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Capítulo 3

Cuando llegó a la otra parte de la canción "Guardamos este amor en una fotografía, hicimos estos recuerdos para nosotros mismos" decidí unirme a ella, y ella nunca me había mirado tan sorprendida en su vida, pero siguió cantando, mirando Yo con una mirada de asombro.

Pero llegó un punto en el que ni siquiera me di cuenta de que estaba cantando y solo estábamos nosotros dos en esa habitación y nadie más. Fue extraño, pero seguimos ignorando toda esta extraña atmósfera entre nosotros.

Cuando llegamos a la última frase "Espera a que vuelva a casa" y terminamos de jugar nos quedamos en silencio por unos segundos, pero no de manera incómoda, como si estuviera a punto de decir algo pero tuviera miedo.

- necesitamos hablar.

- Está bien Any, sé que estás cansada de esto, y créeme, yo también, pero también estoy haciendo todo lo que puedo para resolver esto y volver a tener una vida normal. - parecía que eso no era lo que iba a decir.

- no tiene nada que ver con eso.

- ¿Entonces qué es? - Estoy preocupada porque parecía demasiado nerviosa para que fuera algo simple.

- Necesito que trates de mantener la calma, y sepas que quería haberlo dicho antes pero no fue mi elección, de hecho todavía no lo es, pero no creo que sea justo para ti, así que por favor perdona. Yo, por favor, lo siento. - Estaba muy nerviosa y yo sólo quería que terminara con esto de una vez.

- habla de inmediato.

- ¿Recuerdas cuando fui a buscar el alta de tu madre? - Asiento y siento una opresión en el pecho. Así fue con mi madre. - no fue para conseguir la baja, ella planeó todo para que tú viajaras ese día y no la recogieras, porque yo no firmé la baja, lo hice...- la frase murió en el aire .

Sólo quería que ella hablara de inmediato.

- era un contrato por el que el hospital ya no era responsable de nada de lo que le pasara... - Solo quería que dejara de hablar, cada una de sus palabras me dolía como nunca antes. - No hay nada más que hacer, no hay

más tratamiento, no hay medicina, no hay nada más. - respiró hondo y dijo finalmente. - es terminal.

No había aire en mi pecho, no quería llorar frente a ella, no quería quedar como un idiota, pero era inevitable, ¿iba a morir? ¿Era eso? No no.

- Tiene que haber algo, ¿acabas de aceptar lo que dijeron? ¿ACEPTÓ QUE ELLA MURIÓ? - grito y ella se estremece, y ya estaba llorando igual que yo.

- tu madre no me dejó hacer nada, ni siquiera decirte, no tuve otra opción. - dijo mientras sollozaba de tanto llorar, y me arrepiento de haber gritado. Ella no tiene nada que ver con eso.

- Lo siento, no es tu culpa, es solo….. ella va a morir, ¿verdad? - se me quiebra la voz con la última palabra.

Ella simplemente asintió mientras se secaba las lágrimas. Hay pocas personas que se conmueven con los problemas ajenos y eso me encanta de ella.

- Lo siento, debí haberlo dicho antes, estás perdiendo el tiempo lejos de ella.

- Cualquiera, no es tu culpa, solo respetaste la elección de mi madre, no tienes la culpa de nada. - Le limpio una lágrima de la cara y le pongo el pelo que tenía en la cara hacia atrás. - Subamos, no quiero decir nada malo, pero hace mucho que no te duchas. - Ella solo asintió y puse mi mano en su cintura guiándola hacia la puerta.

- Soy un idiota, debería consolarte a ti y no al revés.

- así es, no sabía que alguien podía llorar tanto, pero creo que ahora no soy así porque no lo he asimilado.

- Podrás lidiar con esto, yo lo hice, así que tú también puedes.- dice ya con sueño. Solo sonrío como forma de agradecimiento y sigo nuestro camino.

Nada de esto parece real, nunca deseé tanto que todo esto fuera una pesadilla o algún tipo de coma. Sólo quiero que no todo esté mal, sólo algo estable y seguro.

- Fabiola

ÉL estaba muy callado, quería saber qué hacer, pero no sé, no tengo idea, enfrentará el peor dolor de su vida, y no importa lo que haga, será inevitable.

Tenía mucho sueño, ser secuestrado y aún así dar la peor noticia de la vida de alguien es agotador. Sólo pensar en darme una ducha me hizo cerrar los ojos.

- ¡Un día sin ducharse no hace mucha diferencia! - Me quejo pero sigue empujándome hacia el baño.

- Hace la diferencia desde el momento en que duermes en mi cama y a mi lado sin ducharte. - Vuelvo a hacer un sonido quejoso y él me tira la toalla y cierra la puerta.

- ¡bruto!

- ¡apestoso! - Pongo los ojos en blanco y me entrego a darme una ducha.

Apenas salí de la ducha ni siquiera podía levantarme del sueño, solo podía escuchar su risa mirándome caminar con los ojos cerrados.

- deja de reírte idiota, hoy me secuestraron, tengo todo el derecho a tener sueño.

- claro que sí, pero ¿por qué te lavaste el cabello a esta hora? - la verdad es que lo sujeté para no lavarlo, pero se me cayó el jabón, fui a recogerlo y metí la cabeza en el agua, pero no necesitaba más motivos para reírse en mi cara.

- Lo olvidé, ahora cierra los ojos y me voy a cambiar. - Estaba sentado en la cama y se giró para sentarse dándome la espalda.

- Voy a dormir del lado más cercano al baño, necesito orinar en las primeras horas de la mañana.

- Por mí está bien, siempre y cuando no te muevas como aquella vez que estabas drogado.

- ¿Estás hablando del día que me drogaste?

- no distorsiona las cosas.

- ok, cabeza de bolsa. - digo riendo, recordando ese día tan bochornoso - puede dar la vuelta, yo ya he cambiado. - eso dijo y lo hizo.

Le di una señal para que fuera a la esquina y finalmente me dejó dormir, me dolían los ojos entre más tiempo estaban abiertos.

- ¿Vas a dormir con el pelo empapado y sin peinarlo? - Tengo ganas de llorar justo cuando me recuerda que lo olvidé.

- ¡Cómo odio tener pelo! Si todo el mundo fuera calvo se normalizaría, las personas serían evaluadas según la forma de su cabeza, no por su cabello bien peinado.

- si ya no estás despierto, imagina que tienes sueño.

- No me hables Kevin, ahora odio al mundo entero y tú estás incluido.

Levanta las manos en señal de rendición.

- la persona que habló ya no está.

Tomo el cepillo con la fuerza del odio y empiezo a peinar, cada vez que uso el cepillo tengo ganas de llorar.

- Te vas a arrancar todo el pelo así.

- ¡Cuida tu pelusa!

- ¿quieres ayuda?

- ¡No! No necesito ayuda.

Sigo peinando con la fuerza del odio, pero el cepillo no se mueve, cada vez que lo cepillo se atasca y grito de ira.

- ¿Estás seguro de que no quieres mi ayuda? - Aparta la mirada de su celular y me mira.

- como si supieras peinar el cabello, al menos no rizado como el mío.

- Te sorprendería saber cuánto sé.

Pensé si realmente lo aceptaría, pero estoy a punto de llorar, así que lo acepto y me siento sobre mis piernas indias de espaldas a él.

- Si me duele gritaré fuerte. - digo entregándole el cepillo.

- ¡No despiertes a Noah! - Me giro hacia él sorprendido.

- ¿Está Noé aquí?

- en el sofá, ¿cómo no te diste cuenta? - Mire hacia allá y véalo durmiendo con la boca abierta. - Debe haber sido muy fácil secuestrarte.

No respondo y él comienza a peinarme, y no es como si lo supiera. Se peinó con la mayor delicadeza del mundo.

- ¿Dónde aprendiste a peinarte?

- Soy la prima mayor de doce hijos, soy como una profesional en las áreas de cabello, pañales, baños y sueño, es un regalo.

- sorprendente, al menos eres bueno en algo.

- Estoy aquí con la mayor buena voluntad y me estás maldiciendo, debe ser difícil ser una buena persona contigo. - A veces realmente lo es. Es extraño cuando alguien hace algo para ayudarme por voluntad pura y espontánea, sin querer nada a cambio, o por lástima, eso nunca antes había sucedido. Y que me guste ese sentimiento me asusta.

Dividió mi cabello en secciones y peinó mechón a mechón.

De repente se quedó en silencio, pero podía escuchar su respiración muy cerca de mí, no se encontraba bien, pero intentaba ocultarlo como siempre lo hace.

- ¿Qué vas a hacer? - Pude escucharlo respirar lo más profundo que pudo antes de responder.

- La recogeré después del plan en Las Vegas, y luego… No tengo idea.

Tomó un poco de crema y alisó los rizos para definirlos un poco, y me sorprende cómo supo hacerlo tan bien.

Había terminado de peinarse y me entregó el cepillo para que lo guardara.

- ¿Dónde está tu toalla? - pregunta y señalo al suelo, lo levanta y lo pone sobre mi almohada. - para que no duermas con la cabeza mojada sobre la almohada.

- gracias.

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