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4

Al llegar a la residencia donde queda su casa, la ayude a bajar en el frente. Si que tenía una casa linda, sencilla pero linda. O es que yo soy más de lujos. No entiendo. Pero así es ella. Y así tenía algo que me encantaba. No sé cómo pudo sacar las llaves de su mini bolso y abrió la puerta. Jalándome de la mano para entrar.

— Señorita Piper. Vaya a dormir, está muy borracha.

— Quédese conmigo, jefe.

Mierda, la manera en la que me decía jefe provocaba una excitación en mi. Pero gigante. Provocaba meterla en el cuarto y no sacarla más de allí.

— Estás borracha, Ariana. Ve a la cama.

— ¿Y no vas conmigo? – Pregunto.

— Me gustaría – Susurre.

Como pude, la lleve a la cama y la desvestí para que durmiera más cómoda.

Mierda, que cuerpazo se gasta. Y si que utiliza buena ropa interior.

¿Acaso hoy planeaba conquistar a alguien? La simple idea me provocó una rabia en todo el cuerpo.

No me la imaginaba con otro hombre en la cama....

Ya no sé ni que mierda hablo. Creo que me estoy volviendo loco.

Me quede a su lado hasta que se durmió profundamente.

No soy hombre de quedarse toda la noche ni de dormir con sus conquistas.

Que resaca tan molesta. Retire las sabanas de mi cuerpo y al ver, estaba en ropa interior.

Espera. ¿Que paso aquí? Mi vestido estaba a un lado de la cama.

¿Que había hecho? Cuando yo tomo, no recuerdo nada y me vuelvo loca.

Literal, loca. Muy loca. Me coloqué el albornoz y comencé a buscar mi teléfono.

Debía de llamar a mi mejor amiga y saber que paso.

Mi iPhone 13 estaba tirado en el suelo.

Ya es hora de cambiarlo pero no había pensado en eso. Tenía un correo, que extraño.

De: Felipe Kamesh Orville

Fecha: 24 de Abril de 2022 01:45 AM

Para: Ariana Piper

Asunto: Espero no se emborrache más.

Señorita Piper. Déjeme decirle que he sido yo quien la llevo a su casa y quien le quitó el vestido, pero no ha pasado más nada. Espero no volver a verla borracha ni en ese club, habían muchos hombres que querían más que simple besos con usted. Pero también aclaró que no se beso con ninguno. Cuando lea este mensaje ya será de tarde porque con todo lo que tomo, sé que no se levantara temprano. La deje a las 5:40 en su hogar. Sana y salva.

Felipe Kamesh Orville

Presidente de Compañía Orville Trasatlántica.

¡Mierda y mil veces mierda! ¿Fue mi jefe quien me trajo? Como mínimo mato a Anastasia. ¿Ahora con que cara miraré a mi jefe el lunes? Incluso hasta en ropa interior me vio. Que vergüenza sin duda. Borracha, bailando e incluso tuvo que traerme a su casa. Esto es de locos. Siento que moriré rápido.

De: Ariana Piper

Fecha: 24 de Abril de 2022 01:48 PM

Para: Felipe Kamesh Orville

Asunto: Disculpe.

Discúlpeme porque me vio en ese estado, realmente jamás espere que mi jefe me viera ni bailando, ni pasada de trago ni mucho menos tuviera que traerme a mi casa. E incluso en ropa interior. Nos vemos el lunes.

Ariana A. Piper

A los minutos de que se enviará el correo, mi teléfono volvió a sonar. Contesto rápido.

De: Felipe Kamesh Orville

Fecha: 24 de Abril de 2022 02:20 PM

Para: Ariana Piper

Asunto: No hay problema alguno.

No se preocupe, señorita. Y espero eso no se repita. ¿Que hará hoy?

Felipe Kamesh Orville

Presidente de Compañía Orville Trasatlántica.

¿Como que que haré hoy? ¿Ahora se interesa por mi o quiere saber que si me emborracharé también?

De: Ariana Piper

Fecha: 24 de Abril de 2022 02:25 PM

Para: Felipe Kamesh Orville

Asunto: ¿Y eso que significa?

Realmente nada, señor Orville. ¿Por qué pregunta? ¿Necesita algo de la empresa?

Ariana A. Piper

Como su mensaje no fue al instante, tome una ducha para retirarme el maquillaje y quitarme el olor de mi cabello y el cuerpo. Agarre una Coca-Cola de la nevera y llame a mi mejor amiga. Quería saber que hizo ayer.

— ¿Donde estás Anastasia?

— En mi casa. ¿Y tú? Nena, cuéntamelo todo. ¿Que sucedió? ¿Tuviste sexo con el?

— ¿Que? ¿Con quien? – Luego caí en cuenta – No Anastasia, estás loca. Solo me trajo a casa y me desvistió.

— Oh Dios. ¿Estás segura de que tú jefe no siente algo por ti? – Soltó una carcajada fuerte – Nena yo tengo la camioneta. Te la llevo más tarde.

— Está bien. Si quieres salimos a comer algo.

— Perfecto, te llamo luego nena.

Me coloqué el albornoz y llame a mi familia por Skype, los extraño bastante y quiero ir ya. Aunque yo tome la decisión de irme, no cambia en que los amo y me hacen falta.

— Arianaeeeee. – Gritó Cloe.

— Hola chillona. ¿Y mamá dónde está? ¿Y por qué contestaste tú su Skype?

— Mamá está preparando su deliciosa lasaña. ¡Nos haces falta! – Escuche a mi sobrino llorar a lo lejos – Tú sobrino también te extraña.

— Y yo a ustedes. Les tengo una buena noticia. Pero cuando estén todos, la digo.

Mi hermana se encargó de llamar a mis padres y a mi cuñado para que hablaran conmigo, mi pobre sobrino quedo solo en su coche pero a la final, también lo jalaron y se veía en la cámara. Tan bello mi chiquitín.

— ¿Cuál es la noticia, hija? – Pregunto mamá entusiasmada.

— Espero la noticia no sea que estás embarazada o que te casaras. – Dijo papá un poco celoso.

— No papá. La noticia es, que pronto haré viajes con la compañía a diferentes países y luego de eso, tendré mis vacaciones e iré a Rusia.

Todos celebraron y gritaron, se emocionaron más de lo que yo esperaba. Estaban locos por verme y yo a ellos. Hasta mi sobrino se rió por verlos a todos así. Hablamos del mil cosas hasta que tocaron el timbre. Que extraño, deje la llamada en espera y fui a ver. Mierda.

— ¿Señor Orville? ¿Que hace aquí? – Pregunté nerviosa.

— He venido a buscarla. ¿Puede salir a almorzar conmigo? – Pregunto y en su voz no se escuchó vacilación alguna.

— Que repentino. ¿Por que ha venido directamente a mi casa?

— No me contesto más el email. Y por como está, veo que ni leyó el mensaje ni esperaba mi visita.

Mierda. Si es verdad. Tenía solo el albornoz, mi cabello mojado y sin maquillaje alguno. E incluso sin ropa interior. También había dejado el teléfono en La Cocina al momento de que decidí llamar a mi familia por Skype, con razón no lo había escuchado.

— Si, disculpe. Pase, me visto rápido y salimos.

El entro con paso decidido y noto todos los movimientos que yo hacía. Al entrar a mi habitación, sentí sus pasos detrás de mi. Que confianzudo. Me senté en la cama para despedirme de todos.

— Los llamo mañana o más tarde. ¿Si? Los amo mucho.

— Te amamos Arianaaaaaa. – Gritaron todos y enseguida mis ojos se llenaron de lágrimas – Ven pronto.

— Te amo mi pequeña. Cuídate allá. – Dijo papá y me lanzo un beso. Algo no muy común en el.

— Yo te amo mucho mucho a ti, papi.

— Titaaa – Mi sobrino llamo mi atención y me lanzo un beso.

— A ti también te amo. Los amo a todos, hasta luego.

Tranque lo más rápido que pude, si seguía... Lloraría como una tonta. De eso no me cabe duda. Mi jefe vio y escuchó todo, estaba parado en la puerta de mi habitación. Esto ya era como que mucha confianza. Camine hacia el vestidor y busque rápido lo que me pondría.

 — ¿Así me veo bien? – Pregunté, no sabía a dónde iríamos

— Más que bien, Ariana.

El si que se veía guapo, con su traje negro y la camisa blanco.

¿Así como no llamaba la atención? Me maquille y deje que mi cabello se terminara de secar al natural, agarre la cartera a juego, mi teléfono y mis llaves. Y salimos de la casa.

El Audi nos esperaba afuera, como caballero me abrió la puerta y tomamos camino.

Que nervios. ¿De cuando acá yo salía así como así con mi jefe? Nada más teníamos días conociéndonos.

El no decía nada, solo veía por el vidrio. Nada separaba mi pierna desnuda de la suya. Y cada vez que chocaban, sentía una leve corriente por todo mi cuerpo.

Llegamos a un restaurante que quedaba cerca de la playa pero era elegante, como el. ¿Acaso el no conoce McDonalds? ¿Taco-Bell? Abrió la puerta y extendió su mano para que yo la tomará. Al entrar, dio su nombre y enseguida nos llevaron a la mesa.

— No se si te gusta la comida Del Mar... Pero siempre he venido a este restaurante y me parece de los mejores.

— Si me gusta, tranquilízate. – Se veía un poco angustiado.

— ¿Sabes que comer? ¿O pido por ambos?

— Me gustaría que me sorprendieras...

Llamo a la mesera quien enseguida vino. Babeándose por el, las palabras ni le salían bien por estar viéndolo. Que tonta definitivo.

— Tráiganos de entrada una cazuela de mariscos y ostras. De plato fuerte una paella y cazuela de mariscos. Que no se tarde.

En definitiva, el señor tenía cierta capacidad para mandar... Me sorprendía, el no decía nada, yo menos. Era medio incomodo. Como el no me veía, detallaba cada parte de el. De su cara, de su cuerpo. Era jodidamente atractivo. Y era mi jefe, lo peor de todo.

El almuerzo fue algo extraño, en el sentido de que comer con mi jefe así creo que no era ni correcto ni lo mejor. Pero había sido amable y sobretodo caballero. Luego de pagar el almuerzo, extendió su mano para que lo acompañara.

— ¿Te gustaría caminar por la playa?

— Si, claro.

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