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Capítulo 3

Mierda. Mierda. Mierda.

-Y, por otro lado, la señorita Martin... ¿cómo le pareció a usted?-

-Él no quería estar allí- dice, volteándose un poco y cruzando su mirada con la mía. -Que no quería estar allí con él- especifica.

No me doy cuenta de mis acciones hasta que estoy de pie.

-Todo es una mierda- digo y todos los presentes se vuelven hacia mí, incluso Terex, que tiene una expresión preocupada.

-Señorita, siéntese o me veré obligado a hacer que se vaya- me dice el juez.

-Yo también estuve ahí y las cosas no fueron así para nada- digo convencida.

Siento la mano del profesor aferrarse a mi abrigo y me invita a sentarme, mientras sigo apoyando la mirada de Patrick.

-Señorita, le dije que tiene que sentarse- dice el juez y decido complacerlo porque tengo que quedarme aquí.

No puedo arriesgarme a que me echen.

-Señor Ansel, usted dijo que ese día fue la última vez que vio al acusado. ¿Significa eso que nunca volvió a dormir allí?-

-Me quedé en la estación, pero sabía que él se iba a dormir al gimnasio de la secundaria por la noche-.

Mi padre sonríe con orgullo y me maldigo. Le dije que fuera allí. fue mi idea Pensé que hice algo bueno, pero... ahora Terex tiene otro cargo en su contra.

El testimonio continúa por un tiempo más y estoy seguro de que nunca había escuchado tantas mentiras a la vez.

Están retratando a Terex como un monstruo, pero tampoco tienen idea de cuán pura es su alma, cuán hermoso es su corazón, cómo ninguno de ellos merece una onza de su ser.

Cuando comienza la parte de la defensa, el profesor Peter es inmediatamente llamado a declarar.

Nombre, apellido y juramento. Entonces comienza.

-Señor Richardson- comienza a hablar el abogado con voz temblorosa.

Mierda, este es un abogado novato. Quizá sea la primera vez que se encuentra solo para enfrentarse a un juicio. ¿Contra mi padre? Lo matará seguro.

-Dígame, Sr. Richard...Richardson, ¿cómo conoció al Sr. Wright?-

- Un alumno mío me lo contó. Necesitaba una asistente e inmediatamente me habló de una amiga suya que estaba buscando trabajo.

-¿Cuánto tiempo trabajó el Sr. Wright en la escuela con usted?-

-En realidad muy poco. Fue contratado justo antes de las vacaciones de Navidad. Entonces... yo diría que poco más de un mes- responde.

-¿Y tú cómo lo viste este mes?-

- Verdaderamente un buen asistente, pero sobre todo una buena persona. Ayudó a los niños y se aseguró de que nunca se lastimaran. Les dio excelentes consejos, sobre todo a los más pequeños, que recién se iniciaban en algunos deportes.

-¿Y alguna vez sospechó que pudiera ser una persona peligrosa?-

-Nunca. En esas pocas semanas me encariñé con él y comencé a considerarlo como un hijo. Nunca conocí a un chico tan amable y considerado- dice y yo sonrío.

Sí, el profesor Peter es el único además de mí que ha visto todo lo bueno en Terex.

-¿Alguna vez sospechó que pudo haber chantajeado a la señorita Martin?-

-Nunca-.

-¿Cómo?-

-La señorita Martin tiene bastante temperamento. Cada vez que alguien hace o dice algo que no le gusta, reacciona. Ella nunca caería bajo el pulgar de un chico, estoy absolutamente seguro de eso. En cualquier caso, había un muy buen entendimiento entre ellos. A menudo los veía charlando y bromeando y nunca creí ninguna de las acusaciones.

- Muy bien, gracias, Sr. Richardson. He terminado, señor juez- dice el abogado, volviendo a sentarse.

Mi padre se levanta y vuelve al estrado de los testigos.

-Buenos días, Sr. Richardson-.

-Señor Martin- lo saluda el prof.

-Cuando contrataste al Sr. Wright, asumo que tenías una entrevista de trabajo-.

-Sí-.

-Entonces sabía de qué familia proviene el acusado-.

El profesor duda por un momento.

-Yo... no lo pensé. Es un apellido común. Simplemente confié en el chico que tenía delante -.

-¿A qué te refieres con 'de confianza'?-

-Le hice preguntas.

-¿Qué tipo de preguntas?-

-Si alguna vez había hecho deporte, si seguía estudiando y si tenía antecedentes-.

-Supongo que entonces comprobó-.

-Yo...yo...no, no lo comprobé. Confié-.

-¿Me estás diciendo que contrataste a una persona sin tener la certeza absoluta de que lo que decías era cierto? ¿Y si fuera un terrorista? ¿Lo contrataría para trabajar en una escuela? ¿Solo porque ella... como dijo? Oh sí. Confiaba-.

-Sí-.

-¿En realidad?-.

-Sí. Le vi la cara, hablé con él y supe que era un muy buen chico. Lo único importante para mí-.

-Señor Richardson, quiere decir que supuso que era un chico muy bueno-.

-Estaba seguro de eso-.

-Pero no revisó-.

-No-.

-Así que solo fue una intuición. Sin ninguna prueba-.

- Señor Martín, llevo más de cuarenta años haciendo este trabajo. He visto a miles de estudiantes y nunca me he equivocado con ninguno de ellos. Lo mismo ocurre con mis compañeros. He visto muchos y confía en mí cuando te digo que solo necesitas mirar a una persona y hablar con él por un rato para entender quién es. Terex es un buen tipo-.

-O simplemente un buen mentiroso- dice mi padre. -Señor Richardson, el mundo no avanza simplemente con confianza e intuición-.

-¿Qué quieres que te diga?- pregunta el profesor, viendo que mi padre no está haciendo una pregunta real.

-¿Contrataste a Terex Wright sin tener ninguna certeza de quién era?-

-Sí- responde el profesor, suspirando.

-Gracias. He terminado, señor juez- dice mi padre, volviendo a sentarse.

-Bien. ¿Hay otros testigos que quiera llamar la defensa?- pregunta el juez al abogado de Terex.

El abogado mira a su alrededor por un momento, luego lee algunos papeles frente a él. Terex se frota la sien con la mano, porque está cansado de todo esto.

-Quiero declarar- digo poniéndome de pie.

¿Por qué fue tan estúpido como para no pensar en mí? ¿Por qué nadie me ha contactado para testificar?

-Señorita, siéntese...- comienza a decir el juez, pero lo interrumpo.

-Soy la novia del acusado. Creo que mi testimonio es de gran importancia- digo con convicción.

Terex se volvió hacia mí y sonríe con orgullo, pero también está preocupado. Está orgulloso de mí, orgulloso de que luche por él, pero está preocupado por mí.

Esa mirada suya me hace entender que fue él quien le dijo al abogado que no se interpusiera en mi camino. Ni siquiera quiere que esté aquí. Él quiere alejarme de toda esta ansiedad, todo este miedo, todo este dolor.

No, Terex, estás muy equivocado. Siempre te ayudaré.

-Señor juez, la señorita no puede declarar- dice mi padre poniéndose de pie.

-¿Disculpa?- pregunto escéptico.

-La joven no es testigo clave en este juicio y además es menor de edad. Sin autorización de los padres no puede declarar- dice, luego se vuelve hacia mí. -Obviamente no hay autorización-.

Miro a mi padre con todo el odio que corre por mis venas. El odio se apodera de mi cuerpo y mis manos tiemblan. Me encantaría ponerlos alrededor de su cuello y estrangularlo.

-Isa- escucho en un susurro.

Lo ignoro porque ha comenzado una guerra de última hora entre mi padre y yo y ninguno de nosotros tiene la intención de perder.

-Isa- escucho de nuevo.

le haré daño. Le haré mucho daño. Luego es el turno de mi madre, por nunca tratar de entenderme, por nunca estar de mi lado, por nunca mostrarme una pizca de amor.

-Fiorellino- siento y en ese momento mis músculos se relajan y la tensión se va de mi cuerpo.

Me doy la vuelta y veo que Terex se ha vuelto hacia mí. Todavía está sentado y mirándome con esos dulces ojos suyos.

-Está bien, no te preocupes- dice con una sonrisa.

-Terex- me quejo.

Eso no es bueno. Todo se va a la mierda y las cosas solo van a empeorar.

Este proceso, esta puesta en escena no tiene sentido. Nada tiene sentido.

-Siéntate- me dice.

El suyo nunca fue un tono autoritario, sino siempre una súplica. Por favor escúchenlo, por favor no se metan demasiado en esta situación y los dos saldremos de ella, por favor dejen de doler.

Me siento y él me sonríe, contento de haber escuchado.

Mi labio inferior comienza a temblar, pero trato de contener las lágrimas. No puedo llorar, no puedo mostrarle lo mal que soy, pero sé que él ya lo sabe. Nunca necesitábamos palabras los dos. Siempre ha sido nuestra mirada la que habla.

ISABEL

Cuando llegue el veredicto del juez, estoy seguro de que voy a morir en cualquier momento. Mi corazón esta palpitando.

Me gustaría detener el tiempo, tomar a Terex de la mano y huir con él. Viviremos escondidos del resto del mundo. Solo él y yo encerrados en un dormitorio. Sería una vida hermosa.

Luego de las diversas fórmulas que un juez debe repetir como formalidad, llega el momento importante del discurso.

-Se dictamina que al imputado, Sr. Terex Wright, se le acusa de solicitar a un menor, ocupar un lugar público, estafa, hurto. Por el poder que me ha sido conferido por el Estado, por la presente condeno al Sr. Terex Wright a nueve años de prisión. Se cancela la sesión- dice, golpeando su mazo.

Quiero vomitar. Nueve malditos años. Las lágrimas comienzan a fluir por mi rostro y trato de acercarme lo más posible a él.

Dos guardias lo agarran.

-Por favor, déjame saludarte un momento. Solo por un momento, te lo ruego, mientras esos dos lo agarran de ambos brazos.

Se miran por un momento y deciden complacerme. Tomo el rostro de Terex entre mis manos y le dejo un beso que sabe a desesperación, a resentimiento, pero también a amor.

-Isa, tienes que hacerme una promesa- dice, apartándose inmediatamente de ese beso. -Adelante-.

-que?-pregunto confundida

- Nueve años es mucho tiempo. Voltea la página. Consigue una vida. Se feliz, por favor.

-No te librarás de mí tan fácilmente, Terex Wright-.

-Isa, por favor escúchame-.

-No. Te juro que si no vienes a buscarme cuando salgas de la cárcel, te lo haré pagar. ¿Claro?-.

Él sonríe ante mi terquedad.

-Vale, pero si tienes la oportunidad, si pasa... adelante. Ponte por delante mío-.

-Nunca va a pasar. Te amo demasiado-.

-Te amo demasiado, florecita- dice, dejándome otro beso.

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