Capítulo 5
Cambio de posición en el sofá, nervioso por el giro que están tomando mis pensamientos y reviso mi celular por enésima vez.
Pienso en la cara de sorpresa que puso cuando le presenté a mamá.
Me llamó la semana pasada y después de hablar un rato me preguntó: -Pero ¿cuándo me vas a presentar a esta Olivia?- Le pregunté por qué quería conocerla y me tomó por sorpresa cuando me respondió que Seguí hablando de ella en nuestras últimas llamadas telefónicas, porque no me había dado cuenta. Tenía curiosidad por conocerla y, a juzgar por lo que me dijo por teléfono anoche, le gusta.
Me puse rígida ante su comentario sobre mi ex, pero Olivia no parece tomárselo a mal. No le dije el nombre, pero le había hablado de Eleonor unos días antes cuando estábamos viendo un episodio de Black Mirror.
Estuvimos juntos en la universidad, pensé que la amaba y estaba muy feliz con ella, me gustaba. Por casualidad, mirando las fotos que habíamos tomado un fin de semana cuando estábamos en un bote, encontré evidencia de que ella se estaba follando a mi padre. Desde entonces nunca he confiado en ninguna mujer, porque si bien es cierto que mi padre es un cabrón, mi ex no fue diferente. ¿Un advenedizo que hizo lo que necesitaba para conseguir qué? Regalos y un estilo de vida cómodo. Este era yo para ella. Mi padre me dijo que estaba tratando de hacerle entender que no podían seguir así, que no quería lastimarme, pero desde ese momento puse mis emociones a cero, era lo único que podía hacer. Mi madre estaba recomponiendo las piezas de su vida lejos de nosotros, sinceramente a mí también me hubiera gustado.
En cambio, tuve que hacerlo solo, con los medios que tenía. Y teniendo en cuenta que el otro hombre era mi padre, así como mi mentor y el único padre con el que podía relacionarme en ese momento, apestaba.
Cuando regresamos al hotel después de la cena, Liv estaba inquietantemente callada y tuve que preguntarle varias veces qué le pasaba mientras ella seguía negando con la cabeza.
Al final me confesó que le impresionó que decidiera presentarle a mamá. Y solo entonces me di cuenta de la enormidad de esto. Al principio no lo había pensado, quería hacerlo y sucedió, pero con el paso de las horas me di cuenta que le presenté a una chica con la que salgo hace unos días a mi madre, una mujer a la que veo menos. de diez veces al año desde que vive lejos de mí.
Estoy empezando a entender por qué Olivia estaba tan molesta, especialmente después de que me dijo que nunca conoció a los padres de Mir, pero que habían estado juntos durante años y que también se suponía que se iban a casar. Supongo que la sorprendí, pero cuando mi madre sugirió a la ligera que la llevara conmigo y se la presentara, no encontré nada extraño en ello.
Me complació que mi madre conociera a esta chica extraordinaria. Anoche me pidió el número de Olivia, pero no sé si alguna vez la llamará.
Yo miro el reloj. Las nueve y cuarto. Bueno, lo que sea que tenía que hacer, ya debería haberlo hecho, ¿verdad? Intento llamarla.
Suena vacío, varias veces y empiezo a dar golpecitos con el pie en el suelo, rápido, nervioso.
Me levanto bruscamente, cansada de estar aquí sentada esperando un mensaje, una llamada.
Camino por la sala, pensando en qué hacer, hasta que suena el teléfono.
Lo agarro y respondo, ladrando un ¡ Pronto! lo que suena más a blasfemia que a respuesta.
-¿Williams?- pregunta Olivia desde el otro lado.
-¿Y quién más?- replico.
-¿Te molesto? ¿Me equivoqué al llamarte?- pregunta y siento que parece un poco sin aliento.
-¡No claro que no! ¡He estado esperando a que me llames durante una hora, maldita sea! ¿Sigues con ese pendejo?- espeto.
-No. Me voy a casa- responde sin aliento.
-¿Y lo estás haciendo a toda prisa? Pareces estar sin aliento, Liv.-
-Aparqué lejos, Williams. Dime cual es tu problema? Aparte de los obvios, quiero decir.-
Ahora parece enfadada, pero es ella quien fue al antiguo apartamento de su ex. -Oh, no tengo ningún problema. Después de todo, es normal que vuelvas a ver a tu ex, ¿no? ¡Eres tan bueno y amable que incluso si te lastima, estás listo para ayudarlo!-
-Tienes razón, soy demasiado bueno. ¡No solo con él, también contigo, ya que permito que me trates así!- le espeta. -Quería esperar a llegar a mi casa, acostarme en el sofá y llamarte, porque quería saber de ti pero no tenía una muda de ropa detrás para quedarme a dormir. Cuando encontré la llamada perdida, como mi teléfono estaba en silencio, no esperé más, ya sabes, quería escuchar tu voz. ¡Y en cambio te enojas conmigo así! ¡Sabes qué, tal vez sea mejor que no te diga nada en el futuro, si alguna vez vuelvo a ver a mi ex, si entonces tienes que crucificarme así!-
Resoplé, comenzando a darme cuenta de que tal vez no usé el mejor enfoque con ella, pero antes de que pueda decirle que no lo hice, cuelga la llamada.
Mierda. Debería calmarme, pero no puedo. Le devuelvo la llamada, pero ya no contesta. Odio cuando hace eso. Pero no voy a correr hacia ella esta vez. Todavía estoy enojado y no soy del tipo que persigue a una mujer.
Mañana por la mañana ambos nos habremos desahogado y espero que podamos discutir como dos adultos.
Tengo que admitir que anoche me pareció un buen plan, pero después de pasar la noche dando vueltas en la cama, la creencia de que he reaccionado de forma exagerada está clara en mi cabeza y solo quiero hacer las cosas bien.
Llego a la empresa bastante antes de lo habitual, con la esperanza de ver a Olivia, quizás en la máquina de café de abajo, antes de que comience a trabajar, pero no tengo suerte, así que espero con impaciencia a que llegue Eiko y luego le pido que llame a Olivia. en la mi oficina, donde tendremos privacidad.
Cuando llega, parece una doctora sexy. Bata blanca abierta sobre un vestido marrón chocolate, con botas de cuero marrón con tacón hasta la rodilla. Lleva gafas como siempre, pero lleva mucho maquillaje y realmente parece una de esas falsas internas que esconden perversiones y fantasías tras sus gafas de montura grande. Ok, vi demasiadas películas.
Pero estaría condenado si no quisiera follarla aquí, ahora mismo.
-¿Querías verme?- pregunta él solo, junto a la puerta.
-Entra y cierra la puerta, por favor.-
Él no lo esquiva, mientras busco una manera de presentar el discurso. -¿Se te ha pasado la regla?- pregunta ella.
La miro con asombro, dándome cuenta de lo que está insinuando. Aprieto los dientes para no responder de la misma manera, aunque por un momento sentí ganas de reír.
-No quise gritar anoche- digo.
Y no quise darte una mala respuesta. Pero me estabas acusando de ir a ver a mi ex porque me gustaba y no, así que lo siento si estoy enojado.-
No parece mucho más conciliador que anoche y por una vez trato de ser fácil con la respuesta.
-Me preocupaba que lo intentara de nuevo. Sé lo que me dijiste, pero no confío en él.-
-¿Y yo? ¿Confías en mí?-
-Sí, pero..-
-¡Pero nada, Williams! Tengo casi treinta años, debería poder estar en la misma habitación con un hombre, incluido mi ex, y poder repeler sus avances, ¿no crees?-
-No se, mira como reaccionaste a mis avances.. Pero el.. no creo que quiera ceder- digo dando voz a mis miedos.
-¿Y crees que esto es suficiente para que yo lo haga?-
No respondo, porque creo que es una pregunta con trampa, pero mi silencio parece molestarla más. -¿Tú sabes lo que digo? ¡Toma Xanax esta noche entonces, porque las chicas y yo vamos a un baile y no te voy a llamar!-
-¿A dónde vas?-
-¿De verdad crees que te lo diría a estas alturas? Tendrás que confiar en mí, Williams- añade con una sonrisa que me alarma. Miro su ropa y me pongo nervioso. -¿Vas allí vestida así?- pregunto intuyendo la respuesta.
Su sonrisa se amplía cuando gira tres cuartos, bajando el vestido hasta los hombros y permitiéndome ver que el vestido deja su espalda descubierta. No lleva sostén. Tiemblo cuando dice -No tengo tiempo para cambiarme, lamentablemente- agitando las pestañas.
Doy un paso adelante, pero ella adelanta su mano como para detenerme. -Dijiste que confiabas en mí, ¿recuerdas?-
Aprieto los puños, enojado, mientras ella hace piruetas hacia la puerta. -Cómo te odio cuando haces esto- le digo en voz baja, porque no quiero ser un cavernícola y ciertamente no puedo evitar que ella salga esta noche vestida así.
-¡Yo también te amo!- dice ella sonriendo, antes de cerrar la puerta detrás de ella. ¿Lo que dijo?
Mis pensamientos corren uno sobre el otro mientras grabo sus palabras. Seguramente se estaba burlando de mí, ¿verdad?