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Capítulo 2. Conociendo a Camila

POR DELFINA

A Nicolás lo vi muy pocas veces luego de esa noche donde lo encontré infraganti, pero ni lo saludé.

Se me cayó la venda de los ojos.

Me costó unos meses olvidarlo, me ayudó a hacerlo cuando me encontré de frente con un cartel de un local inmenso que decía ¨Se alquila, con opción a compra¨

Era la zona más transitada del barrio.

Me quedé viendo el cartel y miré el local, inmediatamente me imaginé dentro de él y mi mente me gritaba que era una confitería lo que tendría que haber allí.

Sacudí la cabeza y seguí de largo.

Mi madre me había pedido que vaya hasta el vivero que tenía Roxana, la hermana de Gastón.

Ella vivía cerca del local que vi en alquiler, apenas a una cuadra.

El vivero lo tenía delante de su casa.

Cuando llegué, Roxana estaba atendiendo a una persona, y no sé de dónde salió, pero Gastón apareció delante mío.

—Hola Delfi.

Me sonrojé, él había escuchado la discusión que tuve con mi novio y sabía el porqué de la pelea.

—Hola.

—No valió la pena.

¿Se estaba refiriendo al día que no quise salir con él?

—Para mí, sí…tengo principios.

—Es…una lástima…ahora tengo novia, pero no me importaría…

—A mí sí, no hago lo que no me gusta que me hagan.

—Te haría mil cosas.

Dí un paso para atrás, estábamos muy cerca.

—No corresponde, si tenés novia, no me digas nada.

—No digo nada, pero eso no significa que no sienta nada.

¿Porque me tocó a mí ser tan correcta?

En ese momento se acercó Roxana y le pedí lo que me encargó mi madre.

Del lado de atrás del vivero apareció la novia de Gastón.

Lo miré con bronca, me estaba diciendo mil cosas y su novia estaba a unos metros.

No era mejor que Nicolás.

Aboné el costo de las plantas, mientras Roxana me explicaba el cuidado que tenía que tener con ellas.

Saludé a todos con la mejor de mis sonrisas, estaba herida.

Cuando estaba saliendo, vi dos macetas enormes, macetones, mejor dicho, con palmeras inmensas, volví sobre mis pasos para preguntarle el precio a Roxana, quien enseguida me dio la información que le había solicitado.

Vi con asombro, que la novia de Gastón, le estaba dando un golpe en el hombro, reclamando algo.

Debió ser como él se acercó a mí.

Pero ella lo golpeó.

Él se alejó sin decir demasiado.

Él era un mujeriego y ella era muy violenta.

Al volver a acercarme a la puerta, miré de nuevo esas palmeras.

Pasé nuevamente por el local en alquiler.

Me quedé mirando el interior, lo hacía desde la vereda, porque estaba cerrado, no había nadie dentro.

Pero visualicé una hermosa confitería, llena de clientes y hasta me imaginé los macetones con las palmeras, una a cada lado de la puerta.

Definitivamente estoy loca, pensé en ese momento.

Sin embargo, pasaron unos días y no me podía sacar esa idea de la cabeza.

Esa idea, la de la confitería, comenzó dar vueltas en mi cabeza, hasta que lo hablé en mi casa, mi madre es bastante miedosa y no estaba tan segura que me fuera bien en un emprendimiento propio, pero mi padre se entusiasmó con la idea.

Mi hermana también me apoyó.

Él tema era el dinero que se necesitaba para hacer la inversión.

Me acerqué a la inmobiliaria.

Me vieron jovencita y no sé qué tan enserio me habían tomado, pero me dieron todos los requisitos.

El dinero que tenía ahorrado no me alcanzaba más que para el alquiler, todavía me faltaba todos los mostradores, heladeras, hornos, utensilios, personal, hacer los trámites y detalles que pasaban de largo por mi mente, en ese momento.

Muy decidida, me dirigí a un banco.

Pedí hablar con un empleado de cuentas.

Quería saber que se necesitaba para obtener un crédito bancario.

Me atendió una empleada bastante antipática.

Interrumpió la reunión un hombre joven, de unos 30 años.

Era el subgerente de la sucursal, le habré gustado, porque se acercó para preguntarle a la chica si estaba todo bien y en ese momento me pareció que se acercó solo para mirarme, unas semanas después me confesó que yo estaba en lo cierto.

Tuve suerte, Alejandro, el subgerente, me dio un préstamo con inmejorables condiciones.

Aunque su primera condición fue que él me acompañaba hasta el local, para cerciorarse si lo que yo decía se podría llevar a cabo.

Concerté una cita con la inmobiliaria, lo hice en la dirección del local.

Alejandro me dijo que yo tenía mucha visión en los negocios, pero que tenía que trabajar mucho.

Estaba de acuerdo, eso no me asustaba.

Cuando salimos del local, me invitó a tomar algo y acepté.

Fue el comienzo de mi nueva vida.

Suspiro.

Miro a mi alrededor, volviendo al día de hoy y veo mi floreciente casa de té, es un lugar acogedor, con buena vibra, como suele decirse.

Estoy pensando todo eso cuando entra Gastón.

Lo hace con su hija en brazos.

Sí, tiene una pequeña de dos años, aproximadamente.

—Hola Delfi.

Me dice cuando quedamos de frente.

—Hola Gastón, hola bonita.

Saludo a su hija, es una criatura preciosa, yo nunca la había visto de cerca.

—Hola.

Me dice la niña y yo le sonrío.

—¿Por casualidad, viste pasar a mi hermana?

—No, no la ví.

—No sé si fue a algún mayorista a comprar mercadería, tiene el vivero cerrado y yo me quiero matar.

—¿Qué te pasó?

—Me salió una reunión de trabajo, es importante, aunque es algo de último momento y no tengo con quien dejar a Camila.

Lo miré como preguntándole por la madre de la criatura, sin embargo no abrí mi boca.

—En una empresa tuvieron problemas con los autos que contratan y están buscando a una nueva empresa que cubra los viajes de los gerentes, yo tengo una flota de 15 autos y podría ser una buena oportunidad.

—¿Llora mucho Camila?

—No, es un ángel, pero no la puedo llevar a una reunión de trabajo.

Le sonrío.

No le preguntaba por eso.

—¿Se quedará conmigo?¿Querés que la cuide? Eso, si no tardas demasiado…no tengo mucha experiencia con criaturas, pero me encantan.

—¿Lo harías?

Me preguntó asombrado.

—Sí…para eso están los amigos.

Él y yo no somos amigos, pero lo conozco desde siempre…

En realidad, lo registré cuando era adolescente…

Cuando lo vi y quedé anonadada por él.

Recuerdo que solía pasar en bicicleta y yo sentía mariposas en el estómago cada vez que lo veía.

—¿Se quedará sin problema?

—Sí, solo necesita atención.

—Claro, es chiquita.

—Un favor más…usa pañales…recién la cambie, pero por las dudas te dejo el bolso que le iba a dejar a mi hermana, con las cosas de Cami.

—Sí, por supuesto.

—Gracias, sos divina, te prometo que vuelvo lo antes posible.

—Dejame tu número de celular, no lo tengo…por si llora o sucede algo y te tengo que ubicar.

Me dio su número y yo le di el mío.

Es ridículo, después de mil años de conocernos y no nos tenemos agendados, aunque lo sigo en Instagram y allí tiene publicado su celular, porque hace publicidad de la flota de sus autos, ofrece servicios variados.

En realidad es amplia su cobertura.

No son remises comunes, por lo que leí en las publicaciones, son autos de lujo, o al menos importados y hasta tiene dos autos antiguos, de colección, que los alquila para publicidades o promociones para algunas discotecas, en ese caso, los plotean.

Tiene fotos cuando también los plotearon para una promoción de una bebida alcohólica, bastante conocida.

Me alegra que le vaya bien.

Se lo merece, es un hombre muy trabajador.

Él también me sigue a mí en instagram y yo también publiqué mi número de celular, porque publico todo lo referente a mi casa de té y también ofrezco servicio de lunch para casamientos, entre otras cosas.

Ofrezco un servicio completo, suelen contratar mis servicios para cumpleaños, aniversarios, bautismos y hasta para fiestas de divorcios.

Eso podría parecer gracioso.

En este momento están de moda los desayunos y las meriendas.

Es decir, para cumpleaños, día del padre, día de la madre, etc, se suele enviar a la casa del homenajeado, una bandeja con alguna taza alusiva y distintas confituras, con una variedad distinta, dependiendo de cada caso.

Como me dijo una vez mi hermana y por suerte la escuché.

—No te cierres a nada y andá siguiendo el negocio.

Tenía razón, porque la moda va cambiando y uno tiene que amoldarse.

Tomo a la criatura en mis brazos, no hubo ningún problema.

El problema lo tuve yo, al rozar las manos de él, en el momento en que alzaba a su hija.

Es increíble esa sensación, siempre me pasó cuando nos rozamos.

¿Gastón habrá sentido lo mismo?

Porque sus ojos, casi dorados, me gritaron mil cosas, al menos eso me pareció.

Es una locura que piense así.

Tengo a su pequeña en mis brazos.

Está casado y aunque siempre fue un mujeriego, debe haber cambiado, su esposa es hermosa.

Digna de su profesión.

Ella es modelo publicitaria.

Tiene un cuerpo de lujo y una cara increíblemente bella.

Mejor dejo de pensar y de sentir.

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