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Impotencia

Regreso al cuarto y me acuesto, los recuerdos que tuve con mi amiga invadieron mi cabeza y no pude evitar sonreír, sin darme cuenta me quedo dormido y vuelvo a despertar a las 3 de la mañana.

Me volteó y vuelvo a ver la puerta abierta, me levanto de la cama y me acerco, vuelvo a bajar las escaleras y miro la misma escena, pero sin el padre, y también sin el saco en sus cabezas.

«¿Por qué sigo viendo esto?, se supone que los pensamientos positivos evitan que tengas pesadillas», estaba a punto de subir las escaleras cuando veo que la puerta se cierra repentinamente.

Ese hombre de traje vuelve a emerger de la oscuridad y esta vez no tiene nada en las manos, se acerca a la madre y afloja todas las cuerdas que la mantenían en la silla.

—No me hagas nada, por favor—súplica la madre con miedo, ese hombre levanta la mirada y se incorpora, la toma del cabello y la jala bruscamente tirándola de la silla, la mujer se queja mientras solloza.

—¡No le hagas nada a mi mamá!, ¡Te lo pido!—grita Leticia con voz llorosa, el hombre mira a la niña por unos segundos y empieza a golpear a la madre repetidas veces en todo su cuerpo, incluyendo patadas, la mujer solo gritaba y se escuchaban sus huesos romperse.

—¡No!, ¡Mamá!—vuelve a gritar con desesperación, el hombre siguió hasta que la mujer empezó a escupir sangre y agonizar, ese tipo se detiene y admira lo que hizo unos segundos, se da la vuelta y se acerca a una de las esquinas, agarra un cuchillo y regresa con la madre, se queda quieto mirando lo que hace mientras sonríe ampliamente.

—Mamá…—el cuerpo de la niña tiembla y se le complica respirar, la madre intenta levantarse con las fuerzas que le quedan, pero no pudo así que decidió arrastrarse hasta su hija.

—No tengas miedo, mi niña, tu padre y yo siempre estaremos contigo y no te dejaremos sola—se queja—tienes que ser fuerte porque sé que en algún momento vas a escapar y el infierno que te espera terminará. Te amo—una lágrima roda por la mejilla de la madre y la niña rompe en llanto.

El hombre se acerca a la madre y la vuelve agarrar del cabello, la jala hacia atrás haciendo que quede bocarriba, se sube encima de ella y la empieza a apuñalar 14 veces mientras la sangre brota y se derrama en el suelo, la madre solo miraba a su hija sin quejarse, pero derramó sus últimas lágrimas antes de cerrar sus ojos para siempre.

—¡Mamá!—grita Leticia entre sollozos, no pude evitar sentir impotencia y una puñalada en mi pecho. La rabia y el miedo no me dejaron reaccionar correctamente a la escena presente frente a mí, ese tipo se empieza a reír a carcajadas, cierro mis puños y los aprieto con fuerza, mi mandíbula se tensa y las lágrimas rodan por mis mejillas.

—Aún no te vayas, todavía no empieza lo mejor, Liam—dice ese tipo mirando a mi dirección, desperté de repente con las mejillas húmedas y mi cuerpo temblando, mantengo mi mente en blanco hasta que mi cuerpo deja de temblar, esta vez no me dio tanto miedo como el anterior, me dio rabia que haya matado a los padres de mi mejor amiga como si fueran nada, ya no creo que solo haya sido una pesadilla.

Se vio tan real y muy gráfico, me parece raro que esos sueños sucedan en esta cabaña y más en la puerta que tiene candado. «Tengo que abrir esa puerta y ver si mi amiga está ahí o al menos si sigue con vida, estos sueños no me parecen casualidad y no pierdo nada con averiguar si estos sueños son reales».

Escucho de nuevo los golpes en el armario y me sobresalto, todo esto ya no me parece mi imaginación, tengo que ver también que hay en ese armario y que provoca esos golpes, este lugar está escondiendo secretos que quiero ir descubriendo y saber que hacía ese monstruo en esta cabaña.

Antes de hacerlo quiero saber que pasará en el siguiente sueño que ese tipo me quiere mostrar, quiero saber que va a pasar con Leticia y descubrir quien es ese tipo; tengo sospechas de quien puede ser. Antes de sacar una conclusión errónea, prefiero verlo con mis propios ojos.

Ignoro los golpes y me vuelvo a dormir, estoy demasiado desconcertado con todo esto, tengo demasiadas preguntas y cero respuestas, «¿Puede que yo resuelva un caso que quedo en el olvidó?, no estoy seguro».

Despierto y hago lo mismo de siempre, lo único que cambia es que no paro de mirar el closet y esa puerta, deseo ya poder abrirlas y buscar todas las respuestas, vuelvo a meditar y distraerme con mi perrito en todo el día. Me estoy mentalizando para el sueño que me espera y pueda ser fuerte.

No sé porque sigo pensando que solamente son pesadillas que tienen seguimiento y no van a aportar en nada, aun así no puedo descartarlas.

Vuelve a hacerse de noche y me preparo para dormir, apago las luces y cierro todo, me acuesto y me sumerjo en mis pensamientos antes de cerrar los ojos, y saber lo que me espera.

Despierto y veo la puerta cerrada del sótano, si embargo, veo una luz entrando por el hueco debajo de la puerta que da a la sala, me levanto y me acerco a la puerta, la abro con sigilo y veo a Leticia encima de un colchón que está en el suelo, en una esquina, tiene las manos amarradas en la espalda y tiene puesto un vestido negro, roto y lleno de sangre. En los anteriores sueños ella tenía un vestido blanco, no entiendo porque se lo cambió.

En su rostro noto que tiene su labio inferir roto y moretones, también en sus piernas y brazos, estaba a punto de acercarme cuando la puerta de la cabaña se abre y el hombre con traje entra, fue emergiendo de la oscuridad y por fin pude ver el rostro de este tipo, no fue sorpresa para mí, ya me esperaba que fuera él.

Ese monstruo voltea a verme y me sonríe ampliamente.

—Espero que disfrutes lo que vas a ver a continuación—dice con orgullo, se da la vuelta y se acerca a la pequeña Leticia, empuja su torso a la cama y se sube encima de ella, y empieza a tocarla. Los recuerdos de mi violación fueron reproduciéndose en mi cabeza a medida que veía lo que ese monstruo le hacía, ella solo gritaba que parará porque la estaba lastimando.

Siento como mi pecho se comprime y otra vez la impotencia me hacía sentir inútil, desvíe la mirada y me llené de asco, irá y rabia, él sabía que yo no podía hacer nada, solo era un espectador de su asquerosidad.

Quería despertar ya de este sueño, era demasiado para mí, llevo mis manos a mi cara e intenté no llorar. No sé cuanto tiempo paso que escucho la voz de ese monstruo frente a mí y quito mis manos de mi cara.

—¿Te gustó lo que viste?—inquiere con descaro, no lo miro y tampoco contesto, tenía ganas de romperle la cara y matarlo con mis propias manos, pero quería hacerlo con el real, no con este que no es real. Veo de reojo que hay sangre en el colchón y siento una punzada en el pecho.

—Lo tomaré como un sí. Sé tienes muchas preguntas ahora y yo te las aclararé con una sola respuesta—hace una pausa—todo lo que está pasando en la cabaña es real, al igual que los sueños y si no me crees, puedes verlo tu mismo con tus propios ojos—dice, despierto de golpe de nuevo con las mejillas húmedas y mi cuerpo tembloroso, si lo que dice es cierto, entonces, ahora todo tiene sentido.

Ya no hay dudas, todo lo que sucedió en los sueños fue real. Mis sospechas eran ciertas al igual que la de todos… ahora necesito pruebas que lo incriminen y esas pruebas están detrás de esa puerta, haré que pague por todo lo que hizo y espero poder encontrar a mi mejor amiga, viva o muerta…

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