Me ignoras, pero te preocupas
La deje en el auto para no molestarla, entré a la casa me bañe, comí y esperé a que se despertara. Cuando despertó no estaba dispuesta que la llevara de regreso, pero no tenía opción.
Antes de que se marchara le pedí disculpas, le dije que era para quitarme a una chica de encima, pero al parecer no aceptaba mi disculpas porque salió y me tiró la puerta sin decir nada.
Después la volví a ver y volví a disculparme, pero aún seguía molesta, que chica tan rencorosa. Después de pensarlo bien decidí tratar de no verla porque si en nuestro primer encuentro yo había sido incapaz de controlar mis emociones era mejor dejarla tranquila y no molestarla más.
La semana paso lenta para mí al estar evitándola y queriendo verla. Qué me había hecho esa chica.
Estaba en casa terminando de cenar cuando recibí un texto de Lina que decía “Ven rápido a buscarnos, estoy en casa de Maritza” Me sorprendí y dude en ir, pero si mi hermana me necesitaba tenía que hacerlo. Al llegar noté que habían muchas cajas, Maritza se veía triste, la saludé y me contestó, pero evitó mirarme, le quité una caja de las manos y le dije que me encargaría.
Apareció una chica que al parecer no le agradaba que ella estuviera allí porque la empujó maliciosamente para que se cayera.
Dejé caer lo que tenía en las manos y logré sostenerla a tiempo, pero recordé nuestro encuentro de aquel día, sentirla tan cerca de mi otra vez, ver sus hermosos ojos, hacía que me sintiera extraño y creo que ella también recordó porque se alejó rápido de mis brazos.
Corrimos a sostener a Lina que se le había ido encima a la chica, nunca había visto a mi hermana reaccionar de manera violenta, siempre ha sido una chica amable, pero estaba tan enojada que nos costó calmarla y meterla al auto, estaba sorprendido.
Metí todas las cajas al auto y salimos de ese lugar.
Llegamos al edificio de Lina y les pedí que subieran mientras estacionaba el auto, luego una a una subí las cajas y me fui a casa.
MARITZA
Durante el viaje a casa de Lina me sentía triste no por lo ocurrido si no porque recordé a mis abuelos; los extrañaba tanto y no podía rendirme, ya había tenido la suerte de encontrar una gran amiga en Lina y su hermano, aunque era diferente a ella estaba allí.
Llegamos al gran edificio, él nos pidió subir primero y así lo hicimos, al entrar al departamento me quedé asombrada de lo espacioso que era, podían vivir varias personas cómodamente.
—Amiga, estás en tu casa.
—Gracias por todo, no sé cómo pagar tu amabilidad.
Ella me sonrió y me abrazo, luego me indicó la habitación que ocuparía, me prestó una pijama y fui a darme un relajante baño. Cuando salí vi todas las cajas en la sala, pero no vi a Aaron y pensé en que ya se había marchado.
Lina salió de la cocina en pijamas y me ofreció una taza de té, después subimos las cajas a mi habitación, vaya si que nos costó. Ya era tarde cuando terminamos de arreglar todo y luego de charlar un rato nos dispusimos a descansar.
Nos levantamos temprano hicimos desayuno, comimos y salimos para la universidad.
Me despedí de Lina y fui a mi facultad, al llegar vi a Aaron caminé hacia él para darle las gracias por lo de ayer, pero se volteó y se alejó rápido. Me quedé mirándolo marchar y una chica se acercó a mí, me observó de arriba a abajo y sonriendo me dijo:
—Lo siento cariño, no eres su tipo, así que mantente lejos de mi novio.
Pasó a mi lado y me empujó.
¿Qué se creía? ¿Acaso pensaba que él me interesaba?
Sonreí para mi sola y me fui a mi clase.
A la hora del almuerzo fui a la cafetería y cuando estaba terminando de comer vi llegar a Aaron junto a la chica que me había hablado en la mañana así que supuse que en verdad podría ser su novia, me disponía a levantarme cuando un chico se me acercó y se sentó a mi lado.
—Hola guapa porque tan sola.
Dijo acercándose más a mí.
—Disculpa, podrías darme permiso para pasar por favor.
Le dije enojada.
El chico no se movió y siguió acercándose más mientras sus compañeros reían. De momento Aaron apareció y lo tiró al piso; me miró y se volvió a sentar junto aun grupo de chicos que me miraban con mucha curiosidad.
Todos me observaban, el chico se levantó del piso molesto y quiso enfrentar a Aaron, pero sus amigos lo detuvieron y sacaron de allí.
Me levanté y salí de allí lo más rápido que pude no sin antes percatarme de lo molesta que estaba la chica que estaba con Aaron. Mientras volvía a mi clase pensaba en lo que había sucedido.
¿Porqué los chicos aquí se comportaban de esa manera? Que locura.
Espere a Lina que iba a pasar por mí para ir a casa juntas. Le conté en el camino lo que me había sucedido con el chico y al principio dijo hasta de que podría morir aquel chico, a la vez estaba contenta al saber que había un héroe que no dudo en salvarme de aquella situación.
Aunque honestamente no me atreví a decirle que había sido su hermano quien me había salvado de esa situación, sería incómodo cuando estuviéramos los tres porque ella de seguro hablaría de eso.
—Creo que ya eres popular entre los chicos.
—¿Qué? claro que no.
—Para ser sincera hasta yo tengo celos de las curvas que tienes. Eres afortunada algunas sólo tenemos poco de esto y de aquello.
—No tienes que preocuparte por eso. Todos tenemos gustos diferentes, pero si quieres te regalo.
Le dije y ambas comenzamos a reír.
Ella tenía razón mis genes latinos eran más
notorios sólo esperaba no me causaran más problemas. Cuando llegamos a su departamento estaba una señora mayor esperándola, cuando me vio tapó su boca y comenzó a llorar.