Librería
Español
Capítulos
Ajuste

Plan b

—¿Qué sucede?—inquiero con tono confundido, el comisario suspira pesadamente y deja caer sus hombros.

—Tu madre encontró dos esqueletos en un closet, uno de ellos tiene el cráneo roto. Quiero pensar que solamente es una casualidad lo que sucedió en tu sueño—dice el comisario con incredulidad, «sé que al principio es difícil creer en un sueño, así me paso antes, en cambio, después de ver que todo era cierto, dejé ese escepticismo a un lado».

—Me hubiera gustado suponer eso comisario, pero esto es diferente, lo juro—dije con firmeza, él me mira con duda y cavila por unos segundos.

—De acuerdo, hagamos algo, si en las pruebas que le hagan a los esqueletos aparece que le pertenecen a la pareja Bertrand, tomaré en cuenta su sueño para las investigaciones—dice, asiento y escuchamos las sirenas de la ambulancia acercándose, todos volteamos a esa dirección.

La ambulancia se detiene frente a nosotros y salen dos paramédicos con una camilla, un oficial hace un movimiento con la mano para que lo sigan, los tres se adentran en el bosque mientras todos vemos como se van perdiendo a lo lejos.

—Y si los esqueletos son de la pareja Bertrand, entonces, ¿Qué pasó con la hija?—indaga el comisario confundido.

—Es la chica que estaba conmigo en el bosque—respondo.

—Entiendo, hasta que todo se aclare, mantendremos a la chica vigilada en el hospital—dice él con desconfianza.

—Pero voy a poder verla, ¿Verdad?—inquiero con voz cálida.

—Sí—suspiro aliviado y desvío la mirada del comisario.

Nos quedamos en silencio por unos minutos hasta que vimos a los paramédicos salir con mi amiga en la camilla, quise ir hacia ella, sin embargo, mi madre me detiene sujetándome del brazo, voltee a verla y ella niega con la cabeza, regresó mi mirada a Leticia y veo como la suben a la ambulancia.

—No es seguro que ustedes se queden aquí mientras ese asesino siga suelto. Mi compañero los llevará a un hotel que está cerca y quiero que se queden en ese lugar hasta que atrapemos al asesino y lo encierren en un reclusorio—pide el comisario, mi mamá y yo asentimos.

El comisario se da la vuelta y se acerca a uno de sus compañeros, los dos hablan por unos minutos, yo aprovecho y entro a la cabaña para recoger todas mis cosas, regreso al instante que él voltea y hace un movimiento con los dedos pidiendo que nos acerquemos, mi mamá y yo nos acercamos.

—Súbanse a la patrulla, él los llevará—ordena el comisario, hacemos caso y nos subimos a la patrulla, su compañero hace lo mismo y la arranca.

—¿Puedes explicarme por qué acusas a tu tío de ocasionar todo esto?—inquiere mi madre con molestia.

—Porque él hizo todo esto mamá, ¿Acaso crees que yo mentiría?—inquiero un poco molesto.

—No, pero recuerda que tu tío está muerto, ¿Cómo puede hacerte daño desde el más allá?—indaga.

—Pensé que no habías creído en lo que ese abogado mentiroso dijo—espeto en tono bajo.

—Al principio no, pero después de mostrarme las pruebas, fue difícil dudar de sus palabras—confiesa.

—Las pruebas que te mostró son falsas, mamá. Necesito que creas en mí—dije con tono triste, ella se queda cavilando unos segundos.

—Esta bien hijo, voy a creer en ti—dice no tan convencida, intentaré que ella vea a ese monstruo y así no dudará en lo que dije, aún no sé cómo lo haré, ya que veo que ese tipo es escurridizo y muy listo como para dejarse atrapar por la policía.

Tengo ansias de ver a Leticia, cada vez se hacen más grandes ahora que no estoy a su lado. «Supongo que esto me sucede por el tiempo que estuvimos separados y porque la extrañé mucho…»

Roberto

«¿Creen que ganaron solo por estar protegidos por la policía?, como me gustaría decirles que están equivocados, porque aún tengo un as bajo la manga que nadie se esperará».

—¿Señor, se encuentra bien?, ¿Por qué tiene manchas de sangre en su ropa?—inquiere un hombre a mis espaldas.

—Sí oficial, lo que pasa es que mataron a mi esposa y a mi hija. Yo pude escapar—dije fingiendo llanto, sonrió ampliamente mientras lo escucho acercarse.

—Venga conmigo, es peligroso que esté aquí—dice, lo escucho cada vez más cerca y me giro rápidamente, lo tomo de su uniforme y de un tirón, le hago un corte profundo en el cuello.

El oficial se toca el cuello intentando detener la sangre e intenta hablar, pero se ahoga con su propia sangre, lo miro agonizar mientras poco a poco muere y se desploma en el suelo.

—Su primer error es confiar en un psicópata—dije al cadáver frente a mí, empiezo a correr hacia la carretera, ya que mi auto me espera, me subo en él y me quedo pensando.

«Tenía tantas ganas de tocar a mi sobrino cuando lo vi, sentir sus labios y su piel con la yema de mis dedos, someterlo en mi cama y hacer un desastre con su cuerpo mientras lo escucho gritar. Fui un tonto al no aprovechar ese momento y ahora tengo que aguantar estas ganas».

Tomo el volante y lo aprieto con rabia de solo recodar mi error. Ahora tengo que aprovechar mi plan B y desquitar todo en él, verlo sufrir me va a fortalecer mucho. Muerdo mi labio inferior en ese momento.

Liam

Nos detenemos frente al hotel y nos bajamos de la patrulla, mi mamá y yo entramos, me acerco con ella a la recepción y pedimos un cuarto, la señora se sorprende y sin decir nada nos entrega la llave.

Espero que no esté suponiendo que mi mamá y yo vamos a hacer algo indebido, eso es algo enfermo y más si es con mi propia madre. Entramos al ascensor al mismo tiempo que sentimos la mirada de la chica seguirnos.

Las puertas se cierran y mi agobio desaparece al ya no sentir su mirada sobre nosotros, nos quedamos en silencio unos segundos y las puertas se abren, salimos del ascensor y caminamos por el pasillo buscando nuestra habitación, nos detenemos en la puerta doce y mi mamá la abre.

Entramos uno atrás del otro y nos acomodamos en el cuarto, el cielo se tiñe de color azul fuerte y nos fuimos a dormir olvidando por un momento todo lo sucedido.

Anni

«No puedo dormir por lo desconcertada que estoy, hay muchas cosas que tengo que procesar aunque no quiera creerlo, sin embargo, mi hijo nunca me ha mentido así que no puedo desconfiar de él, además mi hermano me ha demostrado no ser una persona sincera y ahora supongo que él me volvió a engañar con mentiras».

Escucho golpes suaves en la puerta que me sacan de mis pensamientos, me levanto y me acerco a ella, abro la puerta y el comisario me mira con una sonrisa, esta vez ya no está serio como cuando estábamos en la cabaña.

—¿Qué sucede, comisario?—inquiero confundida.

—¿Puedo hablar con usted un momento en otra habitación?—dice en voz baja, asiento y cierro la puerta a mis espaldas, sigo al comisario por el pasillo hasta la otra habitación que está muy al fondo.

Descarga la aplicación ahora para recibir recompensas
Escanea el código QR para descargar la aplicación Hinovel.