Capítulo 2
La no respuesta de Jesús valía más que una respuesta real.
-Jesús._ _ _ No. Se la van a comer viva.-
Ante eso, el chico no pudo evitar soltar una carcajada. Lewis no conocía a Marlena. Simplemente no en absoluto. Habría sido ella para comerlos.
-Al contrario, te haría un favor- se encogió de hombros, caminando hacia la salida de la tienda. Su mejor amigo se quitó la chaqueta del traje de los hombros, se la entregó a Rudy y corrió tras él.
-Todo lo que Marlena quiere es una oportunidad de mostrarle al mundo lo que vale- continuó Jesús -Y la gala anual de la fundación es la ocasión perfecta. Todas las principales figuras del arte estarán allí y quedará cautivada por una conversación, porque...
Suspiro.
Porque ese es el tipo de persona que es.
-Tu madre no estará feliz por eso.-
Jesús sonrió para sí mismo.
Sí, ese era el punto.
Cruzó la calle hasta el coche que los esperaba al otro lado de la intersección.
-¿Tú en cambio? ¿Encontraste a alguien a quien llevar?-
Lewis se encogió de hombros.
-Estaba pensando en preguntarle a Amandine Hilton.-
Jesús le lanzó una mirada de reproche y Lewis puso los ojos en blanco.
- Lee.- _
-Sé que sé...-
-Pensé que habías dicho que estabas listo para salir del armario con tus padres.-
-El año que viene- Lewis evitó su mirada, subiendo al auto. -El próximo año. Lo juro. Solo... necesito más tiempo.-
Jesús quiso insistir, pero se contuvo. Lo último que necesitaba su amigo era más presión externa.
-Llamó su madre- anunció el conductor del auto. -Me pidió que te llevara a casa inmediatamente. Hubo una emergencia.-
Jesús frunció el ceño, con un nudo de preocupación en el estómago.
-Bueno. Gracias, Sam.-
Dejó que su mirada vagara por los edificios que comenzaban a salir por la ventana, tratando por enésima vez de resistir la tentación de sacar su teléfono celular de su bolsillo y escribirle a Marlena. Hacía días que no sabía nada de ella. Y hasta entonces no se había dado cuenta de lo mucho que se había acostumbrado a su presencia constante en sus días.
-Y de todos modos- suspiró Lewis -Si sabes que no se molestará, ¿por qué no hablas con ella de inmediato y cierras el asunto lo antes posible?-
Jesús frunció los labios, sin darse la vuelta.
La verdad era que tal vez no estaba listo para decir adiós.
* * *
A pesar de todo lo que había sucedido en las últimas semanas, Marlena logró entregar todos sus exámenes a tiempo. Con un poco de esfuerzo y muy pocas horas de sueño a sus espaldas, pero podía considerarse satisfecha.
-Gracias, Marlena. No veo la hora de leerlo- comentó la profesora Savage, mientras le entregaba su ensayo para la clase de prosa. Él le sonrió, con esa expresión ligeramente desconcertada suya, y ella le devolvió la sonrisa, y luego salió del aula con los otros estudiantes en su seminario.
Se detuvo en medio del pasillo, una vez más luchando contra el impulso de sacar su teléfono celular y revisar sus mensajes.
Jesús no se había presentado a clase en toda la semana. Y él no le había escrito. Y no la afectó de ninguna manera. Suspiró, tomando el pasillo opuesto al flujo de estudiantes, y se adentró en el laberinto de la universidad hasta llegar a la entrada de la Galería Aurora.
Dudó unos segundos y luego entró.
-¡Marlena!- la saludó Anjali, sonriendo desde detrás del mostrador de recepción.
Marlena se acercó a ella, colocó frente a ella el libro que había dejado en la cocina esa mañana y le pidió que lo trajera.
-Gracias, eres un salvavidas- lo dejó deslizar en su mochila debajo del mostrador.
-Pensé que te habían prohibido de por vida poner un pie aquí, Sylvia- estalló una voz detrás de ella.
Alastair pasó junto a ella con una mirada sarcástica y luego colocó una caja llena de documentos en el mostrador junto a Anjali. Marlena frunció los labios, tratando de evitar lanzarle una acusación directa. Si realmente era el Cazador Orión, no podía permitirse tales errores. Acusarlo sin motivos válidos podría asustarlo y destruir las pruebas que necesitaban para acusarlo. Y de cualquier manera, sabían que había alguien más detrás de él. el cliente La persona que estaba financiando toda la operación. Y antes de acusar a nadie, ella y Jesús tenían que exponer.
Anjali puso los ojos en blanco y apartó al chico.
-¿Por qué no te metes en tus propios asuntos? ¿No tienes un inventario que hacer? Dejarnos solos.-
Marlena esperaba que le replicara, escupiéndole una de sus crueles respuestas como solía hacer con ella. En cambio, Alastair se puso rojo, apretando los puños a los costados.
-Tú no eres mi jefe- murmuró.
Pero entonces, bajo la mirada incrédula de Marlena, Alastair se alejó con la cabeza gacha.
-Dios, ¿qué le hiciste?- le preguntó asombrada a su compañera de cuarto.
Anjali se encogió de hombros, como si nada hubiera pasado.
-Alastair es un globo inflado, pero inofensivo.-
Marlena tenía sus dudas. Se inclinó ligeramente más allá de las columnas de la entrada, hacia la galería principal. Un hombre de mediana edad estaba sentado en uno de los sofás de dos plazas, aparentemente leyendo un libro. El chico pasó junto a él, y los ojos del hombre lo siguieron discretamente.
Marlena sabía que se trataba de Walter, el chófer al que Jesús había pedido que vigilara a Alastair. Habían pasado unos días desde que el chico había ascendido al primer lugar en la lista de sospechosos del Cazador Orión, y hasta entonces había resultado aparentemente inofensivo. Pero Marlena no tenía intención de renunciar a esa pista.
-Sabes, Ivana dijo que alguien preguntó por ti- continuó Anjali, hojeando los documentos en la caja frente a ella.
La cabeza de Marlena se giró hacia ella.
-¿Qué?-
- Al parecer, un hombre llamó a la Galería durante las vacaciones de Navidad, un par de días antes de Año Nuevo. Quería saber tus tiempos.-
Marlena parpadeó un par de veces.
-¿Y?-
-Y obviamente Ivana le dijo que ya no trabajas aquí. Y de todos modos, no podía haber esperado que divulgara la información privada de un empleado a la primera persona que llamó, ¿o sí?-
Marlena asintió, poco convencida. Le apestaba. Ella olía mucho. ¿Por qué alguien preguntaría por sus horarios?
Solo una respuesta tenía sentido en este momento. Y a Marlena no le gustó nada.
-Me voy a tomar un descanso- dictaminó Alastair, pasando junto a ellos sin siquiera volverse a mirarlos.
Anjali negó con la cabeza, frunciendo el ceño.
"Es tan injusto", resopló. -Estoy aquí todos los días, trabajando duro para completar cada tarea diaria, casi sin tener tiempo para ir al baño. Pero se va de descanso. Constantemente.- _
Segundos después de que la puerta de la galería se cerrara detrás de Alastair, Walter se levantó del sofá. Deslizó el libro en el bolsillo de su abrigo y lo siguió, como si nada hubiera pasado. Pasó junto a Marlena, lanzándole una rápida mirada de complicidad, y luego desapareció por la puerta él mismo.
-La persona que llamó... ¿dejó un nombre?- continuó Marlena.
-No que yo sepa- Anjali se encogió de hombros. Se detuvo en seco, mirándola. -Espera, no vas a creer que se trata de… ya sabes de quién.-