2. Superiores, Parte I
A la mañana siguiente en Alemania, la no tan animada Aurora se levantó con gran pesar de su comoda cama, para arreglarse.
—Buenos Días cariño –le dio un beso en la frente su esposo Eliseo.
—Buenos Días, Eliseo ¿Descansaste bien?-preguntó Aurora mientras bostezaba
—Si cariño y tú
—Si alguito.
—Ve alistarte que ya Verónica nos hizo el desayuno
—¿Verónica? ¿Qué hace ella en mi casa? –dijo una no muy amable Aurora.
—Cariño, recuerda que me dijiste que ella podría venir los días Lunes para ayudarnos con las cosas de la casa.
—Te dije que en un “FU-TU-RO” –le deletreo palabra por palabra, ya que estaba de muy mal humor
—Bueno, bueno está bien, ahora ya está aquí y no me gustaría echarla de la nada.
—Claro que no te gustaría echar a tú ex prometida.
—Aurora –dijo Eliseo con un tono algo desagradable
—¿Qué? Porque debes apoyarla, si lo que le paso fue por su mala cabeza, no entiendo porque debes seguir apoyándola, a ella y a su madre –dijo en tono alto Aurora, que ya había perdido los estribos.
—Aurora Salazar –le dijo esta vez Eliseo de muy mal humor —¿Por qué lo sigues complicando? Ella sigue abatida por la pérdida de nuestro hijo, ¿No puedes lograr entender eso? Te cuesta mucho ser un poco considerada con ella.
—Jajajajaja, ¿Es esto enserio? –dijo Aurora mirando fríamente a su esposo —Me debo compadecer por una mujer que mato a su propio hijo por las drogas, debo compadecerme de tú ex mujer solo porque tú me lo pides, creo que esto no va para nada bueno –dándose la vuelta Aurora entro en el baño y cerró la puerta con seguro.
—Aurora, Aurora abre por favor, no pienses cosas que no son, solo te pido que le tengas un poco de compasión –mientras Aurora escuchaba lo que le decía su esposo, más furiosa se volvía.
—LARGATE –le grito Aurora a Eliseo furiosamente
Después de unos 20 minutos, cuando Aurora salió del baño agradeció no encontrarse con Eliseo en el pasillo, miro de un lado a otro y no vio rastro de él en el cuarto, así que se preparó para alistarse y poder salir a trabajar.
Aurora, saco de su ropero un pantalón de tela color beige y una blusa negra de manga largas, ella tenía un cuerpo muy bonito; senos voluptuosos pero no tan exagerados, unas piernas fuertes y bien trabajadas, un culo de muerte por lo dura que estaba de tanto ejercicio físico; un cabello negro largo con pequeñas ondas naturales, una cara blanca, limpia y delicada, unos labios color rojos naturales como ver una cereza; pero lo más llamativo de Aurora era sus hermosos ojos azules.
Mirándose al frente del espejo, se colocó un poco de polvo en sus cachetes rosados, no le gustaba mucho el maquillaje, pero fue algo tan ligero que no cambio mucho su aspecto; camino un par de pasos y se colocó un chaleco encima de su vestimenta, antes de irse saco de su mesita de noche un arma, peor no cualquier arma, de ahí saco una pistola automática de marca Glock 17 con sus respectivos cartuchos del modelo original 9×19 mm Parabellum.
—Hola querido bebe, espero que el frio no te haya hecho daño –mirando la pistola en su mano la agarro firmemente para meterla en su cartera y salir de su habitación con una sonrisa pequeña.
Al bajar las escaleras del segundo piso, vio que Eliseo abrazaba a Verónica, mientras esta lloraba en su hombro; Aurora se quedó helada al mirarlos, ella podía entender que Verónica perdiera a alguien valioso, pero al final todo fue culpa de ella, de nadie más que solo ella, pero lo que no podía entender era porque su esposa de hace dos años casados, tenía que seguir atormentándose por una muerte que fue hace 4 años, antes de que ellos fueran pareja y se casaran por el civil.
Con sus puños apretado, bajo sigilosamente por las escaleras sin hacer ruido y salir por la gran puerta de seguridad de su casa, el sonido de la puerta fue escuchado por Eliseo, que alzo la cabeza para mirar en esa dirección, solo para ver una melena suelta de color negro desaparecer.
—Maldición Aurora –dijo un temeroso Eliseo, mientras soltaba a Verónica.
—Lo siento Eliseo, yo no quería causarte más problemas –dijo Verónica con una mirada triste
—Tranquila, solo que no se despidió –dijo eso para tranquilizarla, pero en su mente estaba ese sentimiento de peligro —no le prestes atención –le dijo Eliseo a ella —Verónica creo que será mejor que no vengas en un tiempo, hasta que Aurora pueda aceptarte.
—Sí, lo siento de verdad lo siento, yo no quiero que ustedes peleen por mi culpa, es solo que no tengo a más nadie que solo a ti y a mi madre, pero sabes que ella esta mayor y no es lo mismo que antes, Eliseo lo siento –Eliseo miraba a la pobre Verónica con una mirada de compasión.
—Ya tranquila, yo siempre te apoyaré, aunque lo nuestro termino hace mucho, pero siempre seré tú amigo Verónica.
—Gracias Eliseo –en eso Verónica se puso de puntilla y le dio un beso en los labios a Eliseo, este por su parte se sorprendió tanto pero por algún motivo no la aparto sino que acepto el beso y se lo devolvió.
Lo que no sabía Eliseo, que Aurora hace 2 semanas colocó cámaras en toda la casa, excepto los baños.
Mientras Aurora manejaba para su trabajo, miraba con los ojos abiertos en sorpresa, esa mirada era de tristeza, molestia, pero a la vez de alegría.
—Eliseo, Eliseo –dijo Aurora mientras miraba como él y Verónica se seguían besando en la amplia sala de su casa, sin poder soportarlo más apago la aplicación de su celular.
Mientras seguía conduciendo unas pequeñas lagrimas brotaban por sus ojos, con un movimiento rápido se las limpio y se estaciono al frente de la gran estación de su trabajo.
Entro por la puerta de vidrio, saludando a la recepcionista y a otras personas
—Buenos Días, Capitana Salazar –dijo la amable secretaria de ella.
—Buenos Días Elida, tienes algo para mí –pregunto amablemente
—Si capitana, este es el informe del cabo Anthony
—Gracias Elida, por favor le dices al cabo Anthony que lo veré en 30 minutos en mi oficina y pídele al teniente Otto que venga por favor.
—Entendido Capitana –Elida la miraba con deseo de decirle algo más, pero tenía miedo de decírselo
—Tienes algo que decirme Elida, que me miras así
—Capitana –Elida agacho la cabeza con algo de vergüenza, para luego subirla y decirle —Capitana felicidades por su nuevo puesto
Aurora no espero que Elida la fuera a felicitar, pero amablemente le entrego una bonita y agradable sonrisa —Gracias Elida.