Capítulo 3
Marlena frunció los labios.
-Hunter Orion nos ha estado vigilando desde hace meses- murmuró. -Y él y el Cliente están en continua comunicación, así que no es posible que ambos desconozcan que Jesús y yo hemos perdido la pasantía.-
Anjali jadeó.
-¿Crees... que alguien más está tras la pista del tesoro?-
Marlena se mordió el labio, encogiéndose de hombros débilmente.
-No veo por qué más alguien estaría interesado en mis horarios. Mi nombre estaba en todos los periódicos cuando robaron la galería. Si alguien más está en una búsqueda del tesoro, podría tener sentido que comience conmigo.-
La única respuesta de Anjali fue una mirada de preocupación.
Marlena decidió sacar su teléfono celular mientras salía de la galería después de hablar con Anjali durante casi media hora. Charló con Jesús por primera vez en días.
"Tenemos que hablar. Hay actualizaciones".
-No, lo sé- una voz en el pasillo junto a ella llamó su atención. Alastair. En el teléfono. -Lo intenté, pero no lo hice--
Un descanso.
-Sí, señor.-
Otro descanso.
-Sí, señor.-
Un suspiro.
-Bien. Nos vemos esta noche, padre.-
Antes de que Marlena pudiera huir, Alastair apareció por la esquina, sonrojándose al verla.
-Dios, no veo la hora de que te echen de esta escuela de una vez por todas- siseó, dándole la mirada más fría que Marlena había visto en su vida.
Él la pasó, golpeando su hombro contra el de ella, y ella luchó con todo su ser para no tomar represalias. No valió la pena. Y como Jesús le había señalado una vez, tal vez debería aprender a elegir mejor sus batallas.
El celular vibró en su mano. Un mensaje.
" El Duque: Recibido. Yo también tengo algunas actualizaciones. Ven a mí tan pronto como puedas".
Marlena sintió una extraña opresión en el pecho, que trató de tragar con fuerza.
"Estaré allí en cinco minutos".
* * *
Marlena no esperaba dos cosas: encontrar a todo el departamento de policía estacionado frente a la casa de Winslow-Haven y que la propia Virginia le abriera la puerta.
Marlena sintió que se encogía bajo su mirada, de repente consciente de su camisa sin planchar y su cabello empapado por la lluvia.
- Yo me encargo de eso, Liz. Gracias- la mujer insinuó una sonrisa forzada, refiriéndose al guardia que había acompañado a Marlena hasta allí. - Marlena, por favor. Mi hijo me avisó de tu llegada.-
Marlena no pudo hacer nada más que asentir, siguiendo a la mujer al interior de la casa y por el pasillo principal.
Jesús y su padre y su abuelo estaban en la sala de estar. Un policía, un detective, se estaba despidiendo y Marlena se movió para dejarlo pasar. Jesús estaba a su lado antes de que pudiera darse cuenta.
"¿Qué está pasando?" preguntó en voz baja.
Puso una mano en su espalda, casi distraídamente, y luego la apartó de inmediato, casi como si se hubiera quemado. Se inclinó ligeramente hacia ella. Y maldición ... Marlena casi no percibe su olor.
-Alguien irrumpió en la casa esta mañana.-
- ¿ Qué ? ¿Cuando?-
-Hace menos de media hora- interrumpió el abuelo Archie, acercándose. -Encantado de verte de nuevo, Marlena.-
-Vamos a mi habitación- susurró Jesús, tirando de ella por la manga de su chaqueta.
- Jesús - siseó Virginia, en un tono civilizado pero severo.
Marlena observó confundida cómo el chico se giraba hacia ella, con una mirada dura.
-¿Sí Madre?-
Pero la mujer frunció los labios, sin responder, y él no esperó más. Arrastró a Marlena antes de que tuviera tiempo de despedirse debidamente.
-¿Estás bien?- le preguntó ella, tan pronto como la puerta del dormitorio se cerró detrás de ella. Ella instintivamente se acercó a él, apretando su rostro entre sus manos para inspeccionarlo más de cerca. Sin moretones. Sin cortes.
-Estoy bien- Jesús se apartó torpemente de su toque, poniendo al menos dos metros de distancia entre ellos. -La casa estaba vacía.-