Buscando al asesino
«Lo siento, pero no voy a dejar que eso pase, espero que me perdone por lo que voy a hacer, es necesario para poder escapar». Rodeo mi brazo por su espalda hasta su cintura y con la otra lo paso por debajo de sus rodillas, la alzo y ella se sobresalta.
—Bájame, por favor—súplica mientras intenta empujarme, hago caso omiso a sus súplicas y la sacó del sótano, salimos del cuarto y de la cabaña, me vuelvo a adentrar en el bosque y busco con la mirada un lugar seguro.
Encuentro una parte con mucha vegetación y la siento cerca de un tronco con mucho cuidado. Ella por fin dejó de suplicar y se calmó. Me siento a unos centímetros cerca de otro tronco, ella me mira y limpia sus lágrimas.
—Perdóname por cargarte, no se me ocurrió otra cosa—dije apenado, ella asiente y desvía la mirada.
30 minutos después, Anni.
Miro la puerta de la cabaña abierta a lo lejos y corro hacia ella sin pensarlo, el abogado me sigue a mis espaldas. Entro y busco a mi hijo en todas las habitaciones, sin embargo, no había rastro de él por ningún lado, me preocupo más y entró a la habitación, escucho un golpe seco proveniente del closet.
«¿Mi hijo está ahí adentro?, ¿Quién lo metió ahí?».
—¿Hijo, estás ahí?—no recibo respuesta y por impulso empiezo a buscar la llave por toda la cabaña e intento abrir la puerta con todas las llaves que encuentro y al final el candado cede a una, lo quito y abro el closet. Un esqueleto cae sobre mí y grito de miedo.
Me aparto rápidamente quitándolo de encima, lo miro petrificada. Me llevo las manos a la boca y veo de reojo otro esqueleto dentro del closet, volteó y recibo un golpe fuerte en la cabeza que me desploma en el suelo. Lo único que alcanzo a ver es a un comisario apuntándole en la cabeza al abogado antes de que mi vista se nublara por completo.
Despierto y ese comisario me alumbra con su linterna en los ojos, mi vista poco a poco se fue aclarando y siento como él me incorpora.
—¿Se encuentra bien, señora?—inquiere el comisario, yo lo miro aún borroso y asiento con la cabeza.
—Necesito hacerle unas preguntas, ¿Está en condiciones para responder?—indaga, vuelvo a asentir y él se sienta a un lado de la cama frente a mí.
—Recibimos la llamada de una chica, diciendo que había un asesino aquí y que quería hacerle daño a su hermano, ¿Sabe algo acerca de eso?—indaga el comisario, me sorprendo y pienso por unos segundos.
«¿Un asesino?, Sara no me comentó nada acerca de eso, ahora entiendo porque había esqueletos en el closet. Me preocupa la idea de que ese asesino le haya hecho algo a mi hijo».
—No, lo siento, yo apenas llegué como ustedes. Vine por mi hijo, lo siento por no ser de ayuda—respondo apenada, él asiente y desvía la mirada.
—Entiendo—dice.
—Pero le pido que busqué a mi hijo, si hay un asesino suelto, no quiero que le haga daño—suplico con angustia, el comisario asiente y se voltea, le hace señas a sus compañeros. Dirijo mi mirada al closet y me percató que los esqueletos ya no están ahí.
—¿Puedo hacerle solamente una pregunta?—inquiere el comisario.
—Sí—dije y él vuelve a mirarme.
—¿Usted conoce al hombre que la golpeó?—indaga él.
—Sí, es el abogado de mi hermano fallecido—respondo, el comisario asiente y se levanta.
—Bien, mis compañeros van a revisar todo el perímetro del bosque, si encontramos a su hijo o al asesino, le estaré avisando, por ahora tiene que quedarse aquí.
—Pero…—me interrumpe.
—Es peligroso para usted estar afuera donde es vulnerable al ataque del asesino—dice con seriedad, desvío la mirada y asiento, él se retira y me deja sola en la habitación.
Liam
Leticia no me dirigió la palabra en ningún momento, al parecer no confía en mí y no la culpo, por todo lo que tuvo que pasar, la comprendo y por eso le doy su espacio, aunque ella voltea a verme en varias ocasiones.
En ningún momento me di cuenta de que nuestros cuerpos dejaron de temblar, ya que era algo común para mí. Escucho pisadas cerca y mi cuerpo se pone alerta, me acerco a Leticia y me pongo frente a ella, recargo mis manos en la tierra y nuestros rostros quedan a unos escasos centímetros.
Las pisadas se van acercando hasta que del otro lado escucho más pisadas como de varias personas. Las pisadas del otro tipo ahora empiezan a alejarse rápidamente.
Personas vestidas de policía emergen de entre la vegetación y se acercan a nosotros, me aparto de Leticia y me levanto.
—¿Se encuentran bien?—inquiere una oficial.
—Yo sí, pero mi amiga no, no puede caminar, las piernas le duelen—informo, la oficial se acerca a ella y le hace varios procedimientos para saber que tan grave es.
—Encontramos a dos jóvenes, uno se encuentra bien y la otra está herida, cambio—dice uno de los oficiales cerca de una radio, se escucha interferencia por unos segundos.
—Tráiganlos a la cabaña, cambió—dice el otro que al parecer es el comisario a través de la radio.
—¿Qué hacen en el bosque?—inquiere otro oficial con una ceja enarcada.
—Estábamos escondiéndonos de un asesino que quiere hacernos daño a ella y a mí—explico.
—Entonces tú eres el chico que buscábamos, por favor síguenos que tu madre te espera en la cabaña. Mis compañeros se encargarán de tu amiga, tú no te preocupes—informa el oficial, «¿Mi mamá está aquí?, Sara no me dijo nada de que mi mamá vendría aquí, aun así me siento aliviado de que haya venido».
Miro por un momento a Leticia y veo que los oficiales están hablando con ella. Tengo que confiar que ella estará bien, aunque no me quiero alejar de ella, mi corazón me pide que me quede y que esté en todo momento a su lado.
Tengo que desobedecer a mi corazón solo por ahora. Sigo al oficial por el camino de regreso a la cabaña, mirando varias veces hacia atrás, sintiendo una pesadez en mi pecho. «¿Por qué siento eso?, no lo entiendo».
—¿A dónde llevarán a mi amiga?—inquiero.
—Al hospital, ya llamaron a una ambulancia y están esperando a que llegue—responde sin voltear a verme.
—¿Puedo saber qué hospital?—indago con preocupación.
—Saliendo de este bosque es el primer hospital que veas—informa.
—Gracias.
Estuvimos caminando mucho y al fin llegamos a la cabaña, veo a mi madre en la puerta y corro hacia ella, la abrazo y ella me enrolla en sus brazos.
—Me alivia mucho que estés bien, me tenías muy angustiada—dice mi mamá con voz dulce.
—¿Dónde está la otra joven?—inquiere el comisario.
—Mis compañeros se están encargando de ella, señor—responde el oficial que me acompañó.
—Entiendo, ¿Y hay señales del asesino?—indaga.
—No, comisario—responde el oficial.
—Entonces, sigan buscando—ordena, el oficial asiente y regresa al bosque.
El comisario dirige su mirada hacia mí y se acerca un poco, mi mamá se aparta y se pone detrás de mí.
—Necesito hacerte unas preguntas—dice el comisario con seriedad, asiento y lo miro directamente.
—¿Puedes decirme tu nombre completo?—pide él.
—Me llamo Liam Wellen Luna—respondo con voz cálida.
—¿Usted tiene algún vínculo familiar con el asesino?—indaga.
—Sí, es mi tío—respondo.
—Muy bien, ¿Cómo empezó todo?.
—Todo empezó con sueños raros que tenía con él, donde asesinaba a una familia—confieso.
—¿Puedes ser más específico con los sueños?.
Le explico detalladamente los sueños que tuve y el comisario se sorprende, voltea a ver a sus compañeros y todos tenían la misma expresión en su rostro, yo los miro con el ceño fruncido y volteó a ver a mi mamá que también tiene esa expresión.