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Herido.

Siny llevaba sin ver a Alin dos días, llevaba dos días tranquila y quería seguir así.

Pero solo estaba tranquila de cuerpo, la mente la tenía dando vueltas, la tenía todo el día pensando en Alin.

Siempre le gustó dibujar y ahora todos sus dibujos plasmados en las hojas eran esos ojos ámbar y la sonrisa maligna de Alin Yons.

Se había alejado de todo el mundo, no salía de casa por el miedo de que ese hombre la cogiera, tenía terror de pisar la calle.

Para ser sincera con vosotros dentro de su casa tampoco estaba segura, si Alin quisiera entrar lo haría sin ningún esfuerzo, así lo hizo una vez y lo haría las veces que quisiera.

Alin se encontraba tirado en su cama con sangre en el abdomen, no era de sus "almas" era suya, cuando fue a atacar a una persona no se fijó en el cuchillo que tenía en la mano y se lo clavó.

El mismo se había prohibido ir a un hospital, sabía que si iba lo iban a coger y a encerrar en la cárcel.

Se levantó de la cama y medio cojeando se acercó a la puerta, salió de su casa y se puso en camino dirección a la de Siny.

Paró en varias ocasiones a descansar, había perdido mucha sangre y al andar perdía más sangre.

Llegó a la casa y empezó a tocar el timbre como loco.

Siny abrió la puerta y al verlo se la cerró en la cara del miedo.

—Necesito ayuda joder —dijo dando puñetazos a la puerta.

Siny abrió poco a poco la puerta y se dio cuenta de la sangre que estaba perdiendo. Miró hacia la calle por si alguien lo había visto y con cuidado lo metió en casa.

Lo sentó en el sofá y lo miró.

—¿Qué mierda te pasó? —Preguntó asustada —para que mierda pregunto si no me importa —Alin rió.

—Trae alcohol de beber, agua y toallas, aguja, hilo y una venda —Siny salió corriendo y buscó todo lo que él mandó.

Se lo dio y mentalmente se pegó. Si lo dejara morir ya no tendría que preocuparse por él.

«Muerto el perro no existe la rabia, o algo así era».

Pensó. 

—¿Qué? —Preguntó él mirándola.

—¿Qué? No dije nada —Alin suspiró.

Siny se giró al ver las intenciones que tenía el chico.

—Ven y ayúdame —Siny negó.

—Estás loco si crees que voy a mancharme las manos de sangre —dijo mirándolo.

—Ven y ayúdame coño —medio gritó haciendo que Siny suspirara.

Le ayudó a limpiar la herida, le echó alcohol en la herida y comenzó a coserle la herida, a veces cerraba los ojos al escuchar los gritos de Alin. Minutos después la herida ya estaba cosida.

Alin estaba sudando del dolor, tenía escalofríos y temblaba.

—Estas ardiendo en fiebre —dijo Siny.

—Llevo dos días perdiendo sangre —Siny lo miró sorprendida.

—¿Cómo narices no te has muerto? —Alin rió.

—Tengo cosas que hacer en esta vida —la chica suspiró.

—Si, dar por el culo —ambos se miraron —. Ven conmigo —Alin la miró sin entender.

Pasó el brazo de Alin por sus hombros y lo subió hasta su habitación para meterlo al baño.

—Será mejor que te des un baño con agua fría —Alin negó.

—No —Siny entrecerró los ojos.

—¿No? ¿Cómo que no? Te vas a meter en la puta bañera, yo no quiero que te mueras en mi casa, luego me culparan —Alin la miró.

Comenzó a desvestirse, ella nerviosa iba a salir del baño.

—No salgas, necesito tu ayuda —mintió. Podía hacerlo él solo pero quería ponerla incómoda y nerviosa.

Siny sin rechistar lo ayudó a desvestirse y a meterlo en la bañera, comenzó a mojarlo con agua fría.

—Joder esta congelada —se quejó quitándole el grifo de la mano.

—¿Por qué crees que se llama un baño de agua fría? Tiene que estar muy fría para que se te baje la fiebre —explicó mirándolo.

Minutos largos después Alin ya estaba fuera de la bañera.

Tenía puesto el albornoz rosa de Siny, ella al verlo con eso puesto comenzó a reír.

—¿De qué te ríes? —Preguntó frío.

—¿Te has visto al espejo? —Rió más —en vez de miedo me das ternura —Alin se acercó a ella y la cogió del cuello haciendo que dejara de reír.

—Si comienzo a cortarte tus extremidades créeme que dejaras de tenerme ternura —Siny asintió.

—Lo siento —se mordió la mejilla por dentro —No tengo ropa de hombre y dudo mucho que —aguantó la risa —dudo mucho que la mía te quede bien —Alin se giró para mirarla —También puedes ir así por la calle e ir a tu casa —puso su mano derecha en los labios para que no la viera sonreír.

—¿Te crees muy graciosa? ¿Qué mierda no entiendes de qué te puedo matar? —Siny negó.

—Creo que si quisieras hacerlo ya lo hubieras hecho —intentó relajarse.

—Igual estoy esperando a tener la tortura perfecta para ti —y no mentía, estaba esperando la tortura perfecta para esa chica.

—De-dejemos de hablar de eso —suspiró.

—Vete a mi casa a por ropa —Siny negó.

—Yo a tu casa ni loca entro —el chico se llevó las manos a la cabeza.

—¿Puedes por favor hacerme caso e ir a mi casa a por ropa? —Siny negó.

—No, no puedo —se alejó de él al ver que se acercaba a ella.

Y después de unas cuentas amenazas por parte de él Siny había ido a su casa.

Esta a buscando ropa en el armario de la única habitación que había.

Cogió un pantalón negro (todos eran de ese color) y una camisa de color negro, cogió las zapatillas de color blanco, ropa interior, y sin mirar alrededor de la casa se acercó a la puerta.

Un grito desgarrador se escuchó en la casa. Siny siguió el grito pero no sabía de donde venía. Piso un cacho del suelo que se movió.

Dejó la ropa encima de un sillón y quitó el cacho de suelo. Llevaba a una habitación subterránea, tenía unas escaleras, Siny cogió su teléfono y puso la linterna.

Bajó y miró a los lados, no había nadie, pero al apuntar al frente vio a una chica atada de pies y manos colgada del techo.

Gritó al verla e intentó soltarla, era complicado ya que estaba muy bien atada, lo quería hacer lo más rápido posible por si le daba por ir a Alin.

—Está loco ese hombre, está pirado —habló la chica colgada mientras lloraba.

—Tranquila, te irás pronto —dijo Siny.

—Escribió muchas veces un nombre en mi cuerpo —dijo ella con dolor.

Siny apuntó bien con el teléfono y era verdad, tenía escrito en todo el cuerpo su nombre: "Siny, Siny, Siny, Siny", se repetía una y otra vez.

Siny estaba sorprendida y asustada, por un momento, antes de ver eso pensó que Alin tenía una salida para dejar de ser lo que era.

Ahora al ver eso sabía que no, que estaba loco de remate.

—Eso si que no lo tenías que ver —la habitación se iluminó y Alin separó a Siny de la chica.

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