Capítulo 3
Vanessa sonrió.
– Est-ce que je Parle a la plus belle Fille du Monde? (Estoy hablando con la chica más hermosa de este mundo?) – Sandra preguntó.
– Oui c'est moi. (Sí, soy yo.)
– Tu francés es mejor que el mío.
– ¿Qué leguas, abuela?
– Una larga distancia, solo hice una comparación.
– Papá me dijo que iremos a Brasil.
– ¿Y estás ansiosa? – Sandra preguntó.
– Sí, pero yo me quedaría más si usted se quedara con nosotros.
– Será solo un viaje mi linda, pronto estaré de vuelta y vamos a pasear por la playa de Copacabana, ¿de acuerdo?
– De acuerdo, te quiero mucho abuela.
– También te amo muñeca y que tengas un buen viaje.
– Toma papá, tu celular.
Benicio
Ella me entregó, salió corriendo detrás del perro, Vanessa realmente necesitaba estar en su país y conocer nuestra cultura de cerca. Me quedé pensando en la gran responsabilidad que vendría a mis brazos en los próximos días.
– Entonces Débora será mi mano derecha en la empresa, esperemos que sea alguien confiable!
[...]
Sandra estaba pensando en su oficina cuando vio numerosos mensajes en su WhatsApp.
– ¡Estoy esperando los 50 mil dólares que me prometió, la señora siempre prefirió a mi hermano, pero aun así, yo sé que tengo derecho a disfrutar de lo que es mío!
Sandra inmediatamente las respondió.
– Tiene que entender que nos cuesta mucho mantener esta empresa si quiere derrochar dinero que gane el suyo. Benicio vendrá a trabajar aquí, ¿y tú qué Philip?
– Para mí es siempre no, maldición!!
– Si me dijeras que se lo des a tu hijo, lo haría ahora, pero sé que no... porque incluso la pensión que garantiza su sustento, sale de las acciones que por derecho son suyas.
– Son mías, pero no veo el color del dinero que sale de ellas!
– Yo deposito mensualmente para usted y la parcela que pertenece a Arturzito, ¿usted cree que estoy equivocada en garantizar el sustento de su hijo?
– Una porquería que no da absolutamente nada.
– Pues trabaja, tienes dos piernas y dos brazos... – Sandra desconecta la conexión.
Ella comenzó a llorar compulsivamente, siempre hablando con Philip, las cosas terminaban así. La ambición de su hijo había llegado al límite, sabía lo que podía hacer para conseguir lo que quería.
Lejos de allí todavía estaba enfurecido por no conseguir el valor que necesitaba, estaba siendo presionado por prestamistas. Sus planes no podían esperar más, él haría cualquier cosa para conseguir aquel dinero...
Débora
No podía concentrarme en el trabajo, cada minuto que recordaba ese horrible video, ponía fin a mi vida por completo. Pero no puedo vivir para siempre bajo el chantaje de John, él es un hombre casado y yo necesitaba conseguir beneficiarme de eso, si yo estaba en sus manos solo conseguiría dejarlo en las mías.
Con mucho costo logré organizar todas las carpetas para la reunión del día siguiente, Sandra iba a revelar a todos sobre su alejamiento definitivo. Yo ya podía imaginar la conmoción que causaría, yo temía incluso que la empresa fuera perjudicada y las acciones dejaran de valer lo mismo que valen hoy en día. Me quedé parada mirando las sillas ya organizadas con los nombres de cada uno de los accionistas.
– ¿Todavía por aquí? – Sandra preguntó mirándome desde la puerta.
– Me retrasé un poco en la organización de los documentos.
– Todo saldrá bien, y como siempre, mañana quiero que vengas a la reunión conmigo.
– Si doña Sandra, puede contar conmigo siempre!
– Lo sé... y ya el lunes, creo que Benicio está aquí.
Ella se ofreció a llevarme, mi auto estaba en reparación hace días. Después de que un idiota me dio un cierre y de regalo unos buenos golpes... Doña Sandra parecía angustiada y nerviosa, por cierto era miedo del hijo hacer lío en la presidencia.
– No te preocupes, todo saldrá bien en este cambio de gestión.
Para mi sorpresa, se quitó el collar de oro del cuello y lo puso en mi mano, cerrándolo y mirándome.
– Quiero que lo tengas, Deborah!
– No puedo aceptarlo, eso debe haber sido muy caro. – Respondí al mirar ese collar tan bonito.
– Su valor no está solo en el material, sino en lo que significa para mí... úsalo.
Me lo puse, me sentí la persona más importante de este mundo y justo al final de ese día que había sido tan terrible. Salí del coche y ella siguió su curso, me quedé en la sala alisando ese colgante y haciendo un balance de esas últimas horas.
– No sé por qué me lo dio doña Sandra, pero sé que me va a dar mucha suerte de ahora en adelante.
Me dejaron en casa, cené y me acosté temprano para la reunión de mañana. Sé que muchos de los accionistas se quejarán por su salida, son años de credibilidad y clientes que saben de la honestidad de Sandra y por eso las puertas del mercado siempre están abiertas para Lujuria Lencería.
Al día siguiente...
Débora se preparó para la reunión, llegó muy temprano para dejar todo organizado. Los accionistas comenzaron a llegar y una charla sobre ella comenzó a hacerse cargo del lugar, algunos alardeando de conseguir una noche con ella. Sandra llegó y se levantaron, la vergüenza de Débora en ese momento fue reemplazada por la sensación de despedida.
– Buenos días a todos! – Sandra los saludó.
Ellos respondieron y ella les pidió que se sentaran.
– Estoy despidiéndome de la empresa por tiempo indefinido, necesito descansar la mente y mi hijo Benicio vendrá a ocupar mi lugar en la presidencia.
El descontento se hizo evidente en la expresión de la gran mayoría de los hombres de aquel lugar, pero Sandra necesitaba imponerse o la empresa podría perder la credibilidad.
– Mi hijo es un hombre competente, estudió en la mejor facultad de economía de París. Tiene experiencia en el mercado mundial y la empresa estará en buenas manos, les pido que le den la oportunidad de probar su valor.
Sandra
Sé que mi decisión causará un cambio considerable en la marcha y en las ganancias por un tiempo, pero hay que saber retirarse. Son muchos años dedicados a cuidar de los negocios, Michel tiene razón y ha llegado la hora de otorgar a mis hijos esa responsabilidad.
La reunión no duró mucho tiempo, pero les expliqué cuánto ha crecido la empresa y que si nos mantenemos enfocados en entregar al mercado siempre lo mejor, este cambio de gestión en nada perjudicará los beneficios.
– Débora estará encargada de ayudar a Benicio a entender el funcionamiento de la empresa.
– Sabemos cómo va a apoyar su trabajo...
– ¿Puede ser más claro en su insinuación Valter? – Yo cuestioné, aquella sonrisa irónica poco fue deshaciéndose.
Débora
Ese hijo de puta es otro idiota que no acepta que lo hayan usado, ¿cómo puedes insinuar que voy a coquetear con el nuevo jefe? Una cosa es acostarme con los accionistas y otra muy distinta es meterme en la cama del presidente de la compañía. Yo no sería tan tonta en ese momento, todo lo que tengo es este trabajo y gracias a la manera moderna y flexible que doña Sandra tenía al cerrar los ojos a mis travesuras en pleno horario de oficina, pero ahora todo va a cambiar y tengo que mostrarle a este tal Benicio que soy una mujer confiable.
– Con permiso doña Sandra, ¿puedo salir un momento? No me siento muy bien.
– La reunión ha terminado y espero que todo haya quedado claro. – Ella cerró, uno por uno ellos fueron saliendo de la sala y quedamos solo nosotras dos.
– ¿Qué sientes, Deborah?
– Lo siento Sandra, únicamente quería quitarme de en medio a esos hombres.
– Tienes un defecto grave, te preocupas demasiado.
Ella me dio un abrazo de despedida, estaba ansiosa por viajar y salir de ese mundo machista de empresarios y reuniones. No sé por qué, pero ese abrazo me entristeció y me dio la sensación de que sería la última vez que estaríamos juntas.