Capítulo 3
Me levanto temprano y llevo a mi hermana al colegio, luego marcho a la universidad, espero no tener que ver al imbécil de Marc.
Las tres primeras horas no hay rastro de Marc y eso me alegra, cuando salimos al descanso, tengo tan mala suerte que me lo encuentro en la escalera, lo ignoro y bajo los escalones pero antes de llegar al final lo tengo delante de mí, como ha sido tan rápido.
-¿Qué haces?- le pregunto e intento apartarle pero parece que está pegado al suelo.
-solo decirte que no digas nada, puedes pasar- me dijo apartándose.
Me sacaba de quicio este hombre, sigo bajando las escaleras y voy hacia mi taquilla, la abro para sacar unos libros y de repente siento una presencia, me giro y maldita suerte la mía.
Es Daniel y sus amigos, siempre se la pasan molestando a chicas para que queden con el pero claro ninguna se le resiste menos yo, parece que no puede entender la palabra no.
-hola Sara- me dice sonriendo.
Daniel es el típico chico popular que las trae a todas locas pero a mí no me interesa nadie y el parece no entenderlo.
-¿Qué quieres Daniel?- le digo con fastidio.
-a ti- me responde acercándose peligrosamente hacia mí.
-aléjate de mí- le grite.
Intente irme pero sus amigo me cortaban el paso, malditos los odio porque nunca hay ningún profesor cerca en estos casos.
-dejadme en paz- les dije furiosa.
-chicos luego los veo, dejadnos a solas- les dijo Daniel a sus amigos.
Suspire, al fin podría irme, parece que Daniel no es un mal tipo, le iba a agradecer cuando siento su mano sobre mi cuello.
Me estampa contra el casillero y mi cabeza duele.
- ¿qué estás haciendo? - digo con esfuerzo, me está costando respirar.
-estoy harto de que me rechaces, así que si no quieres por las buenas será por las malas- me dijo apretando más su agarre.
Intento soltarme pero tiene más fuerza que yo, pienso rápido que es lo que puedo hacer cuando una idea se me viene a la mente.
Con mi pierna derecha le doy un rodillazo en su entrepierna, grita y me suelta cayendo al suelo, en ese momento trato de escapar pero me agarra del pie y caigo yo también.
Maldito, yo que pensaba que era buena persona, me arrastra hasta llegar a su lado, lucho con todas mis fuerzas para soltarme pero no puedo, sé que le ha dolido la patada pero no parece importarle el dolor, me arrastra hasta ponerme debajo de él y me tenso.
-vas a pagar por esto- me dice y noto como levanta la mano para darme un golpe en la mejilla, siento calor en la cara, era un malnacido como se atrevía a golpearme. Me moví inquieta intentando quitarlo de encima de mí, tenía ganas de llorar, nunca me habían golpeado pero no iba a derramar lágrimas delante de él, no le daría el gusto.
-eres un gilipollas- le dije escupiéndole en la cara, lejos de calmar las cosas empeoro, me volvió a golpear con más fuerza, note un líquido correr por mi mejilla.
-no me vuelvas a llamar así o te ira peor- me dijo levantándose.
-que te quede claro una cosa, si le dices a alguien de esto la próxima vez te ira peor- me dijo yéndose como si nada dejándome en el suelo.
Me toque la mejilla y un líquido rojo apareció en mis manos, era sangre, me asuste y corrí al baño.
No había nadie en el baño y lo agradecí, todos estaban viendo el partido que se celebraba en el patio, por eso no había nadie por los pasillos para que me hubiera ayudado. Fui hacia el espejo y me espante, tenía toda la mejilla roja, abrí el grifo del agua y me lave bien la cara. Cuando me quite toda la sangre tenía una pequeña herida, la podre tapar con maquillaje, al menos se disimula un poco, no sabría que decirle a mi hermana.
Salgo del baño y voy hacia mi casa, menos mal que no he vuelto a ver al imbécil de Daniel, debería ir a denunciarlo pero Daniel tiene muy buena reputación y yo… pues estamos solas. Nadie nos creería, además es el hijo del director de la universidad.
-Sara- me dice mi hermana saliendo del colegio, este es su último año aquí.
-hola hermosa, ¿Cómo fue tu día? - le dije con la mayor de las sonrisas.
-bien… ¿Qué te ha pasado en la cara? - mierda, entonces el maquillaje no disimulo nada.
-ah esto- dije señalándome la herida- me di un golpe pero estoy bien- le dije para que no se preocupara.
-vamos a casa anda- le dije.
Íbamos camino a casa y veía que mi hermana se hacía mayor ya no era tan niña, el próximo año no querrá que la lleve al instituto y lo entiendo pero me preocupo por ella.
Llegamos a casa y prepare la comida, hoy comeremos el plato preferido de Estrella, espaguetis a la carbonara.
Nos sentamos a la mesa y empezó a picarle la cadera.´
-levántate la camiseta- le dije acercándome a ella.
Pensé que podía ser alguna picadura de insecto pero era algo peor, tenía una pequeña parte con escamas y eso solo podía significar una cosa, Estrella estaba cambiando de humana a sirena.