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Capítulo 2

Mensaje en WhatsApp:

– Hoy me has dejado seco de tanto placer, ¿cuándo vas a aceptar mi invitación a la costa?

John es un tonto, sabe que no me acuesto con nadie más de una vez y no debería haber hecho esa excepción por él. ¿Por qué no pueden cerrar la cremallera y seguir adelante?

– ¿Viajar a la costa? ¡Incluso si fueras soltero, que no es el caso!

Uno más bloqueado por la extensa lista de contactos, era una pena, porque hasta él sabía usar bien los dedos. ¡Pobre de su esposa!

Había una escena caliente en la película, me toqué mientras miraba la televisión y luego me quedé dormido en el sofá de la sala.

Me asusté mucho cuando sonó el despertador.

– ¡Maldición, dormí en el sofá!

Corrí a ducharme, arreglé la comida de los Pepes y tomé mi bolso.

Llegué a la empresa, firmé mi punto, saludé a todos y tomé un café.

– Doña Sandra te pidió que terminaras de organizar las carpetas, ah y la secretaria del señor John llamó y dijo que él aún no tuvo tiempo de cuidar los documentos, que la señora se llevó ayer. – Maura ya me dio la bienvenida con esa noticia.

No puedo creer que ese idiota mezclara placer y trabajo. Prometí revisar y organizar todo, pero para eso, ese idiota tendría que haber firmado. Respiré hondo y tuve que desbloquear su contacto, jamás lo había hecho, pero era caso de urgencia, escribí el mensaje a la velocidad de la luz.

– Y necesito que revise y firme los documentos aún hoy, no puede retrasar más o ambos estaremos jodidos!

– Vio lo inútil que es hacerse la difícil conmigo. – Él respondió inmediatamente, sabía que yo iría tras él.

– No mezcles las cosas, sé profesional.

Me envió un video, no quería descargarlo, pero insistí hasta conseguirlo. Me cubrí la boca con mi mano, casi se me cae el teléfono, porque temblaba como nunca.

– Creo que deberías reconsiderar nuestro viaje, si no quieres que esa película tuya salga por ahí en todos los sitios.

– ¡Miserable, tú como abogado sabes bien que si haces eso yo acabo con tu carrera!

Él premeditó absolutamente todo, me filmó en un ángulo perfecto y en cuanto a él, no se podía ver de quién se trataba.

– Como puedes ver, solo grabé la parte de mí que me interesaba, entrando y saliendo mientras volteas los ojos. ¿No va a poder probar que grabé y cuando consiga hacer eso, ya estará famosa y desmoralizada en toda la ciudad, podría lidiar con el juicio de todos?

Intenté mantener el control a pesar de la situación, pero mi voluntad era conseguir un arma y dispararle en la cara.

– ¿Dices de una vez que quieres que me entregue ese video?

– Ahora llegamos al punto exacto, quiero que vengas a verme dentro de tres días... apenas salgas del trabajo. Voy a reservar una hora especial para hablar.

– Diablos, necesito esos documentos hoy John!

– Ya despaché por el motoboy, en unos minutos estará en sus manos suaves.

– Te juro que me lo pagarás.

– Sigue así hasta el viernes.

Tiré el teléfono sobre mi escritorio, me levanté poniendo las dos manos en la cara. ¿Qué pasaría conmigo al tener un video así, divulgado? Mi madre moriría, mi exmarido jamás me dejaría acercarme a mi hijo y en cuanto a Lucas... olvidaría que tiene una madre.

– ¿Qué? Pareces pálida. – James apareció de repente y me vio tener ese brote.

– Ahora no, por favor James, si es algo importante habla... de lo contrario sal de aquí.

– Solo quería darte un abrazo de despedida.

Me puse la mano en la cintura y me quedé mirándolo, James era uno de los accionistas más jóvenes, 30 años de pura cochinada. Ya habíamos tenido sexo en la mesa de su sala, después de eso el pobrecito vive rodeándome queriendo bis.

– Lo siento, no es culpa tuya. ¡Buenos días!

Fui a darle un abrazo para redimirme y terminé recibiendo un apretón fuerte en las nalgas, doña Sandra abrió la puerta y nos vio de aquella manera. Le di un buen empujón...

– Doña Sandra perdóneme, por favor le prometo que no se repetirá.

– James, déjanos solos, por favor! – Ella pidió y él salió, aquel día no podía ponerse peor de lo que ya estaba.

– ¿John ya revisó y firmó los documentos? – Sandra preguntó y se sentó en la silla delante de la mía.

– Sí señora, ya están en camino.

– Sabes cuánto admiro tu competencia, Deborah, pero sé más discreta con tus casos. ¡Especialmente aquí, en el lugar de trabajo!

– Lo siento Sandra, te prometo que...

– Nada que una puerta cerrada no pueda arreglar, fui joven como tú y también me encantaba disfrutar de la vida.

– Ni siquiera sé qué decir, solo siento que nos estés dejando. ¡Y que eso no va a pasar en tu ausencia!

– ¿Me pregunto qué diría Benicio al descubrir una escena así? Es conservador y exactamente como era su padre.

– Entonces seré aún más discreta, no quiero que él tenga una mala impresión sobre mí.

Doña Sandra nunca impuso el uso de uniforme ni censuraba nuestras ropas sensuales. Siempre me ha gustado valorar lo bueno que tengo, espero que este otro, no sea tan anticuado.

Lejos de allí en París.

Benicio

Mi madre me sorprendió al relatar el deseo de retirarse de la empresa, mi hermano y yo jamás fuimos vueltos a los negocios. Tengo un título en economía, trabajo con empresas de otras personas, pero era hora de dedicarme al negocio familiar.

Tengo una hija de 9 años llamada Vanessa, una niña necesitada de una figura femenina a su lado. Conocí a su madre durante uno de mis viajes a Cuba, en una cosa de una noche sin el cuidado que debía, ella quedó embarazada. Intenté arreglarme con ella, temía que se llevara a la niña lejos, nos quedamos juntos hasta que cumpliera 2 años... en un accidente ella murió.

Hoy soy todo lo que Vanessa tiene, me dedico a tiempo completo a su educación. No fue nada difícil convencerla de volver a Brasil, no se sentía en casa a pesar de haber nacido allí. He enseñado nuestro idioma y está siendo alfabetizada en portugués, francés e inglés.

– Creo que me va a gustar Brasil, papá, tiene muchas playas bonitas y la gente es alegre.

– ¿No crees que la gente de aquí es alegre? - Lo pregunté.

– Sí, pero creo que podemos conseguirle una novia.

Yo sonreí, Vanessa jamás había tocado ese asunto conmigo. Siempre he tenido cuidado de mantener mis casos en el anonimato, ella es y siempre ha sido mi prioridad en la vida.

– ¿Crees que necesito una novia?

– Sí, señor y ella tiene que ser brasileña como nosotros.

Recibí una llamada

– Un momento, princesa, voy a atender la llamada y ya regreso.

– Sí papá.

– Mamá, ¿cómo están las cosas? – pregunté mientras Vanessa corría con el perro.

– Bien, hijo, tengo los documentos en la mano y todos firmados por el abogado. Necesito que estés aquí a más tardar la próxima semana!

– Imagino la prisa que tiene usted de viajar, ¿cómo se llama?

– Michel (risas), en cuanto a Vanessa... ya se decidió sobre ella, Benicio?

– No hay nada que decidir, mi hija va conmigo adonde yo vaya. Solo nos tenemos el uno al otro.

– Y yo soy tu madre!

– Claro y a usted, confieso que estoy un poco preocupado en asumir el mando

– No te preocupes, Débora te ayudará a entender cómo funciona todo. Ella es mi mano derecha y sé que se llevarán bien, ella es la secretaria de la presidencia y te dará la información que necesitas.

– Bien, empecemos a empacar.

– Todo saldrá bien, hijo, confía en ti y dale el teléfono a Vanessa.

– Hija, es abuela y quiere hablar contigo.

Tomó el teléfono de mi mano.

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