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Olivia Cobbs.

Al ser la una de la mañana, entró Amanda a la habitación, en un estado deplorable, bastante ebria y cantando a gritos.

-Oye Amanda, baja la voz, vas a despertar a todo el edificio.

-No me lo vas a creer mi Raque, pero tu chico guapo no estaba, no es que lo conozca, pero no había ningún hombre que valiera la pena en ese bar de mala muerte, solamente el tequila fue mi mejor compañía, bailé con un tipo que le olía la boca a menta, le di algunos besos y se marchó al rato, otro ebrio igual que yo, bailamos, cantamos, nos besamos y Sergio me trajo hasta la puerta de la facultad, creo que debo ir a alcohólicos anónimos, cada vez que salgo se está poniendo feo feo, decía mientras una risa escandalosa salía de su boca.

-Ya Amanda, cállate, nos van a expulsar, mañana tenemos la primera clase, ya duérmete.

Al amanecer, Raquel despertó a Amanda, quien decidió que se quedaría a dormir un rato mas ya que la cruda que tenía era bastante pesada, con la mejor actitud, después de dejarle a Amanda un efervescente para que se sintiera mejor, salió a su clase de la mañana.

Al llegar, aun el profesor no había llegado, parecía que se había retrasado un poco, mientras Raquel hablaba con Matt y este trataba de conquistarla, la puerta se abrió, pero ninguno de todos los estudiantes se dieron cuenta de la entrada del profesor.

-Buenos días chicos, soy Stevens, su profesor de historia del arte.

Al escuchar Raquel aquella vos, de inmediato volteó a mirar al escritorio, le recorrió un escalofrío por todo su delgado cuerpo, sus ojos se clavaron en su profesor, el chico con quien había perdido su virginidad.

Si bien es cierto que el guapo Daniel, no había dejado de pensar en la chica del bar, él tenía un poco de madurez y tras sentir la mirada de Raquel la miró y después de sentir una pequeña alegría, hizo como si no la conociera.

-Bien chicos, necesito que me den su nombre, edad y de qué lugar nos visitan, así romperemos un poco el hielo, él deseaba saber más de la chica sexy del bar y este era el juego perfecto para saberlo.

En mi creo que rompiste algo más que el hielo profesor, pensó Raquel sin dejar de mirar asombrada al profesor.

Todos sus compañeros se fueron presentando, hasta que llegó el momento de que Raquel diera su información.

-Hola todos, soy Raquel Collins, tengo diecisiete años, soy de Provensa, un gusto, dijo ella mirando al profesor, mismo que en ese momento sintió que se moría por dentro, había hecho el amor con una de sus estudiantes y esta era menor de edad, esto podría ser un enorme problema para su carrera, hasta la cárcel podría ir a parar si este incidente salía a la luz.

-Diecisiete años Raquel Collins, bienvenida, dijo él haciendo alusión a los diecisiete, dejando ver que estaba en problemas.

-Gracias profesor.

-Bien, haremos grupos de dos para exponer durante todo el curso algunos de los temas, deben de reunirse, para que la exposición sea todo un éxito.

Mientras que el profesor caminaba por el salón de clases y todas las chicas lo miraban con la mayor importancia, el hombre con su rostro serio, un pantalón de armi, una camiseta tipo polo y unos tenis, mantenía una imagen seria.

-Raque, has el grupo de la exposición conmigo, así nos reuniremos más frecuente, y conoceremos mejor y te decides en darme una oportunidad, dijo Matt.

-Disculpe señorita Collins, dijo el profesor, veo que acá faltó una estudiante, Amanda Stuart, hay algún problema en que usted haga su grupo con ella, me parece una estudiante aplicada, así que usted dígame.

Raquel que deseaba quitarse de encima la atención tan intensa que le daba Matt, de inmediato miró a su profesor a los ojos.

-Claro que si profesor, es mi compañera de habitación, creo que no habrá ningún problema con ello, no está acá porque se sentía un poco mal.

-Bien señor Webb, creo que deberá de buscar otra compañera para su grupo expositor, dijo el profesor mirándolo fríamente a los ojos.

A minutos de terminar la incómoda clase, el profesor se refirió a todos los alumnos.

-Chicos por favor, tratemos de llevar la fiesta en paz, este es uno de los cursos más pesados que van a tener en este cuatrimestre, nos veremos en toda la carrera, yo doy varios cursos así que vamos a tener la mayor comunicación, este es mi número de teléfono, mi correo electrónico, por favor, cualquier duda no duden en escribirme a cualquiera de los dos medios, pero solamente para dudas, dijo él riendo y mirando a Raquel.

-Al terminar la clase, todas las chicas excepto Raquel, se acercaron al profesor, ya él estaba acostumbrado a esta situación, así que entre las veinte chicas que lo asediaban, él buscaba el rostro de Raquel, pero fue en vano, Raquel estaba llegando a la habitación un poco estresada y asustada por lo que acababa de descubrir, que al chico desconocido al que entregó su virginidad, era su profesor de la facultad.

-Maldición, no puede ser, que suerte la mía, en qué diablos estaba pensando.

-A ver Raquelita, que te pasa, dijo Amanda saliendo de la ducha, con una toalla en su cabello, pijama y pantuflas.

-Que me pasa, nada, solo estoy algo estresada, por cierto, eres mi compañera de exposición en la clase de historia del arte, así que vamos a darle con todo, debemos de ser las mejores en esa clase.

Raquel no le dijo nada a Amanda de lo que había descubierto, porque la estaba conociendo y por lo que había visto hasta ahora, era una chica espontanea que no pensaba en las consecuencias de sus actos.

-Y por eso vienes maldiciendo de esa manera Raque, ya no te preocupes, le pondré ganas a las clases, no pensé que te sintieras tan mal por hacer grupo conmigo.

-No, no es por eso, lo que pasa es que Matt no deja de tratar de conquistarme y la verdad es que no me gusta para nada, es atractivo sí, pero no me gusta ni un poco.

-No te preocupes, yo me encargo.

-No hagas nada, yo veré como lo soluciono.

-Como quieras, iremos a la segunda clase, tengo diez minutos para comer algo y llegar, dijo Amanda tomando a Raquel del brazo.

La siguiente clase era menos interesante, la impartía una mujer muy atractiva, parecía modelo de revista, bastante divertida e inteligente, todos los chicos en cuenta Matt, estaban que se les caía la baba por ella, esta mujer Olivia Cobbs, era el sueño de cualquier hombre sobre la tierra, una mujer con un cuerpo estructural, un cabello y rostro hermoso, aparte con un intelecto bastante alto, la mujer no se podía negar, era muy agradable.

Al terminar la clase con Olivia, Raquel, Matt y Amanda fueron a la cafetería, ahí estaba el profesor Daniel con algunos profesores mas.

-Hola Dani, que gusto volver a verte, no sabía que estabas trabajando acá, encantada de verte; dijo Olivia abrazando muy efusivamente a Daniel, quien en medio del abrazo, miró a Raquel que lo observaba con sus ojos intensos; de manera casi inmediata, Daniel apartó a Olivia.

-Que gusto verte igual Olivia, yo no sabía que habías solicitado el cambio de facultad, imaginé que aun estabas en tu vieja U.

-Les presento a una amiga, Olivia Cobbs, hemos sido amigos desde la secundaria, es una excelente profesora y amiga.

-Bueno, en la secundaria fuimos novios, dijo ella, riendo, que gusto colegas y provecho, dijo ella caminando hacia el corredor dejando ver su exuberante cuerpo, cubierto por un vestido rojo bastante llamativo y ajustado.

Esa pequeña frase de “en la secundaria fuimos novios” dejó a Raquel en un completo shock, si esta mujer había sido novia de Daniel, de algo estaba segura, que ella solamente fue un pasatiempo y que seguramente el profesor salía con chicas una noche y si te vi no me acuerdo.

-Raque, Raque, Raqueeeel, tengo rato de estar hablándote y parece que estas en otro mundo; dijo Amanda.

-Lo siento, estaba en otra cosa, dime que querías decirme antes.

Raquel estaba escuchando la conversación de los profesores en la otra mesa.

¿De verdad Daniel, fuiste novia de esta mujer tan bella?, yo que tu no la dejaría ir, ella se nota que desea algo contigo, decía otro profesor, con solo ver la manera en la que te abrazó, estoy seguro de que aún no ha muerto ese amor de secundaria decía una de las profesoras, Olivia es una mujer bella y de buenos sentimientos, yo que tu, si aún estas solo y sin compromiso, no perdería la oportunidad de intentar algo con ella, decía otro profesor mientras le palmeaba la espalda a Daniel.

En eso estaba Raquel, escuchando todos esos comentarios mientras miraba su pantalón rasgado, un poco grande y su camiseta una talla más de la que debía de usar, sintiéndose la chica más fea del universo.

-No, no, todo está bien entre Olivia y yo, fue una relación del pasado y ahí debe de quedar, así que si a alguno de ustedes le gusta, adelante que por mí no hay problema, solo es una amiga, nada más que eso.

-Raque, me estas ignorando otra vez, que es tan importante, te repito, ¿que si vamos a ir esta noche al nuevo bar?, prometo no pasarme de tragos, además, te prometí que sería aplicada en mis estudios, ya que somos compañeras de exposición, no te voy a defraudar, te doy mi palabra.

-Si Raque, vamos, así bailamos un poco, hace días que no sales con nosotros, prometo comportarme a la altura, si, ¿nos acompañas?

-Bien, vamos pero solo un rato, eso sí, después de que vaya de compras, debo cambiar un poco mi aspecto, ya estoy cansada de parecer la chica desordenada y desgreñada, dijo riendo.

Daniel que estaba en la mesa de al lado, muy disimuladamente miró a Raquel.

Ella no entendió el significado de esas miradas.

-Bien, entonces nos veremos a las ocho en el nuevo bar, dicen que es bastante bueno, la música, las bebidas y los chicos, dijo Amanda bastante alegre.

Transcurrió sin más el día, de clase en clase.

-Amanda, acompáñame a comprar algo de ropa, mis padres me han dado una fuerte cantidad de dinero para que comprara todo mi armario nuevo, les dije que desencajo acá por la manera en que visto, así que milagrosamente me han depositado mucho dinero, creo que con mis padres las cosas están peor de lo que imaginaba, porque recibí dos depósitos uno de cada uno, es decir, ni se pudieron poner de acuerdo con lo que me iban a enviar, por mi mejor, recibí casi que la misma cantidad de ambos lados.

-Bien, iremos de compras, yo necesito algunas cosas también, a las ocho debemos de estar ya listas para la fiesta, dijo Amanda entusiasmada, ya que ir de fiesta y comprar ropa, era lo que más le alegraba en la vida.

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