Caso resuelto
Escucho los golpes de nuevo, esta vez más fuertes que las anteriores, tomo unos audífonos de la mesa de noche junto con mi celular, me los pongo y cubro el ruido con mi música favorita, cierro los ojos y después de un rato me quedo dormido.
Me despierto y me percató que mi perrito no está, empiezo a buscarlo por toda la cabaña y no había rastro de él, mi angustia creció rápidamente. Estaba a punto de salir, pero recibo una llamada de mi hermana, le contestó rápidamente.
—Hola hermano, ¿Todo está en orden?—indaga Sara con voz tranquila.
—No, tengo muchas cosas que contarte—dije con tono serio mientras seguía buscando a mi perrito.
—¿Es algo malo?—inquiere con tono preocupado.
—Sí, ¿Recuerdas el primer sueño que te conté?, no fue el único que tuve en estos últimos días—ella me interrumpe.
—¿Por qué me mentiste?.
—Porque quería aclarar las dudas que tenía, lo siento por haberte mentido—hago una pausa—es importante que te cuente esos sueños, ya que acabo de resolver un caso de desaparición.
—¿Qué caso?—indaga con tono confundido.
—Él de mi amiga, Leticia—suspiro con frustración—el segundo sueño que tuve pude observar como mataba a golpes a su madre y la apuñalaba, en el último presencié como abusaba de mi amiga… en el sueño él confesó que todo lo que vi era real…
Escucho como Sara se sorprende y se queda callada unos segundos, me imagino que está procesando todo lo que dije.
—Tienes que regresar a la casa ahora, no pienso permitir que te sigas quedando allá—espeta Sara.
—Lo siento hermana, pero yo no me iré hasta saber si mi amiga está viva. Te voy a mandar mi ubicación por si algo malo me pasa—dije, cuelgo antes de que ella pudiera decirme algo, le mando mi ubicación y apago el celular, lo pongo en silencio y lo guardo en el bolsillo de mi pantalón, continuó buscando.
En mi búsqueda encuentro un papel doblado a la mitad debajo de uno de los muebles en la sala, lo agarro y lo desdoblo, empiezo a leer su contenido con una ceja enarcada.
Hola sobrino, gracias por aceptar la herencia que te dejé, espero estés disfrutando la semana en la cabaña, escribo esta carta para avisarte que tu regalo de cumpleaños está en aquella puerta con candado, la llave está detrás del papel que señale con una flecha, disfrútalo.
Aparto el papel y arrancó la llave de la hoja, me acerco a la puerta e introduzco la llave en el candado, lo abro y lo quito, sin pensarlo empujó la puerta y veo que las escaleras son iguales a las de mis sueños.
Empiezo a bajarlas con mucho sigilo y estando muy alerta. Me detengo al final de las escaleras y no puedo ver nada, ya que el lugar está oscuro. Al dar unos pequeños pasos siento algo rozar mi cabeza, agarro esa cuerda y tiro de ella haciendo que las luces iluminen todo el lugar.
Miro a mi alrededor y veo algo moverse debajo de una sábana en medio del sitio, camino hacia ella y con miedo acerco mi mano, aparto la sábana de golpe y quedo atónito al ver a mi amiga viva amarrada a una silla. Ya no era una niña evidentemente, pero lleva un vestido parecido al de mi sueño, roto y con sangre, sus piernas y brazos tienen moretones.
Ella alza la mirada y la veo demacrada, su cabello blanco está maltratado y sus ojos rubí solo reflejan tristeza.
—Leticia…. Sabía que seguías viva—dije con emoción, ella no muestra sentirse contenta al verme, veo que de sus ojos brotan lágrimas y mi sonrisa desaparece.
—Mátame, por favor, antes de que él, regresé—súplica Leticia entre llantos, «¿Habla de ese monstruo?, se supone que está muerto o eso dijo ese abogado, sabía que debía confiar en mi corazonada y no creer para nada en él».
—No me pidas eso, sabes que yo no soy capaz de hacerte daño. Lo que sí voy a hacer es sacarte de aquí—dije con seriedad, estaba a punto de acercarme a ella, una mano se posa en el hombro de Leticia por su espalda, me detengo abruptamente y alzó la mirada.
—¡Sorpresa!—dice ese hombre con una amplia sonrisa, siento mi corazón acelerarse y mi cuerpo temblar. «Sabía que seguía vivo, ¡Lo sabía!, tengo que decírselo a mi hermana…»
—¿Qué pasó, sobrino?, ¿Te comió la lengua el gato?—dice, se burla en tono alto, empiezo a retroceder sin dejar de mirarlo.
—¿A dónde vas?—inquiere, me detengo e intento tener una postura firme, pero el miedo no me deja.
—¿Po-por qué le hiciste esto?—titubeó.
—Solo quería divertirme con alguien, ya que después de lo que te hice no me dejaron acercarme a ti—dice Roberto fingiendo tristeza.
—¡¿Por qué precisamente a ella?!—espeto sin tener control en mis palabras, él se sorprende y relame sus labios.
—Porque me sentía desesperado y ella era la única opción que tenía, era una presa fácil, al igual que sus padres—cierro mis puños y los aprieto con fuerza.
—¡Arruinaste nuestra vida solo para tu beneficio!, ¡Eres un monstruo!, personas como tú no deberían estar libres—grito con rabia mientras lo señaló.
—¿Ya terminaste de gritarme?—inquiere, «no sirve de nada que lo insulté o le recrimine sus cosas en la cara, él nunca se va a arrepentir de lo que hizo y solo se va a sentir orgulloso de haber arruinado vidas inocentes…»
«Como quisiera desquitar todo este coraje que siento con él y matarlo ahí mismo, sin embargo, no puedo porque Leticia está presente y no quiero que presencié eso, ya tuvo suficiente con lo de sus padres».
—Tomaré tu silencio como un sí. Bueno, acabas de caer en mi trampa, supongo que ya sabias que esto lo planee con mi abogado para traerte a este lugar y complacer mis fantasías más oscuras contigo y Leticia—empieza a caminar hacia mí y el miedo empieza a crecer.
—Todo lo demás ya lo sospechaba mi hermana y yo, pero no lo del final—dije, vuelvo a retroceder.
—Era algo evidente, ¿No?, ¿Para qué cosa más te querría aquí?—hace una pausa—ahora no tienes escapatoria—empiezo a correr y él me persigue, salgo del sótano y de la casa, me adentro en el bosque y hago lo posible por perderlo. Me desvío varias veces, mirando por encima del hombro constantemente y me percató que ya no me está siguiendo, aprovecho y me escondo detrás de un tronco.
—¡Liam!, ¡No te conviene esconderte de mí!—grita mientras lo escucho acercarse, camina a unos centímetros de donde estoy y guardo mucho silencio, él se pasa de largo y respiro profundamente.
—¡Liam!—lo escucho mientras se va alejando más y más hasta que esa voz se pierde a lo lejos.
«No sé que voy a hacer, ahora que sé toda la verdad, lo único que se me ocurre es regresar y ayudar a mi amiga, sin embargo, tengo miedo de hacerlo y nos atrape. Tengo que ser valiente e idear un plan para evitar que eso suceda, no voy a apresurarme».
Pienso por unos segundos y se me ocurre una idea, saco mi celular y llamo a mi hermana. Siento que algo sólido cae en mi cabeza y alzó la mirada, veo a mi perrito colgado de una rama, abierto de su panza, me aparto del tronco de un brinco y lo miró con miedo.
—Max….—musito, las lágrimas brotaron de mis ojos y aparto la mirada de él, tengo ganas de vomitar de nuevo e intento aguantarme.
—¡Cómo te atreves a colgarme de esa manera!, ¡Por tu culpa, la ansiedad no se me quita por lo preocupada que estuve por ti!—espeta Sara, me trago el vómito y me alejo del árbol.
—Perdóname, hermana—dije con voz llorosa.
—¿Por qué estás llorando?, ¿Qué sucede?, ¿Qué encontraste?—inquiere Sara preocupada.
—Todas mis sospechas eran ciertas… Leticia está viva…—suelto, Sara se queda callada unos segundos.
—Y tenías razón, Roberto está vivo y como tú mencionaste, ese abogado y el monstruo tenían un plan, traerme a este lugar y que ese monstruo cumpla sus fantasías oscuras conmigo y Leticia—dije intentando calmarme.
—¡Tienes que salir de ahí ya!—ordena Sara.
—No puedo, él me está buscando, estoy escondido en el bosque. Necesito que llames a la policía.
—De acuerdo, pero por favor, ten mucho cuidado, llámame cuando ya estés a salvo—súplica Sara.
—Sí, te quiero—cuelgo la llamada y vuelvo a guardar mi celular en el bolsillo, empiezo a correr de regreso a la cabaña mientras calmo este dolor. «Me duele el pecho de ver muerto a mi perro, no tenía la culpa de nada y aun así lo mato, ¡Cómo lo odio!. Tengo que ser fuerte por él, no puedo mostrarme vulnerable ahora».
«Espero que pague por todo el daño que hizo y no vuelva a lastimar a nadie, que se quede encerrado y se pudra para toda su vida, en ese momento me voy a reír en su cara para sacar todo el dolor que siento por su culpa».
Entro a la cabaña y al cuarto, bajo las escaleras y me acerco a Leticia.
—Lo perdí en el bosque, tenemos tiempo para escapar juntos—dije, empiezo a aflojar las cuerdas de sus manos, piernas y estómago. La agarro de las caderas y ella me empuja de repente.
—No me toques, por favor—súplica Leticia mientras sus lágrimas rodan por sus mejillas.
—Lo siento, ¿Puedes levantarte?—inquiero, ella se intenta levantar, pero se queja de dolor de solo mantenerse en pie, me mira y niega con la cabeza. «No sé que voy a hacer para sacarla de aquí, si no me deja ayudarla, estamos condenados a cumplir las fantasías de ese monstruo….»