Capitulo 4
Ese hombre tenía el pelo negro, largo hasta media espalda, y sus ojos estaban ocultos bajo su flequillo, pero se le veía pálido con la luz del lugar, iba de negro con unos guantes blancos, parecía llevar una capa negra larga hasta los pies, y parecía estar solo allí. No le quito ojo a Ángela, que volvía a estar sentada en la silla frente a la barra, tomando con calma su bebida.
- Eso a sido una estupidez Ángela, podía haberte herido o incluso matado de un tiro ¿lo sabes? - dijo Raza algo enfadado y aún nervioso por lo sucedido. - ¿Qué demonios te pasa hoy?
- No tengo por qué darte explicaciones Raza, no estoy de humor hoy. - dijo ella algo malhumorada.
- ¡Si tienes que dármelos! ¡Muy pronto serás la esposa de mi hijo, que te quiere tanto, y seguro que tarde o temprano se enterará de lo de esta noche! - exclamó Raza molesto, preocupado por ella.
- Pues que se entere, he hecho lo que he querido hacer en ese momento, además, por el hecho de ser una mujer no significa que tenga que comportarme como el resto, no hay norma para ello. - confesó ella alzando el rostro hacia Raza, harta de su quejas.
- Ángela… - dijo él, sorprendido de la actitud de ella en ese momento.
- Alguien debía enfrentarse a esos idiotas, que ya empezaban a ser unos pesados en este respetado local. - dijo ella, girando la mirada un momento hacia la salida, por donde se fueron los de antes.
- En eso tienes razón Ángela, pero no tenías que hacer ese espectáculo, podías haber muerto. - dijo Raza, dolido y preocupado.
- ¡Pues para mi perfecto ¿vale? - confesó ella en voz alta. - ¡Dios me haría un favor con ello, como hizo con mis padres y mi hermana.!
Antes esas palabras, Raza se quedo paralizado de la sorpresa, viendo en el rostro de Ángela, odio y rabia, pero también dolor y sufrimiento. Entonces, con la mirada baja y los puños apretados, Ángela dejo brotar lagrimas en sus ojos, dejando que cayeran a la barra como b
gotas de lluvia.
Al verla de ese modo, Raza apartó la botella y la copa de vino para poder coger las manos cerradas de Ángela para poder calmarla un poco siquiera.
- Ángela, tranquila, cuéntame que ha pasado cariño. - pidió él con calma, mientras que con una mano intento alzar el rostro de ella pero no le dejo.
- Ha dejado de luchar… - dijo ella en susurro, empezando a temblar de dolor y odio.
- ¿Qué?
- Mi hermana Ana… ha dejado de luchar por salir del coma, ya no se sabe si algún día despertará. - contó ella apretando mas las manos, haciendo que sangrarán un poco. - Ya nunca abrirá los ojos Raza… nunca mas…
- Santo Dios… - exclamó Raza asombrado y apenado por Ángela. - Hija lo siento mucho, no debí exigirte tanto…
Ella dejo de hablar, solo estuvo allí sin dejar de temblar. Raza no supo que hacer ante una situación como esa, debía hacer algo para animarla, sino… corría el riesgo de que ella decidiera no casarse con su hijo para no hacerle ilusiones. Entonces, antes de poder decirle algo, ella se puso en pie, dejo una moneda sobre la barra y empezó a caminar hacia la salida.
- Espera Ángela, ¿A dónde vas? - pregunto Raza preocupado e inquieto.
- A casa, estoy cansada. - contestó ella, parándose un momento para girar la cabeza hacia él y responderle. - Ya nos veremos.
Con eso, ella continuo su marcha hacia la calle. Raza la vio irse, y estuvo preocupado, ya que, no estaba seguro de que esos hombres se hubieran ido sin mas. Mientras, el hombre de negro siguió a Ángela con la mirada. Entonces, sin que nadie pareciera importarle, ese hombre camino con calma al lado de la barandilla de madera, sin dejar de mirar a la puerta por donde Ángela salio.
Cuando ella salio de la caverna, respiro el aire fresco de la noche, en cierto punto, eso la relajo un poco. De repente, le pareció faltar algo, al principio no supo qué, pero luego al alzar la cabeza para ver a su caballo negro, vio que ya no estaba atado en la barra de madera. Eso era lo que le faltaba, el gruñido del caballo cuando la veía salir de algún lugar, y rápidamente fue hacia allí, y vio que la cuerda no se rompió ni nada, alguien lo desato y se lo llevó.
- oh maldita sea… seguro que han sido esos desgraciados de antes para vengarse. - dedujo ella apretando los dientes humillada.
Estuvo por dejarlo correr e irse a casa caminando, hasta que un ruido la detuvo, el sonido de un caballo rugiendo y pateando cerca de allí, ella lo reconoció como el suyo negro y rápidamente siguió el sonido. No tardó en encontrarlo, el caballo estaba metido al fondo de un callejón oscuro sin salida, atado en una madera tirada allí llena de escombros. Antes de ir hacia él se aseguro de que no estuvieran esos dos, no vio a nadie, suspiro aliviada y fue hacia su caballo que empezaba a ponerse nervioso.
Cuando estuvo a su lado, le dio unas palmadas en el lomo y el cuello para calmarlo y diciéndole que estaba ella con él. El caballo enseguida se calmo al verla y oírla, entonces la dejo coger la escuela para tirar de él hacia el final del callejón e irse a casa de una vez. Todo fue bien, pero cuando ella llegó al final del callejón con el caballo, de repente la cogieron con violencia y rapidez, tapándole la boca y cogiéndola de los brazos.
Ella sobresaltada y asustada empezó a moverse para liberarse, pero era inútil, y esos hombres la arrastraron de nuevo hacia el interior del callejón, uno la tenía cogida por debajo de las axilas y una mano tapándole la boca, mientras el otro, el castaño se ocupaba del caballo, que quiso huir, pero el hombre consiguió cogerlo por la cuerda y lo ató al primer lugar que vio perfecto.
- ¡Apresúrate tío! - exclamó el hombre que la sujetaba a ella, el rubio. - ¡Esta zorra tiene mas fuerza de lo que parece!
Éste así lo hace y lo ayuda, cogiéndola por las piernas para tenerla en el aire, pero ella aprovecho para darle una patada en la cara y se liberó de los dos, rápidamente fue hacia la pared del fondo y estuvo cara a cara frente a ellos, en posición defensiva y cara desafiante. El castaño se quejo de la patada en la cara y quiso vengarse, pero el rubio lo detuvo, sabiendo que ella estaba ahora acorralada por ellos, sin ayuda de nadie a quién pedir auxilio.
- Ya eres nuestras zorra impertinente. - aseguro el rubio, y con el castaño empezaron a caminar hacia ella. - Te vamos a enseñar cual es tu lugar en la sociedad.
- Empezaremos con que nos des todo tu dinero preciosa. - continuo el castaño, sangrando por la boca. - Después a algo mucho mejor…
Entonces, cuando dejaron de hablar, el castaño sacó una navaja de bolsillo, ambos con una sonrisa sarcástica en la cara. Ángela estaba acorralada, no sabia que hacer contra esos dos, mas con uno armado. Cuando los dos estuvieron justo frente a ella, el castaño la pegó contra la pared y le puso la navaja en la garganta amenazante, el rubio hizo lo suyo, poniendo una mano entre las piernas de ella, Ángela no mostró molestia ni nada, ni con la navaja en el cuello.
- ¡Danos tu dinero zorra asquerosa! - exigió el castaño ya molesto por esa mirada.
Ante la amenaza, ella siguió sin decir ni hacer nada, y eso enfureció al castaño tanto que la golpeó con tanta fuerza que la derrumbo a un lado, dejándola inconsciente. El rubio se molesto un poco por lo bruto que era su amigo, pero que se le iba a hacer pensó, entonces, se agacho para empezar a divertirse con ella, hasta que, a sus espaldas oyó a su amigo gritar un instante y después un silencio, acompañado de un olor extraño.
- ¿Jack? - llamó él girándose sobre su hombro.
Entonces, vio en la otra pared a su amigo, tumbado en el suelo, con la garganta abierta por su propia navaja. Asustado, antes de poder decir algo cuando se puso en pie y ignoró a Ángela, algo que se desplazo a toda velocidad en la oscuridad lo cogió por el cuello y lo alzó como si nada del suelo, después, con mucha fuerza lo lanzó lejos de allí, haciendo que chocará contra la pared y cayera después al suelo en picado, matándolo en ese instante. Justo en ese momento, Ángela abría los ojos algo aturdida por el golpe, y sintió un ardor en el labio, se tocó y vio que estaba sangrando un poco, pero no le importó, no era grave para ella. Con dificultad se puso en pie tambaleando un poco, se aclaró la vista parpadeando y no vio a esos dos de antes, pensó que se habían ido, pero entonces vio a unas personas en ese callejón tumbadas en el suelo.
- ¿Qué ha pasado aquí? - se pregunto ella, viendo con dificultad a esas personas.
Decidió acercarse para verlos mejor, pero cuando estuvo a unos pasos de ellos, algo o alguien la cogió por detrás, por el vientre y tapándole la boca. Entonces, notó algo extraño, notó como sus pies se desplazaban por el suelo hacia atrás con demasiada rapidez, mas de la normal. Rápidamente puso una mano suya sobre la mano que tenía en la boca, y con el brazo libre intento golpear al sujeto, pero al hacerlo sintió como si golpeara una pared sólida. Cuando ambos estuvieron contra la pared, ella notó como e sujeto dejaba de sujetarla por el vientre, para luego notar como apartaba el pelo del lado izquierdo y desgarraba la camisa del hombro, dejándolo despejado completamente. Eso a ella la dejo confusa, pero antes de poder liberarse o hacer algo, notó como él volvía a sujetarla por el vientre con el brazo entero, pegándola mas a él.
- ¡mgh! - exclamó ella bajo la mano de él, exigiendo que la soltará.
Entonces, algo hizo que ella se quedara inmóvil y sonrojada, el sujeto se inclinó sobre el hombro de ella, para luego empezar a lamerlo con seducción hacia el cuello, eso hizo que Ángela temblará sonrojada y confusa, entonces, ella sintió un dolor agudo en su cuello haciendo que abriera los ojos del todo mirando hacia arriba.
- "¿Qué hace?" - se pregunto ella en su mente.
Queriendo una respuesta de ello, miró de reojo al sujeto en su cuello, no pudo ver nada en esa posición. Lo que si pudo hacer fue sentir y oír; sentía algo afilado y puntiagudo clavándose en su cuello, haciendo que sangrara, pero la sangre no se deslizó por su cuerpo, mas bien, era como si ese hombre la estuviera tomando, entonces, ella entendió que se trataba de un vampiro, que estaba mordiéndola y tomando su sangre.
Al saber eso, ella asustada quiso liberarse e huir, pero estaba perdiendo fuerzas, y esa sensación hacia que ella deseará que continuará, eso ella no lo entendió. Sentía como él bebía su sangre a brotes sin soltarla, notando sus labios y colmillos fríos sobre su piel, también pudo oír como él jadeaba gustoso al probar esa sangre. También sintió como él la apretaba con fuerza hacia él, y también los colmillos dejar de clavarse en la herida.
Ángela se sonrojaba y excitaba cada vez mas, y también iba perdiendo las fuerzas, pero no soltó la mano que tenia tapándole la boca, y con todas sus fuerzas intento sujetar el otro brazo, agarrándola por la manga. Entonces, el sujeto dejo de taparle la boca, ella pudo haber gritado, pero no pudo ni quiso hacerlo, pero no pudo evitar llorar un poco por el dolor que sentía.
Un rato después, el misterioso vampiro dejo de beber su sangre y se apartó del cuello de ella, pero no la soltó todavía. Ángela gimió aliviada cuando él la dejo, pero las piernas no la aguantaban, pero el vampiro la mantenía en pie, cogiéndola por el vientre y el cuello. Ángela pensaba que ese vampiro la mataría en ese momento, pero no le importaba, estaba demasiado débil como para notar algo.
- ¿Todavía deseas la muerte o ya la has sentido y saboreado bastante esta noche? - pregunto el vampiro en su oído, con una voz aguda y fría entre los colmillos llenos de sangre.
- La… suficiente… - consiguió decir ella como pudo, con voz susurrante y débil.
Con eso, el vampiro se rió entre dientes, y eso fue lo único que oyó ella antes de perder el conocimiento. Ángela volvió a abrir los ojos, y se vio tumbada en el suelo, tapada con algo, se incorporó un poco hasta estar sentada, y vio que aquello que la tapaba, era una capa negra larga y ancha.
Ella no tardó en adivinar que era de ese vampiro, y eso la dejo confusa por el detalle, ¿por qué la taparía si pensaba dejarla morir allí? Tuvo esa pregunta en mente mientras miraba la capa curiosa. Entonces, recordando todo enseguida, inquieta se tocó el cuello, por donde él la mordió, y pudo notar los dos agujeros aún manchados de sangre, pero no le dolía, ni tampoco se sentía débil ni nada como antes, era raro para ella.
Tan pendiente estaba de todo lo que paso, que no noto a quien tenia delante hasta que este hizo un sonido, ella sobresaltada alzó la mirada y vio a su caballo con la cabeza agachada hacia ella, como si estuviera preocupado por ella. Al verlo, ella estuvo contenta, viendo que estaba sano y salvo, con las riendas algo rotas por haberse liberado e ir hacia ella. Con cuidado, ella se puso en pie, y se sorprendió al notar que estaba igual de fuerte como antes, como si nunca hubiera estado débil ni nada. todo era muy extraño para ella, estuvo por montar su caballo cuando le llevó un olor fuerte en que venía de ese callejón, justo donde estaba ella.
Curiosa, miró a los alrededores, rodeó su caballo hasta que al fin los vio, a los hombres de antes muertos en el suelo. Vio al castaño con la garganta abierta por su propia navaja en mano, y a su amigo rubio tirado bocabajo en el suelo, con sangre bajo la cabeza, ambos mostraban un rostro de terror y sorpresa, como si no hubieran visto el ataque. Aterrada, Ángela supo enseguida que eso fue obra del vampiro, que los mato antes de morderla a ella, por estorbo o por otra cosa, no quiso saber cual. Temiendo de que el vampiro volviera allí, subió con rapidez sobre su caballo y se fue galopando de allí a toda prisa. Cuando llegó a casa, el criado encargado del caballo se ocupo de él, quiso preguntar a su señora de su tardanza, pero ella no le dio tiempo y fue con paso rápido a casa. Una vez dentro de la casa, los criados que estaba allí, limpiando los muebles y demás, se giraron a ella, suspirando aliviados, ya que, estaban preocupados por la única señora de esa casa. La jefa de servicio, una mujer mayor de edad la atendió enseguida, yendo hacia ella. Ángela se mantuvo un rato en pie frente a la puerta, con la mirada baja y inquieta, pero no quiso que ellos lo vieran. Lo que no pudo esconder de la mujer mayor fue el cortó que tenia en el labio por el golpe del hombre castaño de antes.
- Bendito sea Dios, me alegra ver que esta bien mi señora. - dijo la mujer aliviada. - ¿Dónde ha estado? ¿Qué le a pasado que tiene el labio cortado?
- Nada, uno que me ha golpeado estando borracho, estoy bien gracias. - aseguro Ángela, pasando entre los criados que se reunieron ante ella. - Voy a retirarse por hoy.
- No ha cenado aún señora. - recordó la criada en alto preocupada mientras Ángela se alejaba.
- No tengo hambre, comerlo vosotros por mi. - dijo ella sin girarse a ellos, desapareciendo en el pasillo hacia su habitación.
Con eso, los criados se quedaron allí, mirándose los unos a los otros extrañados y preocupados, nunca habían visto a su ama de esa forma, pero enseguida pensaron que era por el aviso al hospital, por lo que la dejaron sola con sus pensamientos. En ese momento, Ángela había entrado en su habitación, y cuando cerró la puerta tras de si se pegó a ella de espalda, respirando con fuerza y una mano sobre su rostro, pareciendo asustada y inquieta.
- "¿Qué a pasado antes? ¿Ha ocurrido de verdad todo eso?" - se preguntaba ella confusa.
Deseaba que todo lo ocurrido esa noche fuera un sueño, pero lo que siento en esos momentos fue demasiado real como para ser mentira. No sabía que pensar, estaba asustada por el vampiro que la mordió, pero estaba también confusa, ya que, él no la mató en ese momento, solamente la dejo allí tapada con su capa para que no cogiera frío, ¿por qué lo hizo?, quería saber el por qué de ello, pero no encontraba una razón lógica.
A la mañana siguiente, ella estuvo en la cama, sin ganas de levantarse, ya que, no consiguió dormir hasta bien entrada al amanecer. Durante el día estuvo en su habitación, medio sentada en la cama pensando en lo que ocurrió anoche, tocándose el lado del cuello donde estaba la mordedura, que ya no se notaba tanto. No quiso salir de la habitación, por lo que los criados le trajeron algo de comer a la cama.