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3

DANA

—Rubí, creo que deberíamos de ir a mi casa mejor, el hecho de que mi padre no me haya esperado en el aeropuerto no significa que lo primero que tengo que hacer cuando venga a la ciudad sea irme de rumba— Ella insistía que fuéramos a un club nocturno.

—¡Por supuesto que no, señorita! hoy es tu cumpleaños y debemos de celebrarlo a lo grande— entramos a la discoteca, habían muchas luces de neón y música a todo volumen, unas cuantas parejas estaban bailando y habían pocas mesas, parecía que el lugar había sido exclusivamente rentado por ella—oye, ¿por qué hay pocas personas? si se supone que es fin de semana y es cuando más debería de estar lleno.

—No lo sé, creo que es mucho mejor para nosotras, así disfrutamos mucho mejor—colocó su bolso encima de la mesa— pero dime, ¿qué quieres tomar? ¿lo mismo de siempre?

—Así es, lo mismo de siempre, hace mucho tiempo que no tomo un trago como los que hacen acá— acomodé un poco mi cabello.

—Bueno, está bien, por favor no te muevas de acá, yo ya regreso— se dio la vuelta dirigiéndose a la barra.

Como por arte de magia de repente las luces comenzaron a disminuir hasta el punto de quedar en completa oscuridad, en ese mismo momento me sorprendí de lo que estaba pasando a mi alrededor, creí que era parte de un truco o algo por el estilo, pero frente a mí se encendió una enorme pantalla en donde estaba mi nombre, luego de eso empezaron a mostrar fotos de mi niñez desde cuando era una bebé, cuando llegué a mi adolescencia y cuándo empezaron mis primeros años de diseñadora, no podía contener las lágrimas al ver mi historia encapsulada en un solo video, la convivencia con mis dos hermanas y mis padres.

JAY

—¿Estás desocupado, hermano?— había llegado a la comisaría, por suerte mi hermano todavía no se había ido a casa.

—Pero miren quien llegó, nada más ni nada menos que el mejor detective de Chicago, ¿que tal hermano? jamás estaría ocupado para ti— estrechó mi mano y nos dimos un fuerte abrazo.

—Hermano, te quería pedir un favor y es que creo que esta noche no podré llegar a casa, así que por favor si puedes hablar con mamá sería muy bueno, no me gusta que ella se preocupe tanto—tomé asiento.

—No te preocupes, ¿quieres un trago?— se dirigió a una mesa esquinera en donde había una botella y unas cuantas copas.

—Por supuesto— observé un esquema policial que había en una pizarra en donde se encontraban algunos recortes de fotos acerca de varios asesinatos que estaban ocurriendo.

—Deberías de tomarte las cosas con calma, Jay, recién llegas y ni siquiera quieres tomar un descanso— me sirvió la copa— de igual forma me tengo que ir, mi mujer me dio una larga lista de compras, pero no sé si el dinero que tengo las pueden cubrir todas.

—Si quieres puedo prestarte y luego me pagas—intenté sacarme la billetera pero de inmediato él se negó.

—Por supuesto que no, Jay, tú tienes demasiados gastos con los preparativos de tu boda y además, tienes que conseguir una casa para que puedas vivir decentemente con Pilar, sabes muy bien que ella es pobre— mi hermano Patrick era el mayor ejemplo a seguir desde que yo era chico, siempre quería ser justo.

—Vamos, no seas tan orgulloso—tomé un poco de dinero y se lo di en sus manos—ya te dije que no te preocupes que me puedes pagar después.

—Está bien, pero no te acostumbres a hacerme ese tipo de favores.

—Claro, por cierto creo que el asesino de estas personas es el mismo— me dirigí a la pizarra analizando muy bien las escenas del crimen.

—¿Por qué lo dices?—frunció el ceño.

—Por las marcas en la muñecas, claramente todas sus víctimas tienen la misma marca, no sé muy bien de estas cosas, pero esta información te debería de servir. Me voy, creo que tengo que buscar a Terry y a Nisha, quedamos que los tres haríamos turno.

DANA

¡feliz cumpleaños a ti!

¡feliz cumpleaños a ti!

¡feliz cumpleaños a Dana!

¡feliz cumpleaños a ti!

Las luces empezaron a encenderse poco a poco y en el segundo piso se encontraban todos mis amigos, un enorme pastel traían los meseros y mis padres se acercaban hacia mí.

—Feliz cumpleaños, hija querida—mi padre me dio un beso en la frente y me abrazó con mucha fuerza—bienvenida.

—Felicidades, cariño,—mamá estaba sonriendo y se podía ver la felicidad en sus ojos— vamos, ven acá—me dijo tomando de mi mano— necesitas apagar las velas, todos tus amigos te están observando.

—Así es—dijo mi hermana menor Rebeca grabando con su cámara— pide un deseo y verás que se hará realidad.

Soplé las velas y al instante muchos aplausos se escuchaban dentro del salón, en el fondo me sentía completamente feliz pues la verdad creí que por un momento se habían olvidado de mí.

—Espero que los próximos años sean mucho mejor que lo que estás viviendo, hija, apuesto que vas a lograr todo lo que te propongas— las manos de mi padre eran cálidas al momento de deslizarlas sobre mis cabellos.

—Me tienes muy abandonada—mi madre me dio un segundo abrazo.

—Creeme que he intentado hacer lo posible por haber venido antes, pero estuve demasiado ocupada con el último lanzamiento de mi colección, mamá, así que discúlpame—acuné sus manos— debo de reconocer que Rubí actúa muy bien, desde que me llegó a buscar al aeropuerto ha actuado de una forma que en ningún momento sospeché que iban a hacer esto.

—Espero no haber llegado tarde— mi hermana mayor Mily llegaba con su esposo— tú sabes que una mujer como yo vive su vida completamente ocupada, pero por supuesto que no me va a perder la gran ceremonia que preparó nuestro querido padre, con decirte qué pasó como una semana con los preparativos.

JAY

—Es increíble lo difícil que es encontrar una casa en esta ciudad— estaba buscando algunas casas que pudieran estar dentro del presupuesto que disponía.

—Bueno, ese es el precio de llegar a casarse, compañero—Terry estaba en su escritorio con la computadora.

—Pero es que no tienes idea de los precios elevados, creo que tendré que buscar una casa más pequeña espero que Pilar pueda comprender—masajeé en forma circular mis sienes.

—Tranquilo, conozco a tu chica y por supuesto que te comprenderá.

—Esta será la última vez que yo vaya a buscar las donas—Nisha llegaba con tres cajas y tres cafés— se supone que ustedes son los hombres y deberían de ser caballeros, pero claro, en pleno siglo veintiuno no hay consideración con nosotras las mujeres—colocó las cajas en el escritorio y empezó a repartir las tazas de café.

DANA

—Finalmente creo que tu prometido no vendrá—Rubí y yo estábamos en una mesa tomando un poco de champán.

—Seguro se sintió un poco mal y por eso es que no pudo venir— se tomó la copa de un solo trago.

—Rubí, ¿realmente te sientes muy enamorada?— quise saber ya que siempre que me comentaba cosas de su prometido la mayor parte del tiempo no estaba con ella

—¡Por supuesto que si! igual deseo que tú llegues a conocer el verdadero amor—tomó otra copa de champaña.

—Dana— mi padre llegó a mi mesa— si me disculpas, Rubí, quiero hablar un poco con mi hija— Rubí educadamente se retiró de la mesa— hija, tú siempre has sido mi orgullo y mi razón de ser, desde pequeña mostraste ese temple que siempre esperé de un hijo y hasta el momento me lo has demostrado, has creado tu propia empresa y tu propia marca, así que si yo me fuera de este mundo me iría completamente tranquilo porque sé que toda mi herencia queda en buenas manos.

—Papá... No me gusta que hables de esa forma, tú eres joven y todavía tienes muchas cosas por hacer— nos abrazamos mutuamente.

—A pesar de todo hay algo que todavía me falta de ti—fruncí el ceño— nietos, quiero muchos nietos, me gustaría que pudieras formar una familia llegar a conocer mi última descendencia.

—Por supuesto que sí, papá, pero toda su tiempo aún ni siquiera he conocido el hombre que me cautive mi corazón, cuando eso llegue a pasar te prometo que te daré todos los nietos que tú quieras— sabía que mi padre anhelaba ver eso ya que mis hermanas aún no habían tenido hijos y mi hermana mayor tenía problemas para poder concebir.

—Está bien, hija. Ups—volvió a ver el celular— creo que tengo que ir a la empresa, hay un pequeño asunto por resolver, pero me alegra que la estés pasando muy bien, te amo— nos dimos un último abrazo— te veo por la mañana.

JAY

—Aquí en la patrulla dieciséis.

El radio transmisor de Terry sonaba.

—Acá Terry, ¿en qué podemos ayudarte patrullero dieciséis?

—Necesitamos un pequeño apoyo, hemos encontrado un coche con dos cuerpos, uno es una persona de mayor edad y su acompañante es una joven, ambos tienen disparos en la cabeza.

—Está bien, en un momento llegamos—Cortó— increíble, hoy en día ni siquiera a los ancianos respetan, pero ¿quiénes son los que tienen que ir a ver ese tipo de cosas? Por supuesto nosotros los detectives— se quejaba— ni siquiera podemos dormir tranquilamente, ¿me acompañas?— miré el reloj y ya faltaba poco para que pudiera amanecer.

—Por supuesto que si—me enganché la chaqueta— quizás pueda ser de buena ayuda—ambos pasamos por Nisha para ir a la escena del crimen.

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