Capítulo 3
Kaila:
Escucho sonar el timbre y sonrío, desde hace dos días mi corderito llegaba a la puerta de mi "departamento" y estaba mirando donde vivo.
Definitivamente no está aquí, este departamento me lo prestaron para poder continuar con mi plan sin que nadie se enterara de mí.
Es un departamento caro, mi papel de chica tímida sería mejor como chica tímida y pobre, pero con el tiempo aprendí que los hombres piensan que con un ramo de flores y una chuchería pueden hacerme abrir las piernas para ellos. Este apartamento es una señal, no se le ocurre venir con flores pensando que le va a tocar la lotería.
Quiero que vea este apartamento y piense que puedo tener lo que quiero, y luego hacer todo lo posible para darme algo que nunca pensé que quería.
Camino hacia la puerta lentamente, no me sorprende que no haya sido anunciado. El portero de este edificio es muy estricto, fue difícil sobornarlo para que aceptara ser sobornado por este hombre.
- ¿Quien es? – pregunto con voz dulce desde detrás de la puerta.
- Ruby, soy yo, Raj. – Dice y escondo mi sonrisa con una expresión de sorpresa y rápidamente abro un poco la puerta mirando hacia afuera y encontrándolo vestido con ropa casual.
- Hola. – digo sabiendo ya mi enrojecimiento y viéndolo sonreír. - ¿Que haces aquí? – pregunto casi en un susurro.
- Vine a devolverte esto. – Dice y me tiende el bolso de mano.
Lo miro confundida y luego avergonzada.
- Creo que lo olvidé en tu habitación. - Hablo. - Me disculpa.
Todavía no alcanzo la bolsa, porque si abro la puerta del todo ahora verá lo que llevo puesto.
- No, preocúpate, al menos pude volver a verla. - Dice y sonríe, luego mira mi bolso de mano aún en su mano. - ¿Tu no quieres?
- Es que no puedo soportarlo… – dice en voz baja y avergonzada.
- ¿Porque no? ¿No es tuyo? - me pregunta con curiosidad.
Entonces miro a mi alrededor como si me avergonzara decirlo.
- Es que yo... yo... no estoy vestida correctamente. - digo, porque todavía escondo mi cuerpo detrás de la puerta.
- ¿Vestido? – dice confundido y segundos después sus ojos se iluminan. – Lo siento, esta tarde ya deberías estar preparándote para ir a dormir.
No es tarde, está bien, estoy vestida así esperando desde las 8 de la mañana, mi corderita.
- No te disculpes, está bien, sólo que no esperaba una visita. - Yo digo.
- Está bien, entonces dejo tu bolso aquí junto a la puerta y me voy. – Dice, mete el embrague en la rendija de la puerta y gira para salir.
Cierro los ojos ligeramente. ¿Sólo eso? ¿Acabo de dar a entender que estoy prácticamente desnuda y él se va? Pero antes de que pueda darle alguna estúpida excusa para que entre, se da vuelta y camina rápidamente hacia mi puerta.
- No quería decirlo, pero ¿podría usar el baño? Realmente necesito. – Dice, y me alegro de que no haya sido yo quien inventó una excusa tonta, sino él.
- Dios mío, sí. - Hago como si creyera su mentira y rápidamente abro la puerta para que entre.
Al principio no mira mi camiseta muy corta, simplemente entra como un rayo, pero cuando cierro la puerta siento sus ojos puestos en mí.
Cuando voy a cerrarlo, veo que mi bolso en el suelo se interpone en mi camino, así que con plena conciencia de que él me mira, me agacho para recogerlo y levanto mi trasero.
Me levanto y me giro inocentemente hacia él, que me mira en llamas.
- Te llevaré al baño de arriba para que tengas más privacidad. - digo y me dirijo hacia las escaleras.
Voy delante y él mira un poco lejos de mí, sé que está admirando mi trasero. Camino por el pasillo de las suites y abro la puerta de mi habitación.
- Puedes usar el baño aquí. – digo abriendo la puerta y entrando con él. – Voy al armario, siéntete libre. - digo y rápidamente me meto en el armario, avergonzado.
Sé que va al baño porque oigo cerrar la puerta, miro mi ropa y elijo un vestidito de flores, de tela ligera, pero que deja ver bien mis pechos. Es muy ajustado en el busto y suelto en la cintura, no es un vestido para salir ni para quedarse en casa, sino un término medio.
Tan pronto como me cambio, salgo de la habitación y lo espero abajo. Sigo descalzo y con el pelo suelto, lo que me hace parecer más hogareño.
Voy al comedor y coloco los pequeños recipientes de comida sobre la mesa, se puede ver que no tenía intención de recibir visitas por la cantidad de comida, pero es suficiente para dos personas.
No le toma mucho tiempo tener una sonrisa en su rostro y puedo ver que tiene algo en mente. Cuando me ve poniendo la mesa, sé que nota mi cambio de ropa, pero no parece decepcionado.
- Muchas gracias por dejarme entrar. – Dice y me agradece besándome en la frente. Inmediatamente se da cuenta de la mesa puesta y me mira. – Molesté tu comida, lo siento.
- Todo bien. - digo y lo veo mirar hacia la mesa.
Hice un plato pequeño de lasaña, arroz blanco y ravioles. A todo el mundo le gusta la lasaña y mi intención era probarla.
- Iba a cenar, ¿quieres quedarte? – Pregunto en voz muy baja, pero él está cerca y sé que lo escuchó.
- ¿Yo puedo? – pregunta colocando sus manos en cada uno de mis brazos y apretando ligeramente.
Asiento y no pasa mucho tiempo antes de que estemos comiendo en la mesa. Lo veo sonreír mientras come y lo hacemos en silencio, yo porque supuestamente me da vergüenza y él porque está disfrutando la comida.
Voy a seducirlo en todos los sentidos, incluida su barriga, no voy a dejar cabos sueltos para que otra persona encuentre una apertura y se lo lleve.
-Kaila. – Dice de la nada, interrumpiendo el agradable silencio que había. Lo miro y al darme cuenta de que tiene mi atención, continúa. – ¿Qué tal si nos vemos el sábado?
Ahí está, lo miro y parpadeo un poco. Quería sonreír, pero me conformé con la confusión.
- ¿Quiere salir conmigo? - Pregunto
- Sí, Kaila. – Lo dice serio sin usar el apodo que me puso.
Me quedo en silencio un rato mirándolo mientras espera mi respuesta.
- Lo siento, no sé qué decir. - Hablo.
- ¿Nunca nadie te ha invitado a salir? – pregunta incrédulo.
- Sí, pero… siempre fueron con intenciones muy dudosas así que nunca lo acepté. - digo mientras me mira, luego me pongo un mechón de pelo detrás de la oreja y lo vuelvo a decir tímidamente. – Pero ninguno de ellos era como tú.