo vino a amargarme el día.

(…)

Veo a Camila caminando hacía mi con el primer platillo, viene sonriendo.

— Te tardaste –Le digo serio.

— No seas amargado, lo bueno se hace esperar aquí tienes el primer platillo sándwich de huevo con salchicha de pavo, queso gruyère y alioli de pimientos de Calabria, que lo disfrutes –Me dice con una gran sonrisa.

— Los siguientes platillos que los traiga tu sous chef –Se encogió de hombros y luego asintió.

Observo el platillo, un plato de color negro, dos mitades uno sobre el otro bien arreglados, cada mitad envuelto en papel rustico atado con una cinta negra y un pequeño lazo, a un lado la salchicha de pavo y el queso cortados y colocados como si quiso hacer una escultura perfectamente ordenados y un pequeño jarrón muy delicado con una pequeña cuchara con el alioli de pimientos.

— Interesante –Susurré.

Definitivamente Camila, tiene un don con la comida, estoy a punto de pasarle la lengua al plato, le hago señas al mesero, se acerca para retirar todo de la mesa.

— ¿Algún mensaje para la chef señor?

— Dile que el inicio estuvo interesante, que ya quiero degustar el siguiente y que lo traiga la señorita Makris –Él asintió retirándose con seriedad.

Mi mirada está fija en la puerta de la cocina, cuando la veo salir con mi otro plato, hasta su andar es sensual, elimino el pensamiento de mi mente porque una parte de mi cuerpo amenaza con despertar.

— Señor –Dice con la mirada seria, casi enojada me atrevería a decir.- La chef le preparó patatas horneadas crujientes con Sal de Trufas, Aceite de trufa y sal, que lo disfrute –La detengo cuando se va a dar media vuelta.

— ¿Por qué la prisa? No muerdo –Sonreí mirándola con picardía.

— No quiero su novia, mal interprete las cosas, ya cometí un error ahora si me disculpa – ¡Auch! Mesero chismoso, pensé, la detuve tomando su mano.

— ¿Te molesta? –Alcé la mirada para ver la suya.- puedo explicarlo –Las palabras simplemente salieron de mi boca, no suelo dar explicaciones a ninguna de las mujeres con las que me acuesto, pero con ella siento la necesidad de hacerlo- Solo necesito cinco minutos de tu tiempo –Noto como su mirada se suaviza.

— Termine su desayuno primero –Se suelta de mi agarre y la sigo con mi mirada hasta que se pierde de mi vista.

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